miércoles, 19 de diciembre de 2012

LAS OTRAS ENSEÑANZAS DEL CAOS BASURERO



Si, de acuerdo: improvisación,  ego alborotado del alcalde, mala  leche de las empresas,  pero  
¿Qué otras lecciones sacar  del caos?


1-      Las basuras  son EL PROBLEMA  mayor de las aglomeraciones urbanas , que requiere  solución  prioritaria : ciudades  como  Nápoles y Nueva York han  sufrido, lo mismo que  Bogotá, las consecuencias de  una crisis que  tiene  varias facetas, más allá del inmediatismo de los desechos amontonados.

2-      Es un sector  que no solo tiene aspectos  ambientales  y de cultura ciudadana, sino de  poder  económico y de manipulación política.

3-     El reciclaje es una industria  que no puede  abordarse  desde el asistencialismo  “caritativo” que, paradójicamente,  es el enfoque  retardatario  de un sector de la  izquierda  colombiana.

4-      En las crisis, con las basuras, y  de las bolsas  rotas, sale  a flote la desintegración social de la ciudadanía, la corrupción, el chantaje  y la discursividad.

5-     Los “recicladores” es un eufemismo tan gaseoso como  “la paz”. ¿Cuando nos acostumbraremos a desglosar conceptos abstractos mediante  el saber hacer  en vez de discursividades diarreicas?

6-     Hay muy pocos expertos  en  el proceso de eliminación de  desechos  y muchos pontífices;  por lo general, las administraciones locales  no colocan técnicos  en los puestos  claves.

7-     Las volquetas no sirven para recoger basuras y las  soluciones apresuradas  solo sirven para agravar los problemas.

8-     La mayoría de los bogotanos no tiene idea de lo que es reciclar, ni le interesa el destino final  de lo que  consume. En resumidas cuentas es  “sucia”, cualquiera que sea  su estrato, porque no es consciente  de la degradación que  produce.  Solo se acuerda de las basuras cuando  se amontonan.

 ¿Seguirá Ud. botando  envolturas  por las ventanas del  bus?  ¿Habrá más canecas  en las calles?  ¿Le enseñará a sus hijos a reciclar? ¿Los que  fomentan el consumismo so pretexto de épocas  como estas navideñas  aprenderán  que es mejor  austeridad y calidad, que derroche y desperdicio?

jueves, 6 de diciembre de 2012

Discursividad semántica e institucionalización del incumplimiento




¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA TENTACIÓN DE  IGNORAR EL FALLO?


Un fallo es un fallo, aquí  como en Cafarnaúm, gústenos o no nos guste,  si nos  favorece tanto como si  nos desfavorece. Pero el  hecho de que algunas  inteligencias -¿desperdiciadas?-  propongan no acatarlo o le hagan el quite en cuanto a lo que eso  significa mediante distinciones semánticas,  revela  características  más profundas y arraigadas  en nuestra idiosincrasia individual y colectiva.

Se obedece  pero no se cumple:   proponer  que se acepte el fallo pero que no se cumpla  tiene un  origen lejano  en la relación de poder entre conquistados y conquistadores,  poder colonial y  sumisión  de los  periféricos.

Sin embargo,  hay otra explicación  mucho más  próxima: la necesidad de inmediatez, de reacciones de impacto, de mantener vigencia mediática, de dar la impresión de eficiencia con simple discursividad.

La consecuencia de ese  énfasis en la inmediatez sobre el sistema jurídico y  sobre  los cambios sociales es, paradójicamente,  la lentitud de los cambios sociales estructurales.
Más allá del debate  sobre el Fallo –que  se está volviendo diarreico-  vale la pena  reflexionar  sobre una tendencia crónica al  incumplimiento de las sentencias o de la ley.

Esta tendencia,  al fomentar la inocuidad y sumada a la prevalencia de  lo discursivo sobre  lo operativo, lleva a la proliferación de  sistemas paralelos, no solamente políticos sino  jurídicos, para aliviar la ausencia de resultados.

