miércoles, 19 de diciembre de 2012

LAS OTRAS ENSEÑANZAS DEL CAOS BASURERO



Si, de acuerdo: improvisación,  ego alborotado del alcalde, mala  leche de las empresas,  pero  
¿Qué otras lecciones sacar  del caos?


1-      Las basuras  son EL PROBLEMA  mayor de las aglomeraciones urbanas , que requiere  solución  prioritaria : ciudades  como  Nápoles y Nueva York han  sufrido, lo mismo que  Bogotá, las consecuencias de  una crisis que  tiene  varias facetas, más allá del inmediatismo de los desechos amontonados.

2-      Es un sector  que no solo tiene aspectos  ambientales  y de cultura ciudadana, sino de  poder  económico y de manipulación política.

3-     El reciclaje es una industria  que no puede  abordarse  desde el asistencialismo  “caritativo” que, paradójicamente,  es el enfoque  retardatario  de un sector de la  izquierda  colombiana.

4-      En las crisis, con las basuras, y  de las bolsas  rotas, sale  a flote la desintegración social de la ciudadanía, la corrupción, el chantaje  y la discursividad.

5-     Los “recicladores” es un eufemismo tan gaseoso como  “la paz”. ¿Cuando nos acostumbraremos a desglosar conceptos abstractos mediante  el saber hacer  en vez de discursividades diarreicas?

6-     Hay muy pocos expertos  en  el proceso de eliminación de  desechos  y muchos pontífices;  por lo general, las administraciones locales  no colocan técnicos  en los puestos  claves.

7-     Las volquetas no sirven para recoger basuras y las  soluciones apresuradas  solo sirven para agravar los problemas.

8-     La mayoría de los bogotanos no tiene idea de lo que es reciclar, ni le interesa el destino final  de lo que  consume. En resumidas cuentas es  “sucia”, cualquiera que sea  su estrato, porque no es consciente  de la degradación que  produce.  Solo se acuerda de las basuras cuando  se amontonan.

 ¿Seguirá Ud. botando  envolturas  por las ventanas del  bus?  ¿Habrá más canecas  en las calles?  ¿Le enseñará a sus hijos a reciclar? ¿Los que  fomentan el consumismo so pretexto de épocas  como estas navideñas  aprenderán  que es mejor  austeridad y calidad, que derroche y desperdicio?

jueves, 6 de diciembre de 2012

Discursividad semántica e institucionalización del incumplimiento




¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA TENTACIÓN DE  IGNORAR EL FALLO?


Un fallo es un fallo, aquí  como en Cafarnaúm, gústenos o no nos guste,  si nos  favorece tanto como si  nos desfavorece. Pero el  hecho de que algunas  inteligencias -¿desperdiciadas?-  propongan no acatarlo o le hagan el quite en cuanto a lo que eso  significa mediante distinciones semánticas,  revela  características  más profundas y arraigadas  en nuestra idiosincrasia individual y colectiva.

Se obedece  pero no se cumple:   proponer  que se acepte el fallo pero que no se cumpla  tiene un  origen lejano  en la relación de poder entre conquistados y conquistadores,  poder colonial y  sumisión  de los  periféricos.

Sin embargo,  hay otra explicación  mucho más  próxima: la necesidad de inmediatez, de reacciones de impacto, de mantener vigencia mediática, de dar la impresión de eficiencia con simple discursividad.

La consecuencia de ese  énfasis en la inmediatez sobre el sistema jurídico y  sobre  los cambios sociales es, paradójicamente,  la lentitud de los cambios sociales estructurales.
Más allá del debate  sobre el Fallo –que  se está volviendo diarreico-  vale la pena  reflexionar  sobre una tendencia crónica al  incumplimiento de las sentencias o de la ley.

Esta tendencia,  al fomentar la inocuidad y sumada a la prevalencia de  lo discursivo sobre  lo operativo, lleva a la proliferación de  sistemas paralelos, no solamente políticos sino  jurídicos, para aliviar la ausencia de resultados.

 No todos esos comportamientos colectivos  son ilegales, pero producen inoperancias en el  hacer: es el caso  de miles de  tutelas que se interponen  para resolver  casos individuales en salud y educación al no obtener satisfacción  por  los procedimientos operativos  ordinarios.  Repercuten  en círculo vicioso  y determinan  los  lentos  avances  en la satisfacción de las necesidades básicas (para protegerse de las tutelas hay que poner más trabas). Garantizan  el  distanciamiento progresivo de lo jurídico  en la resolución de los conflictos a la brava pero con disfraz de legalidad. 

