jueves, 30 de mayo de 2013

¿Y ESO QUÉ TIENE?


Lo más impresionante de la peleadera entre el fiscal y el Procurador, el crucero de marras y otros casos ya olvidados, no es que sucedan, sino que suceden porque la primera actitud moral es no caer en cuenta de que eso no se debe hacer. O si se cae en cuenta, llevan a una conclusión que redime de la falla ética al preguntarse ¿Y eso qué tiene? 
 
 La expresión, de pronto, es un colombianismo pero, en todo caso, de significado muy profundo para explicar actitudes que van construyendo un comportamiento “tolerable” en casi todos los sectores de la colombianidad.

Muchos de los problemas colectivos de la sociedad colombiana radican en que lo jurídico es el punto de referencia ético porque la ley es suficientemente laxa;  su  discursividad, sobrevalorada , admite varias interpretaciones y esguinces, desde que se predicó el “se obedece pero no se cumple”. Eludir el cumplimiento como  gracia de la malicia criolla implicaba una falla ética que muy poco ha sido cuestionada.

 Otro punto de referencia ético suele ser el de la religión, que tampoco ayuda a reconocer que todo tiene que ver con la responsabilidad moral como tendencia colectiva. En manos de Dios queda la responsabilidad de que suceda lo que sucede. Pero además, la reflexión ética se diluye ante la terquedad fundamentalista, que fracturó el comportamiento moral. Fue el caso, por ejemplo, del aborto (que estimuló la clandestinidad), o el pecado de lo sexual frente a la virginidad de María (que estimuló la prostitución y la pedofilia). La contundencia y la brutalidad del hecho (violación)  y su  efecto sobre la dignidad de la mujer se volvieron un asunto menor y perdieron poco a poco importancia colectiva.

DESVALORIZACIÓN MORAL DE LAS CORTES
 Pero volviendo a las Cortes, se han desvalorizado moralmente por dos factores. El primero, la seducción por la inmediatez y la necesidad de impacto. El segundo, ya mencionado: la identificación de lo ético con lo jurídico.
  
En el caso concreto del crucero, es decir, del comportamiento de las cúpulas que afecta la dignidad de toda la rama (como la afectó recibir regalos de Giorgio Sale), la base de todo el asunto está en que a una funcionaria, “modelo” de la rama judicial  por ser Presidente de la Corte Suprema,  le pareciera “correcto” irse de crucero con los candidatos que ella deberá escoger como  colegas.

 Después de esa decisión, que no le ameritó siquiera una duda ética, la magistrada cede territorio ético y va entrando en la justificación jurídica (que la exime de un posible delito, para ella fundamental). Le surge entonces, como a otros desvalorizadores del comportamiento ético, la pregunta justificadora: ¿y eso qué tiene?

 Cuando falla la justificación por omisión (no, eso no tiene nada de reprobable, no es delito, el permiso está contemplado en el reglamento, quedo absuelta por eso mismo), el tercer paso es la necesidad de argumentar: que el hijo le regaló el crucero, lo que no afronta el cuestionamiento ético de fondo de su comportamiento con los  magistrados viajeros.

Pero el  asunto, al que lo medios le han dado resonancia, termina por perderse en el cúmulo de denuncias, las unas más graves que las otras y que,  en todo caso, pasada la inmediatez, se diluyen en el tiempo.

Es, en el fondo, el mismo proceso sicológico que lleva a la argumentación  del que  se salta una barrera para no pagar el tiquete, o  asesina,  o se deja comprar para votar,  peca por la paga, paga por pecar, despoja al otro, construye o destruye pruebas en la propia función judicial.

¿Y ESO QUÉ TIENE QUE VER CON EL FISCAL Y EL PROCURADOR?
 La laxitud ética que empieza a contagiar la rama judicial es estimuladas por dos factores: el estancamiento de la administración de justicia en el fango de procedimientos formalistas y la presión de la inmediatez  (ver impacto) que suscita en jueces y magistrados, fiscales y procuradores,  propuestas teóricas de la discursividad que no inciden en la solución real de los problemas.

“Descubrir” y proponer que el Ministerio público deba desaparecer de los procesos veinte años después de que  se adoptara el Sistema penal acusatorio, como lo hace el Fiscal ahora, y precisamente cuando los dos funcionarios tienen enfoques distintos sobre el proceso de La Habana es buscar en la peleadera una respuesta a la necesidad de impacto que se ha vuelto la motivación principal de la función pública.

