jueves, 25 de febrero de 2016

INCÓGNITA: ¿EVO MORALES, AHORA UN “JEFAZO”?


“Jefazo “ es la palabra  que más  caracteriza la personalidad de Evo Morales,  en el sentido que  usted solo entenderá  al final de este  texto.

Como todo caudillo,  Evo Morales, de 57 años, cayó en la tentación de perpetuarse y,  por  eso  quería modificar la Constitución para re-re-elegirse .  Perdió por  estrecho margen (51,30% vs 48.70% ), lo que indica que  el país sigue polarizado y que uno de  sus mayores retos será  combatir la intolerancia.

  Evo se queda hasta el  2019  y mucho puede suceder de aquí a allá. En todo caso, se irá  con  la frente en alto  porque  su hazaña  se  basa en una voluntad de hierro para  cambiar  el destino de  su identidad.

No han faltado –sobretodo en esta etapa- las acusaciones de  corrupción. No sobre él,  cuya reputación no ha sido  alterada,  sino  sobre  algunos de  sus allegados y  sobre el manejo del  Fondo de Desarrollo Indígena, entre otros.  Como  sucede mucho en América Latina, donde la corrupción es una plaga peor que el narcotráfico. No salir salpicado será otro reto.

 El  liderazgo especial  de Evo lo distingue  de los demás caudillos.  Por eso, sería un error  creer que se  le  puede  poner en el mismo  costal que  Chávez, Maduro, el propio Castro, o  en Colombia,  de  Uribe y Santos. 

Curiosamente, en Colombia, por lo general, solo se tiene  de Evo la percepción de su  figura  en las reuniones internacionales, trátese de sus innumerables viajes- ahora un poco mermados-, de las reuniones de la OPEP  o de sus  giras  por Europa. Pero esa  especial personalidad  no solo  lo ha  convertido en un líder de talla internacional , sino que  ha dejado una huella  imborrable como recuperador de la dignidad  Boliviana.

Una dignidad  históricamente apaleada  en muchos aspectos, internos y externos: por la pérdida  de territorio frente a  Perú, Brasil y Chile. Por  el sometimiento de la población indígena  del altiplano al yugo  blanco.  Por la sustracción  insaciable tulo de su   libro,    asi   le dice a sus colaboradores o  a   alguien  de las comunidades  o de los sectoreralesles:cualquiecomo  lo  analizó  Eduardo Galeano, simbolizada  en  la  mina de Potosí,  saqueada (ver fotos)  durante la colonia  para  financiar las guerras en Europa, yen  el siglo  20 por el estaño del que se apropió Patiño.

Evo  ha tenido una manera particular de lograr  lo que no puede  calificarse de  socialismo.  La nacionalización  del gas y  la manera de  explotar el Litio en  el salar  de Uyuni  muestran  hoy toda la  diferencia, y  que  valió la pena el alto costo  de hacerlo sin compañías  extranjeras. 

Porque  la  economía boliviana  ha  superado el complejo del subdesarrollo – gracias  también a la  provincia de Santacruz. Olvidan a veces  los economistas  colombianos  de ego patriótico-alborotado  que  Bolivia es el país  más solido  económicamente, que   ha controlado su inflación y puede mostrar en  Latinoamérica  un crecimiento sostenido del  5.4 -6 %,  declarado libre de analfabetismo  y con una deserción escolar de solo 2.5%

Un pastorcito de llamas como este (Foto MTH)
El primer presidente indígena,  nacido en Isallawi,  Aymara, pastor de llamas  que luego emigró  a Oruro  con su familia luego de  que  El Niño acabara con las siembras de  su padre,  tuvo desde el  principio la obsesión  de  organizar a  comunidades  campesinas.  Una obsesión que se concretó  y le permitió ascender  peldaños   en la Federación  de Trabajadores Campesinos de Bolivia y de allí para adelante  en una sólida  trayectoria de lucha  sindical en el altiplano  de la coca.

Como Presidente, Evo  ha sabido  rodearse un   académico  blanco  de la línea dura , su vicepresidente García  Lineros que,  al menos en el 2008,  “formaliza o traduce “ las ideas del Presidente, “crea un discurso y  le da un sentido”. La dupleta se complementó  para  realizar en la práctica un cambio de modelo,  en  el  que supo aprovechar sin radicalismos  la bonanza minera.

