lunes, 19 de junio de 2023

ANÁLISIS : SENSIBILIDADES: ¿NI TAN TAN... NI MUY MUY?

https://youtu.be/EJ_cfLyKp7

En un país con más territorio que  Estado, como es el  caso de Colombia, con frecuencia  la  noción de   colombianidad, es decir, de pertenencia  a un país desde el punto de vista afectivo,  depende mucho  de aspectos  concretos  en los que se asienta la sensibilidad.

 El caso de los niños  perdidos en  la  selva  del  Guaviare nos estremeció. Es decir, nos  afectó,  de una manera más individual que  colectiva.

 En otras palabras,  nuestra sensibilidad se enterneció por tal o cual detalle  ( el valor de la niña ,  el  heroísmo   de cómo participó tal o cual)  considerados todos  héroes   ( se lo merecen)  según fueran destacados  por lo mediático.

No se trata de concluir  que somos  insensibles. Mas bien, en buena parte,  que  son  bastante ajenas las consecuencias  colectivas de  esa sensibilidad, es decir,  las lecciones que   puedan  sacarse del episodio.

 Un tema de reflexión, no solo para la manera de  SER  colombianos, más allá de la influencia de lo mediático,  por naturaleza  efímero, sino  también por la necesidad creciente  de  una ética de los comportamientos.

Y  ahora, paso a la reseña.

***


HISTOIRE DES SENSIBILITÉS
(Historia de las sensibilidades)
Alain Corbin
Hervé Mazurel
PUF  idées.fr
Septiembre 2022

El énfasis actual en la inteligencia  artificial, su poder y sus miedos,  ha minimizado la importancia  profundizar  en   las sensibilidades humanas,  un campo académico que por fortuna  vuelve a repuntar  en  algunos sectores. 

En el   caso de  Francia, por ejemplo, con la revisión de las  sensibilidades de lo humano a través de la historia. Por supuesto, esa mirada ( que no es  determinante en la  explicación de la Historia con mayúscula- aclara el  autor),  a  mi modo de ver, tiene sin  embargo   mucho  que ver con una ética de lo humano y  sus   comportamientos, en planos distintos de la moral, la religión, o las mal llamadas  “civilizaciones”. 

***
SENSIBILIDADES  DE AYER

“Durante mucho tiempo, la  historia de las sensibilidades fue  obra de algunos pioneros…  Aunque seductora, la exploración  histórica de la  vida afectiva es incierta y difícil. Pero rehusarla es comprometer de inmediato ese viaje en  el      tiempo que  es la historia”.(5)

El riesgo cuando se emprende esa tarea -argumenta el autor-,  es  proyectarnos  al pasado, pero  con la mirada de lo  que somos  hoy.   En  su país,  Francia, que califica  de “ racionalismo intelectualizado”,  se le  atribuye a    “nuestros deseos, nuestras emociones,    nuestros sentimientos u otros  fantasmas a los hombres y a las mujeres de  antaño como somos hoy”. 

En Colombia, a mi modo de ver,  el riesgo  ahora  es   contrario:  manifestaciones  exteriores  de llanto y  emoción,  seguidas, en otros  sectores sociales, de reacciones emocionales  expresadas con el verbalismo o  el abrazo,  para no mencionar la  indiferencia. Pero la sensibilidad  colectiva se esfuma tan pronto como  llegó.

Un sicólogo social, sin duda,  encontraría  una   manera  más científica  de expresar esa  faceta   de peculiar sensibilidad. 

Para   citar un ejemplo comparativo,  aunque el caso   de los niños  perdidos en la selva se esfuma  con  rapidez,  ¿nos  incrustará lecciones  en la mentalidad “moral” colombiana? 

Solo deja entrever, por una rendija,   las dificultades  de la  familia,  las   consecuencias  de un  padre  que toma trago, por ejemplo. El  futuro ya no importa  tanto  y   colectivamente, el  sentir  colectivo  de heroísmo fue  solo  temporal , como un  hecho  más,   convertido en  recuerdo sin  consecuencias.