 La acción de los medios audiovisuales estimula sin duda esa seducción por la imagen que, de contragolpe porque todo tiene que ver con todo, favorece también a los medios. ¿Por qué? Porque  el impacto de las lógicas de confrontación se sobrepone y anula la necesidad de investigación. No nos digamos mentiras : es mucho más cómodo para el periodismo y cuesta menos para los canales “cubrir” procesos judiciales y evolución de proyectos en el Congreso que hacer trabajo de campo o dedicarle meses a seguir una pista.


miércoles, 22 de mayo de 2013

“NO HAY LUGAR PARA LA ARROGANCIA DEL CACTUS”

La frase es de Rosental Alves [1] y refleja con tanta precisión lo que no duda en llamar revolución,  como  aquello que,  en su momento, Marshall McLuhan describió premonitoriamente cuando se refirió al papel de los medios masivos de comunicación.

Si ayer el  medio era el mensaje, hoy lo característico es la masa de medios, lo cual tiene repercusiones tan importantes como el paso de la tertulia de café y los panfletos del siglo XIX a los medios de comunicación como industria.
una imagen similar mostró Alves

Para Alves, en el caso de la multiplicación mediática, como también para Castells, que analizó magistralmente el poder de comunicar[2], en el nuevo panorama, el poder no está en los canales sino en los flujos y redes.

 No hay lugar para la arrogancia del cactus”. En mi interpretación criolla (no atribuible por tanto a  Alves), se  vislumbra  el fin de la era de los caudillos y pontífices de las mesas de trabajo audiovisuales y de la versión en papel de los medios de comunicación, a los cuales hizo referencia Pierre Bourdieu[3].

 Gráficamente, Alves (después de recordar que a Sócrates le aterraba  la escritura frente la oralidad,  lo expresó con dos imágenes vigorosas: un desierto árido, de  cactus que se elevan, solitarios y prepotentes en el desierto; y la nueva “selva” tropical de vegetación exuberante y multitud de vehículos de comunicación (de matas, para seguir en su acertada metáfora, y  que por favor, imagínense)


 En Colombia, nuestro apego a los medios tradicionales oligopólicos y concentrados, lleva a poca reflexión sobre la revolución (ese es el término que utiliza el brasilero- norteamericano Alves) que lo digital está produciendo.

Porque con celulares y tabletas se está introduciendo poco a poco una lógica comunicacional por lo que llama “nueva extensión de la mente que nos conecta de manera diferente” y que en el futuro nos llevará a evolucionar en nuestro ecosistema biológico, no solo el mediático. El ser humano ya es casi  un “ciborg”   preludio de una mutación de la especie humana. http://es.wikipedia.org/wiki/Ciborg
 Sin ir tan lejos hacia el futuro, existe ya consenso en el sentido de que  en esa selva exuberante que multiplica la información y los datos, lo más importante va a ser el contenido  la capacidad de selección. En otras palabras, se tienen que acabar los noticieros que repiten exactamente las mismas noticias, acuden a las mismas fuentes, es decir el viejo esquema del periodismo demasiado instalado  en nuestros medios.

 En ese paisaje  exuberante, lo que hace un montón de años algunos precursores  hoy olvidados como Ben Baddikian consideraban saturación, se  convierte en  realidad.

¿La versión fatalista?: los seres humanos nos volveremos cada vez más bobos.

¿La versión optimista?: se  nos abren nuevos horizontes y tendremos menos dependencia mediática de lo que hoy nos satura.

 De todas maneras,  el cambio de paisaje implica una radical transformación de lo que significa el periodismo (empezando por la palabra misma, que implica algo periódico, cuanto los flujos son característicos de la nueva era).

Sigue con una reconsideración de la manera como se enseña (pasar del sobre proteccionismo de las carreras de periodismo, a lo  pluridisciplinario. 

En una época anterior, hoy desueta, se consideró que la comunicación era algo baboso y que el periodismo era la verdadera “ciencia”. Hoy se vuelve al término comunicación, depurado de sus discursividades teóricas.

La manera de innovar supone entonces un cambio de la mentalidad de los egresados, si quieren sobrevivir a la competencia.

¿Cómo? Para Alves (y por cierto lo mismo dije en la Santo Tomas hace quince días, lo cual simplemente refleja un consenso académico sobre la necesidad de sacudir)  los egresados deben abandonar el sueño de trabajar en RCN, Caracol, El Tiempo y similares, para dedicarse a lo que Alves llama los “Start ups” y en lenguaje criollo micro empresas sostenibles sobre temáticas específicas.

 Eso implica que los estudiantes de “periodismo” deberán aprender programación y que los futuros micro empresarios de la comunicación emanados del periodismo deberán aliarse con  filósofos, antropólogos y cuentistas o científicos  sociales, pero además con ingenieros, diseñadores digitales etc, para ser competitivos.