El “retrato íntimo” que de él  hace el periodista argentino  Martín  Sivak es una excelente  y peculiar biografía[1] de su carrera política.  Como lo comenta  en la carátula Tomas Eloy Martínez,  Sivak  ha logrado “ una crónica, una  biografía, un ensayo (todo eso)  de muy alta calidad, con la fuerza narrativa  de  una novela y la seriedad del mejor periodismo”.

El Cerro de Potosí, símbolo del despojo  (FotoMTH)
Para lograrlo, Stivak , muy cercano a Evo,  se limitó a seguirlo  durante  20 años o mas y a describir lo que veía. En  varias  oportunidades,  como  el “personaje de los medios”,  carismático,   que le presta mas atención al periodista raso que  a los dueños. 

A esa sensibilidad mediática, su  alta y parca  figura  que parece tallada  en  piedra y  que domina cualquier  reunión,  se le  suma la  capacidad de  organizar  gente:
“ Llegó  el presidente cocalero. Él planta coca  como nosotros . El es nuestro hermano”  dijeron los sindicatos  cocaleros  de Cochabamba.

Obviamente  no se trata  de la coca del narcotráfico, como en Colombia,  sino de la de los campesinos. Por eso forman un bloque que lo apoya en todas las circunstancias, porque la coca es la raíz misma de  su identidad como pueblo.  
“ que los gringos erradiquen sus raíces”  fue una de  sus frases  simples de  indudable impacto. 

“Bolivia  será  digna cuando  el poncho y la corbata  gobiernen  Juntos”  fue otra  frase,  no suya, sino  la de un presidente del siglo  19, que  incluyó  en su  primer discurso de posesión.  Y no   extraña simbólicamente que  esta vez, en el 2016,  Evo   haya salido de camisa  blanca a votar, abandonando su  tradicional  vestimenta, usada  ahora más que todoé﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽pero el que manda es eiferantes llamarianos   de ego patriotico- en los viajes internacionales.  Pero  no ha  ha superado  el  extraño  racismo  que en Santacruz incluye a  etnias no  Aymaras.

En el  2006,  Evo fue reelegido con el 44%  de los votos, y  luego, en el  2009 , con el 64%. Hoy ,  el NO a la reforma de la Constitución  refleja el miedo  al dictador.  Además de la innegable polarización  entre el  altiplano y  Santacruz de la Sierra,  centro de  una  oposición unida  tan solo por su  resentimiento contra el  caudillo,  y ahora  por  la  necesidad de una autonomía  poco concretada.

Desconfiado, de  furias  “fuente de pánico” en el palacio, Evo  - que los colombianos  vociferantes llamarían “comunista”,  se alejó de la izquierda  tradicional,  gracias a  su entorno indígena, a  su constante comunicación con las organizaciones sociales y a un  excelente equipo de comunicadores  ( a diferencia de nuestros palaciegos). A  juzgar por sus reacciones  al resultado,  ¿radicalizará su discurso? ¿Se irá por lo cauces “normales” de  la política?

  Un  párrafo  de Stivak  analiza  cómo  su carisma se apoyó  “en la construcción de identidades antitéticas:

“Cada una contiene su opuesto. Fue nacionalista  y antiimperialista ;  popular y plebeyo contra las élites  y las oligarquías; indio desafiante del colonialismo interno y externo;  anti neoliberal, pero cuidó de llamarse  socialista.” 

 A la receta, le agregó  el sentido común,  el asesorarse bien,  el  ser un comunicador innato,  interesarse en  el impacto de su  imagen  pero no en su imagen misma,  su gran memoria,  y  saber en quien confiar en  quien desconfiar;  además de un modo  de negociar que  “combina  entendimiento con tensión”.

“ Para mi – le dice a Martín Sivak  - lo estratégico es no estar. El estar es la bandera de Bolivia y el no estar es la Whipala[2] ;  el estar  es el hombre y  el no estar es la naturaleza ;  el estar  es  la universidad y  el no estar son las universidades naturales; el estar es el conocimiento,  el no estar es el cognocimiento ; el estar  son los  derechos Humanos y el no estar  son los derechos cósmicos. Para mi  lo importante es  el no estar. Yo no estoy aquí frente a ti”.

