jueves, 8 de octubre de 2020

¿VIEJITOS EN LA INCERTIDUMBRE? O ¿ VIVIR-ENVEJECER EN TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE?


Foto MTH

Con muy buen  criterio,   el   foro   debate   del martes 6   de octubre nos  llamó  adultos  mayores y  nos  puso a reflexionar, ya que todo   ser humano  “ vive -envejeciendo”, como bien lo recalcó Alejandro Angulo, S.J. 

Faltaba más que   nosotros   cargáramos con la incertidumbre de los tiempos difíciles.

Las conclusiones   del  Foro virtual,   promovido  por la incansable  Elisa  Dulcey, líder    de Cepsinger,   la  Universidad Javeriana,  la Confederación Colombiana de ONG, y las Naciones Unidas,  mostró    varias  realidades .

Como bien  lo  recalcó  desde EEUU Jennifer Allshire, ( buen  ejemplo de los gringos valiosos, pues  no
todos  se  parecen a  Trump),  en  el 2050 de este planeta habrá más   adultos  mayores que  niños y niñas. 

En  ese  clima humano  creciente de  discriminación, impulsada por el corona virus,   nuestro imaginario no  distingue  todavía  infectados y afectados, vulnerables y  vulnerados. La encuesta  de  Allshire muestra desigualdad entre  hombres y mujeres adultos mayores  y cómo   la invisibilidad  social se  convierte  en pura y  simple discriminación de muchos adultos mayores.

 Al  comienzo del Corona Virus, varios colombianos nos indignamos   cuando   el Presidente   Duque  nos llamó abuelitos con tono protector. 

 Pero más importante fue lo recalcado  por  Rodrigo  Uprimny  en el  foro, cuando  señaló  que  Colombia no ha  ratificado   la  Convención Inter  Americana  sobre la protección de los Derechos Humanos de las personas mayores*.  Por ejemplo, medidas tan elementales como nuestros derechos a no discriminación,  a la autonomía ( en particular   en  el tratamiento médico con  consentimiento informado),  a la seguridad social, al cuidado, a impedir que  se nos estereotipe, y, en general a la  supervisión de  cómo se aplican nuestros  derechos humanos como   mayores, nuestra dignidad  y nuestra igualdad como seres humanos, así  como la necesidad de un enfoque   diferencial, entre otros.

 Por cierto, una   Convención que  no han ratificado  sino  6 de  35  países  de este continente y  sobre la cual el Gobierno Duque  no  ha dicho una  sola palabra,  aplicando, en cambio,   la dudosa  y autoritaria  teoría de  “confinar para proteger”,  consecuencias  del   paternalismo  ducal.

 ¿Cuales   son en el fondo las razones  para confinarnos obligatoriamente? ¿Para  que  no se copen las UCI  y por lo tanto  nos escojan como ultima  opción  ( lo que afortunadamente no sucedió)?  

Los adultos  mayores , en el caso  colombiano,  en un   70 %   conviden  con la familia.  Eso no es  necesariamente un paraíso,o un infierno sino,   para algunos,   los costos emocionales  de la humillación.   Hay  dificultades  para   transferencias  económicas en  ciertos sectores  en Colombia, estereotipos sociales.   Se desconoce  la  diferencia entre el adulto mayor   rural y urbano, y la brecha tecnológica. Muchos temas  que  impiden   “sobrevivir con  dignidad” como  bien lo   describió  el  sacerdote  Angulo. Muchos temas que no ha desmenuzado el Gobierno nacional , aficionado a   elaboraciones  teóricas y a mostrar lo bonito en   su programa estrella.

MI MEA CULPA…

Debo por tanto un  mea  culpa    cuando  afirmé la  inutilidad  de la tutela   interpuesta por adultos   mayores.   Rodrigo  Uprimny y los demás panelistas recalcaron como la sentencia  favorable   a los   adultos mayores que la interpusieron  permitió visibilizar estos temas  cuando “se alimenta el estigma al agotarse  el ciclo de vida”:   las dificultades de  de participación en lo social, el mercado laboral  que se  cierra para  los que  tienen  que   trabajar,  el poco  apoyo a los  cuidadores de  adultos mayores , la desnutrición en esa etapa,  las crisis,  el maltrato. Y , por supuesto, la brecha tecnológica   de diseños no muy amigables  para  personas mayores, cuando les cuesta trabajo  hacer  “clic”   con sus   huellas desvanecidas o  los derrota la velocidad . 