 No todos esos comportamientos colectivos  son ilegales, pero producen inoperancias en el  hacer: es el caso  de miles de  tutelas que se interponen  para resolver  casos individuales en salud y educación al no obtener satisfacción  por  los procedimientos operativos  ordinarios.  Repercuten  en círculo vicioso  y determinan  los  lentos  avances  en la satisfacción de las necesidades básicas (para protegerse de las tutelas hay que poner más trabas). Garantizan  el  distanciamiento progresivo de lo jurídico  en la resolución de los conflictos a la brava pero con disfraz de legalidad. 

La ONG  Mesa para la vida  hizo el seguimiento  a la sentencia de la Corte  constitucional  que confirmó la exequibilidad  de la  ley  de despenalización del aborto  en tres  casos específicos (por  violación, malformaciones  o riesgo para la madre). Se obedece pero no se cumple  fue el lema  bajo el  cual  la sentencia se volvió inocua  y,  más aún, se reflejó, en la época del estudio  en “ 300 dramas  humanos[i] ya que  solo  ocho hospitales  y EPS han sido sancionadas por no cumplir el fallo…Los  300 casos  del informe de la Mesa  por la Vida  no llegaron a sanciones, a pesar de la circular de la Superintendencia  en el sentido de que  el único requisito es  el certificado médico.  Según el informe,  en el 2010  solo  hubo 238 interrupciones legales  registradas  por el Ministerio de Protección social. 
Al respecto,  el instituto  Guttmacher  estableció  que en Colombia, el 89% de  las instituciones  están  en capacidad de ofrecer  servicios de IVE (Interrupción voluntaria del embarazo), pero no lo hacen, y eso cuando los abortos  clandestinos  se siguen calculando en  400.000 anuales, con los consabidos  riesgos.  No pocos  centros hospitalarios demoran  los trámites con lo  cual  evitan dar cumplimiento  a  la Constitución”.

Eso fue hace dos  años.  Poco a poco, la consecuencia se plasma en   la institucionalización del incumplimiento reflejada en la  propia Procuraduría y en  el reforzamiento del imaginario colectivo según el cual  tanto la moralidad como la ley se deben adaptar a las  propias  convicciones, al  propio interés  político o  al del bolsillo. Solo  hasta  diciembre del 2012  el Distrito inauguró  el  primer  Centro  de IVE desafiando abiertamente  la discursividad opuesta al cumplimiento del fallo.

Porque el desprecio por lo jurídico como  garantía de la operatividad de la democracia se  esconde, además de comportamientos atarvanes,  bajo las  leguleyadas y la discursividad.  Esta última   prioriza el impacto inmediato, reforzado por  la valoración de lo histriónico y por los medios audiovisuales. No solo se evita así el  cumplimiento de la  ley, sino  que  distorsiona el debate público. Lleva  a varias consecuencias  sobre  los procesos y  los razonamientos argumentativos  e impide cambio de mentalidades:
Ø   
     En lo local, importa  sobre todo el impacto  de lo  propuesto en el período de ejercicio del cargo. Los  ciudadanos  no  se  sienten en la obligación de analizar  lo que vendrá  después del período, lo que podría suceder si hubiera más presión ciudadana por la planeación.

Ø  En lo global, la patria  sale a relucir para disfrazar  la pereza o ineficiencia  en el seguimiento de los asuntos públicos, así como el desinterés por nuestras relaciones  con los países  vecinos y sus estrategias,  más allá de los escándalos y de las peleas  mediáticas. ( ojo entonces a las lógicas de confrontación que  nos  quieren  vender  a Nicaragua  como  “enemigo”)

Ø  Interesan más los procesos de aprobación que  los de aplicación  efectiva de las leyes,  que no  contienen,  por lo general, la previsión de  cómo se  financiará la respectiva política pública[ii]. Así sucedió con  el sistema de responsabilidad penal para adolescentes. En el 2012, la comisión evaluadora de su aplicación se limitó a  señalar  que  hay que reconocer  que al aprobar la ley de infancia  y adolescencia (en 2007), esta  no se acompañó de  apropiación de recursos presupuestales para su adecuada implementación.  A ningún congresista  o partido se le  ocurrió proponerla en  medio del  acalorado  debate  que se centró en  algo que no requiere averiguar el cómo: la edad  del adolescente para  fijar  esa responsabilidad . Pero obviamente, si no hay recursos, no hay resultados.