 Aves prevé que a la televisión le pasará lo mismo que hoy a los medios escritos los cuales, demostró, están en franca decadencia (no sólo porque continúan llamándose “prensa”)

 Se trata de un reto inmenso para facultades todavía ancladas en el esoterismo de la comunicación o en el gueto de formar periodistas “puros” en pre grado (lo que, por cierto no se sabe muy bien que quiere decir).  Pero  ante el reto,  la academia  tiene las ventajas de  su capacidad de generar investigación empírica ;  de tener más  tiempo y menos velocidad; y  ser lo que llamó “ fuente de la juventud”.¿ Cambiará?

Es un  reto también para los propios medios,  cuyo poder va a declinar. Tendrán que adaptarse a lo que Alver llama “paquetes abiertos de medios”, mucho más allá de lo multimedial que, por cierto, exprime a los reporteros o carga ladrillos.

 Es  el reto de afrontar el creciente desempleo de la cantidad de egresados no innovadores, para utilizar una expresión de moda.

Es el reto para los publicistas que ven declinar la inversión (-20%) de manera exponencial  en  el esquema tradicional de avisos. 

 Y es un  reto sobre todo para los ciudadanos, que van a encontrar en el análisis de medios una herramienta para desapegarse de lo desueto.

[1] “ Uno de los más  importantes  pensadores e la comunicación y el periodismo digital  en  occidente” según la  invitación (entrada libre )   de la Pontificia Universidad Javeriana, director  del centro Knight  para el periodismo de las Américas de la Universidad de Texas
[2] Castells Manuel ,  un autor fundamental  en la era de la comunicación. Entre  otros libros,  “la galaxia  Internet”, la era de la Información ( 3 tomos) y  el último  “ el poder de la comunicación”

[3] "¿Se puede pensar  en la  velocidad? La TV ( y la radio, agrega MTH), al dar la palabra   a pensadores   de los cuales se espera que  piensen  velozmente, ¿no  está condenada   a tener solo  fast thinkers, pensadores que piensan  más  rápido que su propia sombra?...  El  intercambio de  lugares   comunes  es una comunicación  sin más contenido que el hecho mismo de  la  comunicación" Pierre Bourdieu, Sobre la  televisión, 1996

miércoles, 15 de mayo de 2013

LAS FANGOSAS CONTRADICCIONES DE NUESTRA DEMOCRACIA CRIOLLA

tomada de: unapasionnocorrespondida.blogspot.com Cualquier parecido con la realidad colombiana...                           


 Con la palabra diálogo,  una de las más pronunciadas en nuestra discursividad colombiana es democracia. Como decía madame Roland  próxima a ser  guillotinada por la revolución francesa: “¡Oh libertad! (en este caso ¡oh democracia!), ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!”.

 En defensa de la democracia o en la construcción de la misma, el país cae en contradicciones fangosas. Algunas de ellas:

                                                                                  


“Hay que”: en todos los sectores y en todos los aspectos, pululan los pontífices de la teoría, de lo que hay que hacer, pero pocos lo que se arremangan, detallan lo que cuesta y  qué responsabilidad  asumen.

 Libertad de prensa:  se “defiende” discursivamente  pero, por lo mismo,  se estimula  a los intolerantes , y a los que amenazan a periodistas que investigan. En otros países, las asociaciones de periodistas son una barrera contra las presiones y los abusos. 
Aquí, como es el caso de la FLIP ( y me duele  por  haber participado en su  fundación), se limitan a declaraciones que solicitan investigaciones exhaustivas o publican informes en los que, año tras año, se repiten las mismas estadísticas y encuestas, cuyas preguntas eluden temas cruciales como los despidos masivos de periodistas. Otras asociaciones, como el CPB ( y me duele por haber sido alguna vez  su Presidenta), están en una lastimosa decadencia, enfrascadas en peleas internas ( por cierto algunas lideradas por quienes nada tienen de periodistas) y sin haber logrado vincular a nuevas generacione  ( ver definición de periodista).  Temas tabú : el empleo y   la situación laboral  ( como, por ejemplo,  la de los camarógrafos).
Las asociaciones de empresarios, como la SIP y Andiarios representan  más que todo los intereses de las empresas-lo cual es de esperar y no criticable, siempre y cuando  se advierta  - .  Defienden la libertad desde su orilla, sin contrapeso serio.  Esa actitud por supuesto, es un incentivo para que las  “fuerzas oscuras” actúen  contra los más frágiles de la cadena, es decir, los  que no están en las mesas  de trabajo, sino en trabajo de campo.

