jueves, 27 de agosto de 2020

¿REPENSAR EL PAÍS DESPUES DE LA REACTIVACIÓN, O DESPELOTE?



Cuando el presidente de Colombia y los respectivos alcaldes – en mi caso la alcaldesa de Bogotá – “anunciaron” la tan anunciada apertura, muchos colombianos pensamos con el deseo que se abriría una nueva etapa para  Colombia.  Nada  menos cierto .

Se están  creando expectativas, a mi modo de ver poco razonables.  La reactivación  de la economía no va  ser coetánea con la apertura, como  todo ese  bullicio mediático lo anuncia. Una ensalada de  horarios, de protocolos, de regulaciones  no son  varita para la fecha  mágica, el  primero de septiembre.  Falta un elemento esencial : los  clientes, que, a veces se olvida, también pasan afugias económicas.

La asociación mediática que hacen,  tanto  funcionarios como   periodistas, entre lo  uno y lo otro,  es decir,   entre apertura  inminente  y reactivación inmediata,   lleva a  crear un  ambiente de lo instantáneo que poco  coincidirá con la realidad.   

LA ERA  DEL PICO Y CÉDULA.

El periodismo reporteril se limita a  buscar declaraciones y opiniones sin  criterio y  todo  se vuelve caos y confusión, como en la torre de Babel. Se habla del turismo como  si ya fuera una realidad. Es decir,  se   cree que   todos los  europeos (ahora confinados por  los rebrotes)  van a  llegar en masa  a nuestra  querida Colombia.  Y eso  que no hay ni siquiera protocolo de apertura de playas y piscinas  por el ministerio de salud. Pero no importa.  Como  se nos ha enseñado en este gobierno,  todo lo que molesta no existe.

No parece haber límites a la escalada burlesca. El gran tema se vuelve  los  requisitos  burocráticos  para todo, incluidos  los todavía hipotéticos  supuestos  voluntarios colombianos   que el mundo necesita   para aplicarse la vacuna. No importa si  nadie ha dicho  que eso  garantiza   prioridad  de  aplicación  a todos los colombianos . Lo damos por sentado.

TODO MENOS PROPICIAR CULTURA CIUDADANA

¡Por favor!, aterricemos a la realidad y no a las ilusiones. La  barahúnda impide   preguntarnos: ¿Qué es la cultura  ciudadana?  ¿ Dónde está y cómo se manifiesta?  Por  ahora,  en todo caso, no es cumplir lo  que  se debe cumplir y que esté   claramente   establecido. Porque   ahí  empieza  la confusión  entre lo  que    cada quien   quisiera – los  comerciantes, los  restauradores, los  gimnasios, los .teatros,  etc. etc. y lo que es viable o conveniente, que nadie tiene tampoco muy claro.

Por ejemplo, cuando Fenalco quiere que se abran siete  días sobre  siete los comercios. Los reporteritos  transmiten las querencias de  todos y cada uno de los   sectores , como  si fueran sus portavoces,  sin ningún análisis. La manufactura dice que no se puede  reactivar con ese horario, y los reporteritos transmiten ídem.  “La nueva realidad  aun genera muchas dudas“-  declara  el periodismo,  sin tomarse  el trabajo de   aclarar la situación.    Y como  nadie  quiere ceder, innovar,  proponer, avanzar hacia nuevos horizontes,  a lo que  se llega,  claro,  es a proponer un comité de apertura. 

 Pero no nos digamos  mentiras.  La gente no va a correr  de una a  los restaurantes  ni a los almacenes porque tiene serios preocupaciones  pecuniarias y de otra índole. Los extranjeros del  supuesto  turismo, van  ser más  escasos  todavía .  En cambio,  burocracia, más papeleo crecen en proporción inversa.

Lo que   habría    preguntarse, en vez  de  pedir  apertura o soñar  con ella :   ¿Puede  el comercio informal  (46% de los trabajadores del país) seguir  en esa estéril venta de las mismas baratijas  callejeras, muchas de ellas  chinas?  ¿No habrá capacidad de  promover  que  avancen  en vez de estancarse en ventorrillos ? ¿ No es el momento de crear grandes  colectivos  de ventas ,   antes ambulantes , o de pensar  en  nuevos oficios para  dar  un salto a lo más productivo?  Pareciera como si  se estimularan  las  incongruencias y los informales no  avizoraran oportunidades de cambio  en sus proyectos de vida. ¿La patética  economía   naranja? ¡Por favor! Hasta ahora es una teoría y depende del turismo. Los emprendedores  creativos , que ya la   han  usado creativamente sin llamarla así, lo saben.

A  decir verdad, la  luz tampoco  viene de los dirigentes, en un país donde muy pocos líderes son capaces de ser  concretos. De hablar poco para decir  lo mismo con grandeza o sentido de Estado.

La confusión reina, como siempre, por más que  se le  adorne – excuse alcaldesa-  con  lindos  nombres   como “nueva normalidad”.  La regla  general  es   el desestimulo a la creatividad y eso aplasta  en particular a los jóvenes.

