En
2018, en Colombia no hubo personajes
super stars. Salvo Caterine Ibarguën,
que ha saltado de manera persistente, desde hace muchos años, y por su propia disciplina, hasta
conseguir el nóbel de los deportes (por cierto, a diferencia de nuestro Nobel de paz y de la
propia paz, que están en franca
decadencia mediática).
En el 2018, no hubo equivalentes
colombianos a Shakira, ahora metida en problemas tributarios, como buena super estrella. Tampoco hubo líderes.
La luz del propio
Álvaro Uribe se está
apagando; y, a pesar de todos
los esfuerzos de Iván Duque por hablar
y hablar para que lo reconozcan como
líder, no lo logra. Tal vez porque esa buena
persona no sabía lo que implicaba ser “el que dijo Uribe”, porque el país está
saturado de políticos, y porque no hay
nada más desgastante que tratar de gustarle a todo el mundo.
Tampoco fueron personajes los escritores (ya no queda mucho tiempo para escribir, con tanto festival que Hay
por ahí). No lo fueron artistas, ni los pintores (con tanta “performance” estática y esnob,
tampoco hay tiempo, porque , como decía Kandinsky 1], hay que
oír la pintura, saber con la lengua a
qué sabe el amarillo, ya que uno, como las casas y las ciudades y la sociedad,
está envuelto por el objeto dentro del
cual navega, con los pies, con los ojos,
con la nariz y con lo que haga falta,
con el corazón.
Pensándolo
bien, es una enorme
ventaja no tener personajes del
año de “relumbrón” sino personas de
carne y hueso no
mediáticas, que solo posan
para la foto de Semana o Time, que en realidad son víctimas de la injusticia o que trabajan en grupo o para los grupos, que
ponen por encima de sus egos los intereses o las tragedias colectivas.
A
algunos mediatizadores, estos ciudadanos
les pueden parecer “chichipatos” porque
no se encuentran en los cocteles,
ni hacen todo
lo posible para sobresalir gracias a sus apariencias o a ser graduados de sobresalientes por
el You tuber de moda o en las páginas sociales por elección particular del dueño del medio o
del director.
En
cambio, estos sencillos ciudadanos de la
calle[2] (como decía el inolvidable José Salgar) sobresalen
- bien sea para bien o para mal-, por sacudirse y
despertar, lo que no hacían antes. En el caso colombiano, es para bien en la defensa de la Universidad Pública de los
docentes, los estudiantes, los jóvenes y los viejos. Todos ellos con la disciplina de estudiar cifras, porque no se limitan simplemente a protestar y
marchar, sino que argumentan y actúan con propiedad en las comisiones de diálogo, con el visto bueno de los rectores. Para eso también sirve el conocimiento.
Sin duda se trata de una novedad en Colombia, porque la educación no es solo argumentar y muchísimo
menos tirar piedra, sino lograr la aplicación de lo que se argumenta. Por cierto, eso NO ha
sucedido con el sindicalismo colombiano que se limita a pelear en
las reuniones anuales
de salario mínimo, pero no se atreve a mirarse y cambiarse a si mismo. ( Eso si, debe reconocerse, por lo menos, que Fecode se unió a la ola de defensa de la
Universidad pública).
Fenómenos nuevos como esta participación
activa, no gritona, a mi modo de ver y en el caso
colombiano, echan por el desbarrancadero la obsesión mediática colombiana de que estamos
sobrados de lote, de ser los mejores del mundo, además por
supuesto, de ser los más felices. Quedan, eso sí, algunos rezagos , al
punto que el Fiscal Néstor Humberto Martínez no ha dudado en
decir que la investigación hecha por SU
fiscalía en el caso
Odebrecht ha sido la mejor de todas
cuantas se han hecho. Lo que, desde
luego, nadie le cree. Como tampoco nadie
cree en las bondades de un fiscal Ad Hoc para resolver los problemas éticos y de corrupción.
A NUEVAS MEDIATIZACIONES, OJO CON LO QUE SIGNIFICAN...
Aquí y en Europa, especialmente en
Francia, a mi modo de ver, lo más
interesante del 2018 es haber mediatizado lo que antes no era mediatizable. Aclaro: eso no quiere decir que sea de por sí bueno o malo. Un caso concreto: en Francia, los mediáticos Chalecos Amarillos son
personajes, - o turbas- como se las quiera llamar- hace unos
años impensables. Han desplazado
al “pueblo” como se decía en el siglo 19, (en
cuyo nombre todavía actúan unos atrasados
politicastros colombianos). Han
desplazado a la izquierda (hippy o no hippie)
que antes se proponía cambiar
el mundo.
Pero
esos movimientos sociales mediatizados que brotan con el descontento y apoyados por violentos son una
mezcolanza, a veces identificable,
y a veces no, con intereses muy particulares y egoístas. Ejemplo: ambientalistas de todos los pelambres. O transportadores de chaleco amarillo, a los que lo único que les interesa es la gasolina barata,
que se unen con los
autodenominados “clase media”, que protestan por los impuestos. Pero OJO, en el caso francés, no confundir: Sale a la superficie lo que en
1939 se llamó el
“nacional-socialismo”- o en los
cincuenta el “poujadismo” un movimiento de derechas que también protestaba
contra los impuestos y se decía identificado con la “clase media”.
Pero a propósito de clase media, vale la
pena ser cuidadosos en detectar su utilización, pues no se tardará - en la medida en que aumente el descontento ¿tal vez en el 2019?- en proponerla como personaje del año. Y el énfasis decembrino en Colombia en el aumento del salario mínimo, como el mas grande desde hace 25 años, y que más aún, se calificó de "extraordinario" ¿no será una manera maquillar la desigualdad y el real impacto de eso de "mínimo" pues no es obligatorio subir el que está por encima?