En fin , un mundo  en el que  “la edad  no es un criterio de vulnerabilidad,  sino que hay que distinguir, una vez más,  entre  personas vulnerables y  vulneradas”.



¿Es  internet solo para los  jóvenes  o puede ser un  instrumento de sociabilidad?  A mi modo de ver, se hace cada vez más necesario  que personas de todas las edades   participen en   el mejoramiento de la calidad de vida  de   adultos mayores que lo necesiten.  No solo  en el cuidado físico, sino  en el mental. Por ejemplo, con talleres  dictados por   adolescentes y jóvenes para   el uso  de internet y todas las entretenciones que  permiten diluir  estereotipos,  pero también, compartir  sabiduría . 

Foto MTH



¿No es hora de acercar generaciones? Sólo así se diluirían los  estereotipos que  se han  creado en torno a  ese  envejecimiento  que es parte de la vida.   consejo :  siga el  link y apoye la  ratificación
 



martes, 6 de octubre de 2020

JAVIER DARÍO RESTREPO, HOY, AYER Y MAÑANA


HOY,   6  DE  OCTUBRE,  SE CUMPLE UN  AÑO DE LA PARTIDA DE JAVIER  DARÍO RESTREPO Y  SIEMPRE ME PREGUNTO :¿QUÉ DIRÍA  JAVIER? CUANDO  OBSERVO ELDETERIORO DEL PAÍS, DEL PERIODISMO, DE LA ÉTICA, DE TANTOS TEMAS COMUNES QUE NOS UNIERON  DESDE ORILLAS TAN DIFERENTES DE PENSAMIENTO. 
SÉ QUE  PENSARÍA, CON  ESA TRANQUILA SERENIDAD QUE LO CARACTERIZABA:  NO PERDAMOS LA ESPERANZA,  REFLEXIONEMOS Y TRABAJEMOS CON ELLA. 

  Javier Darío: los colombianos y latinoamericanos  que  tienen que ver  con  periodismo, religión y filosofía saben a quién me refiero- nunca  aspiraba  a un poder distinto del de  la palabra. 
 
Por la manera como políticos y personajes utilizan la palabra, hay  sin embargo  que aclarar:  no es aquella palabra  que se desdobla en espectáculo, la parlanchina, mañosa, torticera, insultante, grosera, inapropiada, mentirosa.

Es la palabra  en su sentido más puro, bien sea oral o escrita: la palabra que  acierta  al describir la realidad, el adjetivo preciso que  define o consuela, el verbo que  muestra  en qué consiste la acción que se intenta  mostrar, su  esencia profunda y  exacta.  La palabra, de  tanta  precisión, que era inútil  insistir en reemplazarla  por otra sustituta, sin encontrarla.  Javier Darío  la encuentra sin buscarla en su sabiduría, desde la imagen, que lo  convierte en un gran reportero   audiovisual, pero también   por su manera de  ver  esa realidad y  traerla  de vuelta para que  transforme  al que observa, o lee, o escucha. Sin mirar el  diccionario etimológico como lo hago ahora,  él se referiría al  origen latino  de la palabra   reportero:  re (hacia  atrás) portare (llevar) y ero (oficio). Y esa palabra lo refleja en lo que todos  admirábamos:   su  substancia periodística, pero  también humana.


Por eso, partir de la realidad  desde la observación, al meterse  en ella   con ecuanimidad   y   devolverla a los que no saben o  han olvidado mirar,  fue  el gran acierto  de Javier Darío.  Mostrarla  desde  el camino  que hay que  seguir  para llegar  a la utopía, ese punto  al que hay  que encaminarse, aunque nunca se llegue  a él.  