La ONG  Mesa para la vida  hizo el seguimiento  a la sentencia de la Corte  constitucional  que confirmó la exequibilidad  de la  ley  de despenalización del aborto  en tres  casos específicos (por  violación, malformaciones  o riesgo para la madre). Se obedece pero no se cumple  fue el lema  bajo el  cual  la sentencia se volvió inocua  y,  más aún, se reflejó, en la época del estudio  en “ 300 dramas  humanos[i] ya que  solo  ocho hospitales  y EPS han sido sancionadas por no cumplir el fallo…Los  300 casos  del informe de la Mesa  por la Vida  no llegaron a sanciones, a pesar de la circular de la Superintendencia  en el sentido de que  el único requisito es  el certificado médico.  Según el informe,  en el 2010  solo  hubo 238 interrupciones legales  registradas  por el Ministerio de Protección social. 
Al respecto,  el instituto  Guttmacher  estableció  que en Colombia, el 89% de  las instituciones  están  en capacidad de ofrecer  servicios de IVE (Interrupción voluntaria del embarazo), pero no lo hacen, y eso cuando los abortos  clandestinos  se siguen calculando en  400.000 anuales, con los consabidos  riesgos.  No pocos  centros hospitalarios demoran  los trámites con lo  cual  evitan dar cumplimiento  a  la Constitución”.

Eso fue hace dos  años.  Poco a poco, la consecuencia se plasma en   la institucionalización del incumplimiento reflejada en la  propia Procuraduría y en  el reforzamiento del imaginario colectivo según el cual  tanto la moralidad como la ley se deben adaptar a las  propias  convicciones, al  propio interés  político o  al del bolsillo. Solo  hasta  diciembre del 2012  el Distrito inauguró  el  primer  Centro  de IVE desafiando abiertamente  la discursividad opuesta al cumplimiento del fallo.

Porque el desprecio por lo jurídico como  garantía de la operatividad de la democracia se  esconde, además de comportamientos atarvanes,  bajo las  leguleyadas y la discursividad.  Esta última   prioriza el impacto inmediato, reforzado por  la valoración de lo histriónico y por los medios audiovisuales. No solo se evita así el  cumplimiento de la  ley, sino  que  distorsiona el debate público. Lleva  a varias consecuencias  sobre  los procesos y  los razonamientos argumentativos  e impide cambio de mentalidades:
Ø   
     En lo local, importa  sobre todo el impacto  de lo  propuesto en el período de ejercicio del cargo. Los  ciudadanos  no  se  sienten en la obligación de analizar  lo que vendrá  después del período, lo que podría suceder si hubiera más presión ciudadana por la planeación.

Ø  En lo global, la patria  sale a relucir para disfrazar  la pereza o ineficiencia  en el seguimiento de los asuntos públicos, así como el desinterés por nuestras relaciones  con los países  vecinos y sus estrategias,  más allá de los escándalos y de las peleas  mediáticas. ( ojo entonces a las lógicas de confrontación que  nos  quieren  vender  a Nicaragua  como  “enemigo”)

Ø  Interesan más los procesos de aprobación que  los de aplicación  efectiva de las leyes,  que no  contienen,  por lo general, la previsión de  cómo se  financiará la respectiva política pública[ii]. Así sucedió con  el sistema de responsabilidad penal para adolescentes. En el 2012, la comisión evaluadora de su aplicación se limitó a  señalar  que  hay que reconocer  que al aprobar la ley de infancia  y adolescencia (en 2007), esta  no se acompañó de  apropiación de recursos presupuestales para su adecuada implementación.  A ningún congresista  o partido se le  ocurrió proponerla en  medio del  acalorado  debate  que se centró en  algo que no requiere averiguar el cómo: la edad  del adolescente para  fijar  esa responsabilidad . Pero obviamente, si no hay recursos, no hay resultados.

Ø    Muy afianzados en comunicaciones  subterráneas  para defender  sus intereses particulares, los  grupos de poder  se expresan  públicamente en un contexto de  reacción  a lo inmediato. Es el  caso de  los  Presidentes  de gremios que, en general, se limitan a  pronunciarse sobre los hechos  públicos, acosados por una  nube de periodistas y micrófonos  que, por cierto no preguntan  sino sobre el tema álgido del  momento.