No nos digamos mentiras: Como el de la "paz " (ver Glosario en este blog), el de “clase media” , es un concepto gaseoso que parece ahora cooptado por los políticos para reforzar su poder de persuasión. No pocos dicen, por ejemplo en materia de tributos, representarla o protegerla, lo que en el fondo implica conformismo, porque se supone que ya ha alcanzado sus metas económicas de carro, casa y quizás, beca y los impuestos son para quitarle esas ventajas adquiridas. Recomiendo para demostrar las consecuencias de esa mirada satisfecha o amenazada un programa de la serie "Salvados", en el que el excelente periodista Jordi Évole entrevista a Owen Jones [3],
No nos digamos mentiras: Como el de la "paz " (ver Glosario en este blog), el de “clase media” , es un concepto gaseoso que parece ahora cooptado por los políticos para reforzar su poder de persuasión. No pocos dicen, por ejemplo en materia de tributos, representarla o protegerla, lo que en el fondo implica conformismo, porque se supone que ya ha alcanzado sus metas económicas de carro, casa y quizás, beca y los impuestos son para quitarle esas ventajas adquiridas. Recomiendo para demostrar las consecuencias de esa mirada satisfecha o amenazada un programa de la serie "Salvados", en el que el excelente periodista Jordi Évole entrevista a Owen Jones [3],
Por
cierto, y sea dicho de paso, Jordi
Évole y su equipo de contenidos y guiones dan una clase
de cómo hay que preguntar en periodismo
televisivo (con honrosas excepciones, bastante mediocre en nuestro país). Además, por
supuesto, trátese de las entrevistas a Evo, la del
sabio Mujica o del
loco Maduro, del asbesto
o de los migrantes sirios, de la investigación de contexto, Jordi Évole tiene la gracia enorme de hacerse
el pendejo y no creer que es una super
estrella, sino de preguntar lo que la gente común y corriente quiere saber. Pero para eso necesita un equipo que investigue, busque archivos, todo lo cual no parecen entender nuestros dueños de canales privados. Todos los episodios como este “viejo” programa de hace unos años
sobre la
clase media perdurarán, como archivo histórico. En cambio, se
esfumarán sin dejar rastro las
bobadas de nuestros noticieros que dependen tanto de los videos proporcionados por la policía, o de los peleadores programas de opinión en los que lo que importa es confrontar y no escuchar. ¿Por qué? Porque lo que se pregunta o se opina debe corresponder
al deseo de saber, no de corchar ni
juzgar, sino de detectar qué tiene en las entrañas de su ser el humano entrevistado y qué
puede enseñar una conversación entre personas de distintos puntos de vista en los que la gente hace algo distinto de echar su discursito.
(Y por cierto, en estos momentos que se auguran difíciles para el periodismo independiente y equilibrado, los ciudadanos debemos demostrar nuestro inconformismo, y tener ojos y oídos abiertos ante la interpretación que se asoma desde el gobierno, según la cual los medios públicos tienen que ser gubernamentales y propagantísticos. Mal síntoma: no hay mejor ejemplo de periodista ecuánime, de comunicador responsable y ético que Carlos Chica, el periodista a quien el gerente de RTVC le impidió con una torpeza increíble entrevistar al Presidente).
(Y por cierto, en estos momentos que se auguran difíciles para el periodismo independiente y equilibrado, los ciudadanos debemos demostrar nuestro inconformismo, y tener ojos y oídos abiertos ante la interpretación que se asoma desde el gobierno, según la cual los medios públicos tienen que ser gubernamentales y propagantísticos. Mal síntoma: no hay mejor ejemplo de periodista ecuánime, de comunicador responsable y ético que Carlos Chica, el periodista a quien el gerente de RTVC le impidió con una torpeza increíble entrevistar al Presidente).
¿Conclusión? ¿Por quien votaría Usted
como personaje del año? Como ciudadana, yo votaría contra cualquier personaje concreto del año concreto y me quedo con la profundidad de los hechos perdurables. Me limito a recordar mi ahora sicólogo social de cabecera, Pablo
Hernández Chirstieb :
“De
lo que se trata entonces es de vivir de
la manera en que se necesitaría
vivir para que la sociedad se
transformara de la manera en que uno quisiera, o vivir de la manera en que se viviría en la sociedad que a uno le
gustaría” [4]
FELICES FIESTAS DE FIN DE AÑO
Y QUE EN 2019, CADA UNO DE USTEDES SEA PARA LOS DEMÁS EL PERSONAJE DE SU PROPIA VIDA, PERO TAMBIÉN, DE LA AJENA.
[1] Citado por Pablo
Fernández Chirstieb página 265, Lo que se siente pensar o la cultura como
psicología , páginas 165 Taurus, 2011,
[2] Por asociación de ideas y a
propósito de Humberto de La Calle ¿ como es posible que en su
video de inauguración de su Fundación para la Paz, el ex
Presidente Santos no haya mencionado ni una vez a Humberto de la Calle ni a Sergio
Jaramillo, ni, por supuesto, les
haya agradecido el sacrificio que
implicó su labor?
[3] Neflix ha sido una competencia
muy positiva a los
oligopolios rígidos RCN Y Caracol , como Uber en el caso de
los Taxis. Eso, desde
luego , no los exonera de reglamentación. Pero ya habrá oportunidad de debatir
sobre el tema en el 2019
[4] Idem pág.167