jueves, 27 de agosto de 2020

¿REPENSAR EL PAÍS DESPUES DE LA REACTIVACIÓN, O DESPELOTE?



Cuando el presidente de Colombia y los respectivos alcaldes – en mi caso la alcaldesa de Bogotá – “anunciaron” la tan anunciada apertura, muchos colombianos pensamos con el deseo que se abriría una nueva etapa para  Colombia.  Nada  menos cierto .

Se están  creando expectativas, a mi modo de ver poco razonables.  La reactivación  de la economía no va  ser coetánea con la apertura, como  todo ese  bullicio mediático lo anuncia. Una ensalada de  horarios, de protocolos, de regulaciones  no son  varita para la fecha  mágica, el  primero de septiembre.  Falta un elemento esencial : los  clientes, que, a veces se olvida, también pasan afugias económicas.

La asociación mediática que hacen,  tanto  funcionarios como   periodistas, entre lo  uno y lo otro,  es decir,   entre apertura  inminente  y reactivación inmediata,   lleva a  crear un  ambiente de lo instantáneo que poco  coincidirá con la realidad.   

LA ERA  DEL PICO Y CÉDULA.

El periodismo reporteril se limita a  buscar declaraciones y opiniones sin  criterio y  todo  se vuelve caos y confusión, como en la torre de Babel. Se habla del turismo como  si ya fuera una realidad. Es decir,  se   cree que   todos los  europeos (ahora confinados por  los rebrotes)  van a  llegar en masa  a nuestra  querida Colombia.  Y eso  que no hay ni siquiera protocolo de apertura de playas y piscinas  por el ministerio de salud. Pero no importa.  Como  se nos ha enseñado en este gobierno,  todo lo que molesta no existe.

No parece haber límites a la escalada burlesca. El gran tema se vuelve  los  requisitos  burocráticos  para todo, incluidos  los todavía hipotéticos  supuestos  voluntarios colombianos   que el mundo necesita   para aplicarse la vacuna. No importa si  nadie ha dicho  que eso  garantiza   prioridad  de  aplicación  a todos los colombianos . Lo damos por sentado.

TODO MENOS PROPICIAR CULTURA CIUDADANA

¡Por favor!, aterricemos a la realidad y no a las ilusiones. La  barahúnda impide   preguntarnos: ¿Qué es la cultura  ciudadana?  ¿ Dónde está y cómo se manifiesta?  Por  ahora,  en todo caso, no es cumplir lo  que  se debe cumplir y que esté   claramente   establecido. Porque   ahí  empieza  la confusión  entre lo  que    cada quien   quisiera – los  comerciantes, los  restauradores, los  gimnasios, los .teatros,  etc. etc. y lo que es viable o conveniente, que nadie tiene tampoco muy claro.

Por ejemplo, cuando Fenalco quiere que se abran siete  días sobre  siete los comercios. Los reporteritos  transmiten las querencias de  todos y cada uno de los   sectores , como  si fueran sus portavoces,  sin ningún análisis. La manufactura dice que no se puede  reactivar con ese horario, y los reporteritos transmiten ídem.  “La nueva realidad  aun genera muchas dudas“-  declara  el periodismo,  sin tomarse  el trabajo de   aclarar la situación.    Y como  nadie  quiere ceder, innovar,  proponer, avanzar hacia nuevos horizontes,  a lo que  se llega,  claro,  es a proponer un comité de apertura. 

 Pero no nos digamos  mentiras.  La gente no va a correr  de una a  los restaurantes  ni a los almacenes porque tiene serios preocupaciones  pecuniarias y de otra índole. Los extranjeros del  supuesto  turismo, van  ser más  escasos  todavía .  En cambio,  burocracia, más papeleo crecen en proporción inversa.

Lo que   habría    preguntarse, en vez  de  pedir  apertura o soñar  con ella :   ¿Puede  el comercio informal  (46% de los trabajadores del país) seguir  en esa estéril venta de las mismas baratijas  callejeras, muchas de ellas  chinas?  ¿No habrá capacidad de  promover  que  avancen  en vez de estancarse en ventorrillos ? ¿ No es el momento de crear grandes  colectivos  de ventas ,   antes ambulantes , o de pensar  en  nuevos oficios para  dar  un salto a lo más productivo?  Pareciera como si  se estimularan  las  incongruencias y los informales no  avizoraran oportunidades de cambio  en sus proyectos de vida. ¿La patética  economía   naranja? ¡Por favor! Hasta ahora es una teoría y depende del turismo. Los emprendedores  creativos , que ya la   han  usado creativamente sin llamarla así, lo saben.