Santacruz  la opositora  (Foto MTH)
De allí su carácter  reservado  y  su  necesidad de  soledad constructiva, que contrasta con la manera de comunicarse a través del fútbol – no para verlo sino sobre todo para jugarlo, tanto con  su equipo de gobierno como  con las comunidades y los pueblos remotos.


Ahora  se irá  en el  2019, y  su reto mayor , de aquí  allá,  es irse bien ido. Dejar que  su  huella, no populista,  sea imperecedera, porque refleja la sabiduría indígena, en vez del consumismo y la polarización.

Ojalá que  EVO Morales pase de ser  el  que manda a ser jefazo. Y que tenga un buen  sucesor.

Le pongo  fin al suspenso  porque, como  aclara  Martin Sivak el título de su  libro, así  le dice Evo a sus colaboradores o  a  alguien  de las comunidades  o de los sectores sociales:

 “En su idioma,  jefazo  es un halago,  una muestra de respeto.. pero el que manda es él.”

En todo caso, la lección que deja  es que mucho se puede aprender del  cognocimiento  autóctono, al  que tan poco caso le hacemos en Colombia.





 



[1] “  Jefazo, Retrato intimo  de Evo Morales,”  (Colección  Debate,  sexta edicion 2014)
[2] http://bit.ly/1QFfKWh   el símbolo, con los siete colores  del arco iris,  de la identidad  de  los Aymaras, de su permanencia en el tiempo y en el espacio.

jueves, 18 de febrero de 2016

PODER Y VIOLENCIA EN COLOMBIA, DE FERNÁN GONZÁLEZ


Hay  libros que se leen de un tirón. Otros  requieren  al menos una semana    de inmersión total como la que  me permití en la Old  Providence (ver nota  final)  o  una cura intelectual de reposo después   de la lectura, varios meses  de  estudiosa lectura y,  en todo caso, se vuelven de  consulta indispensable.  De estos últimos  forma parte  “Poder y violencia en Colombia” , del  Jesuita  Fernán E. González,  declarado  fuera de  concurso   en el premio Alejandro Ángel  Escobar 2015.[2]

 De 583  paginas,  el     mamotreto –  excusas,  Fernán- es ante todo  un recuento de  lo que se ha escrito  para responder a dos  preguntas  fundamentales:   ¿Qué y por qué  se formó el Estado en  Colombia?  ¿Cual es  su incidencia en  la  violencia? Me temo que muchos  funcionarios  públicos de la  burocracia postconflictual  (que no tardará en formarse  como se formó la del desplazamiento) no tendrán tiempo de  intentar responderlas   antes de lanzarse a pontificar  sobre  políticas y  propuestas.

De semejante   descripción  de  autores  (calculo que  unas  640 referencias bibliográficas), muchos   sacarán  una conclusión de aburrimiento. Otros, por  el camino   de la selección,  se  evitarán  leer  no pocos   esfuerzos  académicos.  Algunos   esenciales, otros  bastante teóricos, repetitivos y estériles. Otros más, que   González  demuestra como equivocados,  nutrieron a veces  obsesivamente  a los   violentólogos y a las ONG. Curiosamente,  son  autores  extranjeros  (Henderson, Oquist , Deas – no citado-  Pecaut, Gilhodés)  los que más   aportaron la  estructura básica  de la  que   se nutrieron muchos académicos sin sobresalir  tanto   como sus  - musos  [3] tal vez por algún prejuicio  extranjerizante de las universidades que le creen más a lo extranjero o  por  el  bajo  novel de rigor de  algunos académicos  criollos  (Obviamente  el anterior comentario  es  de la suscrita, no de mi admirado  Jesuita).

Veamos algunas de estas conclusiones del  autor , empezando por las dos principales:

  • Presencia  diferenciada del Estado en Estado  en espacio y tiempo.  Señala  el autor que “la mayor parte  de las categorías disponibles  para el análisis político tienden a diluir  la política  y lo estatal  y  a separar nítidamente el  Estado de la  sociedad”.  También,  que no  se puede  analizar la realidad del Estado  “ a partir de un modelo abstracto de construcción estatal,  tomado de las experiencias de algunos países occidentales”
  • LECCION QUE HAY QUE SACAR:  hacerle  mas  caso  a lo que   pasa en las regiones y  tener  como fuente primaria a  periodistas, docentes, líderes  sociales  de los lugares sobre los cuales se  especula académicamente.


