UN ZAPEROCO DE INCERTIDUMBRE
La circunstancia de ser a la vez abogada y de haber ejercido el periodismo durante muchos años en medios escritos y televisión me ha permitido entender -más por vieja que por sabia- los posible conflictos de campo (como los llamaría el sociólogo Pierre Bourdieu https://es.wikipedia.org/wiki/Pierre_Bourdieu) pero también, sus necesidades de integración.
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UN ZAPEROQUE DE INCERTIDUMBRE
Aclaro que esa circunstancia no significa que quienes estudiamos las dos disciplinas poseemos el mismo talento profesional o las mismas afinidades electivas. Por ejemplo, nada tengo en común con María Isabel Rueda , que también suma las dos disciplinas, en particular con su artículo del domingo 9 de agosto, sobre la que llama "estupidez" de las decisiones de la Corte. Y si mucho con una Camila Zuluaga, que me recuerda el entusiasmo de mis comienzos.
En medio de todas esas travesías, lo único que me ha quedado claro son las mutuas incomprensiones, las mutuas intolerancias y las mutuas necesidades de adaptación a los cambios sociales, en el derecho y la comunicación.
Si de algo sirven los años es, muchas veces, para aceptar que se pierden combates.
En el campo de la comunicación, por ejemplo, he perdido batallas contra la concentración oligopólica de los medios masivos de comunicación, sus lógicas comerciales, la desigualdad de tratamientos entre los sectores sociales, gremiales, y sindicales, - puesto que se privilegia siempre más entrevistar líderes gremiales que sindicales, académicos o sociales. Pero, sobre todo, como muchos docentes, hemos perdido batallas en cuanto a fallas en materia de responsabilidad social.
He ganado en otros aspectos como, por ejemplo, insistir en que no es lo mismo un medio de comunicación que un periodista que trabaje en ese medio. Son muchos los periodistas que ganan batallas de independencia dentro de los medios. No son los que más se muestran, sino los que investigan y tienen muy claro lo que implica la responsabilidad social.
¿JUSTICIA VS INFORMACIÓN?, NO CREAN…
Derecho a la justicia y tanto a informar como a ser informado son fundamentales para la humanidad. Pero aún antes de la pandemia, que ha acentuado sus respectivas carencias, “La era de la información” ha tomado a ambos campos por sorpresa.
Las facultades de comunicación , por ejemplo, aterrizaron con mucha dificultad a la realidad virtual, y perdieron casi siempre la oportunidad de liderar ese trayecto. Eso sí, se pusieron las pilas en tecnología. Pero descuidaron el criterio ético de responsabilidad social, privilegiando la competitividad en el mercado. Muy poco mencionan hoy la ética los periodistas audiovisuales y muy poco la tienen incorporada en su quehacer diario, como tienen incrustado el chip tecnológico.
En cuanto a los abogados tradicionales , muchos apenas están, en su mayoría, aterrizando en patineta en la era de la velocidad por internet. Lo demuestra no haber modificado la extensión de sus parlamentos, escritos u orales. Que una instrucción de la Corte Suprema tenga 1500 páginas es desconocer la existencia de links , pero también no aprender a escribir corto. Es, además, encerrarse en la extensión de su campo.
Pocos abogados aceptan que el derecho tiene mucho que ver con la comunicación. No creen en lo decisiva que termina siendo la eficacia simbólica del derecho, su impacto en las mentalidades colombianas. ¿Cuántos ciudadanos leerán esas 1500 páginas que ya están a disposición en la red? ¿Cuántos se limitarán a los resúmenes que les sirven en bandeja ?
Todo este largo prólogo, un poco decimonónico , para indicar, a mi modo de ver ( que por supuesto admite debate): lo que le pasa al derecho es tan grave como lo que le pasa a la comunicación (periodística o no) del derecho. Y eso , en parte , explica porqué el ciudadano prefiere saltarse tanto el derecho como el periodismo y pasar directamente a la apreciación emocional de los casos, en especial al través del insulto en las redes sociales.
Pero las consecuencias más importantes son la manera como afectan a los dos respectivos fortines de estas disciplinas: la reserva sumarial y el secreto profesional. Como se contaminan recíprocamente una y otro.
¿FILTRAR ES INFORMAR?
No nos digamos mentiras: La reserva sumarial ya no existe sino en teoría puesto que , al menos en Colombia, las filtraciones se vuelven una costumbre que tiene pésimas consecuencias, de pereza en el campo periodístico, y de manipulación en el campo de los litigios judiciales.
Además, a la personas en vía de judicialización, como el senador Uribe Vélez, les ha dado por pedir la publicación de los expedientes supuestamente para proteger la transparencia pero, a la vez, para propiciar, a mi modo de ver, la mayor politización de los procesos desde un gaseoso “estado de Opinión “, del que ya ha hecho mención en estos días el ex presidente. Indicio de esa estrategia es la foto -estilo mártir-, enviada por el dr. AUV , y el debate público del expediente que prepara el Centro Democrático.
En periodismo, la competencia “in” parece ser sobre quién consigue más rápidamente esas filtraciones, pero no sobre la calidad del análisis de su contenido.
Muy pocos ciudadanos se detienen a entender el contenido de esas filtraciones, cuando todos los días aparecen pedazos de sumario filtrados, trozos de interceptaciones, a veces para manipular opinión.