A  decir verdad, la  luz tampoco  viene de los dirigentes, en un país donde muy pocos líderes son capaces de ser  concretos. De hablar poco para decir  lo mismo con grandeza o sentido de Estado.

La confusión reina, como siempre, por más que  se le  adorne – excuse alcaldesa-  con  lindos  nombres   como “nueva normalidad”.  La regla  general  es   el desestimulo a la creatividad y eso aplasta  en particular a los jóvenes.

El  énfasis en requisitos se vuelve  tan contraproducente y exasperante que en  el  aquí y  el ahora proliferan  nuevas  disposiciones que nadie  conoce  ni sabe para qué  sirven.
 Ahora nos dicen que   “todo   queda abierto menos lo que  esta prohibido”  (vice-ministro de Turismo) .


 las excepciones  se vuelven  “nueva normalidad”  del  “aislamiento  selectivo” (alcaldía de Bogotá y gobierno nacional).  Entretanto, el  kafkiano gobierno,  como nos lo  interpretan los medios, ”nuevamente toma el control” ¿Cual control? – se pregunta uno.

Se anuncias multas, regaños, amonestaciones,  que parten de  una base infantil: Como     los ciudadanos no somos responsables, entonces  hay que preverlo  todo si  se portan mal. 

Esa actitud  tiene   consecuencias en la manera de ejercer la responsabilidad: nadie  responde; nadie desarrolla la parte más importante de la  responsabilidad:  los inconvenientes de asumir.  Una pletórica información seudo jurídica parece  endémica en los medios audiovisuales  como si  la vida no existiera en Colombia mas allá de las muertes  o  de  los procesos   judiciales.

 Los colombianos  nos perdemos  en una  selva  oscura de leguleyadas,  acuerdos hipotéticos  para elegir  de antemano a   una ineficiente procuradora,   en un bosque de alianzas   políticas que no llevan  a nada. Como antaño,  aparecen  masacres insensatas,  mientras   de cuando en cuando  salen mensajes  que nos dicen  que somos los mejores del mundo,  que ya no  se   mencionan sino en relación con  la  cantidad de    contagiados.

¿Consecuencias?  un desinterés colectivo por lo público, que se ha   vuelto una enfermedad endémica en   Colombia y va mucho mas allá de  la pandemia.

Me temo lo que   nos deja  la pandemia  y nos  va a dejar   en los próximos meses  es  mimetizar  lo ya  visto,  repetición de errores y problemas sin resolver,  discusiones   estériles de  personas mediocres , una tanda de ministros  o ministras que buscan  borrar todo lo que no tenga referencia a su Duque .

RECOMENDADO PARA COLOMBIANOS  : ¿QUÉ  DIABLOS NOS PASA?

Hoy  como ayer ,  pareciera como si no  nos atreviéramos a preguntarnos   por qué  seguimos  patinando  en los mismos  temas,  marchando  hacia  atrás, en una especie de  carnaval colectivo, como si  se tratara de  curarnos   con promesas  o  programas  televisivos de las  6 de la tarde.

¿Estamos condenados  “a la mesura, al conformismo,  a la pasividad o rebeldía” como lo asegura  en su libro  Enrique  Serrano, historiador iconoclasta ( “Por qué fracasa Colombia? Delirios  de una nación que se desconoce a sí misma”) que pasó inadvertido en su momento?  Valdría la pena  leerlo en   pandemia  tomándonos un vaso de agua , en vez de especular sobre  cómo se  medirá  el alcohol  que está prohibido, pero según la regulación, puede acompañar las comidas bogotanas en los restaurantes.  

¿CUAL NUEVA NORMALIDAD?