  • No es exacto  hablar de cooptación del Estado.  Hay  consenso ahora que  el  colapso fue parcial  y del  centro, no de todas las regiones. La tesis de Paul  Oquist   en 1978,  desarrollada por Luis  Jorge  Garay es controvertida  por González. Con una discreción  que no dudo en calificar de jesuítica, la  desmonta  de manera  contundente, basándose también en la obra de Francisco Gutiérrez Sanín, que la  considera “problemática” por las diferencias   entre regiones, no tenidas en cuenta.
  • LECCION QUE HAY QUE SACAR:   nuevos autores  focalizan los estudios académicos  en las diferencias regionales, lo que debe tenerse en cuenta para  el  pos acuerdo de la Habana y no   pontificar tanto desde  el centro (como, por ejemplo, lo hace, a mi modo de ver, Planeación Nacional).  “El  bienestar local de la población crea  una  burocracia   de poder local que según los casos puede   oponerse o    estimular   decisiones   nacionales”  (¿ Qué pasará , por ejemplo, con   las 4G y cómo se resolverá  la necesidad social y económica de las   carreteras   terciarias?)


  • A diferencia de  los países europeos, las guerras no generaron  Estado   en Iberoamérica.  En Colombia,  fueron  menos importantes   que lo que  sucede  en  la ruralidad, que poco se ha estudiado desde el  punto de vista   politológico.   Además, González subraya la importancia de los contextos  “estratégicos”, que  no se derivan del concepto de “nación”. Y no se puede ignorar que en las regiones “hibridas”  la construcción de Estado se da también  a través de organizaciones  al margen de la ley.
  • LECCION QUE HAY QUE SACAR:   la desigualdad   y la represión  no tienen que ver con la rebelión como si bienes  primarios y bajos ingresos. El poder local  no se puede despreciar  desde el centro.


  •  Articulaciones  disímiles entre lo local, lo nacional y  lo  regional. Es  clave  analizar   entonces   la construcción cultural  del Estado en lo local y lo regional,   las zonas  grises.   De allí   deduzco como lectora  que el análisis   se debe hacer desde las regiones  en vez de enviar  o crear  burocracias nacionales , que además  se sobreponen a  las  locales  aumentando las peleaderas.  “la fluidez  de las alianzas y las rupturas  entre las facciones  subregionales y los  clanes familiares se mueven en una   intrincada red de mecenazgos   y adhesiones que supera  el  nivel  local y departamental” : “a las clientelas no se les exige  exclusividad, hay que conquistarlas y mantenerlas”  anota Gloria Isabel  Ocampo en su excelente libro[4] , que no dudo en recomendar. Existe una                “ movilidad horizontal de los “clientes”;   y los partidos son ante todo “ redes de poder edificadas sobre relaciones primarias”, que obviamente limitan la movilidad social, pero  que llevan a  negociaciones  con  los Presidentes. Por eso hay desencuentros  “entre los  propósitos  formales del Estado y la realidades políticas”[5]
  • LECCION QUE HAY QUE SACAR: las universidades regionales deben impulsar  regionalmente estos  estudios, investigaciones y tesis sobre sus propias realidades y no  multitud de  libros inútiles sobre temas generales y abstractos.  Los  obstáculos  a las  restituciones de tierras  muestran  en cada  caso  cómo se afianzan  esas redes de  poder que  como sucedió  con  Argos en Montes de María e inclusive con  Aviancavitch, se articulan   también con poderes empresariales. Las élites subregionales, por otra parte, se  amalgaman “ en una estructura de poder que se  traslapa  en los partidos  tradicionales y les impone su propia  lógica (313)[6] Lo mismo  sucede,  en sentido contrario   con las protestas sociales, como lo anota Medófilo Medina,  que se tiñen de  “revancha antilopista” (370) del llamado paro nacional del 77. ( ¿Y  con los disturbios   de Transmilenio?) Las zonas  grises  son sin duda más  importantes  y realistas que  el blanco y negro.


