miércoles, 22 de mayo de 2013

“NO HAY LUGAR PARA LA ARROGANCIA DEL CACTUS”

La frase es de Rosental Alves [1] y refleja con tanta precisión lo que no duda en llamar revolución,  como  aquello que,  en su momento, Marshall McLuhan describió premonitoriamente cuando se refirió al papel de los medios masivos de comunicación.

Si ayer el  medio era el mensaje, hoy lo característico es la masa de medios, lo cual tiene repercusiones tan importantes como el paso de la tertulia de café y los panfletos del siglo XIX a los medios de comunicación como industria.
una imagen similar mostró Alves

Para Alves, en el caso de la multiplicación mediática, como también para Castells, que analizó magistralmente el poder de comunicar[2], en el nuevo panorama, el poder no está en los canales sino en los flujos y redes.

 No hay lugar para la arrogancia del cactus”. En mi interpretación criolla (no atribuible por tanto a  Alves), se  vislumbra  el fin de la era de los caudillos y pontífices de las mesas de trabajo audiovisuales y de la versión en papel de los medios de comunicación, a los cuales hizo referencia Pierre Bourdieu[3].

 Gráficamente, Alves (después de recordar que a Sócrates le aterraba  la escritura frente la oralidad,  lo expresó con dos imágenes vigorosas: un desierto árido, de  cactus que se elevan, solitarios y prepotentes en el desierto; y la nueva “selva” tropical de vegetación exuberante y multitud de vehículos de comunicación (de matas, para seguir en su acertada metáfora, y  que por favor, imagínense)


 En Colombia, nuestro apego a los medios tradicionales oligopólicos y concentrados, lleva a poca reflexión sobre la revolución (ese es el término que utiliza el brasilero- norteamericano Alves) que lo digital está produciendo.

Porque con celulares y tabletas se está introduciendo poco a poco una lógica comunicacional por lo que llama “nueva extensión de la mente que nos conecta de manera diferente” y que en el futuro nos llevará a evolucionar en nuestro ecosistema biológico, no solo el mediático. El ser humano ya es casi  un “ciborg”   preludio de una mutación de la especie humana. http://es.wikipedia.org/wiki/Ciborg
 Sin ir tan lejos hacia el futuro, existe ya consenso en el sentido de que  en esa selva exuberante que multiplica la información y los datos, lo más importante va a ser el contenido  la capacidad de selección. En otras palabras, se tienen que acabar los noticieros que repiten exactamente las mismas noticias, acuden a las mismas fuentes, es decir el viejo esquema del periodismo demasiado instalado  en nuestros medios.

 En ese paisaje  exuberante, lo que hace un montón de años algunos precursores  hoy olvidados como Ben Baddikian consideraban saturación, se  convierte en  realidad.

¿La versión fatalista?: los seres humanos nos volveremos cada vez más bobos.

¿La versión optimista?: se  nos abren nuevos horizontes y tendremos menos dependencia mediática de lo que hoy nos satura.

 De todas maneras,  el cambio de paisaje implica una radical transformación de lo que significa el periodismo (empezando por la palabra misma, que implica algo periódico, cuanto los flujos son característicos de la nueva era).

Sigue con una reconsideración de la manera como se enseña (pasar del sobre proteccionismo de las carreras de periodismo, a lo  pluridisciplinario. 

En una época anterior, hoy desueta, se consideró que la comunicación era algo baboso y que el periodismo era la verdadera “ciencia”. Hoy se vuelve al término comunicación, depurado de sus discursividades teóricas.

La manera de innovar supone entonces un cambio de la mentalidad de los egresados, si quieren sobrevivir a la competencia.

¿Cómo? Para Alves (y por cierto lo mismo dije en la Santo Tomas hace quince días, lo cual simplemente refleja un consenso académico sobre la necesidad de sacudir)  los egresados deben abandonar el sueño de trabajar en RCN, Caracol, El Tiempo y similares, para dedicarse a lo que Alves llama los “Start ups” y en lenguaje criollo micro empresas sostenibles sobre temáticas específicas.

 Eso implica que los estudiantes de “periodismo” deberán aprender programación y que los futuros micro empresarios de la comunicación emanados del periodismo deberán aliarse con  filósofos, antropólogos y cuentistas o científicos  sociales, pero además con ingenieros, diseñadores digitales etc, para ser competitivos.

 Aves prevé que a la televisión le pasará lo mismo que hoy a los medios escritos los cuales, demostró, están en franca decadencia (no sólo porque continúan llamándose “prensa”)

 Se trata de un reto inmenso para facultades todavía ancladas en el esoterismo de la comunicación o en el gueto de formar periodistas “puros” en pre grado (lo que, por cierto no se sabe muy bien que quiere decir).  Pero  ante el reto,  la academia  tiene las ventajas de  su capacidad de generar investigación empírica ;  de tener más  tiempo y menos velocidad; y  ser lo que llamó “ fuente de la juventud”.¿ Cambiará?

Es un  reto también para los propios medios,  cuyo poder va a declinar. Tendrán que adaptarse a lo que Alver llama “paquetes abiertos de medios”, mucho más allá de lo multimedial que, por cierto, exprime a los reporteros o carga ladrillos.

 Es  el reto de afrontar el creciente desempleo de la cantidad de egresados no innovadores, para utilizar una expresión de moda.

Es el reto para los publicistas que ven declinar la inversión (-20%) de manera exponencial  en  el esquema tradicional de avisos. 

 Y es un  reto sobre todo para los ciudadanos, que van a encontrar en el análisis de medios una herramienta para desapegarse de lo desueto.

[1] “ Uno de los más  importantes  pensadores e la comunicación y el periodismo digital  en  occidente” según la  invitación (entrada libre )   de la Pontificia Universidad Javeriana, director  del centro Knight  para el periodismo de las Américas de la Universidad de Texas
[2] Castells Manuel ,  un autor fundamental  en la era de la comunicación. Entre  otros libros,  “la galaxia  Internet”, la era de la Información ( 3 tomos) y  el último  “ el poder de la comunicación”

[3] "¿Se puede pensar  en la  velocidad? La TV ( y la radio, agrega MTH), al dar la palabra   a pensadores   de los cuales se espera que  piensen  velozmente, ¿no  está condenada   a tener solo  fast thinkers, pensadores que piensan  más  rápido que su propia sombra?...  El  intercambio de  lugares   comunes  es una comunicación  sin más contenido que el hecho mismo de  la  comunicación" Pierre Bourdieu, Sobre la  televisión, 1996

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