Dicho de otro modo, LA NUEVA  NORMALIDAD podría ser  la de  quienes,  siguiendo a  Serrano,         “ subliman el cambio pero menosprecian los procesos de transformación ,  conciben todas las ideas  anteriores como fallidas y  equivocadas y por lo  tanto  dignas de ser olvidadas pero además no dicen  cómo hay que cambiar y hacia donde”  ( pág.176)

En otras   palabras,  seguimos todavía en una falsa democracia,  incapaces de  grandes   epopeyas y producimos como, como dice  un vecino :  "el despelote total, porque  todo el mundo quiere  reinar   y  nadie obedecer."

El libro  de Serrano que en  su momento poco fue leído pero que  nos  dice la verdad sobre  nuestra independencia, podría aplicarse – esperemos que no- a los   acuerdos de paz del ahora  tan callado Nobel.

Señala :
no hubo una  conciencia colectiva  de que la independencia (agrego que ni de los acuerdos de paz, la pandemia,  o de  nuestros episodios que se repiten en nombre del “cambio”) era irreversible , ni tampoco una conciencia de la unidad  nacional   ( pág.16)

Y termino  de  abrumar ( a veces es necesario)  con  lo que dijo, en algún momento de su viaje a Colombia  el  Papa Francisco  y que se me quedó grabado. Hoy como ayer, Colombia tiene que despertar de ese destino que, con sutileza el Papa calificaba como “original”, y que le llamaba fuertemente la atención: Nuestro país-dijo refiriéndose a Colombia-  “no ha sido nunca una meta completamente realizada, ni un destino totalmente acabado, ni un tesoro totalmente poseído”.

Dicho de otro  modo: ¿No es hora de pensar, más allá de reglamentos, protocolos, prohibiciones, leguleyadas?  No es hora  de  imaginarse, sobre todo  para las nuevas generaciones,  un país más   dinámico y diferente, menos  mezquino y  más  propositivo?

OTRO RECOMENDADO :

Para recordar :
  En medio de  tanta mediocridad intelectual,  la entrevista  de Antonio Morales  a William Ospina ,  en el  2018   plantea la   misma pregunta: ¿ por qué  somos  así? 

domingo, 23 de agosto de 2020


Tres masacres en   24 horas, titula  El Tiempo.  ¿Se repite la  vieja historia ?   ¿Se repiten los errores?  ¿Se llega despues y no  se previene antes?

https://open.spotify.com/episode/1RYMkpDRETWRXVq3vQBjU6?si=oL6w8VEIRimWgPagdNyfBQ



domingo, 16 de agosto de 2020

RECOMENDADÍSIMO: EL ABUELO ALFREDO Y LA NIETA ANTONIA *

 
Foto MTH


En tiempos en que la belleza se
  viste de cremas y de maquillaje, un libro  bello  se cubre de  lágrimas. Lágrimas de felicidad y de tristeza, de desahogo  o de emoción. Lágrimas también  que enseñan a guardarlas y seguir pá ´lante.

Abuelo y nieta  recorren palmo a palmo  nuevos horizontes. Él le hace   descubrir los  olores  de una hoja de eucalipto, de romero o de hierbabuena.  Viajes disfrutados por ambos  al  amazonas,   al  Perú,  al llano, al páramo de San Turbán: “ tus saltos, tu alegría. Y la mía. Viéndote como si no  me  vieras”. Él  le explica siempre como a una persona grande, y  ella se queda  dormida en su regazo o le  da las gracias por hacerla feliz.

Viaje último  hacia la muerte; viaje de  complicidades  con una mirada  o un  silencio. Recuerdos de juventud de Alfredo, salpicados de consejos: “ las frutas maduran poco a poco  hasta  que el sol las ha hecho dulces, caen al suelo. Si las coges antes y las maduras biches, pierden sus  sabores. No vivas más allá de lo que eres”.

  Lágrimas de emoción de los lectores  ante  ese amor que  destilan un  abuelo llamado  Alfredo y una  niña que se llama Antonia. Una relación especial  que todos los demás  familiares acogen y entienden.  Lágrimas  también por un   cancer  terminal que carcome la garganta  del abuelo y que los  dos  afrontan , aunque se les  caiga el mundo,  como lo escribe la nieta cuando  se entera de que no hay nada que  hacer: murió.

 Alfredo Molano es uno de  los personajes inolvidables de muchos colombianos,  y no  solo por sus   libros,  que nos devoramos, sus recorridos inesperados, de los que sus tenis y su mochila  son los  mejores  testigos. Por esa necesidad de  explicar la historia, buscándola a través de  los  seres  humanos de carne y hueso, no de oidas sino en sus propios territorios.  