Sindicalismo : Tanto el ministerio del trabajo como la cooperación internacional- que hacen lo que pueden- han recalcado la importancia del sindicalismo para la democracia y han sacado elocuentes y muy bien hechas campañas  ( entre otras, en asocio con la Procuraduría, lo que le sirve a las cúpulas de la institución  para   considerarse “democráticas”).

Pero es de mala educación preguntar si en los medios oligopólicos hay sindicatos  autorizados  y fomentados por la ley. ¿Qué diría el señor Sarmiento si a los periodistas se les ocurriera esa pésima idea en El Tiempo?

 Dicho de otro modo, en teoría la democracia colombiana necesita sindicalismo, pero ni lo defiende ni lo justifica.

Eso estimula  la  decadencia  del propio sindicalismo , enroscado  en sus  cúpulas inamovibles , y con poca   capacidad  de presión o de adaptarse a las   nuevas circunstancias sociales  .

 Paros: Otra palabra que produce espanto o deslegitima cualquier arreglo es la palabra “paro” que por cierto se aplica indistintamente a diferentes manifestaciones de la protesta popular o ciudadana : marchas ciudadanas o sectoriales ( permitidas por la  ley como manera de presión), manifestaciones ( contra el secuestro por ejemplo)  se equiparan  a  violencia y bloqueo de carreteras. Desordenes suscitados por personas ajenas a las causas legítimas (como la defensa de la universidad pública) estigmatizan a estudiantes que  ya  no se atreven a disentir.  Pareciera  como si la democracia  fuera válida sólo cuando hay protestas  pero  calladitas.

 En lo  que se suele llamar democracia  colombiana,  los sectores ciudadanos que creen en la Constitución y sus valores fundacionales [1],  se han visto arrinconados por sus propios congéneres. La protesta ciudadana y laboral se estigmatizan como subversivas  o de “izquierda” ( un término  por cierto decimonónico ,  un costal en el que cabe de todo ( ver en glosario, izquierda y derecha) Esa misma estrechez de la manera como se concibe la democracia ha producido , salvo contadas excepciones,  atraso, mediocridad,  decadencia, incapacidad de adaptarse a las nuevas realidades sociales, tanto  en los gremios como en los  movimientos sociales (sin mencionar la academia, pero ese es otro tema).

Estado : la deformación del concepto de Estado es un harakiri de la democracia criolla : se define al  Estado  como el que todo lo debe dar, sin que la mal llamada sociedad  civil  sea poco más  que una entelequia discursiva. En un asistencialismo desueto, a cada problema se le achaca la responsabilidad al Estado, al que se delegan  todas las responsabilidades colectivas.  El cubrimiento de las noticias  siempre incluye  un testimonio  en el cual  el ciudadano  agobiado  reclama “El gobierno no hace nada”, pero  escampan los responsables del desastre ( en la salud, por ejemplo).

 ¿Conclusión? Asumir responsabilidades ciudadanas .  Hacer la lista de lo que se ha  hecho para sacar  enseñanzas sbre lo que queda por hacer.   Dejar el “hay que” o al menos, a toda crítica  implícita en  el  “hay que,” agregarle un cómo y quién va a asumir los costos. No desconocer lo que se ha hecho  en aras de lo que no se hará.  La solución no depende ni de las FARC (cuyo discurso sigue siendo decimonónico) ni de lo que haga el Estado (paralizado por las burocracias),  sino del dinamismo social.


[1] Estado  Social de  Derecho, República unitaria, descentralizada,  con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto a la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas  que la integran y en la prevalencia   del interés  general ( art.1)

jueves, 9 de mayo de 2013

FORO EXTERNADO: ¿PRAGMATISMO A LO A LO SUDARSKY Y NAVARRO O DIARREISMO EGOLATRA CONSTITUCIONAL Y PELEADERA?


Gracias  al streaming e internet  (tecnologías  que, por cierto, nos muestran que  país de la constituyente del 91 no será el mismo que el del posconflicto)  pudimos asistir  sin invitación  ni trancones al foro del Externado.

Pero esa verdad prosaica y material  es también la dimensión de lo mucho  que ha cambiado  todo en la  Colombia de hoy en  cuanto a los dilemas jurídicos del proceso de paz (título del  foro), en buena hora  convocado por una  Universidad que busca abrirse y,  por lo mismo,  romper  el  viejo esquema de  las reflexiones cerradas.