  • Caudillismo predominante  en  las estructuras  de la subversión  y en los procesos de paz Observa el autor  que  en la propia subversión  se dan manifestaciones  del caudillismo vertical. Pone como ejemplo el ELN. Y a mi modo de  ver, (interesado,  por supuesto, pues  soy  conyugue de quien lideró desde  el Minagricultura  el punto número 1  del acuerdo) el libro hace demasiado  énfasis en  las cúpulas  sin mencionar los  liderazgos  y las  diferencias en la aplicación  de las políticas    así como las redes de poder o huellas  desde los ministerios.  
  • LECCION QUE HAY QUE SACAR: Al englobar como iguales la labor    desde la perspectiva caudillista-presidencial,   se comente el mismo error que  el que se señala  en las políticas de paz.   Solo se  hace  una   leve  referencia las peleas internas de los  gobiernos sobre el tema de la paz, que seguramente serán tema de  investigación en el futuro, y explican muchas estructuras  y relaciones de poder.

  •  La historia de la evolución  de las guerrillas es más la de  los fraccionamientos que de las ideologías. El recorrido devela  una mezcolanza de  guerrillas liberales, bandas conservadoras, grupos  delincuenciales de  diversas calañas que a la vez explican la   dificultad   del Frente Nacional para la pacificación [7] y  que  deberían tenerse en cuenta   territorialmente cuando en el  futuro se  alíen  los  desmovilizados  delincuenciales con las Bactrim et alProcesos ambiguos de negociación con la guerrilla. El capitulo 8   contiene un análisis  detallado de las oscilaciones  en  los distintos procesos de paz desde  Betancur a Uribe, no solo de   los gobiernos sino de  la propia guerrilla.  El autor  hace  un análisis comparativo de los contextos  regionales,  por ejemplo, en  la relación con la población  civil  de las guerrillas  de  Nariño y Cauca,   diferente de  la   que se produce  en  la costa  Caribe. ¿Se tendrá en cuenta todo esto  en la  implementación de los programas del poscacuerdo?    Sobre otras facetas, el autor demuestra   cómo, entre muchos otros temas,    Samper  y Gaviria fueron  ambiguos   en su  “concepción antipolitica de la política” ; cómo un desarrollo centralizado   dejó por   fuera    regiones que terminaron azotadas por la  violencia;  los efectos de un desarrollo  económico liderado por el  café y el de la minería; y las fatalidades de la apertura   gavirista .
  • LECCION QUE HAY QUE SACAR: Hacia el futuro , el análisis  del poscacuerdo no puede ser manqueo, los buenos son unos, los fraccionados son la guerrilla  pero no los partidos o vice versa, etc

  • La ambigüedad radica también   en la  mezcla de lógicas militares y políticas   contradictorias entre sí. Sin duda,  la ambigüedad es menor  en  la esta fase   final del  proceso , tanto porque hay mayor voluntad de las  FARC  y dada la representación  de los militares en la mesa,  tan importante   por cierto como la  presencia de  las victimas en La Habana.  Pero también, recalca el autor,   por una evidente superioridad  militar  y  por la  “pasividad”  en el rearme paramilitar .


En resumidas cuentas, un libro de  consulta indispensable. Y Fernán González llega a  una importante conclusión:  el acuerdo de la Habana  será tan  solo  el eslabón de un proceso. 

Además,  las reformas políticas económicas y  sociales  deben  ser  producidas por todos  los colombianos. Así que ¡manos a la obra!  empresas , poderes regionales y  simple  espectadores o vociferadores,  de tal  manera  que se supere la visión  maniquea y hasta cierto punto  infantil del conflicto y de la paz.