 El  libro reafirma  que Molano  es uno de los  los mayores   escritores  colombianos,  por su innata capacidad de traducir la naturaleza de los paisajes,  las  guerras de los  seres  humanos por  sobrevivir, las  sendas ocultas, los entornos tan complejos como los mismos colombianos y , sobre todo, los miedos, que aparecen a todo lo largo del  libro , como perros negros en la  oscuridad del insomnio.

 Es un escritor  que palpa y que  siente.  El viento que golpea la  cara  cuando los caballos galopan . También los  toros, claro está, “que hablan de la muerte  dándonos   vueltas” , que  son  para los toreros  y    para los que vamos a verlos   (me incluyo en ellos)   “un animal  sagrado”.

Los senderos  caminados a  punta de  escrutar   paisajes y  seres humanos . Y el encanto  de frases como:  “ estalló una estrella en pedazos. Y esos pedacitos se fueron volviendo polvo  y flotando en el  espacio como un cardumen de  sardinas”   83

 Este libro, de un abuelo  que, como lo dice Antonia en el cementerio ” me ha sacado de  ese mundo perfecto  de Disney ,  me ha enseñado la realidad de la  vida y me ha dado  fuerzas para vivirla”

Este  libro,  el  jardín secreto  de   un lugar especial en el  corazón de Alfredo.   Cartas  que escribió a  la niña durante años con el propósito -recóndito y profundo-  de continuar  desde la  tumba esa relación fuerte,  sólida, inolvidable.

 Se entrecruzan episodios de una  vida que no fue convencional  sino también creativa. Consejos  vitales  desde su  innata sencillez,  que se  escapan como cuando la niña cumple  10 años y él le dice “ No podrás esconderte de lo que eres  (se refiere a bonita) pero tampoco podrás depender de lo que te hagan sentir.“

Así vivió  Alfredo: sabio,  discreto,    silencioso,   escuchando, observando, analizando.

Es también la complicidad de  un grupo  que no es un  clan  sino  una familia unida,  a la que   dejó  un   inmenso legado: “una enseñanza  de vida”,   como  lo recuerda en  el prólogo  el periodista  Alfredo Molano Jimeno, tío de Antonia.  “un legado de palabras y sueños con el que nos enterrarán a  quienes lo vivimos y amamos”.

Qué alegría poder leer a Alfredo Molano en  esta  pandemia y reencontrarlo en su esencia. Porque nos  saca de las rutinas, de las incertidumbres y de las  impaciencias, para  entrarnos de lleno en la ternura del afecto.

*
 Antonia,   nombre romano  como  le dice  Juan Camilo, el  abuelo a mi  nieta, que también se llama así.  Con o sin Freud, las abuelas sabemos que toda  nieta, llámese o no Antonia,  tiene  una relación especial con  su abuelo.

miércoles, 12 de agosto de 2020

QUÉ ANDA MÁS DESGASTADO: ¿RESERVA SUMARIAL O SECRETO PROFESIONAL?





UN  ZAPEROCO DE  INCERTIDUMBRE

La circunstancia de ser a la vez   abogada y  de  haber ejercido el  periodismo  durante muchos   años en  medios escritos y televisión  me ha   permitido entender -más por vieja que por  sabia-  los posible conflictos  de  campo (como los llamaría  el sociólogo Pierre Bourdieu   https://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_Bourdieu) pero también, sus necesidades de  integración. 



UN ZAPEROQUE DE INCERTIDUMBRE

Aclaro que  esa  circunstancia no significa que quienes  estudiamos las  dos disciplinas  poseemos  el mismo talento  profesional o las mismas afinidades electivas.  Por ejemplo, nada  tengo   en común  con María Isabel Rueda , que también  suma las dos  disciplinas, en particular con su  artículo del domingo  9 de agosto, sobre la  que llama  "estupidez" de las decisiones de la Corte.  Y si mucho  con una Camila Zuluaga, que me  recuerda  el entusiasmo de mis comienzos.


En medio de todas esas travesías, lo único que me ha quedado claro son las mutuas incomprensiones,  las mutuas intolerancias  y   las mutuas necesidades de   adaptación a los  cambios sociales, en el derecho y la comunicación.