Ø    El debate público versa  sobre  propuestas ideales  de largo plazo, pero  no  en el contexto de ajustes o cambios de modelos de desarrollo, lo que necesariamente  implicaría  decisiones de largo plazo.

Ø   Las agendas política (en  especial  las  del poder ejecutivo y  legislativo ) y mediática se  trazan  a los  vaivenes de  esa reacción  en  lo  inmediato, en  la cual  predomina  lo  verbal más que lo argumentativo  o lo  operativo. La corrupción se vuelve un tema discursivo  y cuantitativo   (qué lugar ocupa  Colombia en el ranking  mundial).  En el hacer,  la eficacia no puede depender de un informe, meritorio  pero hasta   cierto punto, abstracto.
Ø  Nos aferramos  al  comportamiento  del caudillo  bien sea para  ensalzarlo como  para  vituperarlo.  Hace  18  años  escribí:

 “la espectacularización de la administración de justicia lleva a los funcionarios de alto rango (fiscal, magistrados y jueces) a convertirse en imágenes, que  deben  ofrecer  resultados inmediatos. Se produce así un desgaste  institucional por cuanto esa necesidad de resultados inmediatos impide afrontar los  problemas operativos  como,  en el caso de  la Fiscalía, un mejoramiento  sustancial de la capacidad de  recolección de las pruebas  distintas de la testimonial. También a la larga, se estimulan  las peleas inter institucionales.[iii]
  En la actualidad, la dependencia judicial de las declaraciones de los  delincuentes  que se  acogen a  la  sentencia anticipada  confesando  verdades  sin soporte probatorio  ha desestabilizado  la confianza  en la  administración de  justicia, reforzada por la carencia de investigación  en los medios.  En  el cubrimiento de la justicia espectáculo, los  reporteros  judiciales se limitan a cubrir las audiencias públicas sin contextualizar  las declaraciones. 
Ø  La inmediatez  y  su  mayor énfasis en el  impacto emocional que  en la razón argumentativa  fomentan  entonces el caudillismo  en las tres ramas del poder público, y en los organismos de  control como la Procuraduría y la Contraloría o los de investigación, como la  Fiscalía.  Se acentúa  en este  último caso la percepción de que hay más Fiscal que Fiscalía. El reto ya no  se vuelve  entonces  mejorar la institución – en este caso la fiscalía- sino  tumbar la  cúpula ( como sucedió con la  fiscal Vivian Morales)  o depositar en  esas cúpulas   la  responsabilidad del resultado ( los ex presidentes  en el caso  del Fallo  en vez de  fomentar  la conciencia colectiva sobre  el archipiélago como algo más que un lugar de turismo).

Ø  Ante la magnitud de los retos  y la presión de la inmediatez, no pocos funcionarios le dan, con mayor  o menor intensidad,  prioridad  a producir impacto  mediático y  los reporteros,  a  conseguirlo.
 
Ø  Las leyes se  suelen interpretar  como un  efímero  punto  final y no como un punto de partida, que no implica  la obligación ciudadana de  organizarse  para  lograr  su aplicación. Se reacciona  solo  cuando se produce la inoperancia, el escándalo o estalla en crisis  la ausencia  de  soluciones.

Ø   No se toman medidas  preventivas  y se  le  da más importancia a la crítica de lo presente  o a culpabilizar el  pasado que  a la solución planificada de lo futuro. Al eludir  la solución de problemáticas  en  el  largo o siquiera  mediano  plazo, se proponen soluciones  inocuas- por ejemplo,  el  aumento de  penas  como  remedio a la violencia- y  se personaliza  la  capacidad de  fortalecimiento de la administración  de justicia.

Ø   En fin de cuentas, lo público termina  no  obedeciendo  a las  consideraciones de la razón argumentativa,  las dinámicas de la eficiencia no se le aplican y la solución de los problemas , nacionales o internacionales,  se vuelve  cada  vez más difícil.

Nota: del libro en preparación  “Colombia  y sus inteligencias inútiles “(desperdicios de pasión y de procesos) .Se puede reproducir  citando a la autora  MTH




[i]  Citado por El Tiempo octubre 4/2011
[ii]  El Tiempo  febrero 7 /2012 pág. 5
[iii]  MTH  , El Fiscal, la dualidad de la imagen, Tercer Mundo editores,  1994, pág. 228