Cuando el presidente de Colombia y los respectivos alcaldes – en mi caso la alcaldesa de Bogotá – “anunciaron” la tan anunciada apertura, muchos colombianos pensamos con el deseo que se abriría una nueva etapa para Colombia. Nada menos cierto .
Se están creando expectativas, a mi modo de ver poco razonables. La reactivación de la economía no va ser coetánea con la apertura, como todo ese bullicio mediático lo anuncia. Una ensalada de horarios, de protocolos, de regulaciones no son varita para la fecha mágica, el primero de septiembre. Falta un elemento esencial : los clientes, que, a veces se olvida, también pasan afugias económicas.
La asociación mediática que hacen, tanto funcionarios como periodistas, entre lo uno y lo otro, es decir, entre apertura inminente y reactivación inmediata, lleva a crear un ambiente de lo instantáneo que poco coincidirá con la realidad.
LA ERA DEL PICO Y CÉDULA.
El periodismo reporteril se limita a buscar declaraciones y opiniones sin criterio y todo se vuelve caos y confusión, como en la torre de Babel. Se habla del turismo como si ya fuera una realidad. Es decir, se cree que todos los europeos (ahora confinados por los rebrotes) van a llegar en masa a nuestra querida Colombia. Y eso que no hay ni siquiera protocolo de apertura de playas y piscinas por el ministerio de salud. Pero no importa. Como se nos ha enseñado en este gobierno, todo lo que molesta no existe.
No parece haber límites a la escalada burlesca. El gran tema se vuelve los requisitos burocráticos para todo, incluidos los todavía hipotéticos supuestos voluntarios colombianos que el mundo necesita para aplicarse la vacuna. No importa si nadie ha dicho que eso garantiza prioridad de aplicación a todos los colombianos . Lo damos por sentado.
TODO MENOS PROPICIAR CULTURA CIUDADANA
¡Por favor!, aterricemos a la realidad y no a las ilusiones. La barahúnda impide preguntarnos: ¿Qué es la cultura ciudadana? ¿ Dónde está y cómo se manifiesta? Por ahora, en todo caso, no es cumplir lo que se debe cumplir y que esté claramente establecido. Porque ahí empieza la confusión entre lo que cada quien quisiera – los comerciantes, los restauradores, los gimnasios, los .teatros, etc. etc. y lo que es viable o conveniente, que nadie tiene tampoco muy claro.
Por ejemplo, cuando Fenalco quiere que se abran siete días sobre siete los comercios. Los reporteritos transmiten las querencias de todos y cada uno de los sectores , como si fueran sus portavoces, sin ningún análisis. La manufactura dice que no se puede reactivar con ese horario, y los reporteritos transmiten ídem. “La nueva realidad aun genera muchas dudas“- declara el periodismo, sin tomarse el trabajo de aclarar la situación. Y como nadie quiere ceder, innovar, proponer, avanzar hacia nuevos horizontes, a lo que se llega, claro, es a proponer un comité de apertura.
Pero no nos digamos mentiras. La gente no va a correr de una a los restaurantes ni a los almacenes porque tiene serios preocupaciones pecuniarias y de otra índole. Los extranjeros del supuesto turismo, van ser más escasos todavía . En cambio, burocracia, más papeleo crecen en proporción inversa.
Lo que habría preguntarse, en vez de pedir apertura o soñar con ella : ¿Puede el comercio informal (46% de los trabajadores del país) seguir en esa estéril venta de las mismas baratijas callejeras, muchas de ellas chinas? ¿No habrá capacidad de promover que avancen en vez de estancarse en ventorrillos ? ¿ No es el momento de crear grandes colectivos de ventas , antes ambulantes , o de pensar en nuevos oficios para dar un salto a lo más productivo? Pareciera como si se estimularan las incongruencias y los informales no avizoraran oportunidades de cambio en sus proyectos de vida. ¿La patética economía naranja? ¡Por favor! Hasta ahora es una teoría y depende del turismo. Los emprendedores creativos , que ya la han usado creativamente sin llamarla así, lo saben.
A decir verdad, la luz tampoco viene de los dirigentes, en un país donde muy pocos líderes son capaces de ser concretos. De hablar poco para decir lo mismo con grandeza o sentido de Estado.
La confusión reina, como siempre, por más que se le adorne – excuse alcaldesa- con lindos nombres como “nueva normalidad”. La regla general es el desestimulo a la creatividad y eso aplasta en particular a los jóvenes.
El énfasis en requisitos se vuelve tan contraproducente y exasperante que en el aquí y el ahora proliferan nuevas disposiciones que nadie conoce ni sabe para qué sirven.
