jueves, 30 de junio de 2016

¿QUÉ ES CUMPLIR 70 AÑOS?




Hace setenta años, como es obvio, no me imaginé cual sería mi vida. Setenta años  después,  la  recorro en un instante, porque eso es  lo que ha sido: un  instante, con las sorpresas de  lo inesperado.

Inesperado, por ejemplo, que duraría 46 años casada con un señorazo, o que en este séptimo peldaño me iba a entregar a  los troncos (ver  foto).

Encontré,  en el oportuno  regalo de una amiga querida [1], la descripción, con  palabras sencillas, de las diferencias entre  placer,  felicidad  y alegría.

 Los dos primeros -placer y felicidad- por cierto bastante contaminados por la sociedad de consumo.   Hoy las recetas  confunden   sexo y  tragantina  con   lo epicúreo, que  lejos de ser  concebido  como un desbordamiento, era un  equilibrio  en los placeres y sentidos.

Señala Lenoir:

obra y foto MTH
“ El placer puede programarse: me  dispongo a  mirar una serie de TV que me gusta, a  comer en un buen  restaurante,  o a ofrecerme un masaje” . Y, agrego  para los fanáticos, a ver fútbol. El placer es inmediato, voluble y dura poco.

 La felicidad, en cambio,  a pesar de las encuestas  que nos la proclaman y la congelan en un dato estadístico, se construye :

 “resulta del trabajo sobre si mismo,  del sentido que se le da a la vida, de los compromisos que se derivan de ese sentido”.

 Pero la alegría  tiene un aspecto gratuito, imprevisible. Y, como lo anota el filósofo y sociólogo autor del libro, Frederic Lenoir,  poco   analizada por los Aristóteles, Platones  y aún epicúreos. Tampoco fue  central en   las filosofías   orientales, como el budismo, en  las que la felicidad es mas que todo  desapego.

En Occidente, más allá de  la búsqueda de la   felicidad,  la alegría es la  vivencia  simple de dos franciscos,  el Santo y el  actual Papa. ¿Pero cuales son los filósofos  occidentales de la  alegría? Para Lenoir,  tres,  y están en mora de  ser rescatados para  recuperar la  energía  que impulsa a los seres humanos. Baruch Spinoza (que no se pregunta sobre el bien y el mal, sino sobre la naturaleza humana  y sobre esas alegrías activas, más profundas, más duraderas).  Henri Bergson (la alegría como  satisfacción ética por  la vida bien  vivida).    Nietzsche  (lo dionisiaco, la vida como una obra de arte). En Oriente -explica  el autor- opuestos  a los   confucionistas, los taoístas  son  los  filósofos de la alegría. Y a  diferencia  de los budistas, no evaden la  realidad terrenal  con  los  Nirvanas[2], sino que  se  confunden  con el flujo natural de la vida, con sus  contradicciones y vaivenes.

“Encerrados en  nuestros pequeños egos  (egos alborotados  los  llamo  en el ejercicio periodístico), limitados a nuestras pequeñas ambiciones personales  (trepar en política y en medios,  o   sentirse protagonista del proceso de  pacificación del país),  la existencia  se  nos va,  ajenos   a ese  impulso,  a ese fluir  de vida  que no es más que creación y alegría”

Así como los  costeños[3]  tienen predisposición a la alegría por  el  clima sicológico  y sociológico, Lenoir busca  en la filosofía práctica ese clima de la alegría, lo que  la hace florecer: todo  empieza por concentrarse  en  los cinco sentidos -mirar,  escuchar,  tocar, olfatear,  y saborear-  ahora tan diluidos por la inmediatez y la velocidad-.  Pero también,  valorar la  lentitud, la meditación, la confianza,  la apertura de corazón, la gratitud, la perseverancia en el esfuerzo, la capacidad de soltar amarras y de afianzar amores. Es una alegría creadora, y por supuesto no  califica la que  Spinoza llama  la alegría pasiva , “cuyo enemigo lejano es la envidia, esa pasión triste ligada al éxito o a la felicidad ajenas”.


La alegría de ver
A los setenta se empieza a comprender que aquello que llaman  sabiduría  no tiene tanto que ver  con la edad  como  con la placidez que procura la alegría contínua. A pesar de  las dificultades, de las tristezas, de los  pesares, de las mezquindades, de las ingratitudes. Por eso, lo que  algunos describen como situarse  más allá   del bien y del mal  no es dejar de pensar  o cuestionar, sino  vivenciar la alegría de vivir.  

  Desde luego, a esa receta  hace falta mezclarle una buena dosis de paciencia, que apenas estoy   adquiriendo,  y de libertad, que siempre he  buscado y  me permite ahora mirar hacia atrás sin convertirme en muro de lamentaciones. 