Ø    Muy afianzados en comunicaciones  subterráneas  para defender  sus intereses particulares, los  grupos de poder  se expresan  públicamente en un contexto de  reacción  a lo inmediato. Es el  caso de  los  Presidentes  de gremios que, en general, se limitan a  pronunciarse sobre los hechos  públicos, acosados por una  nube de periodistas y micrófonos  que, por cierto no preguntan  sino sobre el tema álgido del  momento.

Ø    El debate público versa  sobre  propuestas ideales  de largo plazo, pero  no  en el contexto de ajustes o cambios de modelos de desarrollo, lo que necesariamente  implicaría  decisiones de largo plazo.

Ø   Las agendas política (en  especial  las  del poder ejecutivo y  legislativo ) y mediática se  trazan  a los  vaivenes de  esa reacción  en  lo  inmediato, en  la cual  predomina  lo  verbal más que lo argumentativo  o lo  operativo. La corrupción se vuelve un tema discursivo  y cuantitativo   (qué lugar ocupa  Colombia en el ranking  mundial).  En el hacer,  la eficacia no puede depender de un informe, meritorio  pero hasta   cierto punto, abstracto.
Ø  Nos aferramos  al  comportamiento  del caudillo  bien sea para  ensalzarlo como  para  vituperarlo.  Hace  18  años  escribí:

 “la espectacularización de la administración de justicia lleva a los funcionarios de alto rango (fiscal, magistrados y jueces) a convertirse en imágenes, que  deben  ofrecer  resultados inmediatos. Se produce así un desgaste  institucional por cuanto esa necesidad de resultados inmediatos impide afrontar los  problemas operativos  como,  en el caso de  la Fiscalía, un mejoramiento  sustancial de la capacidad de  recolección de las pruebas  distintas de la testimonial. También a la larga, se estimulan  las peleas inter institucionales.[iii]
  En la actualidad, la dependencia judicial de las declaraciones de los  delincuentes  que se  acogen a  la  sentencia anticipada  confesando  verdades  sin soporte probatorio  ha desestabilizado  la confianza  en la  administración de  justicia, reforzada por la carencia de investigación  en los medios.  En  el cubrimiento de la justicia espectáculo, los  reporteros  judiciales se limitan a cubrir las audiencias públicas sin contextualizar  las declaraciones. 
Ø  La inmediatez  y  su  mayor énfasis en el  impacto emocional que  en la razón argumentativa  fomentan  entonces el caudillismo  en las tres ramas del poder público, y en los organismos de  control como la Procuraduría y la Contraloría o los de investigación, como la  Fiscalía.  Se acentúa  en este  último caso la percepción de que hay más Fiscal que Fiscalía. El reto ya no  se vuelve  entonces  mejorar la institución – en este caso la fiscalía- sino  tumbar la  cúpula ( como sucedió con la  fiscal Vivian Morales)  o depositar en  esas cúpulas   la  responsabilidad del resultado ( los ex presidentes  en el caso  del Fallo  en vez de  fomentar  la conciencia colectiva sobre  el archipiélago como algo más que un lugar de turismo).

Ø  Ante la magnitud de los retos  y la presión de la inmediatez, no pocos funcionarios le dan, con mayor  o menor intensidad,  prioridad  a producir impacto  mediático y  los reporteros,  a  conseguirlo.
 
Ø  Las leyes se  suelen interpretar  como un  efímero  punto  final y no como un punto de partida, que no implica  la obligación ciudadana de  organizarse  para  lograr  su aplicación. Se reacciona  solo  cuando se produce la inoperancia, el escándalo o estalla en crisis  la ausencia  de  soluciones.

Ø   No se toman medidas  preventivas  y se  le  da más importancia a la crítica de lo presente  o a culpabilizar el  pasado que  a la solución planificada de lo futuro. Al eludir  la solución de problemáticas  en  el  largo o siquiera  mediano  plazo, se proponen soluciones  inocuas- por ejemplo,  el  aumento de  penas  como  remedio a la violencia- y  se personaliza  la  capacidad de  fortalecimiento de la administración  de justicia.