Gran lector,  gran escritor

Aún para quienes  nos diferenciábamos en los enfoques, como  fue  mi caso  en   muchas ocasiones,


Javier Darío argumentaba con tanta claridad, que  a veces uno  hubiera  deseado  seguir su  mismo  camino de la utopía.   Otras  dos  características de   su personalidad y sustento de su ética  eran, desde luego, el  respeto por  el  Otro y  el enfoque  religioso  como  algo propio  y no transmisible sin el asentimiento  de ese Otro.  Javier  Darío  fue siempre  comprensivo  y prefería  comprender más que juzgar.  Por eso  nuestras  conversaciones  fueron tan  estimulantes y  por eso deja  una  huella imborrable entre  sus  innumerables  discípulos. Y, por supuesto, en  sus hijas María José y Gloria Inés,  su  nieto Emilio,  sus  hermanos. Inolvidable también la manera como acompañó  a su querida  esposa Gloria, fallecida  luego de una  dolorosa enfermedad.

 Su mesura, esa precisión en su lenguaje no eran  fortuitas.  Además de una  personalidad reflexiva, ese don  para transmitir y suscitar reflexiones tenía  múltiples  explicaciones.  Un  sentido  discreto pero  sonriente y acertado del humor; una calidez  reservada que  empezaba por prestarle atención a lo que decía su   interlocutor para de allí conversar; una ética  como estado  de ánimo,  expresión del Padre Pacho  de Roux que siempre nos pareció la definición  exacta de  lo que debía  ser la  ética.

Javier Darío no  solo   daba la impresión de ser una buena  persona, sino que lo era en  toda la  dimensión filosófica de su ser. Por  lo mismo, inspiró  respeto a quien lo conociera en cualquier circunstancia, escuchara sus conferencias, participara en sus talleres de la Fundación Nuevo Periodismo, o en la  elaboración de su querida  revista  Vida Nueva, en la que  lo religioso no le quitaba un ápice de rigor  metodológico.  

¿QUÉ ES  SER UNA “BUENA” PERSONA”? 
Desde mi   óptica   no religiosa, - o  cartesiana  como  siempre  calificaba   mi tendencia   a   buscar razones  y argumentos -  Javier Darío   se interesaba  ante por todo  el  “Otro”, uno de sus temas  preferidos,  que  tantas incomunicaciones y exclusiones produce.  De manera intuitiva o profunda, para  Javier Darío ese  Otro  era -y seguirá siendo en sus  escritos-  el ser humano   al que hay  que darle siempre  la oportunidad de  existir, de incluir, de  entender. 


Su bondad humana, no calculada, emanada de su propio ser, se explicaba de variadas maneras,  además de  saber siempre comportarse con  El Otro.  Una de ellas, su  formación  sacerdotal, que   nunca  renegó,  tuvo  una influencia  laica  en  su existencia. Le sirvió, por ejemplo, para mantener la disciplina intelectual,  o para entender el latín y el griego como lenguas madres,  buscar por eso mismo  en ellas  el  sentido originario de  las palabras como  un ejercicio  cotidiano.    En las conversaciones,  fueran  por carta, por teléfono o por almuerzos, siempre  aparecía   ese origen  como punto de partida  de   nuestras reflexiones.

Además de remontarse al origen de las palabras, y de no tener  ningún tema tabú, Javier sabía  llegar al  meollo de    las incertidumbres, mas allá de la comunicación rutinaria  y de las frases  de cajón.  Por eso, uno de los libros que más me hace  definirlo  es  “La  Niebla y la Brújula” , cuando  declara  haber  descubierto:



  "en los años dedicados al estudio y discusión sobre  la ética  con los   colegas del continente…un panorama  de neblinas como el que aparece  en los relatos de London o de Conrad, cuando sus protagonistas  se mueven  en la inmensidad y  la soledad de un mar en el que todo desaparece, envuelto entre los algodones de la neblina… los periodistas, como esos marinos, nos movemos la mayor parte del tiempo entre las neblinas de nuestras incertidumbres y dilemas éticos”.


La brújula es la ética, pero,  a mi modo de ver,  encarnada, ayer, hoy y mañana, en Javier Darío Restrepo".

