Hay libros que se leen de
un tirón. Otros requieren al menos una semana de inmersión total como la que me permití en la Old Providence (ver nota final) o una cura intelectual de reposo después de la lectura, varios meses de estudiosa lectura y, en todo caso, se vuelven de consulta indispensable. De estos últimos forma parte
“Poder y violencia en Colombia” , del Jesuita Fernán E. González, declarado
fuera de concurso en el premio Alejandro Ángel Escobar 2015.[2]
De 583 paginas, el
mamotreto – excusas, Fernán- es ante todo un recuento de lo que se ha escrito para responder a dos preguntas
fundamentales: ¿Qué y por qué se formó el Estado en Colombia?
¿Cual es su incidencia en la
violencia? Me temo que muchos
funcionarios públicos de la burocracia postconflictual (que
no tardará en formarse como se formó la
del desplazamiento) no tendrán tiempo de
intentar responderlas antes de
lanzarse a pontificar sobre políticas y
propuestas.
De semejante descripción de
autores (calculo que unas
640 referencias bibliográficas), muchos
sacarán una conclusión de
aburrimiento. Otros, por el camino de la selección, se
evitarán leer no pocos
esfuerzos académicos. Algunos
esenciales, otros bastante
teóricos, repetitivos y estériles. Otros más, que González demuestra como equivocados, nutrieron a veces obsesivamente
a los violentólogos y a las ONG.
Curiosamente, son autores
extranjeros (Henderson, Oquist , Deas
– no citado- Pecaut, Gilhodés) los que más aportaron la
estructura básica de la que
se nutrieron muchos académicos sin sobresalir tanto
como sus - musos [3]
tal vez por algún prejuicio extranjerizante
de las universidades que le creen más a lo extranjero o por el bajo
novel de rigor de algunos
académicos criollos (Obviamente
el anterior comentario es de la suscrita, no de mi admirado Jesuita).
Veamos algunas de estas conclusiones del autor , empezando por las dos principales:
- Presencia diferenciada del Estado en Estado en espacio y tiempo. Señala el autor que “la mayor parte de las categorías disponibles para el análisis político tienden a diluir la política y lo estatal y a separar nítidamente el Estado de la sociedad”. También, que no se puede analizar la realidad del Estado “ a partir de un modelo abstracto de construcción estatal, tomado de las experiencias de algunos países occidentales”
- LECCION QUE HAY QUE SACAR: hacerle mas caso a lo que pasa en las regiones y tener como fuente primaria a periodistas, docentes, líderes sociales de los lugares sobre los cuales se especula académicamente.
- No es exacto hablar de cooptación del Estado. Hay consenso ahora que el colapso fue parcial y del centro, no de todas las regiones. La tesis de Paul Oquist en 1978, desarrollada por Luis Jorge Garay es controvertida por González. Con una discreción que no dudo en calificar de jesuítica, la desmonta de manera contundente, basándose también en la obra de Francisco Gutiérrez Sanín, que la considera “problemática” por las diferencias entre regiones, no tenidas en cuenta.
- LECCION QUE HAY QUE SACAR: nuevos autores focalizan los estudios académicos en las diferencias regionales, lo que debe tenerse en cuenta para el pos acuerdo de la Habana y no pontificar tanto desde el centro (como, por ejemplo, lo hace, a mi modo de ver, Planeación Nacional). “El bienestar local de la población crea una burocracia de poder local que según los casos puede oponerse o estimular decisiones nacionales” (¿ Qué pasará , por ejemplo, con las 4G y cómo se resolverá la necesidad social y económica de las carreteras terciarias?)
- A diferencia de los países europeos, las guerras no generaron Estado en Iberoamérica. En Colombia, fueron menos importantes que lo que sucede en la ruralidad, que poco se ha estudiado desde el punto de vista politológico. Además, González subraya la importancia de los contextos “estratégicos”, que no se derivan del concepto de “nación”. Y no se puede ignorar que en las regiones “hibridas” la construcción de Estado se da también a través de organizaciones al margen de la ley.
- LECCION QUE HAY QUE SACAR: la desigualdad y la represión no tienen que ver con la rebelión como si bienes primarios y bajos ingresos. El poder local no se puede despreciar desde el centro.
- Articulaciones disímiles entre lo local, lo nacional y lo regional. Es clave analizar entonces la construcción cultural del Estado en lo local y lo regional, las zonas grises. De allí deduzco como lectora que el análisis se debe hacer desde las regiones en vez de enviar o crear burocracias nacionales , que además se sobreponen a las locales aumentando las peleaderas. “la fluidez de las alianzas y las rupturas entre las facciones subregionales y los clanes familiares se mueven en una intrincada red de mecenazgos y adhesiones que supera el nivel local y departamental” : “a las clientelas no se les exige exclusividad, hay que conquistarlas y mantenerlas” anota Gloria Isabel Ocampo en su excelente libro[4] , que no dudo en recomendar. Existe una “ movilidad horizontal de los “clientes”; y los partidos son ante todo “ redes de poder edificadas sobre relaciones primarias”, que obviamente limitan la movilidad social, pero que llevan a negociaciones con los Presidentes. Por eso hay desencuentros “entre los propósitos formales del Estado y la realidades políticas”[5]
- LECCION QUE HAY QUE SACAR: las universidades regionales deben impulsar regionalmente estos estudios, investigaciones y tesis sobre sus propias realidades y no multitud de libros inútiles sobre temas generales y abstractos. Los obstáculos a las restituciones de tierras muestran en cada caso cómo se afianzan esas redes de poder que como sucedió con Argos en Montes de María e inclusive con Aviancavitch, se articulan también con poderes empresariales. Las élites subregionales, por otra parte, se amalgaman “ en una estructura de poder que se traslapa en los partidos tradicionales y les impone su propia lógica (313)[6] Lo mismo sucede, en sentido contrario con las protestas sociales, como lo anota Medófilo Medina, que se tiñen de “revancha antilopista” (370) del llamado paro nacional del 77. ( ¿Y con los disturbios de Transmilenio?) Las zonas grises son sin duda más importantes y realistas que el blanco y negro.
