jueves, 30 de enero de 2014

LAS DISTINTAS PERCEPCIONES DE LA MERMELADA, LAS TOSTADAS ... Y LAS MUJERES



Como bien lo recordó el ex ministro Echeverri, la metáfora  la empleó  él para referirse a una  distribución más equitativa  de las regalías. De allí la mermelada, es decir,-regalías- y la tostada, es decir,  país.  
 
A los pocos  colombianos  que se interesaron en el tema– los demás seguramente estaban, por ejemplo, viendo  fútbol,  o esperando el reinado de belleza de Cartagena-  les gustó la metáfora. 

Era a  todas luces  injusto que un departamento  pobre como  Chocó  no pudiera  beneficiarse del producto de la extracción  de carbón o petróleo, mientras que otros departamentos  las despilfarraban  para hacer piscinas  de agua sin agua o, simplemente, para  robárselas  a través de  contratos  mañosos  facilitados por funcionarios  todavía más corruptos.

Subyacente  estaba también en los imaginarios colombianos –pillos o no-  la connotación,  presente en todas  nuestras acciones colectivas, de “la ley de la ventaja”, la corrupción  y ahora, el clientelismo. 

Como las palabras  son recipientes en los que  todo sentido cabe, ahora la mermelada designa el intercambio de votos por puestos,  es decir,  bajar la guardia  frente a cualquier política gubernamental por  mermelada.  Los valores implicados  (el poder, que todo lo  amerita)  son  muy distintos de la idea inicial de mermelada y tostada. A tal punto, que llegan los apáticos a   pensar si, para el desayuno  - definido como encuentro matutino con la realidad-, no será mejor prescindir de mermelada y reemplazarla por miel;  de  la  tostada,  por salvado; o,  simplemente,   ignorar lo que pasa por la política.  

Pero lo más increíble es que  algunos han  llegado a  encontrar “normal”   todo aquello. Es decir, que  son costumbres  políticas  válidas aquí y en Cafarnaúm, sin importar  cuál es el cambio que se busca  y cómo lograrlo.

¿Qué tiene que ver  eso con las mujeres?  Que  puede suceder algo similar.  Una interpretación valorativa de nuestro  género  lleva a algunos, algunas o “@”- unas y otros como se "loguea" ahora-  a pensar que la escogencia  de  una candidata mujer por ser mujer , trátese del Polo, del partido Conservador, (y no quisiera incluir a la UP)  garantiza  un mejor  futuro  para el país.

Así, terminan  pareciéndose  las unas y las otras, es decir, validándose como especímenes,   a pesar de  tener un sitio muy diferente  en el espectro político.

 Al contenido de  la  expresión  “mujer  en la política” le podría pasar lo mismo que  a la tostada y su mermelada. No faltarán - tanto mujeres como hombres, en todo caso “machistas”- que consideren que la salvación pasa  por el  género, sin recordar  que muchas mujeres  en las cúpulas se han  caracterizado más por parecerse a  los hombres que  a favorecer su  género.

¿No será hora de  reflexionar sobre  el aporte a sus congéneres de  la mujer colombiana en altas posiciones?  Sin que   implique una generalización sobre ellas- ni mucho  menos-, he tenido la oportunidad de comprobar, como señora de un señor, que  las  damas del poder lo miran a veces a uno como “lagaña de  mico” y en todo caso, nunca de  su “nivel” intelectual.  Y no he podido olvidar la expresión de una  funcionaria  hablando  posesivamente  de  “mis” (es decir, “sus”) desplazados.

tomado dehttp://www.vizcarra.info/fotos/tv/mujeresdesesperadas.jpg
Conclusión   para la ciudadanía:siempre averiguar qué se entiende por mermelada, tostada y “mujeres al poder”.
 
  


    

jueves, 23 de enero de 2014

ANTE EL DESASTRE DE LOS PARTIDOS, ¿QUÉ OPCIONES HAY PARA MARZO?


¿Nos interesan  las temáticas de los partidos ?
Es sintomática la manera como  se han manipulado tanto las convenciones  partidistas como  la preparación de  las listas para las elecciones.

Quienes  mandan en  los  partidos  o movimientos ( porque,  desde luego, en nada inciden  los  afiliados de base), en vez de plantear soluciones, se preocupan  por quien  “vende” más en las listas  para  encabezarlas o integrarlas , y quien  asegura  sus propios intereses  .