Si de algo sirven los  años   es, muchas veces,  para aceptar que  se pierden combates.

En el campo  de la comunicación, por ejemplo,  he perdido  batallas  contra la   concentración oligopólica de los medios masivos de comunicación,  sus lógicas comerciales, la desigualdad de tratamientos  entre los sectores sociales, gremiales, y  sindicales, - puesto que se privilegia siempre  más  entrevistar líderes   gremiales que  sindicales, académicos o sociales.   Pero,  sobre todo,   como muchos  docentes, hemos  perdido  batallas  en cuanto a fallas en materia de responsabilidad social.

He  ganado en otros   aspectos como,  por  ejemplo, insistir en que no es lo mismo  un medio de comunicación  que un periodista que trabaje en ese medio. Son muchos los periodistas que  ganan batallas de independencia dentro de los medios.   No son los que más se muestran, sino los que investigan y tienen muy claro  lo que implica la responsabilidad social.

¿JUSTICIA VS   INFORMACIÓN?,  NO  CREAN…

Derecho  a la justicia y  tanto a informar como a ser informado  son   fundamentales  para la humanidad. Pero aún antes  de la   pandemia, que ha acentuado sus respectivas  carencias, “La  era  de la información” ha  tomado   a ambos campos  por sorpresa.

 Las facultades de comunicación , por ejemplo,  aterrizaron con mucha  dificultad a  la realidad virtual, y perdieron  casi siempre  la oportunidad de liderar  ese trayecto.  Eso sí, se  pusieron las pilas en tecnología.  Pero  descuidaron  el  criterio ético de responsabilidad   social, privilegiando  la competitividad en el mercado. Muy poco mencionan  hoy la ética los periodistas audiovisuales  y  muy poco la tienen incorporada  en su quehacer diario, como  tienen incrustado el chip  tecnológico.

En cuanto a los abogados tradicionales , muchos apenas están, en su mayoría,    aterrizando en patineta  en la  era de la velocidad por internet.   Lo demuestra no  haber modificado   la   extensión de sus parlamentos, escritos u orales.  Que una instrucción  de la Corte Suprema  tenga   1500   páginas  es  desconocer la existencia de links , pero también no aprender a escribir corto.  Es, además,   encerrarse en  la extensión de su campo. 

Pocos  abogados  aceptan  que  el derecho   tiene mucho  que ver    con la comunicación. No  creen  en  lo decisiva  que  termina siendo  la  eficacia simbólica del derecho, su impacto en las mentalidades colombianas. ¿Cuántos ciudadanos leerán esas 1500 páginas  que ya  están  a disposición en la  red?  ¿Cuántos  se limitarán a los resúmenes  que les sirven en bandeja ?

Todo este  largo prólogo,  un   poco decimonónico , para  indicar, a mi modo de ver ( que por supuesto admite  debate): lo que le pasa  al derecho es  tan grave como lo que le pasa  a  la comunicación (periodística o no)  del derecho.  Y eso , en  parte , explica porqué  el ciudadano prefiere saltarse  tanto el derecho  como   el periodismo y pasar  directamente a la apreciación  emocional de los casos,   en  especial al través del insulto en las redes  sociales.

Pero  las consecuencias  más importantes son  la manera como  afectan  a   los dos respectivos   fortines de estas disciplinas:  la reserva  sumarial  y el  secreto profesional. Como se contaminan recíprocamente una y  otro.

¿FILTRAR ES INFORMAR?

No nos digamos mentiras: La reserva  sumarial ya no existe  sino  en teoría puesto que , al menos en Colombia, las filtraciones se vuelven una costumbre que tiene pésimas consecuencias, de pereza en el campo periodístico, y de  manipulación en el  campo  de los litigios judiciales.

 Además, a la personas en vía de judicialización,  como   el  senador  Uribe  Vélez, les ha  dado  por pedir  la publicación de los expedientes supuestamente para  proteger la transparencia pero, a la  vez, para propiciar, a mi modo de ver, la  mayor politización  de los procesos desde un   gaseoso “estado de Opinión “,   del que  ya ha hecho  mención  en estos días el ex presidente. Indicio  de esa  estrategia es la foto  -estilo mártir-, enviada   por el  dr. AUV ,  y el debate público  del expediente que  prepara el  Centro  Democrático.