***

Volviendo al libro y a la historia de las sensibilidades, advierte el autor  que el  riesgo se concreta en  Francia al   prestar inconscientemente a los  actores  históricos una relación demasiado razonada y racionalizadora de aquel mundo  que era el suyo ( Mazurel lo atribuye al  racionalismo intelectual heredado en Occidente por una larga y  y tradicional desvalorización tanto de los sentidos como de la emoción).  Una sociedad cartesiana como la francesa puede caer  en  ese extremo, tan distinto de las exuberancias latinoamericanas que  hoy como ayer perturban bastante  nuestra  efímera capacidad de análisis.

 Pero   volvamos a  esa voluble sensibilidad y su importancia en  el impacto  duradero.   En palabras  de Norberto Elías :  “toda vida que no   busque  sino la conciencia de los seres humanos, su “ratio” o sus ideas   sin tener en cuenta  a las estructuras pulsionales, la  orientación y morfología de las  emociones y de las pasiones, se encierra en un campo de mediocre fecundidad” (6) . 

 Continuando con la comparación,  tampoco es fecundo,  hay que reconocerlo, el otro extremo:  nuestra  pasajera expresión del   dolor  sentido  por los colombianos como sociedad respecto del  futuro de los niños  perdidos en la selva, o frente a  sus compatriotas asesinados y todos los días presentados  como estadísticas. “Nos duele  Colombia” ( para  utilizar una  expresión   frecuente),  pero  el  dolor es pasajero y, a la hora de la verdad, es decir, de la reacción positiva,  poco afecta  nuestra sensibilidad o sus carencias.
***

BROTES SENSIBLE.S..PERO EFÍMEROS

Lucien  Febvre , admirado por  Mazurel,  fue quien   originó en Francia  retomar la  línea de estudios de la  historia  de  “la vida  afectiva vida y de  sus manifestaciones”, como tema  académico por  cierto de  larga trayectoria entre los intelectuales europeos.  A ella pertenecen, recuerda el autor, Foucault , Colette Farge y  sobre todo  Alain Corbin,  Norberto Elías, Huisinga,  Nietzche, Marx y  Freud,   Simmel , Weber y Benjamin (9)

Sentidos, percepciones, emociones, universos  varían según tiempos, lugares y medios-  recalca  Mazurel,  (11). Producen  que la “balanza de los  sentidos se transforme con la  evolución de las intensidades térmicas, luminosas, cromáticas , olfactivas o acústicas" 12)  

Buen ejemplo para nuestros  a veces  acartonados académicos desde la torre de marfil de las universidades:  menciona,    cómo a la   historia le  serviría profundizar  en los   efectos de la luz eléctrica o de gaz en los asombrados  ciudadanos que la vieron por primera vez, o  las consecuencias  sensibles en el  éxodo y la “metropolización de las sociedades europeas” (13).

Ni  hablar  de   la necesidad de profundizar en  los pesares y sensibilidades  a la colombiana más allá  de los afectados. O de  los efectos de las migraciones colombianas a otros países, mas allá del ajiaco o los  frijoles   de los sábados. O, volviendo al tema  inicial,  el caso de los  niños indígenas. Hay  allí    un tesoro inexplorado de  sensibilidades  no  investigadas ni profundizadas. 

Por ejemplo:   más  profundo que la  noticia  o el dato y más allá de los estereotipos,  ¿Por qué    muchos latinoamericanos creen que la solución está en migrar?  ¿Cuales son esos  sueños que los hacen  cruzar el tapón  del Darién  cuando la  posibilidad de triunfar es tan mínima?  ¿En el caso  de los venezolanos, solamente Maduro es la  explicación? ¿Qué papel   juega  la  auto-persuasión de ficciones   mas poderosas que  la realidad? 