A  los setenta  comprende uno también que la libertad  implica  nuevos compromisos   porque, como  escribe  mi consejero de cabecera Albert  Camus:   “ no es fácil ser  libre. Se trata de un esfuerzo  de todos los  días, de una   vigilancia  sin descanso, de un testimonio cotidiano, en que el orgullo y la humildad tienen partes iguales” [4]

Entonces, a mis contemporáneos y a los que no lo son,  además de las gracias a quienes se acordaron de estos setenta,  ¡a vivir la vida con alegría!





[1] De  uno de los filósofos  y sociólogos contemporáneos  menos  depresivos  y más adaptado a la era  cibernáutica, Frédéric  Lenoir, “la Puissance de la Joie”, Fayard, 2015  www.fredericlenoir.com
[2]  A mi modo de ver ( que desde luego admite argumentación en  contrario), el yoga es, en ese sentido,  un desapego que no lleva  a  construcción social colectiva.
[3] “A los   nietos, los abuelos  no los malcrían, ni los educan, los  saborean”- me dijo una   madre costeña.
[4] En el  Hombre  rebelde, que debería mas bien llamarse  el “ser rebelde”.

jueves, 23 de junio de 2016

DESARMAR LA PALABRA: AHORA ¿QUÉ DEBEN ACORDAR LOS CIUDADANOS?

 

Obra y Foto MTH


 Un tuitero que no conozco en la vida real,  Reinaldo  Agredo Escobar,  escribe para  ponerle  fin a   una de tantas  conversaciones  por twitter (o  Facebook),  que terminan  en un intercambio destructivo de insultos y  comentarios  agresivos:

La paz es un deber ético y constitucional para todos los colombianos. ¡No más mezquindad, no más guerra!


 Tiene toda la razón.  En lo que se pide a las  Farc o al equipo negociador, en las dudas y las controversias, en todas las  palabras que se pronuncian sobre la ambigua Paz (ver  glosario) sobra mezquindad  y hace  falta algo.  ¿Qué? La  garantía   de compromisos   ciudadanos  que   pueden aportar a  darle  a los acuerdos  alguna  viabilidad en la sociedad colombiana.

 Porque dígase lo que se diga, una realidad: nuestra sociedad, por diversas razones, tiene muy poca  practica  de conciliación y de debate.  Cada quien  está en su torre de marfil o  encerrado  en sus  miserias cotidianas.

Sobre el mismo  tema y en el  mismo conversatorio, una joven tuitera cuyo  nombre no  quiero citar para no estigmatizarla,   y que se  titula y define como

Es tiempo de volar, reír y soñar, escritora, fotógrafa, viajera feliz

Pero opina que

“Santos quiere pasar a la historia a costa de lo que sea, pareciera que perdió el norte. Su discurso más parece una apología a las FARC”.

 Ella abre  así la puerta, como muchos  tuiteros,  a un debate  emocional que  no se basa  en   argumentos  sino  en percepciones emocionales: “perdió el norte, su  discurso parece una  apología a las FARC”.

 En sentido contrario, trinos y mensajes   de Facebook   promueven el debate emocional  magnificando  la paz  por   encima de cualquier  argumentación y considerando  que son sus enemigos quienes  le   encuentren  alguna  duda,   grieta o  cuestionamiento  a los acuerdos.

Desarmar la palabra, como lo reconocía  un  diccionario    de Medios  para la paz  escrito en 1999 y del cual no hay  rastro ni en las redes ni en las librerías, ni en quienes lo auspiciaron. Solo un  ya amarillento  ejemplar  olvidado en  mis  estantes, el esfuerzo  gratuito de 50 periodistas   que pertenecían a   Medios para la paz, bajo la orientación de  Gloria  Moreno.

¿ Se repetirá un esfuerzo de voluntad  semejante, a través de la red, pero esta vez con  el aporte de los ciudadanos,  para  la reconciliación y la convivencia?

Desarmar la palabra le corresponde también a los ciudadanos  y empieza por  respetar al contrario,  si se  quiere dar un mayor significado  y comprensión a los  cambios   que  se avecinan.

RECOMENDADÍSIMOS : LOS AJEDRECES  DE MONIQUE SAVDIÉ




Monique Savdié  es un manojo de creatividad, de investigación, de literatura, de periodismo,  de arte,  de conceptualización  de realidades, tan  abundantes como su pelo  y  su capacidad de expresión de lo que siente, vive, ama  y cuestiona.

Conocí  su  exuberancia  como estudiante  del Ceper de la Universidad de los  Andes  y siempre  supe  que  ella  iba a lograr lo que se propusiera  porque mientras que otros pasaban por el  curso sin apenas  barnizarse de   conocimiento,   ella se adentraba en las profundidades  de los temas  con dos cualidades que siempre han caracterizado su trabajo: el rigor y  la originalidad.

