171 páginas para reafirmar lo que todos deberíamos saber, es decir, para qué sirve la democracia.
Deberíamos saber que, en democracia, la protesta es un derecho ciudadano; que la policía no puede excederse en la manera de entender al orden público; que los excesos de brutalidad en que incurren algunos policías no son los excesos de toda la policía, pero son inadmisibles en democracia
Deberíamos saber que los jefes deben responder por sus subalternos. Por supuesto, que un Duque no es un Rey, y aunque esté concentrado ahora en el medio ambiente de las Naciones Unidas o en su acaparador programa de TV, debería saber qué es y qué no es un estadista.
Deberíamos saber que Dilan Cruz era un ciudadano colombiano, que merecía respeto o, como dice la sentencia, cuya dignidad debía respetarse como ser humano.
El periodismo debería saber que las cuatro de la tarde, hora en que vencía el pronunciamiento del Ministro de Defensa, no era lo importante ( a pesar de que el periodismo del Si o no lo plantea como “encuesta” y la nueva Semana lo lanza en mensajes como elemento publicitario, para que todos la leamos “en directo”).
¿ POR QUÉ DEBERÍAMOS SABER TODO ESTO ?
Después de la pesada sentencia de la Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia ( magistrado ponente Luis Armando Tolosa), los accionantes ganaron en el fondo, pero no en la forma.
Dicho de otro modo, es decir, el de la forma y el procedimiento, deberíamos saber que “la función de la tutela no es dirigir los destinos del Estado” (Álvaro Fernando García, salvamento de voto) ; y que “ la tutela solo `procede cuando no se dispone de otro modo de defensa “ (Luis Alonso Rico, salvamento de voto).
Sin duda, no había necesidad de citar a Copérnico, (página 31), ni de explayarse en citas y recitas sino centrarse en Dilan y en los accionantes. Y sin duda, es útil para el futuro desmadre reglamentatorio, reconocer que “reglamentar no puede limitar las libertades donde la ley no lo ha hecho”… y que se deben observar los “principios de legalidad, razonabilidad y proporcionalidad” ( página 50).
Sin duda, el actuar del Esmad genera temor pues “nada justifica el proceder de la policía” en algunos casos ( página 73)
Sin duda, se dio una vuelta innecesaria en lo que se refiere a la necesidad de ley estatutaria “ordenada” por la Corte Suprema, una especie de corral en que debe actuar la Policía, ya que no siempre funciona la ética pública, en un país en que lo ético no cuenta mucho. Por eso advierte el ponente, “ el orden público no es un rol en sí mismo sino subordinado a la dignidad humana “( página 47).
Sin duda y necesariamente, como lo expresa el rector del Externado de Colombia, lo ordenado por la tutela debe acatarse, pero no de verdad verdad en lo que se refiere, por ejemplo, a la orden de ley estatutaria porque ¿en qué quedaría la separación de poderes?
Sin duda, los honorables magistrados deben escribir más corto. De lo contrario, a las sentencias las despedaza cada quien según su filiación política. Pero es buen síntoma que, a diferencia de lo que sucede a veces y las sentencias no se han terminado cuando se publica el comunicado, no sucedió esta vez: fueron simultáneos.
Sin duda, algunos magistrados necesitan saber qué es un link, cuando sus digitadores gastan páginas y página en reproducir textualmente lo que han dicho otros magistrados para formar lo que se llama jurisprudencia.
Sin duda, la jurisprudencia se diferencia de lo que cada quien opine e las redes sociales y en los medios, porque le suene o no le suene, como quien detalla un vestido.
Sin duda, el ilustrado ponente tuvo razón al rechazar “ la dialéctica de amigo enemigo, izquierda y derecha y buenos y malos” , y , a mi modo de ver ( no del ponente ) la evidente tentación duquista de romper el esencial el principio de neutralidad ( página 134).
Sin duda, la velocidad de las necesarias redes sociales puede volver añicos las sentencias, en medio del dudoso triunfo de la peleadera entre petristas y uribistas, y dejando al resto de la ciudadanía más perpleja que nunca, gracias, en parte a los medios de comunicación.
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