[1] SOBRE  OLD PROVIDENCE


Por  cierto una isla paradisiaca, de gente  culturalmente hermosa y apacible,  que  se ha mantenido  al margen y que ni  anteriores  gobernaciones   corruptas ni el narcotráfico   que pasa por ahí  han logrado acabar.   Ojalá que el recién posesionado gobernador mande reparar el puente a Santa  Catalina,  recuerde que alguna vez existió  Simón González  y  que  los nuevos ricos  no  dañen  el estilo tradicional  de la  isla. 
RECOMENDADISIMO: el muy agradable libro del isleño  Sam Cuming,  traducido  por otro  isleño  “A  short history of  Providence and  San  Andrés ( 1621-1901), mayo  del 2015, que ojalá  se consiga pronto en Bogotá  y otras ciudades.
[2] Investigador,  fue  director del Cinep y actualmente Director del “Observatorio colombiano para el desarrollo integral, la convivencia ciudadana y el fortalecimiento   institucional  en regiones fuertemente  afectadas por el  conflicto  armado”. Ha motivado  un semillero de nuevos y prometedores investigadores sobre el tema.
[3] Masculino de musas,   musos es palabra inventada por la suscrita, ya que musas se refiere   a las inspiradoras del Arte.
[4]  Poderes  regionales clientelismo y estado , Etnografía del poder y la  política en  Córdoba , Colombia , ODECOPFI  23014, en la colección  territorio, poder y conflicto, de la cual es  editor general  Fernan González.
[5] Gloria Isabel Restrepo,  Pág.224
[6]  Idem, pág 313.Por ejemplo, la rama sucreña de  la red  de la  familia de La Espriella tiene a María del   Rosario  Guerra   por el Centro democrático y Antonio  por Cambio radical, y  Miguel Guerra    Soto por  Opción  ciudadana.( pág. 320)
[7] Pág.338

martes, 9 de febrero de 2016

PERIODISMO: ENSEÑANZAS DE LA NOBEL, DE CORONELL Y DE LOZANO




Hace algunos  años,  ciertos “ intelectuales” pensaban que el periodismo era un  estadio inferior de la  literatura, el trabajo de una  especie de Pitecantropus.

  Algunos académicos  de  ciencias  sociales  distintas   de  comunicación  o periodismo también  pensaban -  y subsiste  a veces  la creencia-  que  los periodistas  eran, por añadidura, Pitecantropus útiles  como  fuente para sus  propias investigaciones,  lo que los exime de acudir  al, a veces,  riesgoso  trabajo de campo.   Algunos daban o dan  el crédito  correspondiente y otros ni siquiera las gracias. 

En todo caso, sigue latente  la  percepción, por parte de algunos receptores  y fuentes, que todos los  periodistas son manipulables o ignorantes.

Quizás  los obstaculos  más graves que existen  para la convivencia en Colombia  son de tipo mental. Tienen mucho   que ver con  las  representaciones  sociales, los imaginarios, los estereotipos, las actitudes despreciativas o excluyentes en  la  manera como se comunican  y valoran  los colombianos.  Hay exceso de apreciaciones generales  y abstractas del estilo “el Congreso es corrupto” o “ los periodistas  son  irresponsables”

En periodismo, pongo como ejemplo  tres hechos  que han demostrado  lo equivocados que son  este tipo de criterios generalizadores.

 El primero  salta a  la vista,  aunque no para todos:  la premio  Nobel  de literatura, Svetlana Alexiévich,  es  una periodista. No solo por su trayectoria, sino por  su manera de escribir y de ir a las fuentes primarias.  

Su  libro “la guerra   no tiene rostro de mujer”[1] parte de una   excelente idea,  que  yo sepa, ha sido  muy  poco utilizada:  describir la realidad de  la guerra  desde lo femenino.   Pero no desde la mirada  habitual de las  víctimas, como  se suele estereotipar, sino de  las guerreras.   Y acude a un método esencial del periodismo: la entrevista. [2]

 En este libro, el hilo  conductor es la explicación  de cómo la autora busca y encuentra  esa manera diferente  de ver. Es también una  excelente  lección de  periodismo.  Por ejemplo, no  hizo  UNA (como sucede mucho entre nosotros)  sino  QUINIENTAS entrevistas a mujeres combatientes en la   Segunda Guerra Mundial. 

 Svetlana Alexiévich, como buena periodista,  se  hace  preguntas,  muchas preguntas  para  llegar al meollo del asunto:  es decir, sensibilizar a los indiferentes  sobre  del horror de la guerra. Por  supuesto,  sin caer  en la pornografía insultante  respecto del dolor o de la inseguridad  ciudadana como la que se observa en los noticieros del mediodía de RCN y Caracol.

 Vuelvo a la Nobel, con  una  de sus primeras preguntas:  ¿cuales son los criterios   para   seleccionar?   ¿El oficio puede   distinguir a una  combatiente  antes panadera de otra que no lo  fue?

