jueves, 24 de septiembre de 2020

MORALEJA DE UNA DECIMONÓNICA PERO NECESARIA SENTENCIA


https://cortesuprema.gov.co/corte/index.php/2020/09/22/corte-suprema-ordena-medidas-para-garantizar-derecho-a-protesta-pacifica/

171 páginas para  reafirmar lo que todos  deberíamos  saber, es decir, para qué sirve la democracia.

Deberíamos  saber  que,  en democracia,  la protesta  es  un derecho  ciudadano; que la policía no puede excederse en  la  manera de entender  al orden público;  que los excesos  de brutalidad  en que incurren   algunos policías  no  son  los excesos  de toda la policía,  pero son inadmisibles  en democracia 

Deberíamos saber que  los jefes deben responder  por sus  subalternos.  Por supuesto,  que un Duque no es un Rey, y  aunque esté concentrado  ahora en el medio ambiente de    las Naciones Unidas o en su acaparador  programa de TV,  debería  saber qué es  y qué no  es un estadista.

Deberíamos  saber  que  Dilan Cruz era un ciudadano colombiano,  que merecía respeto o, como dice la sentencia,  cuya  dignidad debía respetarse como ser humano.

El periodismo debería  saber  que  las cuatro de la tarde,  hora en que  vencía  el pronunciamiento del Ministro de  Defensa, no era lo importante  (  a pesar de que  el periodismo   del  Si o no   lo plantea como “encuesta”  y la nueva Semana  lo lanza  en  mensajes   como  elemento publicitario, para que todos la leamos “en directo”). 



¿ POR QUÉ DEBERÍAMOS   SABER TODO  ESTO ?

 Después de la pesada  sentencia  de la  Sala  Civil de la Corte Suprema de Justicia ( magistrado ponente  Luis  Armando Tolosa),  los accionantes  ganaron en el fondo, pero no  en la forma.

 Dicho de otro  modo, es decir, el de  la  forma  y el procedimiento, deberíamos  saber  que   “la función de la tutela no es dirigir los destinos del Estado” (Álvaro Fernando García,  salvamento de voto)   ; y que  “ la tutela   solo `procede cuando no se  dispone   de  otro modo de   defensa “ (Luis Alonso Rico, salvamento de voto).

Sin duda, no había necesidad de citar a Copérnico,  (página 31), ni  de explayarse en citas y  recitas   sino centrarse en  Dilan  y  en  los  accionantes. Y sin duda,  es útil para  el   futuro desmadre  reglamentatorio, reconocer que  “reglamentar  no puede  limitar las libertades donde la ley no lo ha hecho”… y que se deben  observar los “principios de legalidad,  razonabilidad y proporcionalidad”  ( página  50).

Sin duda,  el actuar  del  Esmad genera temor pues  “nada  justifica  el proceder de la policía” en algunos casos  ( página 73)

Sin duda,  se dio una vuelta innecesaria en lo que se refiere a la necesidad de ley estatutaria “ordenada” por la Corte   Suprema,  una especie de corral en  que debe actuar la Policía, ya que no  siempre funciona  la  ética pública,  en un país en  que lo ético  no cuenta mucho.  Por  eso advierte el ponente, “ el orden público no es  un rol en  sí mismo sino subordinado  a la dignidad  humana “( página  47).

Sin duda y necesariamente,  como lo  expresa  el rector  del Externado de Colombia, lo ordenado  por la tutela   debe acatarse, pero no de  verdad verdad   en lo que se refiere, por  ejemplo,  a  la  orden de ley estatutaria porque  ¿en qué  quedaría la   separación de poderes?

Sin duda,  los  honorables magistrados  deben  escribir más corto. De lo contrario, a las sentencias las  despedaza cada  quien  según  su  filiación  política.  Pero  es buen síntoma que, a diferencia de lo que  sucede a veces y las  sentencias  no  se han terminado  cuando se publica  el comunicado, no  sucedió esta vez: fueron simultáneos.

Sin duda, algunos magistrados  necesitan  saber qué  es un  link, cuando sus  digitadores gastan    páginas  y página  en reproducir  textualmente lo que  han dicho otros  magistrados para  formar lo que se llama jurisprudencia.  

Sin duda,  la jurisprudencia  se diferencia  de   lo que  cada quien opine  e las redes  sociales y en los medios, porque  le  suene  o no le suene, como quien detalla un vestido. 

Sin duda,   el ilustrado ponente  tuvo razón al   rechazar  “ la dialéctica  de  amigo  enemigo, izquierda y derecha  y buenos y malos” ,   y , a mi modo de ver ( no del ponente ) la  evidente tentación duquista de   romper el   esencial  el principio de  neutralidad (  página 134).

Sin duda, la velocidad de las necesarias redes   sociales   puede  volver  añicos las sentencias,   en medio del dudoso  triunfo  de la peleadera   entre petristas  y uribistas, y dejando  al resto de la ciudadanía  más perpleja  que nunca, gracias, en parte a los medios  de comunicación.


No hay comentarios:

Publicar un comentario