Ø   En fin de cuentas, lo público termina  no  obedeciendo  a las  consideraciones de la razón argumentativa,  las dinámicas de la eficiencia no se le aplican y la solución de los problemas , nacionales o internacionales,  se vuelve  cada  vez más difícil.

Nota: del libro en preparación  “Colombia  y sus inteligencias inútiles “(desperdicios de pasión y de procesos) .Se puede reproducir  citando a la autora  MTH




[i]  Citado por El Tiempo octubre 4/2011
[ii]  El Tiempo  febrero 7 /2012 pág. 5
[iii]  MTH  , El Fiscal, la dualidad de la imagen, Tercer Mundo editores,  1994, pág. 228

miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿ES LA PALABRA "MESA" APROPIADA?



Mesa, según el diccionario,  es un  "mueble  formado por una superficie horizontal de  madera, cristal, hierro, etc.. que se  apoya en uno o varios pies, usado para  comer, escribir, trabajar, etc”.

 La proliferación de "mesas de trabajo",  en un ambiente de reunionitis  ha caracterizado últimamente la manera como  los ciudadanos y las instituciones  pretenden afrontar los problemas colombianos. (¿Ocurrirá lo mismo en otros países?) 

En todo caso, es  un ejemplo  patente de nuestra tendencia a lo discursivo  más  que a  darle importancia a los procedimientos y a los contenidos,  para llegar así  a resultados y  a la acción.

Allí están las raíces  de una   propensión a preferir el decir al hacer;  la dificultad de concretar ideas concatenadas sin perder  el hilo conductor de la  argumentación. 

 Las Interminables   sesiones del  Congreso  así se lo han demostrado a 46 millones de colombianos  
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 Pero  volvamos a la  Mesa:    un objeto,   no una  acción, a diferencia de las  marchas, de las conversaciones o  de las negociaciones. ¿ No se han acaso estancado propuestas ciudadanas  de reformas educativas por quedarse en mesas ?

¿Cómo  evitar que una participación democrática  de los ciudadanos (y  no del pueblo, de la masa, o  de   las gentes, pero este es otro tema) se convierta  en  diarreica?   

 Cuando  se empieza por  aquello a lo que  se  quiere llegar aparecen  con más claridad los distintos escenarios  del cómo.

 Por ejemplo: si  a lo que se quiere llegar es  a la participación  política   de las FARC,  por  lo que se debería empezar es por interrogantes dinámicos, no por afirmaciones  teóricas.

En el caso de  La Haya, si a lo que  se quería en  estos últimos  diez años era a mantener  nuestros derechos, se debió empezar  por ver las dificultades y los riesgos que  implicaba el camino   de la Corte Internacional y  reflexionar  sobre el propio Pacto de Bogotá, que   tanto se estudia  a última hora.  

 Y las Comisiones, en vez se  sentase en las mesas de  “trabajo” debieron  darse una vuelva por  el archipiélago, para  ver “como era la cosa”.

 En todo caso, pararse de esas mesas que  los  mantuvieron atornillados a lo teórico.

  Cuando quiere hacer  algo,  hágalo; de lo  contrario, cree una comisión decía- Clemenceau. Ojalá, en todo caso, que las 800 propuestas de las mesas de trabajo del Congreso y las de todas las mesas que  están  por venir, sean verdaderamente innovadoras. 


 

jueves, 22 de noviembre de 2012

Parte 2 Enrique Parejo y el destino del Nuevo Liberalismo




EL NUEVO LIBERALISMO, DE LO VIRTUAL A LO REAL  

En  una reiteración del papel  "histórico" de, en este caso, Gloria Pachón- como también lo fue  Ana María de Cano en el caso de  Guillermo Cano, la  serie televisiva  presenta que la esposa de  Luis Carlos, entonces periodista de vieja data de El Tiempo,  fue  la que  insistió  en Gaviria  como  “Salvador” . 

