miércoles, 12 de agosto de 2020

QUÉ ANDA MÁS DESGASTADO: ¿RESERVA SUMARIAL O SECRETO PROFESIONAL?





UN  ZAPEROCO DE  INCERTIDUMBRE

La circunstancia de ser a la vez   abogada y  de  haber ejercido el  periodismo  durante muchos   años en  medios escritos y televisión  me ha   permitido entender -más por vieja que por  sabia-  los posible conflictos  de  campo (como los llamaría  el sociólogo Pierre Bourdieu   https://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_Bourdieu) pero también, sus necesidades de  integración. 



UN ZAPEROQUE DE INCERTIDUMBRE

Aclaro que  esa  circunstancia no significa que quienes  estudiamos las  dos disciplinas  poseemos  el mismo talento  profesional o las mismas afinidades electivas.  Por ejemplo, nada  tengo   en común  con María Isabel Rueda , que también  suma las dos  disciplinas, en particular con su  artículo del domingo  9 de agosto, sobre la  que llama  "estupidez" de las decisiones de la Corte.  Y si mucho  con una Camila Zuluaga, que me  recuerda  el entusiasmo de mis comienzos.


En medio de todas esas travesías, lo único que me ha quedado claro son las mutuas incomprensiones,  las mutuas intolerancias  y   las mutuas necesidades de   adaptación a los  cambios sociales, en el derecho y la comunicación.

Si de algo sirven los  años   es, muchas veces,  para aceptar que  se pierden combates.

En el campo  de la comunicación, por ejemplo,  he perdido  batallas  contra la   concentración oligopólica de los medios masivos de comunicación,  sus lógicas comerciales, la desigualdad de tratamientos  entre los sectores sociales, gremiales, y  sindicales, - puesto que se privilegia siempre  más  entrevistar líderes   gremiales que  sindicales, académicos o sociales.   Pero,  sobre todo,   como muchos  docentes, hemos  perdido  batallas  en cuanto a fallas en materia de responsabilidad social.

He  ganado en otros   aspectos como,  por  ejemplo, insistir en que no es lo mismo  un medio de comunicación  que un periodista que trabaje en ese medio. Son muchos los periodistas que  ganan batallas de independencia dentro de los medios.   No son los que más se muestran, sino los que investigan y tienen muy claro  lo que implica la responsabilidad social.

¿JUSTICIA VS   INFORMACIÓN?,  NO  CREAN…

Derecho  a la justicia y  tanto a informar como a ser informado  son   fundamentales  para la humanidad. Pero aún antes  de la   pandemia, que ha acentuado sus respectivas  carencias, “La  era  de la información” ha  tomado   a ambos campos  por sorpresa.

 Las facultades de comunicación , por ejemplo,  aterrizaron con mucha  dificultad a  la realidad virtual, y perdieron  casi siempre  la oportunidad de liderar  ese trayecto.  Eso sí, se  pusieron las pilas en tecnología.  Pero  descuidaron  el  criterio ético de responsabilidad   social, privilegiando  la competitividad en el mercado. Muy poco mencionan  hoy la ética los periodistas audiovisuales  y  muy poco la tienen incorporada  en su quehacer diario, como  tienen incrustado el chip  tecnológico.

En cuanto a los abogados tradicionales , muchos apenas están, en su mayoría,    aterrizando en patineta  en la  era de la velocidad por internet.   Lo demuestra no  haber modificado   la   extensión de sus parlamentos, escritos u orales.  Que una instrucción  de la Corte Suprema  tenga   1500   páginas  es  desconocer la existencia de links , pero también no aprender a escribir corto.  Es, además,   encerrarse en  la extensión de su campo. 

Pocos  abogados  aceptan  que  el derecho   tiene mucho  que ver    con la comunicación. No  creen  en  lo decisiva  que  termina siendo  la  eficacia simbólica del derecho, su impacto en las mentalidades colombianas. ¿Cuántos ciudadanos leerán esas 1500 páginas  que ya  están  a disposición en la  red?  ¿Cuántos  se limitarán a los resúmenes  que les sirven en bandeja ?