En materia de sensibilidades, hace falta  también detectar  malentendidos. Por ejemplo,   y volviendo a la Historia con  mayúsculas,  el  autor considera  un mito   describir una  edad media  “impulsiva”, “hipersensible” y  “emotiva” o, en cambio, mostrada  como una  “edad de la razón” (17)   con   pulsiones   sexuales,  existentes  pero reprimidas. 

 Señala  también Mazurel formas de gobierno por las emociones (19). Pregunto: ¿por qué  nuestro apego emocional   al caudillismo,  aún en los sectores  latinoamericanos de   alto nivel educativo?  ¿ Lo   hemos analizado a fondo?  ¿Por qué  creemos que Petro  es diferente de otros o  lo mismo que otros, o  es mera cuestión de sensibilidades que empujan hacia  el “no ver”, “no analizar”? ¿Esas marchas  que se miden   como  actos de patriotismo, lo son  realmente? 

Lo  sensible implica  mostrar sentimientos que poco  salen a flote  cuando ocurren. Por ejemplo,   el fervor  religioso de los soldados  o  de qué están hechos la hostilidad  o  el  odio entre los beligerantes ( 19).    

 ¿Bastará,  en el caso de los  niños  perdidos en  la selva, una mención afortunada de cómo trabajaron colectivamente tanto  las comunidades indígenas  como el ejército? ¿ Sería  posible  que  ese ejemplo  que  tanto alabamos, muy presente en el video de RTVC,  perdurara en el tiempo futuro con un cambio colectivo de  comportamientos?
***

 Todo aquello me   lleva a pensar  que lo más  importante hoy no son  la   inteligencia artificial y sus  miedos ,   sino las  sensibilidades humanas  como manera de contrarrestarlos cuando se pertenece a lo  humano .

 Con el  resurgimiento del interés  académico  por  las sensibilidades  se van   poco a poco produciendo investigaciones sobre la historia de lo íntimo durante las  guerras modernas ( a través, por ejemplo,  en las guerras mundiales, de las cartas a las familias ), o  los ( existentes o no) sentimientos  de  culpabilidad  o la medición de lo inaceptable, que  en Colombia, a mi modo de ver,  debería  implicar un   seguimiento a lo que  tuvieron de atroces las  guerras internas.  Dese el punto de vista histórico, ¿Qué  sentimientos produjeron    todos esos  asesinatos en  sus  familias y qué  percepción tenían ellas de la muerte  violenta de sus  seres  queridos?  

 ¿Cómo es el dolor, que  tanto  se menciona pero que se  describe  académicamente   sin   dolor,  o como una acumulación   estadística  de dolores,    en nuestra  obsesión por  las   encuestas y las estadísticas  ( estimulada por los medios),  o en las noticias  que  se olvidan? ¿Con qué mecanismos mentales  se  mantiene todo aquello que termina por no   afectarnos  o afectarnos de indiferencia como colectividad   de seres humanos? 

En Europa, acidez,    melancolía, depresión-  fueron patologías  distintas según las épocas de guerra mundial, observa el autor. Todo  aquello, desmenuzado,  constituye la historia de  lo sensible  que implica pluridisciplinariedad, pero  y también hoy un  diálogo difícil entre neuro-ciencias, que  persisten  en minimizar la sensibilidad y lo que  el autor   y su grupo   académico  definen como  “historia de las emociones” (22).

  Al mismo tiempo, señala cómo las presiones sociales pueden volverse  “auto-restricciones “ de lo afectivo. Y eso, sin duda  nos sucede en Colombia,  a pesar de exaltadas  expresiones  hacia  afuera, en general palabreras o mediáticas,  cada vez  menos religiosas (¿ por qué, por cierto,  la Iglesia  católica   se pronuncia   tan poco   en materia de sensibilidades humanas  cuando   la historia de Cristo es la  esencia misma de la  sensibilidad   cristiana ?)