En ello  también coincide,  con palabras  más discretas, el Dr. Parejo. Patricio Samper- el mismo que cargó el cuerpo de Galán  en Soacha- y  Enrique Parejo, entre otros, se opusieron  vehementemente  en una reunión que tuvo  César Gaviria  con miembros del Nuevo Liberalismo, a que se le  entregaran las banderas del movimiento.

De cualquier modo, resulta  evidente que la desbandada del Nuevo Liberalismo fue  entonces  impresionante. Patética demostración, no sólo de los problemas ancestrales del  caudillismo latinoamericano,  sino  de  que a muchos  de sus seguidores solo les interesaba (paradójicamente teniendo en cuenta el pensamiento de Luis Carlos Galán)  la sombrilla clientelista. El mejor ejemplo es la trayectoria  de Juan Lozano,  el entonces joven  y promisorio secretario  privado de  Luis Carlos  Galán que  “cayó en brazos de Uribe”-  precisa  el Dr. Parejo.

 Y,  también paradójicamente, Galán  había  invitado a  Álvaro Uribe a  formar parte del  Nuevo Liberalismo, pero éste le dijo que no.

 Los matices  de la realidad, entonces,  no se proyectan  en la manera simplista como  la seriede Escobar, el Patrón del Mal presenta los hechos, focalizándose en las viudas, lo cual es comprensible  en  televisión pero no  compatible con la veracidad histórica.  Desde luego, fue una tragedia  para las esposas y  las familias en la que la serie se focaliza. Lo que no es posible  es que  la interpretación  histórica se quede con esa versión de los hechos.

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Pero sigamos con el relato. En el gobierno de Gaviria y antes de disentir  con él, Enrique Parejo  fue trasladado a  Suiza porque solicitó un país  más abierto:
- Y allá  renuncié  porque no me gustó para nada la política de sometimiento a la justicia.  Me parecía que con los criminales del cartel de Medellín, es decir, con los asesinos de Luis Carlos  Galán,  no se podía  negociar absolutamente nada. Que  reñía con la lucha del  Nuevo Liberalismo contra el narcotráfico. Le contesté al ministro de relaciones exteriores, por cierto bastante clientelista, Luis Fernando Jaramillo, que a pesar  de que mi carta no decía  que  era  “irrevocable”, por supuesto que lo era. 
En ese momento  le ofrecieron escribir  en el El Espectador. La primera Columna  se tituló “Colombia secuestrada por el  narcotráfico”, sintomática de su coherencia.

  EL VINCULO CON LUIS CARLOS GALÁN

 Costeño del mar, nacido  en 1930 en  Ciénaga, Enrique Parejo se graduó  en  derecho en la Universidad  Nacional y  se especializó en derecho penal en  Roma, donde ocupó el cargo de  Secretario  de la  embajada. Profesor universitario de  su alma mater, trabajó durante  10 años en el Sena y  comenzó su carrera política con  la  Unión Liberal Popular,  fundada  por  Roberto Arenas Bonilla, quien  le ofreció ingresar  a  ese movimiento  de renovación contra lo que estaba sucediendo en el Partido  Liberal.  Empezó como concejal, y  Roberto Arenas  fue elegido en  esa corporación, con la suplencia de Jaime Pinzón López.  El país  buscaba, como tantas  veces,  un cambio. Fue  entonces  cuando,  dándole un nuevo  impulso  al cuestionamiento,  Galán se retiró  del movimiento  para  fundar  el Nuevo Liberalismo, al  que adhirieron  casi todos los de la ULP .

 -  Me produjo  una especie de decepción que me hubieran  puesto de segundo suplente  en la lista para el  senado en las elecciones de 1986 y no  encabezando  la lista de Cámara. Sin embargo,  eso posibilitó mi entrada al nuevo congreso como Senador.

El Dr. Parejo no escatima elogios  a Galán:

- Un político extraordinario, sumamente honesto, un hombre que actuaba en  política con absoluta sinceridad, convencido de que los principios que él estaba defendiendo iban a constituir la médula de su acción de gobierno, si llegaba a la presidencia.