Los distintos participantes  son reflejo también  de  las distintas  maneras de concebir  el posconflicto, no en  cuanto a los contenidos, sino en cuanto al  cómo.  Una manera (no la única) de  resumirlas  fue  el  notorio  pragmatismo de  Navarro vs. la  discursividad  de Petro.

Pero  veamos algunas de las  inquietudes  que  desató  el foro:

¿Se regirá el posconflicto por los mismos  esquemas  de la discursividad jurídica y por  la  vaguedad de palabras como paz o  la interpretación de  la impunidad?

¿Seguiremos  enredándonos en  una concepción leguleyística del posconflicto?

¿Seguiremos  con los odios  o  pasiones  para definir  quién es culpable o no, quien perdona o no,  como el abogado que intervino en el foro  para hacer, en vez de la pregunta , un alegato  sobre  su posición? ¿ O se preferirá la actitud de Petro, ex alumno  del Externado, cuando  no  quiso  seguir con el odio y decidió  no averiguar quién lo torturó ?

¿ Habrá  desencuentros  cronológicos, inexactitudes   y  pontificadas como la  interpretación de Petro  sobre  la guerra  civil española, corregida  oportunamente por el juez  Baltasar Garzón?

¿Nos estancaremos en discursividades generales  como la frase  "el poder mata", que  lleva a Petro a decir  que  hay que cambiar el poder?  ¿Se puede afirmar que  el fracaso de la constitución del 91  es  no haber   construido una nación?  (Por cierto,  cualquier similitud con el título de un libro ¿será pura coincidencia?)

PRECISIONES  TERMINOLOGICAS EN EL FORO

SERGIO JARAMILLO :   esta negociación es diferente.  Implica reconocimiento de la existencia  de un  conflicto armado cuyos integrantes  deberán también someterse al derecho internacional;  de  la importancia del “cómo” en el posconflicto;  de  la dimensión  del  acuerdo  general del 2012 para iniciar  pero no  terminar el conflicto . 

No se trata de negociar los derechos  de las víctimas;  una  Asamblea  Cosntituyente no es la manera de refrendar  una  negociación ; hay  una  fase de transición  como esfuerzo nacional que  incluye resolver  los  problemas de  la  justicia  territorial.  Se necesitan nuevos  espacios de  deliberación  y de organización en sentido concreto como  programas de infraestructura, de agua potable etc

OTRAS  CLARIFICACIONES  DE LOS PARTICIPANTES

- SOBRE LA VERDAD: Una Comisión de la verdad es necesaria para  subsanar  las  limitaciones  de la llamada  verdad  judicial, pues no es posible  juzgar a todos los integrantes de las FARC (La  Ministra de justicia  no habló de perdón sino de  pacto social)

-  PARTICIPACIÓN :  el posconflicto no puede  limitarse a lo jurídico.  John Sudarsky  explicó las  conclusiones del estudio del 2012  sobre el  impresionante  deterioro del capital social  colombiano.  Es decir,  " la realidad es que no se ha avanzado mucho en el cambio de mentalidad" y los partidos ya no  son sino mínimos creadores de capital social.

El JUEZ GARZÓN  aportó las mayores  precisiones  sobre  palabras como: 

- Impunidad: ¿por qué  hablamos de impunidad y nos rasgamos  las vestiduras  en  relación con el post conflicto cuando  estamos  rodeados de impunidad ( que , señaló,  es del 44% en  España)?

- Genocidio: uno de los elementos del genocidio  no es  necesariamente  que sea  sistemático.

-  “Criterios de priorización”:  ante  la imposibilidad de juzgar a todo el mundo, priorizar  no necesariamente  significa  impunidad.

-  Selectividad: los procesos  no son comparables,  y no hay  que obsesionarse  en que sean  para  todos los protagonistas. La selectividad no necesariamente  genera  impunidad, sino el criterio  debe ser que  genere  verdad, justicia (no solo  judicial) y reparación (no solo del Estado) a las víctimas .

- Reparación: tiene  ritmos y escenarios que no se limitan a  lo judicial.

 - Asamblea Nacional Constituyente: no necesariamente  es  el camino  para hacer efectivo el  proceso de  construcción de paz.

  Conclusión : ojalá que este primer  foro, como también el artículo del  Rector  del Externado el domingo pasado en El Tiempo  sobre la Constitución del 63, permitan una  reflexión  mas  analítica sobre  el posconflicto, con base en lo que nos  sucedió,  pero también en lo que nos 
sucede y en  nuestra capacidad de aceptar el cambio  y la reconciliación.

 ¿Superaremos la peleadera y  las  discursividades al reflexionar  sobre la construcción del posconflicto?