Ahora nos dicen que “todo queda abierto menos lo que esta prohibido” (vice-ministro de Turismo) .
las excepciones se vuelven “nueva normalidad” del “aislamiento selectivo” (alcaldía de Bogotá y gobierno nacional). Entretanto, el kafkiano gobierno, como nos lo interpretan los medios, ”nuevamente toma el control” ¿Cual control? – se pregunta uno.
Se anuncias multas, regaños, amonestaciones, que parten de una base infantil: Como los ciudadanos no somos responsables, entonces hay que preverlo todo si se portan mal.
Esa actitud tiene consecuencias en la manera de ejercer la responsabilidad: nadie responde; nadie desarrolla la parte más importante de la responsabilidad: los inconvenientes de asumir. Una pletórica información seudo jurídica parece endémica en los medios audiovisuales como si la vida no existiera en Colombia mas allá de las muertes o de los procesos judiciales.
Los colombianos nos perdemos en una selva oscura de leguleyadas, acuerdos hipotéticos para elegir de antemano a una ineficiente procuradora, en un bosque de alianzas políticas que no llevan a nada. Como antaño, aparecen masacres insensatas, mientras de cuando en cuando salen mensajes que nos dicen que somos los mejores del mundo, que ya no se mencionan sino en relación con la cantidad de contagiados.
¿Consecuencias? un desinterés colectivo por lo público, que se ha vuelto una enfermedad endémica en Colombia y va mucho mas allá de la pandemia.
Me temo lo que nos deja la pandemia y nos va a dejar en los próximos meses es mimetizar lo ya visto, repetición de errores y problemas sin resolver, discusiones estériles de personas mediocres , una tanda de ministros o ministras que buscan borrar todo lo que no tenga referencia a su Duque .
RECOMENDADO PARA COLOMBIANOS : ¿QUÉ DIABLOS NOS PASA?
Hoy como ayer , pareciera como si no nos atreviéramos a preguntarnos por qué seguimos patinando en los mismos temas, marchando hacia atrás, en una especie de carnaval colectivo, como si se tratara de curarnos con promesas o programas televisivos de las 6 de la tarde.
¿Estamos condenados “a la mesura, al conformismo, a la pasividad o rebeldía” como lo asegura en su libro Enrique Serrano, historiador iconoclasta ( “Por qué fracasa Colombia? Delirios de una nación que se desconoce a sí misma”) que pasó inadvertido en su momento? Valdría la pena leerlo en pandemia tomándonos un vaso de agua , en vez de especular sobre cómo se medirá el alcohol que está prohibido, pero según la regulación, puede acompañar las comidas bogotanas en los restaurantes.
¿CUAL NUEVA NORMALIDAD?
Dicho de otro modo, LA NUEVA NORMALIDAD podría ser la de quienes, siguiendo a Serrano, “ subliman el cambio pero menosprecian los procesos de transformación , conciben todas las ideas anteriores como fallidas y equivocadas y por lo tanto dignas de ser olvidadas pero además no dicen cómo hay que cambiar y hacia donde” ( pág.176)
En otras palabras, seguimos todavía en una falsa democracia, incapaces de grandes epopeyas y producimos como, como dice un vecino : "el despelote total, porque todo el mundo quiere reinar y nadie obedecer."
El libro de Serrano que en su momento poco fue leído pero que nos dice la verdad sobre nuestra independencia, podría aplicarse – esperemos que no- a los acuerdos de paz del ahora tan callado Nobel.
Señala :
“ no hubo una conciencia colectiva de que la independencia (agrego que ni de los acuerdos de paz, la pandemia, o de nuestros episodios que se repiten en nombre del “cambio”) era irreversible , ni tampoco una conciencia de la unidad nacional ( pág.16)
Y termino de abrumar ( a veces es necesario) con lo que dijo, en algún momento de su viaje a Colombia el Papa Francisco y que se me quedó grabado. Hoy como ayer, Colombia tiene que despertar de ese destino que, con sutileza el Papa calificaba como “original”, y que le llamaba fuertemente la atención: Nuestro país-dijo refiriéndose a Colombia- “no ha sido nunca una meta completamente realizada, ni un destino totalmente acabado, ni un tesoro totalmente poseído”.
Dicho de otro modo: ¿No es hora de pensar, más allá de reglamentos, protocolos, prohibiciones, leguleyadas? No es hora de imaginarse, sobre todo para las nuevas generaciones, un país más dinámico y diferente, menos mezquino y más propositivo?
OTRO RECOMENDADO :
Para recordar :
En medio de tanta mediocridad intelectual, la entrevista de Antonio Morales a William Ospina , en el 2018 plantea la misma pregunta: ¿ por qué somos así?
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