jueves, 23 de junio de 2016

DESARMAR LA PALABRA: AHORA ¿QUÉ DEBEN ACORDAR LOS CIUDADANOS?

 

Obra y Foto MTH


 Un tuitero que no conozco en la vida real,  Reinaldo  Agredo Escobar,  escribe para  ponerle  fin a   una de tantas  conversaciones  por twitter (o  Facebook),  que terminan  en un intercambio destructivo de insultos y  comentarios  agresivos:

La paz es un deber ético y constitucional para todos los colombianos. ¡No más mezquindad, no más guerra!


 Tiene toda la razón.  En lo que se pide a las  Farc o al equipo negociador, en las dudas y las controversias, en todas las  palabras que se pronuncian sobre la ambigua Paz (ver  glosario) sobra mezquindad  y hace  falta algo.  ¿Qué? La  garantía   de compromisos   ciudadanos  que   pueden aportar a  darle  a los acuerdos  alguna  viabilidad en la sociedad colombiana.

 Porque dígase lo que se diga, una realidad: nuestra sociedad, por diversas razones, tiene muy poca  practica  de conciliación y de debate.  Cada quien  está en su torre de marfil o  encerrado  en sus  miserias cotidianas.

Sobre el mismo  tema y en el  mismo conversatorio, una joven tuitera cuyo  nombre no  quiero citar para no estigmatizarla,   y que se  titula y define como

Es tiempo de volar, reír y soñar, escritora, fotógrafa, viajera feliz

Pero opina que

“Santos quiere pasar a la historia a costa de lo que sea, pareciera que perdió el norte. Su discurso más parece una apología a las FARC”.

 Ella abre  así la puerta, como muchos  tuiteros,  a un debate  emocional que  no se basa  en   argumentos  sino  en percepciones emocionales: “perdió el norte, su  discurso parece una  apología a las FARC”.

 En sentido contrario, trinos y mensajes   de Facebook   promueven el debate emocional  magnificando  la paz  por   encima de cualquier  argumentación y considerando  que son sus enemigos quienes  le   encuentren  alguna  duda,   grieta o  cuestionamiento  a los acuerdos.

Desarmar la palabra, como lo reconocía  un  diccionario    de Medios  para la paz  escrito en 1999 y del cual no hay  rastro ni en las redes ni en las librerías, ni en quienes lo auspiciaron. Solo un  ya amarillento  ejemplar  olvidado en  mis  estantes, el esfuerzo  gratuito de 50 periodistas   que pertenecían a   Medios para la paz, bajo la orientación de  Gloria  Moreno.

¿ Se repetirá un esfuerzo de voluntad  semejante, a través de la red, pero esta vez con  el aporte de los ciudadanos,  para  la reconciliación y la convivencia?

Desarmar la palabra le corresponde también a los ciudadanos  y empieza por  respetar al contrario,  si se  quiere dar un mayor significado  y comprensión a los  cambios   que  se avecinan.

RECOMENDADÍSIMOS : LOS AJEDRECES  DE MONIQUE SAVDIÉ




Monique Savdié  es un manojo de creatividad, de investigación, de literatura, de periodismo,  de arte,  de conceptualización  de realidades, tan  abundantes como su pelo  y  su capacidad de expresión de lo que siente, vive, ama  y cuestiona.

Conocí  su  exuberancia  como estudiante  del Ceper de la Universidad de los  Andes  y siempre  supe  que  ella  iba a lograr lo que se propusiera  porque mientras que otros pasaban por el  curso sin apenas  barnizarse de   conocimiento,   ella se adentraba en las profundidades  de los temas  con dos cualidades que siempre han caracterizado su trabajo: el rigor y  la originalidad.

Ahora   se las ingenió para   darle vida a los  tableros de   ajedrez,  a los  peones,  a los reyes  solitarios o   minimizados como  peones, a  caballos que acorralan  sin poderse mover, a  peones con   cabezas de balones  que solo  miran  futbol. ¿Quién  hubiera podido  expresar así, sino ella, la restitución de tierras,  Israel,  el poder,  los reyezuelos minimizados,  el unanimismo uniforme, Napoleón Bonaparte?  


 Romper los esquemas  del odio,  de la polarización,  de las  mezquindades,  de  la estrechez  mental, no se logra en La Habana, sino en cada colombiano.







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