En Colombia hoy  se   confunden   las exclamaciones  exteriores de la palabra,  como  se  ha  visto en el  caso de los niños perdidos en las  selva del Guaviare . O se combina  con  la tendencia a   “ no ver” por parte de muchos  compatriotas.   

Por eso, sin duda en  estos  campos, como diría Bourdieu,  hay  fuentes para  nuevas investigaciones sobre  historia de las  sensibilidades. ¿ Cómo se investiga eso ? Escarbando  los resultados   de la    educación (y manuales  como el  de  Carreño agrego),  en materia de sensibilidades,   además  de  la Literatura médica,  de los archivos policiales y judiciales, y aun lo íntimo   escondido. Y, desde luego,   partiendo de los propios  testimonios de los afectados  por el horror, el temor o  el miedo.

El autor y su grupo, por ejemplo,   esculcan las cartas escritas  durante  las guerras mundiales  por los  soldados a sus familias, conservadas   preciosamente en los bufés  de las abuelas.   Todo aquello,  advierte  sin embargo  el autor,  es en  fin de cuentas “ un modo de  conocimiento indiciario “ y no principal, lo que no le quita  el interés   sociológico (25)

¿Por qué y cuando se llora en púbico?

¿Que es  llorar?  ¿Quiénes lloraron en los   siglos anteriores? En el librito- resumen   Sarah Rey ,miembro del grupo, analiza  si  los grandes  hombres de la  antigüedad lloraron. Esos   hombres ,  poderosos intelectuales o líderes políticos  y  militares,  lloran más en  Roma   que en   Grecia (se trasluce    en  las frías  estatuas  griegas   y   los  frescos de Pompeya).  A veces,  la sensibilidad  muestra sus lados   públicos y  privados,  por declaraciones   expresas  como  las que se atribuyen a Sócrates,    que   se  opone a mostrar lágrimas  en público.

El  autor  relata  cómo  Suetonio, el  biógrafo de Julio  César,   cuenta que  éste  se   conmovió después de que sus tropas  cruzaran el  Rubicón , y  recuerda cómo , para Cicerón,  la oratoria consistía en   enseñar, delectar y  conmover ( docere, delectare , mouere) . El mismo  Cicerón quien dijo que  “nada  seca tan rápido  como  una lágrima”, recuerda  el  autor. Lágrimas, a veces de cocodrilo, como diríamos  nosotros  los latinoamericanos. 
  
Además de los ojos ( que crean una simpatía  de  las emociones según  Séneca, ) el tacto acompaña  a  veces a las lágrimas.  Y estas se  vuelven  veces  en la cristiandad una expresión  suprema de  felicidad (40).  

¿ Qué  sucede  con nuestra violencias? Pocas  veces  nuestras etnias  o  militares  colombianos muestran sus emociones o las comparten a través de los medios , como lo  hizo RTVC  en un bello programa .

En la Edad Media como  hoy  el dolor del  remordimiento y   el arrepentimiento  se  mezclan  con  la tristeza  del pecado. Llevan, según el autor, a la profundidad  de lo humano,  a sus pulsiones primitivas  e inconcientes (45)

En todo caso,   las sensibilidades  varían según las épocas, los contextos y aún las  profesiones                ( médicos, campesinos, gente de las ciudades o sacerdotes , por ejemplo). También, lo que una investigadora norteamericana   llama  comunidades emocionales  que  forman  identidad, lo mismo que las lloronas de Orvieto(54) o  el Chocó,  identidad poco explorada por los repetitivos medios  colombianos .

***

SENSIBILIDADES, INCOMUNICACIÓN Y  ETICA

Volviendo al librito de Mazurel,  el  estudio  histórico  de los sentimientos y las  sensibilidades  distingue tanto  los internos como los externos y  sus influencias mutuas. 

Me pregunto también  ¿cómo afectará  el  tan mencionado cambio climático nuestras emociones y sensibilidades?  ¿ Tendrá algún impacto en la ética de nuestros comportamientos? Sin duda, más allá del aporte de la  literatura de las   emociones, será   mucho más difícil que  estudiar  cómo afectó  a la humanidad  en épocas pasadas. 