En periodismo,  la competencia  “in” parece  ser   sobre quién consigue  más rápidamente  esas filtraciones, pero no sobre la  calidad del análisis de su contenido.  

 Muy pocos  ciudadanos se detienen a  entender  el contenido de esas  filtraciones,   cuando todos los  días  aparecen pedazos   de  sumario filtrados,  trozos de interceptaciones,   a veces  para  manipular opinión.

 El periodismo  mediocre  recibe con agrado esas filtraciones porque  le  evitan  la ardua tarea  de investigar. Resultado:  se  “queman” las noticias  por vía de repetición. Que lo digan  las redacciones  judiciales   o periodistas   que  se desgastan haciendo  un buen  trabajo.  Sus colegas,  sin embargo,  repiten  como “noticia” lo que se ha escuchado la víspera, en una monotonía  exasperante, como por ejemplo, la excelente Yolanda  Ruiz, que ha caído en  esa inercia radial. ¿La razón?  Porque  hay pandemia,  medios o periodismo suponen que  no se puede investigar, y la pereza  mental se  instala poco a poco, como ha sido notorio  en las “mesas de trabajo”.

POLARIZACIÓN DE LA   RAPIDEZ

Volviendo  a la  reserva sumarial, la velocidad  con que  se transmite  la información -sonsacada o no-  , por radio, televisión   o internet lleva, paradójicamente, a  minimizar la importancia   de la susodicha   reserva, y  a   a la vez,   también desvaloriza  el análisis de contexto. El Tiempo, por ejemplo, no solo reproduce  larguerones de otras latitudes, sino  que confunde escribir largo con  profundidad. Semana ha perdido calidad y  no  por  la salida de Coronell y Samper Ospina,  sino por el despido  anterior  de muchos   periodistas  a los que les  gustaba escarbar  y tomarse el  tiempo de investigar.  Gracias a las restricciones de la pandemia, periodistas de mesas de trabajo se han vuelto lectores de noticias y aunque tienen el criterio,  éste se  va  diluyendo con la velocidad  y   la necesidad de llenar espacio. Esas  prácticas tienen consecuencias sobre la manera de informar.  Fortalecen la polarización. Es  decir,  que   los    colombianos  nos  contentamos  con  concluir  por prejuicio, por  odio o por  amor,   sobre    culpabilidad o inocencia.


LA RESERVA SUMARIAL : ¿ UNA TRINCHERA  DERRUMBADA?

Volviendo a las filtraciones,   el poder judicial,  para no perder completa  credibilidad      (sobre todo en las altas  cortes), tendrá que encontrar sustitutos  de esa  desgastada  trinchera que  se ha vuelto  la reserva sumarial.

 A los  propios  sindicados o a sus oponentes les encanta  filtrar, lo que se vuelve una revoltura  de incertidumbres en cuanto a la búsqueda de la verdad  que es lo que, en el fondo,  quisiera la gente.

En todo caso, el retorno a la confianza, tanto en la justicia como en el periodismo,  no  se logran desde las trincheras.

La majestad de la justicia  o, mejor,  el retorno a la    confianza,  solo  se  va a lograr,   claro, con la solidez de las  argumentaciones, como ha sucedido con la  decisión de la Corte  Suprema  sobre   el  ex presidente Uribe. Pero  el impacto de la solidez  por sí sola no logra contrarrestar  el poder  de la  verborrea especulativa,  en la que participa el periodismo gritón,   con un  Londoño,  una Salud, una Vicky, y también,  no pocos usuarios de  las redes sociales .

¿Solución?  El regreso de la confiabilidad  en la justicia  y el periodismo también  pasan por la  función pedagógica  Es decir,  logrando la eficacia  simbólica  del  derecho para utilizar la expresión de Boaventura da Souza Santos
  https://es.wikipedia.org/wiki/Boaventura_de_Sousa_Santos

En Colombia,  abogados   como Mauricio García Villegas o la escuela de Rodrigo Uprimny [1],  han entendido el valor de la comunicación  jurídica. Pero en Colombia al menos,  el periodismo debe   abandonar su dependencia de las  filtraciones  para  recuperar   el poder de su  análisis "jurídico".