También hace  las preguntas  más difíciles, que  tienen que  ver consigo misma:     “¿ En qué   consiste mi conflicto con el poder?”. Y se responde:

 “ ya lo he descubierto:  las grandes ideas  necesitan  seres humanos pequeños (corrijo  a  la    traductora que usa la palabra  hombres ) no les interesan los grandes seres humanos.  Yo, en cambio, busco al `pequeño gran ser humano. Ultrajado, pisoteado, humillado, aquel que dejó atrás los campos de Stalin y las traiciones, y salió ganador. Hizo el milagro .”[3]

Escuchar a las no escuchadas  la lleva  a  preguntarse: “¿Cual es la frontera entre  lo humano y lo inhumano?“  En el fragor de la guerra  ( y de la violencia, agrego)  ¿cual es la diferencia entre muerte y asesinato?  “Ya no puedo percibir  la guerra como un hecho histórico,  cada vez la  verdad  es mas insoportable”-  concluye.


Y allí,  en la  la búsqueda   del pequeño  gran ser humano se encuentran la Nobel,  el  columnista  Coronel, con sus denuncias y  Pilar  Lozano, por mucho  tiempo  corresponsal del  Pais de España en Colombia,  siempre interesada  por la manera como los niños ven el mundo, http://bit.ly/1nYQQV1 perspectiva que la acompaña cuando escucha los ojos,  la  voz, y lo que tienen que decir los   niños  que vienen  del combate.

Todos tres se encuentran en un mismo territorio : la sencillez   con la  que explican  en qué consiste  su trabajo de base, la reportería.

Esta semana en Colombia  se hablará mucho de periodismo y su  fiesta del 9 de febrero, se enviarán muchas felicitaciones, algunas sinceras, otras menos .  Pero poco se menciona a los  “ hombres de la calle” como decía  José  Salgar,  y  se indaga  demasiado  sobre qué piensan , hacen, dicen, prometen las cúpulas.

Para  Coronell bit.ly/1m6APKX   no es  un tumbador de  funcionarios,  no es juez, no es un jefe de prensa. Debe, en cambio,  desconfiar de las versiones oficiales y jamás asumirlas como ciertas.  Debe averiguar  cómo se toman  las decisiones  que afectan a  estos pequeños grandes seres humanos,    y como se gasta el  dinero público.En poner como   destinatario al  ser  humano y no los hechos   que  algunos de nuestros periodistas  califican con tanta ligereza como ”historicos” se lograría  una mejor convivencia y los seres humanos  se verían  más   como ciudadanos que como enemigos.


En el caso de la guerra y  de los acuerdos de La Habana, el ejemplo de la Nobel, pero también el de Pilar Lozano con los niños que crecieron  en la guerra deberían motivarnos  para  entender  mejor  el resultado del  odio o la ignorancia   del otro. Los testimonios  de la  guerra  en la que participan las mujeres  como guerreras  muestra  la cara  oculta del dolor de los soldados, que frente a la muerte  no son  rusos , ni alemanes:  unos jovenes,  unos  niños   una muerte segura,   en la  que ya  el  combatiente, desnudado de  sus ideiologias   , se convierte en   un simple ser  indefenso .

Ojalá    en  este 2016 se retorne,  valorándolos,  a quienes son los verdaderos destinatarios  del periodismo:    el ser humano,  los seres sociales, los ciudadanos. No las cúpulas y sus ridículas  peleaderas a las que  periodistas de ego alborotado  y de poca responsabilidad  amplifican como  cajas de resonancia.




[1] Svetlana Alexiévich, “ La guerra  no tiene rostro de mujer “ , colección Debate, Penguin Ramdom-House, grupo Editorial,  SAU , Barcelona 2015
[2] Sea dicho  de paso, en Colombia se  confunde entrevista con reportaje  y no pocos  lectores  dicen “ me gustó el reportaje que se  hizo a tal o cual personaje”  cuando se trata de una simple entrevista, en  la cual lo más  importante son las  preguntas  y no el contexto. El reportaje es mucho más trabajado que la entrevista.
[3] Página 26 : “ ya lo he descubierto:  las grandes ideas  necesitan hombres pequeños, no les interesan los grandes hombres. Un gran hombre es excesivo e incómodo. Es dificil de moldear. Yo en cambio busco al pequeño  gran hombre.  Ultrajado, pisoteado, humillado, aquel que dejó atrás los campos de Stalin y las traiciones, y salió ganador. Hizo el milagro.
La historia de la guerra ha sido  reemplazada por la Historia de la Victoria.
Pero él, mi hombre, nos contará…” ( sic)