 A  mi pregunta,  como  se resiste a  encontrarle alguna faceta  negativa a  su héroe, se queda  callado  y  nos reímos.  Luego  reitera:

-Era el mejor  político del momento, el más redondo, el más completo. Lo que  no  me pareció  muy bueno, pero respeté su decisión,  fue su pacto con Julio César Turbay Ayala. No  me gustó y se lo dije. Era el Ingreso de Luis Carlos Galán  al oficialismo  liberal y la  estrategia  de  ese  oficialismo era la consulta interna para supuestamente llevar a la presidencia de  la República  a  Luis Carlos Galán, que era todo lo contrario de lo que representaba ese oficialismo.

- ¿Por  qué  supuestamente?

- Desde luego, las motivaciones del turbayismo  al cooptar  al Nuevo Liberalismo no eran  evidentes y un joven como Juan Manuel Galán no  tenía  la suficiente  madurez para  entenderlas- responde el Dr. Parejo.

  De larga data he  coincidido con lo que ahora escucho de boca del Dr. Parejo,  con quien no había tenido  oportunidad de conversar  en todos estos años. De ese pequeño episodio, a mi modo de ver,  dependió el futuro del país.  Poco válido  deberá ser para  la historia el argumento según el cual  de otra manera  Colombia  habría  caído  en manos de los narcotraficantes.  No se puede avalar que  la  interpretación mesiánica según la cual,  gracias a  dos o  tres  personas,  que supuestamente  hubieran designado  en su sabiduría al sucesor de Luis Carlos Galán, se le evitó una catástrofe al país.

Si  uno mira lo que sucedió después, debe concluir  que lo  que hubo no fue  cambio, sino  retroceso  y una salida  poco  “democrática”. Colombia  se enfrascó en  sus tragedias y  fortaleció así  la teoría  que ha caracterizado  nuestra escasa madurez  colectiva  en lo político.

 Según esa teoría,  unos  pocos saben lo que es bueno para  Colombia,  lo que  nos convirtió en  uno de los países  más  desiguales y de mayor concentración de la riqueza  en América latina.  Un  país de roscas y  menos  democrático no sólo por una apertura abrupta,  sino por la manera  como se  perpetuaron la  corrupción y el  clientelismo.  Pero también, por una  actitud monárquica,  se llegó a incongruencias  como  el  hecho de que  el Partido Liberal esté hoy en día bajo la  cuestionable dirección del catapultado  Simón Gaviria,  hijo  del Expresidente.  Nuevamente , en una repetición trágica,  en el 2012 , se le entregó el partido  en bandeja de plata.

El cambio prometido  no se dio.  Resulta  ridículo, si no fuera  por  lo  trágico, que  el  destino del país  se dejara en 1989 en manos de  un  muchacho  adolescente y  hoy en  día,  lo poco  que  queda del partido Liberal se deje  a un delfín predestinado,  Simón,  uno de los responsables de la  reforma de la Justicia  que no cuajó.

Pero volvamos  a lo que cuestiona  el  Dr. Parejo para la historia,  más allá de la serie: el  retorno de Luis Carlos Galán  y por  ende,  del Nuevo Liberalismo,  al seno del Partido Liberal.

- No  me gustó- reitera  Parejo-  porque  yo no entendía cómo  podía hacer ese pacto  un movimiento acaudillado por Luis  Carlos  Galán, que tenía  como una de sus banderas  la lucha contra el turbayismo clientelista, y por  eso me opuse.

Cuando en alguna  oportunidad  volvió a Colombia, después del atentado,  cuenta que  almorzaron las dos  parejas,  Luis  Carlos y Gloria, Enrique  y Josefina.

- Me  dijo que yo  estaba de pronto equivocado, porque él sí creía en la buena  fe de Julio César Turbay.  
 Pienso que actuó  con honestidad pero  yo no entendía por qué,  si  durante toda la vida del Nuevo Liberalismo, combatimos a Julio César  Turbay, si  se le dio duro al canciller de  Turbay, Diego Uribe  Vargas  por su  clientelismo y si se le dio  duro en general  al tráfico de puestos públicos,  por qué se  quería pactar con  el turbayismo.