El  énfasis en requisitos se vuelve  tan contraproducente y exasperante que en  el  aquí y  el ahora proliferan  nuevas  disposiciones que nadie  conoce  ni sabe para qué  sirven.
 Ahora nos dicen que   “todo   queda abierto menos lo que  esta prohibido”  (vice-ministro de Turismo) .


 las excepciones  se vuelven  “nueva normalidad”  del  “aislamiento  selectivo” (alcaldía de Bogotá y gobierno nacional).  Entretanto, el  kafkiano gobierno,  como nos lo  interpretan los medios, ”nuevamente toma el control” ¿Cual control? – se pregunta uno.

Se anuncias multas, regaños, amonestaciones,  que parten de  una base infantil: Como     los ciudadanos no somos responsables, entonces  hay que preverlo  todo si  se portan mal. 

Esa actitud  tiene   consecuencias en la manera de ejercer la responsabilidad: nadie  responde; nadie desarrolla la parte más importante de la  responsabilidad:  los inconvenientes de asumir.  Una pletórica información seudo jurídica parece  endémica en los medios audiovisuales  como si  la vida no existiera en Colombia mas allá de las muertes  o  de  los procesos   judiciales.

 Los colombianos  nos perdemos  en una  selva  oscura de leguleyadas,  acuerdos hipotéticos  para elegir  de antemano a   una ineficiente procuradora,   en un bosque de alianzas   políticas que no llevan  a nada. Como antaño,  aparecen  masacres insensatas,  mientras   de cuando en cuando  salen mensajes  que nos dicen  que somos los mejores del mundo,  que ya no  se   mencionan sino en relación con  la  cantidad de    contagiados.

¿Consecuencias?  un desinterés colectivo por lo público, que se ha   vuelto una enfermedad endémica en   Colombia y va mucho mas allá de  la pandemia.

Me temo lo que   nos deja  la pandemia  y nos  va a dejar   en los próximos meses  es  mimetizar  lo ya  visto,  repetición de errores y problemas sin resolver,  discusiones   estériles de  personas mediocres , una tanda de ministros  o ministras que buscan  borrar todo lo que no tenga referencia a su Duque .

RECOMENDADO PARA COLOMBIANOS  : ¿QUÉ  DIABLOS NOS PASA?

Hoy  como ayer ,  pareciera como si no  nos atreviéramos a preguntarnos   por qué  seguimos  patinando  en los mismos  temas,  marchando  hacia  atrás, en una especie de  carnaval colectivo, como si  se tratara de  curarnos   con promesas  o  programas  televisivos de las  6 de la tarde.

¿Estamos condenados  “a la mesura, al conformismo,  a la pasividad o rebeldía” como lo asegura  en su libro  Enrique  Serrano, historiador iconoclasta ( “Por qué fracasa Colombia? Delirios  de una nación que se desconoce a sí misma”) que pasó inadvertido en su momento?  Valdría la pena  leerlo en   pandemia  tomándonos un vaso de agua , en vez de especular sobre  cómo se  medirá  el alcohol  que está prohibido, pero según la regulación, puede acompañar las comidas bogotanas en los restaurantes.  

¿CUAL NUEVA NORMALIDAD?


Dicho de otro modo, LA NUEVA  NORMALIDAD podría ser  la de  quienes,  siguiendo a  Serrano,         “ subliman el cambio pero menosprecian los procesos de transformación ,  conciben todas las ideas  anteriores como fallidas y  equivocadas y por lo  tanto  dignas de ser olvidadas pero además no dicen  cómo hay que cambiar y hacia donde”  ( pág.176)

En otras   palabras,  seguimos todavía en una falsa democracia,  incapaces de  grandes   epopeyas y producimos como, como dice  un vecino :  "el despelote total, porque  todo el mundo quiere  reinar   y  nadie obedecer."

El libro  de Serrano que en  su momento poco fue leído pero que  nos  dice la verdad sobre  nuestra independencia, podría aplicarse – esperemos que no- a los   acuerdos de paz del ahora  tan callado Nobel.

Señala :
no hubo una  conciencia colectiva  de que la independencia (agrego que ni de los acuerdos de paz, la pandemia,  o de  nuestros episodios que se repiten en nombre del “cambio”) era irreversible , ni tampoco una conciencia de la unidad  nacional   ( pág.16)

Y termino  de  abrumar ( a veces es necesario)  con  lo que dijo, en algún momento de su viaje a Colombia  el  Papa Francisco  y que se me quedó grabado. Hoy como ayer, Colombia tiene que despertar de ese destino que, con sutileza el Papa calificaba como “original”, y que le llamaba fuertemente la atención: Nuestro país-dijo refiriéndose a Colombia-  “no ha sido nunca una meta completamente realizada, ni un destino totalmente acabado, ni un tesoro totalmente poseído”.

Dicho de otro  modo: ¿No es hora de pensar, más allá de reglamentos, protocolos, prohibiciones, leguleyadas?  No es hora  de  imaginarse, sobre todo  para las nuevas generaciones,  un país más   dinámico y diferente, menos  mezquino y  más  propositivo?

OTRO RECOMENDADO :

Para recordar :
  En medio de  tanta mediocridad intelectual,  la entrevista  de Antonio Morales  a William Ospina ,  en el  2018   plantea la   misma pregunta: ¿ por qué  somos  así? 

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