 Se escoge a dedo  un “líder” de trasnochada trayectoria,   un nombre que “suene”  para encabezar  , o , para integrarlas ,  la esposa de un líder gremial, o la   miembro ( ¿O  miembra ?) [1],  de un clan de reconocida trayectoria en el descalabro y la pobreza de regiones costeñas asoladas por la miseria y el desamparo, sin mencionar el paramilitarismo.

 En otros sectores, las peleíllas y celos  tienen más carácter personal  que  programático y forman un revuelto en el que  la única garantía es  el prestigio de  personas como Claudia López, a quien  por supuesto, le  deseo el mejor  desempeño.

Curiosas reuniones entre  ex presidentes  se llevan con gran sigilo pero con la intención de que sean conocidas; convenciones partidistas se cocinan antes de que   las bases regionales puedan traerle frescas energías a los  movimientos o a lo que, llamándose “partido” (mejor sería llamarlos “quebrados[2]”) se  limita a ser una reagrupación aberrante de intereses particulares.

 Y como si lo anterior fuera poco, partidos  de filiación religiosa  tratan de deshacer los entuertos que causaron sus papisas o sus ahora silenciosos  representantes y senadores. 

El resultado  de esas peleaderas  que no nos atañen, es  tratar de  convertirnos en idiotas útiles de la corrupción y el clientelismo, y  , como bien lo  analiza  el artículo de  Luis Carvajal  en El Espectador, http://bit.ly/1dW3V8A ,   relacionado con  el alcalde Petro, alejar el debate  público de  los problemas fundamentales locales y nacionales.

 En  esas circunstancias,  los ciudadanos debemos sacudirnos de esos "yugos " y reconocer que ya no existen los partidos y que las elecciones  se deben entender de otra manera, desde la ciudadanía.

El criterio  desde la ciudadanía  para escoger  y  darle calidad a su voto  no es  tampoco el de  la “izquierda” y la “derecha”, términos ya desuetos,  que no reflejan las  dos mayores  prioridades :  honradez   y viabilidad delas promesas.  

Otra necesidad ciudadana: Superar  el fatalismo de pensar que no podemos  afrontar esa transición causada  por   la desaparición de  los partidos tal como originalmente los conocimos. Reemplazarla por   lo que  Maffessoli  llamaría “Comunidades de Sentido”,  con un listado de prioridades colectivas.

 En otras palabras,  en una sociedad  de  flujos y redes, se trata de  reemplazar  el sistema partidista tradicional  por  un sistema en el  que  lo que  concretar y  hacer  lo que hay que hacer sea más importante que lo  prometido.  

Como desde  el punto de vista de los oferentes, no se dará ese cambio,  los ciudadanos deben abandonar las viejas  creencias según las  cuales son unos  borregos  para los cuales es prioritaria la obediencia partidista.

 Los grupos que se han formado, las ONG que   se especializan  en  buscar que votemos  bien, tiene la oportunidad  y la responsabilidad social de  advertirnos  quien ofrece garantías y quien no.   

Desde luego,  se dirá con razón que  el sistema actual  y la legislación   no se pueden reemplazar  dela noche a la mañana. Pero  hay salidas que  permiten que  no se salga nuevamente con la suya el clientelismo tradicional:

NO
A las listas cerradas
SI
A las propuestas  cuantificadas   en relación con educación y salud
NO
A quienes  nos hablan de “cambio”  en términos genéricos sin  especificarlos
SI
A los que reflexionan sobre el post  conficto
NO
 A los que avalan el fracaso administrativo de los caudillos discursivos sin sacar lecciones de los errores

Los ciudadanos colombianos  somos los que debemos escoger y no  los  “autoelegidos”





[1]  Como María del Rosario Guerra , del clan del mismo nombre que, me  consta, y a diferencia del ministro TIC actual, apenas   sabía  prender un televisor cuando la nombraron Mincomunicaciones 
[2]  Quebrado por falta de  ideologías o programas sensatos, no propiamente en el sentido   económico. Por  ejemplo, cuando se muestra  como gran  obra   bajar el  costo de la gasolina  ¿es acaso un planteamiento  “liberal”, o una improvisación  populista?

jueves, 16 de enero de 2014

¿LEGULEYIZACIÓN DEL DERECHO, POLITIZACIÓN DE LA ÉTICA, MEDIATIZACIÓN DE LOS PROCESOS? ¿SE ACABARON LOS JURISTAS?


http://bit.ly/1j8SDBs

Pocos  países   como Colombia  ( a pesar de tanta  felicidad   que,  según las encuestas,  nos  embarga)  son tan  aficionados a  la discusión leguleya , como si en eso se nos fuera la vida.
  