Ahora   se las ingenió para   darle vida a los  tableros de   ajedrez,  a los  peones,  a los reyes  solitarios o   minimizados como  peones, a  caballos que acorralan  sin poderse mover, a  peones con   cabezas de balones  que solo  miran  futbol. ¿Quién  hubiera podido  expresar así, sino ella, la restitución de tierras,  Israel,  el poder,  los reyezuelos minimizados,  el unanimismo uniforme, Napoleón Bonaparte?  


 Romper los esquemas  del odio,  de la polarización,  de las  mezquindades,  de  la estrechez  mental, no se logra en La Habana, sino en cada colombiano.







jueves, 16 de junio de 2016

LA RADIO: ¿OTRA VEZ INSTIGADORA DE VIOLENCIA?


 

obra y foto MTH



No voy a poner el link del audio de la pelea entre el Senador  Amín y  León Valencia por la emisora LaFM .
 ¿Por qué?  

Sería  exaltar lo grotesco  como espectáculo, y serviría de caja de resonancia de los insultos.  O, como se  dice en la  red,  sería volver  “viral” ese audio, como se volvió  viral el video  colocado por la anterior  directora y su equipo en la red.  No se trata de  demeritar per secula seculorum sus  cualidades como periodistas sino de analizar el impacto de lo “viral”.

 Vamos al grano. Paradójicamente ahora, cuando hay tanta  discursividad  hueca sobre “la paz” colombiana,  se nota un  clima de violencia verbal,  supuestamente para  defenderla.
 Una  de las  primeras  precauciones  preventivas de la  violencia  es no caer en el morbo  que representa  la repetición mediática.  Una repetición  que simplemente  obedece a un reenviar  sin analizar contenidos, estimulando  unos comentarios  casi siempre emocionales, cuando no insultantes.

Por eso,  vale  la  pena  recomendar  una metodología , de “análisis del discurso" que a veces, en las facultades de comunicación social, resultó contraproducente, por  limitarse  exclusivamente  al texto  sin analizar las causas  y los contextos de  lo que se dice o escribe[1].   Por ejemplo, quien es  dueño de los medios, para qué los  utilizan, qué factores internos o externos inciden  sobre los  comportamientos de los periodistas, quienes   se ven mucho más atados a esos factores de lo que se cree.

Pero  en un ambiente como  el que  se produce en estas vísperas de la firma de los acuerdos  con las FARC,  no se puede  aceptar pasivamente  el poder de la palabra.  Una  manera de indignarse  es volver a  esa vieja práctica de análisis del “discurso”. En este caso, pasar por  alto y sin análisis, más allá de cierta repetición morbosa,   lo  que se dijeron  los “invitados”  a la FM y la responsabilidad del  director.  Hassam  Nassar,  por cierto excelente  periodista, pero  no  perfecto  (¿quién lo es?). A juzgar por la calidad del periodismo colombiano,  cometen  errores  similares otros directores  de noticias, a los  que se les suele  alborotar el ego y adormecer la  necesidad de innovar.

¿ Propicia la radio lo emocional?


El impacto inmediato de la voz , de  sus entonaciones  y sus énfasis predispone  sin duda  a  una  recepción emocional de la  radio, más propicia a la irresponsabilidad social, por razones que no se limitan a su inmediatez. 

Paradójicamente , a pesar de  ese impacto inmediato,  el lapso en que transcurre  la  voz  es lento. De una lentitud que  lleva al periodismo a  la necesidad de rellenar los silencios, con demasiada carreta inútil, y a informar “conversadito” a veces olvidando al receptor , que se impacienta con las risitas y las bobaditas de  algunos periodistas[2]. Sobre todo en una radio  tan improvisada como la nuestra  que, en general  y salvo contadas excepciones, se nutre  de los periódicos, leídos a la carrera antes de iniciar la emisión diaria  o  averiguándole conocimiento al  mismo entrevistado. 

 En el fondo,  de lo que se trata  es de  eso:  En  nuestra  radio,  como en muchas otras del mundo en este momento,  el modelo es  conversacional, y de muy poco trabajo periodístico de investigación.  Ello  lleva a sobredimensionar las que  se han  criticado tantas  veces aquí,  “mesas de trabajo”.

Y en el periodismo  multimedial característico  de  esta época,  hay  otra  tendencia: como  se le  saca  jugo al periodista ( muchas veces  sin retribución adicional )  y se le pide – sin decirlo-  que  acumule las funciones de  reportero , locutor, camarógrafo y , fotógrafo,  pierde importancia la radio.

 De allí,   un reto  concreto para la radio:  darle  más fuerza  a los contenidos,  que dependen cada vez más de la  entrevista y cada vez menos de la investigación previa.  Consecuencia: Muchos periodistas radiales ya  ni siquiera saben describir con los ojos ,  o los sentidos del  gusto y del olfato, describir  o analizar entornos. 