(artículo del 6 de octubre 2019,  en  Opinar es Debatir  sin Pelear)


viernes, 2 de octubre de 2020

“LA COCA: ERRADICAR CARENCIAS Y SUSTITUIR NECESIDADES”


Hace 25  años estuve en el Putumayo en un  trabajo periodístico  en  el que sobresalieron  la mística d
el equipo y el  camarógrafo  Chepe Calderón.  

Hicimos   para el programa  “de Dominio Público” un análisis de lo que sucedía, en tres entregas.  Lo más  triste, patético y -podría decir que desolador -  es  cómo era el país  en  esa época y  cómo lo es   ahora. 

 Compare Ud.  la primera  entrega "la coca : Erradicar carencias y sustituir necesidades" con el informe multipartidista que acaba de  salir.

HACE  25 AÑOS…


PARTE 1


PARTE 2


 

...SEPTIEMBRE 2020 …

https://ce932178-d58f-4b70-96e7-c85e87224772.filesusr.com/ugd/883ff8_bcd7ecdb44a14de7859839cf849c35cb.pdf




Juanita  Goebertus, a quien no conozco personalmente  es,  a mi modo de ver, un referente  de lo que  tiene que ser un parlamentario, en este caso, una  líder política jóven, que no desperdicia "carreta". 

Como   referente, no importa  tanto  a qué  partido pertenece  (en este caso,  el partido Verde). Pero  si todos    fueran  como  ella,   el Congreso no perdería tanto  tiempo y  prestigio en pendejadas.

Organizada,  sencilla, concreta, no se queda en   las que  he llamado  diarreas  mentales o discursividades.  Lideró   la investigación  “ Cómo va  la solución  al problema de las  drogas ilícitas, retos y recomendaciones”.  Logró  reunir  a las personas  que representarán, a mi modo de ver,  la nueva manera de hacer política y, quizás,  el núcleo de   un grupo  fuerte en ideas y  en democracia, en el que no importa tanto  el   color, sino  colocar los intereses nacionales por   encima de  los  personales y partidistas. 

¿RECUPERAR EL TIEMPO PERDIDO?

  La única   manera  de lograrlo   es  integrando ideas y propósitos de miembros  actuantes de distintos partidos y, a mi modo de ver,  no de la burocracia partidista  en sí, que es un  mal endémico en  nuestro país y no solo se da en los gobiernos.

En  este  caso concreto,  ante la  importancia negativa del cultivo de coca,  ante la hipótesis - comprobada por el estudio-  de que poco se hace desde el Gobierno Duque  en cuanto al cumplimiento  de los  acuerdos de paz de La Habana,  ( por cierto, a mi modo de ver, como poco se ocupó el Presidente  anterior  de    darle dinamismo  y dejar  los cimientos,  más  allá de SU  Premio Nóbel)

En  ese  informe contundente  se unen miembros  del    partido  Verde,  Colombia Humana, Polo democrático,  partido Liberal,   Cambio Radical y partido de la U.   El   soporte es  la seriedad académica  y no   las adhesiones a personas  o clientelas. Por eso,   el análisis  es convincente, y con razón  se le puso el  hashtag  #Noenredenlapaz.  Juzguen ustedes, eso si,  después de leerlo, porque no es  tan mamotrético como  algunas  sentencias de las Cortes.

Una metodología   similar  debería   adaptarse  por ejemplo,  para analizar el tema de  la  extensión de las ayudas en  dinero que anunció el gobierno en la pandemia.  Las   políticas públicas  asistencialistas  de mediano o  largo plazo sin promover  cambios -que  por cierto  cuestiona  el informe mencionado  en el  caso de   sustitución de cultivos - tienen resultados  lamentables. Máximo   cuando  la fumigación hoy   como ayer, es una  amenaza de "solución".

Menos  discursividad y más  aterrizajes es lo que   necesitan los  colombianos de las regiones abandonadas y para ssuperar las desigualdades. Tanto hoy como hace  veinticinco años. 

Nota  :  espero sus  comentarios, ahora también en el blog.