¿Cómo lo logra?   Con  plena independencia  de sus  fuentes lo cual, a su vez,  se obtiene solo  con   la seguridad  del  secreto  profesional  que  ampara  a la fuente que  se atreva a decir lo que  otros  callan  en la carreta o en los boletines.  Desde  esa perspectiva del ejercicio profesional,  ¿ hará falta aclarar  que  eso  no  implica  ensalzar aquel periodismo de  rumor,  de los  secretos de Darcy Queen o  del chisme del 1, 2 y 3 de CM& que  se han vuelto secciones de alto rating?     

¿“ESTADO DE OPINIÓN” vs   SECRETO  PROFESIONAL?

Hay que reiterarlo: al  secreto profesional del periodista  lo desgasta  su dependencia  de  las filtraciones, que no cuestan mucho,  son mas  rápidas, pero no más honorables. 

Además, estimula también la dependencia, en nuestros  medios audiovisuales,  de videos entregados por la  policía,  con   escenas    de  robos, abusos,  operaciones  exitosas.  Repetidos especialmente  en los noticieros del mediodía, por  reporteros que se limitan a ponerle  al video un guion contando la historia y que nos  abruman de terror  sobre  atracos,  asesinatos, violaciones a niños y  delitos  sin contextos. ¿Es eso buen periodismo? 

 ¿Entonces qué?  Aceptar lo  inevitable. Ante el derrumbe   de la reserva   sumarial,   tanto los jueces y los abogados  como los periodistas y   sus empresas deberían  apoyarse  en la credibilidad de  sus análisis.

Ante  ese “Estado  de opinión” que por estos días  ha  vuelto a  mencionar  el  ex Presidente  Urib,  y al que  se refería   durante su presidencia y otras épocas,  el secreto profesional es el  único que  puede   afrontar   la  ola  de opiniones   rabiosas  o amorosas. 

 La versión analítica  del periodista debe  ser  la que oriente,  en ese  mar de incertidumbre  en el que   opinar se vuelve  una manera de  juzgar .

Por eso es tan importante el secreto profesional.  Por  eso la Fundación para la Libertad de Prensa   protesta  cuando  la Corte  en su decisión  de 1500 páginas,   cita el nombre de periodistas que  entrevistan a matones de todas las calañas.

No  se trata de  revelar   quienes son  los   filtradores,  o de  hacer chismecito con el rumor, sino de   llegar,  después de cotejar malos o buenos  testigos y fuentes,  al meollo  de la  turbulenta realidad.-


[1]  De Justicia es miembro de la Fundación para la Libertad de Prensa; recomendados libros  de Mauricio  García  Villegas  “el orden de la libertad” y “la  eficacia simbólica del derecho” .

jueves, 6 de agosto de 2020

RECOMENDADO : LO QUE NO BORRÓ EL DESIERTO

 

FOTO MTH

“…buscar justicia no es odiar,  es vencer la  resignación”-escribe casi al  final de su  libro, que le costó sangre, sudor  y lágrimas,  Diana López Zuleta.  Un libro que acaba  de publicar Planeta en el abril de la pandemia. Nos enseña  mucho más que los insultos en torno  al caso Uribe, en momentos  en que pasiones van y vienen  y  poco a poco   eliminan  cualquier capacidad de criterio ecuánime. Lo peor, como siempre, son las consecuencias.

 Una historia de  la guerra  civil que no le va a gustar a nadie”   es el  título de  la  una de las múltiples obras del  español  Juan  Eslava  Galán, maravilloso historiador que tiene la gran cualidad de  un excelente  sentido  del humor. Explica : 

“En qué andas metido?- me preguntó Arturo ( Pérez-Reverte)
- Todavía no tiene título. Es una  historia de la guerra civil que no le va  a gustar  a nadie..
- - ese es el título- dijo Arturo.
Gracias, Maestro”.  

 Y sin duda, la Guerra civil española  fue una de las peores carnicerías, en la que no había  ni buenos  ni malos, sino  ansia de  matar, odios  refundidos y  muy poco  deseo colectivo de evitar la muerte de seres humanos.

¿Para allá vamos en Colombia?   A  juzgar por nuestro pasado,  por  la insensatez  de algunas reacciones ante el caso Uribe,  por la insensibilidad  y ceguera  frente a la masacre de líderes sociales, por las elecciones a un paso, y por  la  criminalidad del narcotráfico que no se detiene ante nada,  ese  “ para  allá vamos” no es una  especulación sino un riesgo.