El periodismo mediocre recibe con agrado esas filtraciones porque le evitan la ardua tarea de investigar. Resultado: se “queman” las noticias por vía de repetición. Que lo digan las redacciones judiciales o periodistas que se desgastan haciendo un buen trabajo. Sus colegas, sin embargo, repiten como “noticia” lo que se ha escuchado la víspera, en una monotonía exasperante, como por ejemplo, la excelente Yolanda Ruiz, que ha caído en esa inercia radial. ¿La razón? Porque hay pandemia, medios o periodismo suponen que no se puede investigar, y la pereza mental se instala poco a poco, como ha sido notorio en las “mesas de trabajo”.
POLARIZACIÓN DE LA RAPIDEZ
Volviendo a la reserva sumarial, la velocidad con que se transmite la información -sonsacada o no- , por radio, televisión o internet lleva, paradójicamente, a minimizar la importancia de la susodicha reserva, y a a la vez, también desvaloriza el análisis de contexto. El Tiempo, por ejemplo, no solo reproduce larguerones de otras latitudes, sino que confunde escribir largo con profundidad. Semana ha perdido calidad y no por la salida de Coronell y Samper Ospina, sino por el despido anterior de muchos periodistas a los que les gustaba escarbar y tomarse el tiempo de investigar. Gracias a las restricciones de la pandemia, periodistas de mesas de trabajo se han vuelto lectores de noticias y aunque tienen el criterio, éste se va diluyendo con la velocidad y la necesidad de llenar espacio. Esas prácticas tienen consecuencias sobre la manera de informar. Fortalecen la polarización. Es decir, que los colombianos nos contentamos con concluir por prejuicio, por odio o por amor, sobre culpabilidad o inocencia.
LA RESERVA SUMARIAL : ¿ UNA TRINCHERA DERRUMBADA?
Volviendo a las filtraciones, el poder judicial, para no perder completa credibilidad (sobre todo en las altas cortes), tendrá que encontrar sustitutos de esa desgastada trinchera que se ha vuelto la reserva sumarial.
A los propios sindicados o a sus oponentes les encanta filtrar, lo que se vuelve una revoltura de incertidumbres en cuanto a la búsqueda de la verdad que es lo que, en el fondo, quisiera la gente.
En todo caso, el retorno a la confianza, tanto en la justicia como en el periodismo, no se logran desde las trincheras.
La majestad de la justicia o, mejor, el retorno a la confianza, solo se va a lograr, claro, con la solidez de las argumentaciones, como ha sucedido con la decisión de la Corte Suprema sobre el ex presidente Uribe. Pero el impacto de la solidez por sí sola no logra contrarrestar el poder de la verborrea especulativa, en la que participa el periodismo gritón, con un Londoño, una Salud, una Vicky, y también, no pocos usuarios de las redes sociales .
¿Solución? El regreso de la confiabilidad en la justicia y el periodismo también pasan por la función pedagógica Es decir, logrando la eficacia simbólica del derecho para utilizar la expresión de Boaventura da Souza Santos
https://es.wikipedia.org/wiki/Boaventura_de_Sousa_Santos
https://es.wikipedia.org/wiki/Boaventura_de_Sousa_Santos
En Colombia, abogados como Mauricio García Villegas o la escuela de Rodrigo Uprimny [1], han entendido el valor de la comunicación jurídica. Pero en Colombia al menos, el periodismo debe abandonar su dependencia de las filtraciones para recuperar el poder de su análisis "jurídico".
¿Cómo lo logra? Con plena independencia de sus fuentes lo cual, a su vez, se obtiene solo con la seguridad del secreto profesional que ampara a la fuente que se atreva a decir lo que otros callan en la carreta o en los boletines. Desde esa perspectiva del ejercicio profesional, ¿ hará falta aclarar que eso no implica ensalzar aquel periodismo de rumor, de los secretos de Darcy Queen o del chisme del 1, 2 y 3 de CM& que se han vuelto secciones de alto rating?
¿“ESTADO DE OPINIÓN” vs SECRETO PROFESIONAL?
Hay que reiterarlo: al secreto profesional del periodista lo desgasta su dependencia de las filtraciones, que no cuestan mucho, son mas rápidas, pero no más honorables.
Además, estimula también la dependencia, en nuestros medios audiovisuales, de videos entregados por la policía, con escenas de robos, abusos, operaciones exitosas. Repetidos especialmente en los noticieros del mediodía, por reporteros que se limitan a ponerle al video un guion contando la historia y que nos abruman de terror sobre atracos, asesinatos, violaciones a niños y delitos sin contextos. ¿Es eso buen periodismo?
¿Entonces qué? Aceptar lo inevitable. Ante el derrumbe de la reserva sumarial, tanto los jueces y los abogados como los periodistas y sus empresas deberían apoyarse en la credibilidad de sus análisis.
Ante ese “Estado de opinión” que por estos días ha vuelto a mencionar el ex Presidente Urib, y al que se refería durante su presidencia y otras épocas, el secreto profesional es el único que puede afrontar la ola de opiniones rabiosas o amorosas.
La versión analítica del periodista debe ser la que oriente, en ese mar de incertidumbre en el que opinar se vuelve una manera de juzgar .
Por eso es tan importante el secreto profesional. Por eso la Fundación para la Libertad de Prensa protesta cuando la Corte en su decisión de 1500 páginas, cita el nombre de periodistas que entrevistan a matones de todas las calañas.
No se trata de revelar quienes son los filtradores, o de hacer chismecito con el rumor, sino de llegar, después de cotejar malos o buenos testigos y fuentes, al meollo de la turbulenta realidad.-
[1] De Justicia es miembro de la Fundación para la Libertad de Prensa; recomendados libros de Mauricio García Villegas “el orden de la libertad” y “la eficacia simbólica del derecho” .
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