Todo este  largo prólogo,  un   poco decimonónico , para  indicar, a mi modo de ver ( que por supuesto admite  debate): lo que le pasa  al derecho es  tan grave como lo que le pasa  a  la comunicación (periodística o no)  del derecho.  Y eso , en  parte , explica porqué  el ciudadano prefiere saltarse  tanto el derecho  como   el periodismo y pasar  directamente a la apreciación  emocional de los casos,   en  especial al través del insulto en las redes  sociales.

Pero  las consecuencias  más importantes son  la manera como  afectan  a   los dos respectivos   fortines de estas disciplinas:  la reserva  sumarial  y el  secreto profesional. Como se contaminan recíprocamente una y  otro.

¿FILTRAR ES INFORMAR?

No nos digamos mentiras: La reserva  sumarial ya no existe  sino  en teoría puesto que , al menos en Colombia, las filtraciones se vuelven una costumbre que tiene pésimas consecuencias, de pereza en el campo periodístico, y de  manipulación en el  campo  de los litigios judiciales.

 Además, a la personas en vía de judicialización,  como   el  senador  Uribe  Vélez, les ha  dado  por pedir  la publicación de los expedientes supuestamente para  proteger la transparencia pero, a la  vez, para propiciar, a mi modo de ver, la  mayor politización  de los procesos desde un   gaseoso “estado de Opinión “,   del que  ya ha hecho  mención  en estos días el ex presidente. Indicio  de esa  estrategia es la foto  -estilo mártir-, enviada   por el  dr. AUV ,  y el debate público  del expediente que  prepara el  Centro  Democrático.

En periodismo,  la competencia  “in” parece  ser   sobre quién consigue  más rápidamente  esas filtraciones, pero no sobre la  calidad del análisis de su contenido.  

 Muy pocos  ciudadanos se detienen a  entender  el contenido de esas  filtraciones,   cuando todos los  días  aparecen pedazos   de  sumario filtrados,  trozos de interceptaciones,   a veces  para  manipular opinión.

 El periodismo  mediocre  recibe con agrado esas filtraciones porque  le  evitan  la ardua tarea  de investigar. Resultado:  se  “queman” las noticias  por vía de repetición. Que lo digan  las redacciones  judiciales   o periodistas   que  se desgastan haciendo  un buen  trabajo.  Sus colegas,  sin embargo,  repiten  como “noticia” lo que se ha escuchado la víspera, en una monotonía  exasperante, como por ejemplo, la excelente Yolanda  Ruiz, que ha caído en  esa inercia radial. ¿La razón?  Porque  hay pandemia,  medios o periodismo suponen que  no se puede investigar, y la pereza  mental se  instala poco a poco, como ha sido notorio  en las “mesas de trabajo”.

POLARIZACIÓN DE LA   RAPIDEZ

Volviendo  a la  reserva sumarial, la velocidad  con que  se transmite  la información -sonsacada o no-  , por radio, televisión   o internet lleva, paradójicamente, a  minimizar la importancia   de la susodicha   reserva, y  a   a la vez,   también desvaloriza  el análisis de contexto. El Tiempo, por ejemplo, no solo reproduce  larguerones de otras latitudes, sino  que confunde escribir largo con  profundidad. Semana ha perdido calidad y  no  por  la salida de Coronell y Samper Ospina,  sino por el despido  anterior  de muchos   periodistas  a los que les  gustaba escarbar  y tomarse el  tiempo de investigar.  Gracias a las restricciones de la pandemia, periodistas de mesas de trabajo se han vuelto lectores de noticias y aunque tienen el criterio,  éste se  va  diluyendo con la velocidad  y   la necesidad de llenar espacio. Esas  prácticas tienen consecuencias sobre la manera de informar.  Fortalecen la polarización. Es  decir,  que   los    colombianos  nos  contentamos  con  concluir  por prejuicio, por  odio o por  amor,   sobre    culpabilidad o inocencia.


LA RESERVA SUMARIAL : ¿ UNA TRINCHERA  DERRUMBADA?

Volviendo a las filtraciones,   el poder judicial,  para no perder completa  credibilidad      (sobre todo en las altas  cortes), tendrá que encontrar sustitutos  de esa  desgastada  trinchera que  se ha vuelto  la reserva sumarial.