Como bien lo analizó Damasio, razón y emoción no se oponen sino que  pueden  ser  fuente  importante de una escritura de la  historia de  lo humano  que parte de las sensibilidades y  construye el tejido  social en  mayor o menor  medida.  Por  eso, recalca,  los neuro- científicos de hoy, tan de moda  como  los estudiosos de la inteligencia  artificial,    pueden terminar  siendo reduccionistas . Es decir, dejan  a lo humano de sus  sensibilidades  por fuera.(101).

 Dicho de otro modo :   la esencia  de la naturaleza humana no es inmutable,  sino voluble,  según las circunstancias.   Depende  de  las relaciones sociales en contextos muy diferentes,  como lo son  aun   hoy,  los  europeos, los  latinoamericanos, los norteamericanos, los chinos y los rusos.

Ni los  neurólogos  ni los  sicólogos  tienen   una  respuesta  unívoca. Tampoco la tienen las religiones  o  los científicos, lo biológico o lo social histórico. Puede parecer una frase  de cajón,  pero  tal vez no lo es cuando se intenta aplicar a la realidad la ética de lo humano, mas  allá de  sus  estrecheces en el mundo de hoy. 

Sin duda, la ideología  parece ser una barrera  infranqueable para que  nuestra sensibilidad se  exprese   en  la ética  y en los comportamientos colectivos.

¿POR QUÉ RECOMIENDO ESTE  VIDEO DE RTVC?   Muestra cómo,   en fin de cuentas muy pocas veces en lo mediático,  se menciona lo que  que sucede  cuando las sensibilidades de los  indígenas se combinan con las de miembros del  ejército, a través del   intercambio de visiones del  mundo, que distan mucho de  las simplificaciones mediáticas  de  noticieros en busca  de espectáculo.





https://youtu.be/EJ_cfLyKp7w


 


sábado, 3 de junio de 2023

TRES EXPOSICIONES DE ESENCIAS Y PACIENCIAS INAUGURADAS EN BOGOTÁ


Foto MTH

"
Siempre le he tenido envidia a la música  porque la música se le mete a la gente  por todos lados sin que se dé cuenta..Hay que engañar   al espectador para que se  acerque, se  convierta en parte de la obra  y se cuestione por qué  está allí"

Las palabras  son del maestro Santiago Cárdenas,  (Galería El Museo). La verdad  está  en la representación de sus  impecables tableros escolares con rastros de tenues trazos.  Es decir, pintados.  Allí está la esencia de su trayectoria, y no sólo de ganchos  o cartones. Un trabajo  minucioso,  que  requiere de  paciencia y,  quizás, de  soledad concentrada. Nos recuerda que  el sentido no hay que buscarlo en el  objeto, sino  en  quien lo recibe.

***


Foto MTH



Dalita Navarro, la infatigable (Galería  El Museo), se entrega  con paciencia a la esencia de los objetos y de sus variadas dimensiones geométricas, pero de otra manera:  en los  colores suaves,  en la manera de juntarlos para que se vuelvan  bodegones  y  acepten  convivir.




***



foto MTH


Mi paciente  profe  de fotografía, el  (joven) arquitecto  Jairo Llano (BEA Galería )  encuentra ahora  en el papel la dimensión original de  lo perecedero,  pero también  de  los  sentidos. La paciencia de convertir lo periódico  en nuevas flores,   los  billetes en  cornuscopios, el papel  y sus  volubles  letras en arte que perdura, antes de que  desaparezcan .  


Las  tres  exposiciones inauguradas  en Bogotá hoy junio 3 (2023). Cercanas,  sin los afanes  de los trancones o  de los escándalos, sin la obsesión de  hundir al otro. Como una muestra de que, en medio de los  revoloteos, hay también remansos de muchas Colombias impasibles y creativas.