Gracias a los medios,  no se escucha  nada distinto de  insulsas deliberaciones  estériles y diarréicas  seudo- jurisperitísticas,  en las que improvisados  jurisconsultos, como en el trabalenguas aquel,  se enfrascan  en interminables discusiones sobre plazos,  términos,  apelaciones, procedimientos, candidaturas, recursos, maneras procedimentales de irse o de quedarse.

Eso sí,  casi nadie – para no decir nadie-  tiene la capacidad  de reírse de sí mismo cuando posa de  gran experto y cita sentencias,  o confunde autos  con fallos.

Los orígenes  de esa manera de concebir tanto  lo público como  la importancia del  derecho a opinar en una  democracia son obviamente  españoles  y basados en la certera frase “se obedece  pero no se cumple"... o se cumple  y  se  interpreta  de  acuerdo con las motivaciones de cada bolsillo o ambición de poder.

Y no se crea que  el “cambio”  de mentalidad tan esperado vendrá de otros lares como las FARC o la mal llamada izquierda , que  puso huevos como los Moreno,  o  de la derecha ,  con los huevitos de Uribe.  

Por ese leguleyismo que remplaza  el debate ético,  no pocos de  mis colegas  abogados  tienen, en un mar de pleitos,   tanta  capacidad de enredar  lo  simple y fundamental. 

Pero antes de que me  linchen,  es bueno también profundizar en el  ¿Por qué? de semejantes  obsesiones  leguleyo-jurídicas.  Ahí van algunas explicaciones que, espero, serán debatidas,   controvertidas o aumentadas.

  •  El derecho se leguleyiza   en los aspectos  formales y procedimentales, porque el porcentaje de juristas  es  hoy  tal vez  el más  bajo de nuestra historia.  Cuando uno escucha, por ejemplo a Néstor Humberto  Martínez (abogado de grandes firmas  como el grupo Sarmiento),  posar de constitucionalista, surgen  dudas  “existenciales”. Los libros de los  “juristas “contemporáneas son sobre todo recopilaciones  de   documentos o  de artículos escritos a la carrera por los “jurisperitos in” salvo, por supuesto, excepciones   que  brillan por su escasés, como  los de Dejusticia y  los   profundos  estudiosos del derecho en sus diversas ramas.

  •        El derecho se leguleyiza  porque la  calidad  delas sentencias ha  bajado sensiblemente. No es sino comparar  las de la Corte Constitucional  que dejaron una huella inmensa ( con magistrados como Ciro Angarita, José Gregorio  Hernández ,  Eduardo Cifuentes y  muchos otros)  con la textura  intelectualoide de  los  magistrados electoreros  o paseadores en cruceros, para encontrar la mayor  raíz del problema.

  •        El derecho se leguleyiza porque a los medios  y a sus periodistas   mediocres ( no los  rigurosos)  les conviene  cubrir  procesos. Es  más barato que   tener periodistas  investigadores como  Mauricio  Gómez, cuyos trabajos   toman varios meses de  rigurosa disciplina. Eso, desde luego, se releja  en  la manera, más cómoda pero más  insulsa, de  hacer  periodismo , así como en la dependencia de las cúpulas.

  •   La leguleyización se mediatiza porque   se basa en   la justicia espectáculo que, a su  vez,  depende del caudillismo (el Procurador, el fiscal, la Contralora, los alcaldes,   son Caudillos mediáticos o así los  consideran los  directores y carga ladrillos).

  •   La leguleyización   mediática   es entonces la manera  más “in” de afrontar los debates     públicos, con dependencia absoluta de la imagen, y  gran desperdicio de la inteligencia jurídica en  los  laberintos creados por jurisleguleyos,  casi todos litigantes.

  • El leguleyismo  asfixia   los grandes valores y contenidos que  son los que,  en últimas, le dan solidez  a la democracia.  Identificar lo jurídico  con lo ético y lo ético con lo político es una  poco seria manera de  catalogarnos como "felices".
 
  •   En el caso de la destitución del  Alcalde  Petro,  el propio  fallo del  Procurador, la politización de  la ética, adaptándola  a la leguleyización, han dejado a un lado los valores fundamentales, como el derecho al voto.