 A los  propios  sindicados o a sus oponentes les encanta  filtrar, lo que se vuelve una revoltura  de incertidumbres en cuanto a la búsqueda de la verdad  que es lo que, en el fondo,  quisiera la gente.

En todo caso, el retorno a la confianza, tanto en la justicia como en el periodismo,  no  se logran desde las trincheras.

La majestad de la justicia  o, mejor,  el retorno a la    confianza,  solo  se  va a lograr,   claro, con la solidez de las  argumentaciones, como ha sucedido con la  decisión de la Corte  Suprema  sobre   el  ex presidente Uribe. Pero  el impacto de la solidez  por sí sola no logra contrarrestar  el poder  de la  verborrea especulativa,  en la que participa el periodismo gritón,   con un  Londoño,  una Salud, una Vicky, y también,  no pocos usuarios de  las redes sociales .

¿Solución?  El regreso de la confiabilidad  en la justicia  y el periodismo también  pasan por la  función pedagógica  Es decir,  logrando la eficacia  simbólica  del  derecho para utilizar la expresión de Boaventura da Souza Santos
  https://es.wikipedia.org/wiki/Boaventura_de_Sousa_Santos

En Colombia,  abogados   como Mauricio García Villegas o la escuela de Rodrigo Uprimny [1],  han entendido el valor de la comunicación  jurídica. Pero en Colombia al menos,  el periodismo debe   abandonar su dependencia de las  filtraciones  para  recuperar   el poder de su  análisis "jurídico".

¿Cómo lo logra?   Con  plena independencia  de sus  fuentes lo cual, a su vez,  se obtiene solo  con   la seguridad  del  secreto  profesional  que  ampara  a la fuente que  se atreva a decir lo que  otros  callan  en la carreta o en los boletines.  Desde  esa perspectiva del ejercicio profesional,  ¿ hará falta aclarar  que  eso  no  implica  ensalzar aquel periodismo de  rumor,  de los  secretos de Darcy Queen o  del chisme del 1, 2 y 3 de CM& que  se han vuelto secciones de alto rating?     

¿“ESTADO DE OPINIÓN” vs   SECRETO  PROFESIONAL?

Hay que reiterarlo: al  secreto profesional del periodista  lo desgasta  su dependencia  de  las filtraciones, que no cuestan mucho,  son mas  rápidas, pero no más honorables. 

Además, estimula también la dependencia, en nuestros  medios audiovisuales,  de videos entregados por la  policía,  con   escenas    de  robos, abusos,  operaciones  exitosas.  Repetidos especialmente  en los noticieros del mediodía, por  reporteros que se limitan a ponerle  al video un guion contando la historia y que nos  abruman de terror  sobre  atracos,  asesinatos, violaciones a niños y  delitos  sin contextos. ¿Es eso buen periodismo? 

 ¿Entonces qué?  Aceptar lo  inevitable. Ante el derrumbe   de la reserva   sumarial,   tanto los jueces y los abogados  como los periodistas y   sus empresas deberían  apoyarse  en la credibilidad de  sus análisis.

Ante  ese “Estado  de opinión” que por estos días  ha  vuelto a  mencionar  el  ex Presidente  Urib,  y al que  se refería   durante su presidencia y otras épocas,  el secreto profesional es el  único que  puede   afrontar   la  ola  de opiniones   rabiosas  o amorosas. 

 La versión analítica  del periodista debe  ser  la que oriente,  en ese  mar de incertidumbre  en el que   opinar se vuelve  una manera de  juzgar .

Por eso es tan importante el secreto profesional.  Por  eso la Fundación para la Libertad de Prensa   protesta  cuando  la Corte  en su decisión  de 1500 páginas,   cita el nombre de periodistas que  entrevistan a matones de todas las calañas.

No  se trata de  revelar   quienes son  los   filtradores,  o de  hacer chismecito con el rumor, sino de   llegar,  después de cotejar malos o buenos  testigos y fuentes,  al meollo  de la  turbulenta realidad.-


[1]  De Justicia es miembro de la Fundación para la Libertad de Prensa; recomendados libros  de Mauricio  García  Villegas  “el orden de la libertad” y “la  eficacia simbólica del derecho” .

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