 En las aguas  turbias de la  situación actual de Colombia, la  prudencia es lo que  falta, y la insensibilidad de  las teorías sobra.  Por ejemplo,  El Presidente   se equivoca  al no referirse nunca a  esa masacre  de  líderes  indígenas y sociales que  tiene  visos de barbarie,  creyendo que así  se minimizará   su importancia.   Petro y similares  también  incurren en  la ligereza irresponsable  de  llamar a la “desobediencia  ¡civil . Y Fecode, al   recoger  el  guante, es decir, al utilizar  la misma expresión  sin precisar qué  significa eso. 

 Así, poco a poco,  se va  trenzando  la violencia verbal, que arrastra a la física.

El libro  de  Diana López Zuleta, entonces, es un oportuno  recorderis   sobre quién  mata y por qué,  sobre los   silencios  y el “no querer ver”   que terminan  siendo cómplices. Pero también, sobre la verraquera de  quienes  asumen como un deber  aclarar  precisamente  eso: quién mata  y por qué. Y  el mérito es también  de quienes, en vez  de utilizar  la  mortífera venganza,  le  apuestan a la  verdad  por las vías judiciales.

Con todos los riesgos que  eso implicaba,  esa niña -mujer - hoy de 32 años- no aceptó que  el fatalismo o el miedo de sus propios familiares fueran  la verdad impuesta por el No  quiero Saber.  Ella  llegó hasta  el fondo para “desenmascarar”  al asesino de su padre, Luis López  Peralta, que   quería ser  alcalde de Barrancas  y  enfrentársele a los corruptos. Si bien en el pueblo  se  sabía que lo  había mandado  matar   Kiko Gómez, el terror o la complicidad los  enmudecían.  Ese cacique liberal  poderoso  (¡Oh vergüenza! )  que luego recibió el  aval de Cambio Radical, subió a la brava los  escalones de la política y terminó siendo   elegido  “popularmente” Gobernador de la Guajira.  

Asesino “determinador“, es decir, que no se untaba  porque los demás  le hacían el trabajo   sucio. Determinador  de  asesinatos de  Yolanda  Brito, Bladimiro  Cuello, y otros más.   

Durante   20 años,  el  miedo,  la voracidad clientelista  y la cobardía,  fueron tendiendo ese  manto de    silencio,  en el que   el rumor  cunde pero no se habla. Kiko Gómez,  es decir, Juan Francisco Gómez   Cerchar , y  quien fue luego su jefe de seguridad   el   tenebroso Marquitos    Figueroa, uno de cuyos testigos   dijo   que  era  simple  agricultor.

Pero, lo  más infame:  Kiko  Gómez tuvo el descaro de  prestar   su carro  para  que llevaran  al moribundo al hospital de Valledupar,  en donde lo   “atendió “un primo  médico. Tuvo el descaro de   ir al  entierro, de  ayudar a llevar el féretro, como lo hizo  con otros  de sus asesinados.

La justicia  funcionó y funcionará, pero  no  solo  con   el poder judicial.  Gracias al   empuje  de personas   como   Diana,  a periodistas  como  Gonzalo Guillén,  a   escritoras  como  Margarita Rosa De Francisco ( quien prologó el  libro)  y  a  los colombianos   que  aceptan el reto de   buscar la verdad judicial, en vez de adherir ciegamente a sus  caudillos.

Luego de la condena   judicial del  asesino de su padre, Diana López Zuleta  - a quien  no conozco pero admiro-  solicitó también que le   retiraran a Gómez    el  Orden  de la Democracia  Simón Bolívar  “otorgado  en el mismo año  en que mi papá  había sido asesinado”. También  por solicitud  suya, la Universidad  de La Guajira  le  revocó el título   de Administrador de  Empresas  Honoris causa que le había otorgado.   El  Obispo   Riohacha “sugirió la posibilidad  de que el párroco de Barrancas  era el que “ había utilizado fraudulentamente” el nombre de la diócesis para condecorarlo. ¡ Verguënzas  todas!

Que la historia   pueda repararse, sin  duda.  Pero sin el empeño de los   afectados y el  apoyo de los  ciudadanos  a la  administración de justicia…lo dudo