En el modelo radial  ha tenido   una influencia negativa en la actual saturación de los locutores  estilo  Eduardo Luis de RCN , al comentar  partidos,  los aullidos y  aún las expresiones  fanáticas o  religiosas  que  ahogan  el análisis. 

No faltaran los que  creen que así se fomenta el  nacionalismo. Pero, sin que nos demos mucha cuenta, esa estrategia está  afectando en general el cubrimiento  noticioso de lo político y  lo va  a afectar cada día  más,  como  sucedió el  9 de abril en la medida  en que aumente  la polarización.

¿Propicia la repetición lo emocional?


ODIO obra y foto MTH
El  análisis  no se  puede limitar  a satanizar  o  responsabilizar al medio, en este caso la radio, que  es un simple vehículo de comunicación y como tal puede ser utilizado  de muchas maneras. 

Son seres humanos los que  se sirven del vehículo,  como  bien lo  demuestra   la “viral” pelea entre  Amín y  Valencia, para  citar un caso concreto. En ese  sentido, lo   escrito     facilita  mucho más  el análisis posterior del medio. ¿ Cual  fue la versión que dio El Espectador  sobre el tema?


 El relato , más  allá de las palabras, permite  entonces   detectar  las responsabilidades,  quien prendió la mecha  y como lo  emocional lleva a  la agresión  física.

A mi modo de ver,  nada tiene León Valencia  que agradecerle al director. En su  intervención tardía  y blanda  , que dejó pasar mucho insulto  como  embrujado  por la pelea,   Hassan  Nassar permitió que  el tono subiera, sin poner los limites de lo inadmisible. 

El Senador  Amín :  “ a usted le pagan , el gobierno de Santos le paga  a su fundación, por que no lo dice a los oyentes  usted está enmermelado  por este gobierno, señor. Dígaselo  son 4000 millones de pesos  que le pagan “
Comentario : este  tipo frecuente  de acusaciones  de corrupción, además de ser emocional y  falto de la más elemental  cortesía, propio de una mentalidad atarvana, tiene  connotaciones  delictuales de calumnia e injuria . Y una consecuencia en el “clima” nacional :   como  unos y otros se acusan TODOS de ser corrupción, la  generalización irresponsable estimula  el fatalismo, y  la  vuelve normal.


León Valencia: “Usted ha vivido del Estado todo el tiempo y de la Gata que le pagó las elecciones del  2012” el tono emocional  le quita  solidez a la  investigación  académica  del propio   Valencia  ( con Claudia López y su  equipo) .  Una cosa es la influencia  de la Gata , demostrada con los mapas electorales ,  pero otra  caricaturizar  diciendo que le   pagó TODA la elección y  que “vivió del Estado”.
                                                                                               
Hassam Nassar    Que el periodista  y además director   no  tenga la autoridad  suficiente para imponer  de inmediato las reglas de  juego del respeto  propicia  la  violencia verbal.

Es irresponsable permitir  sin cortarlo   sino  interviniendo  blandamente, que   Amín diga  “ respeto,  miserable, no sea abusivo. Lo voy a denunciar  penalmente. La Gata será su madre, yo  o trato con delincuentes , usted en cambio es un delincuente… No sea  bandido , respete que usted es un ex guerrillero que cogió  fusiles y agredió a la población colombiana”.

Obviamente no hay que  estigmatizar a Hassam Nassar. Porque  sin duda, periodistas y  directores de noticias  radiales  se están dejando manipular por  la violencia verbal de los vociferantes.

RECOMENDADO


“ El exceso de información, con su paja inservible, su ruido distorsionador,  su exceso insultante, sus mentiras impunes y sus contradicciones clamorosas, consigue que nadie sepa bien por qué suceden  las cosas, quienes son los responsables, cuál es el origen y,  mucho menos, a quién  se puede escuchar en la búsqueda de soluciones y cómo afrontar las alternativas “ ( pág. 132)

Pascual Serrano, La comunicación jibarizada , Como la tecnología ha cambiado nuestras mentes. Editorial península www.edicionespeninsula.com,. Marzo 2013. El autor aconseja   hacer todo lo contrario de lo que se está haciendo para superar el “tsunami de superficialidad”  en las redes, pero se aplica también a los   vehículos hoy  “menores” como la radio.
 
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[1] En parte por la  influencia de  los  académicos norteamericanos, se llegó al  extremo de milimetrizar el discurso, midiéndolo como si fuera  tela,  en particular  para  deducir  equilibrios o desequilibrios en  el cubrimiento de las campañas electorales,  como si los centímetros cuadrados  fueran determinantes de la manera de cubrir.
[2] El  exceso de   diminutivos en   lo verbal es una  sintomática  característica de nuestra discursividad, tema ya analizado en este  blog  y  sobre el que  volveré.