- Caudillismo predominante en las estructuras de la subversión y en los procesos de paz Observa el autor que en la propia subversión se dan manifestaciones del caudillismo vertical. Pone como ejemplo el ELN. Y a mi modo de ver, (interesado, por supuesto, pues soy conyugue de quien lideró desde el Minagricultura el punto número 1 del acuerdo) el libro hace demasiado énfasis en las cúpulas sin mencionar los liderazgos y las diferencias en la aplicación de las políticas así como las redes de poder o huellas desde los ministerios.
- LECCION QUE HAY QUE SACAR: Al englobar como iguales la labor desde la perspectiva caudillista-presidencial, se comente el mismo error que el que se señala en las políticas de paz. Solo se hace una leve referencia las peleas internas de los gobiernos sobre el tema de la paz, que seguramente serán tema de investigación en el futuro, y explican muchas estructuras y relaciones de poder.
- La historia de la evolución de las guerrillas es más la de los fraccionamientos que de las ideologías. El recorrido devela una mezcolanza de guerrillas liberales, bandas conservadoras, grupos delincuenciales de diversas calañas que a la vez explican la dificultad del Frente Nacional para la pacificación [7] y que deberían tenerse en cuenta territorialmente cuando en el futuro se alíen los desmovilizados delincuenciales con las Bactrim et al. Procesos ambiguos de negociación con la guerrilla. El capitulo 8 contiene un análisis detallado de las oscilaciones en los distintos procesos de paz desde Betancur a Uribe, no solo de los gobiernos sino de la propia guerrilla. El autor hace un análisis comparativo de los contextos regionales, por ejemplo, en la relación con la población civil de las guerrillas de Nariño y Cauca, diferente de la que se produce en la costa Caribe. ¿Se tendrá en cuenta todo esto en la implementación de los programas del poscacuerdo? Sobre otras facetas, el autor demuestra cómo, entre muchos otros temas, Samper y Gaviria fueron ambiguos en su “concepción antipolitica de la política” ; cómo un desarrollo centralizado dejó por fuera regiones que terminaron azotadas por la violencia; los efectos de un desarrollo económico liderado por el café y el de la minería; y las fatalidades de la apertura gavirista .
- LECCION QUE HAY QUE SACAR: Hacia el futuro , el análisis del poscacuerdo no puede ser manqueo, los buenos son unos, los fraccionados son la guerrilla pero no los partidos o vice versa, etc
- La ambigüedad radica también en la mezcla de lógicas militares y políticas contradictorias entre sí. Sin duda, la ambigüedad es menor en la esta fase final del proceso , tanto porque hay mayor voluntad de las FARC y dada la representación de los militares en la mesa, tan importante por cierto como la presencia de las victimas en La Habana. Pero también, recalca el autor, por una evidente superioridad militar y por la “pasividad” en el rearme paramilitar .
En resumidas cuentas, un
libro de consulta indispensable. Y Fernán
González llega a una importante
conclusión: el acuerdo de la Habana será tan
solo el eslabón de un proceso.
Además, las reformas políticas
económicas y sociales deben
ser producidas por todos los colombianos. Así que ¡manos a la obra!
empresas , poderes regionales y simple
espectadores o vociferadores, de
tal manera que se supere la visión maniquea y hasta cierto punto infantil del conflicto y de la paz.
[1] SOBRE OLD PROVIDENCE

RECOMENDADISIMO: el muy agradable libro del isleño Sam Cuming,
traducido por otro isleño “A
short history of Providence
and San
Andrés ( 1621-1901), mayo del
2015, que ojalá se consiga pronto en
Bogotá y otras ciudades.
[2] Investigador, fue director del Cinep y actualmente Director del
“Observatorio colombiano para el desarrollo integral, la convivencia ciudadana
y el fortalecimiento institucional en regiones fuertemente afectadas por el conflicto
armado”. Ha motivado un semillero
de nuevos y prometedores investigadores sobre el tema.
[3] Masculino de musas, musos
es palabra inventada por la suscrita, ya que musas se refiere a las inspiradoras del Arte.
[4] Poderes regionales clientelismo y estado , Etnografía
del poder y la política en Córdoba , Colombia , ODECOPFI 23014, en la colección territorio, poder y conflicto, de la cual
es editor general Fernan González.
[5] Gloria Isabel Restrepo,
Pág.224
[6] Idem, pág 313.Por ejemplo,
la rama sucreña de la red de la
familia de La Espriella tiene a María del Rosario
Guerra por el Centro democrático
y Antonio por Cambio radical, y Miguel Guerra Soto por
Opción ciudadana.( pág. 320)
[7] Pág.338
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