  Cuando escucho al  Dr. Parejo, pienso que el caudillismo colombiano  no ha asumido con sentido  crítico   los posibles errores de sus héroes y por eso  le pregunto :  sin desconocer  su  evidente  trayectoria  ¿por qué  cree que  se minimiza, o  al menos  poco se menciona  esa parte de Galán,  no solamente en lo virtual sino en lo real?
  
 A pesar de su desacuerdo, Parejo  siguió confiando  en Galán con una adhesión  incondicional, aunque tuvo  una polémica pública, que  considera  desigual  con Julio César Turbay:

Galán era un hombre  honesto, intelectual y políticamente honesto-  contesta  el Dr. Parejo. Si lo hizo,  fue  porque creyó de buena fe que podría llegar a la presidencia  por esa vía y creyó  que podía  tomar como  compañero  de ese  camino a un hombre como  Julio Cesar  Turbay.

- Él arriba, con la popularidad que tenía,  y yo abajo. Se publicaba  en primera  página  lo que decía  Turbay y lo que decía yo, en  las interiores.

 Recuerda también que  Gloria,  Maruja Pachón  y  Alberto Villamizar estuvieron del lado de Turbay.  Como muchos de los  que discrepamos[1][1], Enrique  Parejo fue considerado “enemigo” o  al menos “desagradable”. Se  afianzó la tesis  de la esposa  de Galán, Gloria Pachón, quien  se mostró, en unas declaraciones, convencida de que Turbay  estaba dispuesto a aceptar  la  Presidencia de Galán.

EL ASESINATO  Y  EL RETORNO  AL PARTIDO LIBERAL

Aunque  no  precisa este punto, Enrique Parejo está convencido de que, además de Santofimio, otros sectores liberales  contribuyeron a ese asesinato:
 
- Yo creo que a   Galán lo engañaron, Hernando Duran Dusan, Santofimio Botero, Ernesto Samper Pizano, William  Jaramillo . Como Galán   era  también  candidato a la presidencia,  le ofrecieron participar en la consulta.
 Sin referirse al asesinato  en sí,  ni desde luego  acusar con nombres propios los participantes  en la “Conspiración”, se refiere a la estrategia política  del  partido Liberal Oficialista. Parejo no cree que  Samper ni  Duran Dusan, ni William  Jaramillo  hubieran aceptado  que Galán ganara la consulta que, además, requería de mayoría absoluta. ¿Qué era entonces lo que se  planeaba, cual era  la estrategia?

-  “Aquello de que si no puedes derrotar al enemigo,  únete  a él."

  Parejo considera  que  el liberalismo  oficialista quería  acabar con el Nuevo  Liberalismo,  y que, además,  aspiraba a la presidencia de la República,  ya que  Galán, probablemente, no iba a conseguir la mayoría  absoluta en la consulta:

- Te estás  enfrentando a  grandes  caciques liberales-  le  argumentó Parejo  a  Galán en el mencionado almuerzo. Buscarán  otro candidato y Julio César Turbay  se  “sacrificaría en aras de la unidad”, porque  la reelección no estaba prohibida hasta 1991- aclara.

De  todas maneras,  además de esa  hipótesis,  no probada  por el transcurso posterior de los acontecimientos,  pero que tiene que ser  más investigada por los historiadores,  Enrique  Parejo cree que en las filas de  la derecha liberal, muchos vieron con  complacencia  ese  crimen e incluso algunos lo posibilitaron. No le cabe duda que hubo una  especie de  conspiración  contra Luis Carlos Galán.

Cuando la  serie  focaliza  en Santofimio  como  el  patrón del “mal “ político,  refuerza sin duda  lo que  ha sido  el  análisis  de no pocos  medios  e intelectuales  que va distorsionando la realidad histórica: se evita así escarbar en las zonas grises de los responsables de la desestructuración ética y  política de Colombia.   

 En esas  zonas  grises están  desde  luego las ideologías tradicionales  representadas en  el partido Liberal, en el Conservador y el  Polo.  En el caso liberal, de la herencia política de  Luis Carlos Galán  queda muy poco.  Treinta años después,  solo hay intereses o  posturas coyunturales  individuales y desestructuradas, pero no estructuralmente en un partido desvencijado.

