Respiran a través de sus
formas.
Busco en ellos el
sentido de lo que quieren expresar de sí mismos o de otros.
Pero, también, de lo que grita la naturaleza cuando la violan, la dejan
exhausta, la expolian.
Por lo general,
han caído por su propio cansancio y vejez: sus raíces
quedan mirando al cielo. También los cortan porque amenazan
caer: ya no hay más remedio que sacrificarlos. Son lo
que queda aferrado a la tierra, cuando lo
humano ya no encuentra para qué usarlos.
Sus raíces se
vuelven brazos; sus vientres, gestación; sus
grietas, sufrimiento; sus oquedades, angustias sus ritmos,
objetos y esperanzas.
Esos son los que
me motivan. Los que hacen crecer el deseo de revivirlos como un grito,
como una alegría, como una tristeza o como una ilusión. Sin mancillarlos.
Para recordar la ambición voraz que
ultraja, o el viento fresco del eucalipto. La
muerte y la vida. Como
una plegaria de identidad que se aferra
al amarillo sin voracidad, al
azul sin ultrajes, al rojo sin sangre.
HORARIO DE APERTURA DE 11 AM A 7PM
JUEVES 14, VIERNES 15 SABADO 16 DE DICIEMBRE
Gracias a Gloria Ortega por la siguiente entrevista :
"La conocí leyendo en letras de molde sus textos en El Espectador bajo la dirección de Don Guillermo Cano. Una discípula destacada que recogió sus lecciones haciéndolas suyas en el ejercicio periodístico durante casi cinco décadas de actividad y compartiéndolas desde la academia con estudiantes.
Aun siendo yo estudiante en el Externado de Colombia fue mi modelo a seguir junto con otros grandes como Germán Castro Caycedo, por mencionar alguno, de esa bella época dorada en dónde el rigor y la ética alumbraban las letras del periodismo en Colombia, leíamos seis diarios en Bogotá y veíamos 8 noticieros de TV. Había trabajo para todos y el disenso enriquecía."
Para leer la entrevista completa ir al siguiente link:
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