miércoles, 14 de diciembre de 2016

El arte: plenitud de una comunicación silenciosa




Así los veo, al vaivén de las caminatas,  y así me han motivado.  
Respiran a través de sus formas.

Busco en ellos el sentido  de lo que quieren expresar  de sí mismos o de otros. Pero,  también,  de lo que grita la naturaleza cuando la violan, la dejan  exhausta, la expolian.

Por lo   general,  han caído  por su propio  cansancio y vejez: sus  raíces quedan mirando al cielo.  También los  cortan porque  amenazan caer:  ya no  hay más remedio que sacrificarlos.  Son lo  que queda   aferrado  a la  tierra, cuando lo humano ya no   encuentra  para qué  usarlos.

Sus raíces se vuelven   brazos;  sus vientres, gestación; sus    grietas, sufrimiento; sus oquedades, angustias  sus ritmos, objetos y esperanzas.

 Esos  son los que me motivan. Los que hacen crecer el deseo de revivirlos como un grito, como una alegría, como una tristeza  o como una ilusión. Sin mancillarlos. Para   recordar la ambición voraz   que   ultraja,  o  el viento   fresco del eucalipto. La  muerte y  la vida.  Como una  plegaria de identidad que se aferra al amarillo  sin voracidad,  al  azul sin ultrajes, al rojo sin sangre.



 HORARIO DE   APERTURA DE  11 AM A  7PM  
JUEVES 14, VIERNES 15  SABADO 16  DE DICIEMBRE


Gracias a Gloria Ortega   por la siguiente entrevista :

"La conocí leyendo en letras de molde sus textos en El Espectador bajo la dirección de Don Guillermo Cano. Una discípula destacada que recogió sus lecciones haciéndolas suyas en el ejercicio periodístico durante casi cinco décadas de actividad y compartiéndolas desde la academia con estudiantes.

Aun siendo yo estudiante en el Externado de Colombia fue mi modelo a seguir junto con otros grandes como Germán Castro Caycedo, por mencionar alguno, de esa bella época dorada en dónde el rigor y la ética alumbraban las letras del periodismo en Colombia, leíamos seis diarios en Bogotá y veíamos 8 noticieros de TV. Había trabajo para todos y el disenso enriquecía."

Para leer la entrevista completa ir al siguiente link: 


miércoles, 7 de diciembre de 2016

¿Fast track, a la Colombiana? ¿Mejor early tracking, unwinding the winding o, simplemente, fair play?

 De la noche interminable  al largo atardecer de la Corte  Constitucional,  la  expresión “fast track” se volvió “in”. 

 Gracias a Internet, buscar qué significa la  palabreja  inglesa  es más  fácil que aplicar el atajo. Esto es, dejar la pendejada de dilatar,  que  es lo que quiere  decir atajo  en castellano o español criollos, trátese de la refrendación  del  acuerdo  con las FARC o de todo  aquello que ha producido (con buena o mala intención)  una impaciencia colectiva.

Para los jóvenes,   saturados  de  politiquerías  y alejados de los  fundamentos del derecho, Fast track no es más que  un protocolo  de red  de  intercambio de archivos, o, en la vida real,  hacerse los sordos y mudos ante  la  carreta. Para los juristas  anglosajones,  supongo (porque ya  se  me olvidó estudiar  derecho comparado),  debe tener un significado más preciso.[1]

Pero, en un país bloqueado por la  burocracia,  el clientelismo, la mermelada, la discursividad  y todos sus afines,  lo que  necesitamos los  ciudadanos es que  todo lo que  tenga  que ver  con lo público  se “faastraquée”.

Frente  a nuestra  acostumbrada  discursividad, el  fast track,  ahora  in, seamos  juristas o no,  magistrados o no, simples  ciudadanos exasperados por las leguleyadas y los  trancones,  es  una manera de decir que hay que  apurarle.  Y  frente a la  cada vez  más desprestigiada Corte,  que  ésta  tiene  que decidir si  apurarle o no.

No  entiende  uno por qué, por  ejemplo,  la Corte Constitucional no solo gastó  doce  horas  para decir aplazar su decisión, sino  aplazó  hasta  el  12 de diciembre para  decidir. Tampoco  entiende  uno por qué no aplazó  esos otros compromisos y viajes ante  semejante encrucijada, una  demora que  a lo único que conduce es a dejar en  salmuera el país.

Por cierto, más que aprender a pronunciar  la palabreja, vale la pena  estar  al tanto de sus significados, que  pueden ser  opuestos en términos de chamboneo. Porque  apurarle por  atajos  puede traducirse  en  chambonear o no chambonear, es decir, en  el juicio  sobre quien chambonea o no chambonea, que se nos ha vuelto una especie de tic  mental, contagiando  en este caso a la Corte. 

Foto MTH
Por ejemplo, para la  oposición, todo  es chamboneo;  desde  el  gobierno, nada  es  chamboneo, trátese del Gobierno de  Santos o del de Uribe, del de Pastrana  o  del de Gaviria.

En el caso de la Corte Constitucional, el temor es de chambonear  o no chambonear,  sin  caer en cuenta  que sus  dilaciones  son  más el producto de  su politización  que de una necesidad de "profundo análisis".

 La realidad  es que  se chambonea y que las dilaciones no  son remedio  para no chambonear. Para  citar otro  ejemplo,  en el caso  contrario,  de aplicación apurada  del  Fast  track o atajo,  el  alcalde Petro creyó que  lo importante  era  rebajar la tarifa del Transmilenio,  de manera generalizada ( con un decreto de julio 2012), cuando  apurarle  era mejorar el  servicio, lo que  deseamos todos  los  bogotanos, pero sobre todo los de menos recursos.  

¿Mejor  inventarnos  otros  “anglicismos”?


 Pero  ya que estamos  apropiándonos  de anglicismos,  deberíamos  entender  qué  significan  en  cuanto a  eficiencia.  Por  ejemplo, el sistema oral  ha  sido  malentendido por  la  administración  de justicia,  todavía  rezagada en lo  escrito-oral  sin  hacer cambio de chip.

 Y,  ya que  parecemos  tan ágiles en  anglicismos  pero con tantas  dificultades de aplicación de los mismos,  deberíamos  inventar  o buscar  nuevos  anglicismos  por  ejemplo:

Early track. Según  el diccionario de Cambridge ,  track es "camino, pista, huella, tema, vía, seguir la pista de"   lo que no le quedaría  mal  a  muchos de nuestros  políticos siempre y cuando  dejen a un lado  su discursividad.

 Unwinding the Winding o vice versa: capacidad de desenredar lo enredado, de enrollar lo  desenenrollado,  pero en  todo  caso, de avanzar  y no  estancarnos.
  
Pensándolo bien,  ante ese trabalenguas,  de pronto , y si insistimos en anglicismos,  nos  sería más útil utilizar una sola expresión que anula todas las anteriores el  fair play, que  Wikipedia traduce como:

El Juego limpio (en inglés, fair play) es una expresión muy utilizada para denominar el comportamiento leal y sincero, además de correcto, en el deporte,  (en  todas las relaciones humanas, agrego),  y  en especial fraterno hacia el contrincante "oponente", respetuoso ante el árbitro correcto con los asistentes. También es el buen juego que tienen o la buena convivencia entre los oponentes".

Sobra decir que hace mucha  falta en  estas épocas de sobresaltos...




[1] En el caso  de marras  es decir la  continuación de lo que no es más  que un acuerdo entre dos partes,  el procedimiento  está muy bien  explicado por el  Heraldo que  http://bit.ly/2hfeqsW