¿Hay  oportunidades  de “cambio”, para utilizar la frase de cajón?- le pregunto al Dr. Parejo.
 - El país - responde  Enrique Parejo con un  pesimismo  flemático-  perdió una gran oportunidad de cambio con el asesinato del joven dirigente del Nuevo Liberalismo y sus enemigos  lo vieron así. Galán  no era un hombre de izquierda, era de centro izquierda.  Pero su actitud contundente  era una manera de enarbolar  las banderas de la lucha  contra la corrupción  con  firmeza y convicción. Eso no es fácil encontrarlo en los políticos, para los  cuales, en general,  salir adelante, ser elegido es el primer punto de su compromiso. Luis  Carlos Galán no buscaba el poder por el poder, sino transformar  las costumbres políticas. Fortalecer la democracia colombiana.  Erradicar  el  clientelismo y la politiquería.   Las mismas banderas que propuso  Alvaro  Uribe,- reflexiona- sólo que Uribe no iba  a realizar nada de lo que propuso: fue politiquero  durante sus diez  años de gobierno,  se  dieron altos índices de corrupción,  y de  descomposición moral en el país. Por esa razón Uribe propuso, en  vez del Estado de Derecho,  un  estado de  opinión  que era  una manera de  consolidarse en el poder.
  Para  Enrique  Parejo entonces,   Galán ya  había  enterrado al Nuevo  Liberalismo:

- Le canceló la personería jurídica cuando pactó con el oficialismo liberal. Ya no existía  el  Nuevo liberalismo cuando lo mataron. Pero lo que vieron los asesinos  es que él tenía  el campo despejado para llegar a la Presidencia de la República, y eso no lo toleraron   

 Esa interpretación  no es muy  corriente cuando se analiza la trayectoria de Luis Carlos Galán ni,  por supuesto, se menciona en la  serie  televisiva. Enrique Parejo fue de los pocos que controvirtieron ese camino. ¿Sería por eso que minimizan su  papel histórico?

 En todo caso, la  serie televisiva lo hizo. ¿Las razones? Responde con tranquilidad:
- Yo interpreto la novela  como la actitud deliberada de ignorarme porque  tuve un problema con
Alberto  Villamizar. Maruja  Pachón no volvió a  saludarme.  – responde
Parejo piensa que la  novela- como la llama-  está técnicamente bien realizada y ha mejorado ,  pero no se está  ciñendo en  algunos aspectos a la realidad. Reconoce  que “los  episodios  de los crímenes de Luis Carlos Galán, de Rodrigo Lara,  y algunos aspectos de la vida de Pablo  Escobar,  son fidedignos”

Ante  mi insistencia sobre su caso personal,   dice:
-  “No  creo haber  hecho una labor extraordinaria en el ministerio, pero también me jugué la vida y eso, en la novela no  cuenta para nada”

Discreto  y quijotesco,  sin querer  claudicar nunca  a pesar de  que la coherencia  política de su entorno  no sea  de rigor,  Parejo  se presentó como candidato presidencial  en las elecciones  de 1994 y 2006  con el previsible  y estruendoso  fracaso.  Impasible, no demuestra frustración, sino acepta, en un país de egos  alborotados,  las consecuencias de ser consecuente.

 Este trozo de la realidad virtual y la real  puede reproducirse  citando  a la autora, María Teresa Herrán. 


[1]  Escribí  en  una de mis Ocurrencias  de  El Espectador un artículo   cuyo  título  era “La rosca de las Pachón”. Tuve,  por cierto,  con el  siempre   analítico y   tolerante  Luis Carlos Galán, una  conversación de al menos media hora en  el  sótano de un parqueadero.  Con  la   paciencia  que lo caracterizaba, el respeto  que tenía  hacia  las opiniones ajenas,   y la impresión que le causó  el artículo, trató de convencerme, sin éxito, de que estaba  equivocada.  Nuestra  amistad, por cierto, no se perturbó con el episodio, sino  que se diluyó   luego, por el torbellino en que entró Luis  Carlos y mi poca afición a la política.