  •     Pero a la vez,  predomina el  interés individual en  la reacción de los petristas , justificando  cualquier argumentación  en favor   de que  Petro se  quede,   apelando a cualquier recurso, no por el derecho  fundamental en si ,  sino para que  demostrar quien puede más.

Ambos casos - y muchos más-  son la lastimosa  trapeada del derecho en su sentido más elemental  y profundo.

viernes, 10 de enero de 2014

INTELIGENCIAS Y PENDEJADAS VIALES



La campaña  “inteligencia  vial”, en  buena  hora interpretada por Pirry, es hoy la mejor   craneada  de  todas cuantas se han hecho  para cambiar comportamientos  ciudadanos. 

 Como la del conductor  elegido, y la de “mi cuerpo es territorio seguro”  ideada por Raquel Sofia  Amaya, cuya  fundamentación  teórica fue   su tesis de grado de maestría [1] ,  la “inteligencia vial” se sale de los marcos de la moralina   publicitaria , uno de cuyos ejemplos  más  desastrosos es aquello de “ hacemos  las cosas con el alma” de Bancolombia  o  la de Avianca, cuando intentaba   convencernos de que seguía  siendo  colombiana.

En todo  caso,  la inteligencia  vial hace el clic  con el ciudadano  conductor  recordándole que eso no se hace  sin la cantaleta  habitual   ( que o bien  nos sermonea, o bien  nos trata  de convencer   de que  somos los mejores,   los más educados, los más  competitivos, los más buenecitos)  en contravía de la dura realidad del irrespeto  al otro o  resultados como  los  de PISA.

Además, en el caso dela “inteligencia  vial,  lo publicitario se ve   gratificado en la realidad   de ciudadano por la  organización de los retornos por parte de la Policía  Nacional, bajo el liderazgo del General Palomino.   Es una demostración por lo positivo de cómo lo publicitario  no tiene impactos reales  en la ciudadanía  si no hay una especie de compensación de otro  tipo – en este caso  la fluidez  del tráfico.

 Sin embargo, los méritos  del post-retorno    (y  ojalá no suceda lo mismo en el pos conflicto) se ven minimizados por realidades  de comportamiento  ciudadano  a las  cuales las políticas viales del gobierno deberían ponerle coto. Veamos

¿POLICÍAS ACOSTADOS,  O ABUSOS DEL  SECTOR PRIVADO?
Los  reductores de velocidad, comúnmente llamados “policías acostados” que han proliferado en todas  las vías principales son un ejemplo de cómo lo que debería  ser un comportamiento  ciudadano obligatorio (reducir velocidad cuando se pasa  frente a una escuela o un  sitio  de   tránsito peatonal) es asumido de mala manera por el Estado.

 Pero el asunto se pone peor cuando  las  urbanizaciones de estrato seis    colocan esos reductores frente a sus  porterías, como es el caso concreto de la Vía  a La Calera- Sopó. 
Seguramente cada colombiano encuentra ejemplos  similares en departamentos diferentes de  Cundinamarca, aunque parece ser  el campeón en esas  materias, como también, en permitir que  las tractomulas  destrocen   carreteras segundarias[2] 

 ¿POR QUÉ NO HAY UN DÍA PARA   VEHÍCULOS PESADOS Y   OTRO  PARA POSRETORNANTES?
 Otro ejemplo :  Si bien   la operación  retorno  ha contribuido a una mayor  fluidez  , no sucede lo  mismo  en el pos retorno, cuando se mezclan  conductores frustrados   que se vuelven frenéticos  con  los  vehículos  pesados .  

En ejes  viales,   como bien lo muestra el  volante distribuido por la Agencia Nacional de Infraestructura y el Fondo de Adaptación,  los vehículos pesados  se apoderan del carril de velocidad  sin reacción aparente  de los policías  no costados.

Es una lástima  entonces que  esa buena  estrategia comunicacional  emanada  del  Ministerio del Transporte se vea aminorada por pasividad ante  abusos de lo privado sobre lo público, a costa de nuestras sufridas espaldas, que tienen que aguantar los sobresaltos.  



[1]  Título : Cómo construir  estrategias de  comunicación y educción para la movilización social a partir de una estrategia de educomunicación denominada “mi cuerpo es territorio seguro”, como una práctica real ( Maestría en Comunicación  de la Universi8dad Javeriana , 2007), tesis  dirigida por Florence Thomas.
[2] Me refiero al caso concreto por ser del altiplano cundiboyacense, pero  todos los ciudadanos  colombianos tendrán ejemplos similares.