viernes, 10 de enero de 2014

INTELIGENCIAS Y PENDEJADAS VIALES



La campaña  “inteligencia  vial”, en  buena  hora interpretada por Pirry, es hoy la mejor   craneada  de  todas cuantas se han hecho  para cambiar comportamientos  ciudadanos. 

 Como la del conductor  elegido, y la de “mi cuerpo es territorio seguro”  ideada por Raquel Sofia  Amaya, cuya  fundamentación  teórica fue   su tesis de grado de maestría [1] ,  la “inteligencia vial” se sale de los marcos de la moralina   publicitaria , uno de cuyos ejemplos  más  desastrosos es aquello de “ hacemos  las cosas con el alma” de Bancolombia  o  la de Avianca, cuando intentaba   convencernos de que seguía  siendo  colombiana.

En todo  caso,  la inteligencia  vial hace el clic  con el ciudadano  conductor  recordándole que eso no se hace  sin la cantaleta  habitual   ( que o bien  nos sermonea, o bien  nos trata  de convencer   de que  somos los mejores,   los más educados, los más  competitivos, los más buenecitos)  en contravía de la dura realidad del irrespeto  al otro o  resultados como  los  de PISA.

Además, en el caso dela “inteligencia  vial,  lo publicitario se ve   gratificado en la realidad   de ciudadano por la  organización de los retornos por parte de la Policía  Nacional, bajo el liderazgo del General Palomino.   Es una demostración por lo positivo de cómo lo publicitario  no tiene impactos reales  en la ciudadanía  si no hay una especie de compensación de otro  tipo – en este caso  la fluidez  del tráfico.

 Sin embargo, los méritos  del post-retorno    (y  ojalá no suceda lo mismo en el pos conflicto) se ven minimizados por realidades  de comportamiento  ciudadano  a las  cuales las políticas viales del gobierno deberían ponerle coto. Veamos

¿POLICÍAS ACOSTADOS,  O ABUSOS DEL  SECTOR PRIVADO?
Los  reductores de velocidad, comúnmente llamados “policías acostados” que han proliferado en todas  las vías principales son un ejemplo de cómo lo que debería  ser un comportamiento  ciudadano obligatorio (reducir velocidad cuando se pasa  frente a una escuela o un  sitio  de   tránsito peatonal) es asumido de mala manera por el Estado.

 Pero el asunto se pone peor cuando  las  urbanizaciones de estrato seis    colocan esos reductores frente a sus  porterías, como es el caso concreto de la Vía  a La Calera- Sopó. 
Seguramente cada colombiano encuentra ejemplos  similares en departamentos diferentes de  Cundinamarca, aunque parece ser  el campeón en esas  materias, como también, en permitir que  las tractomulas  destrocen   carreteras segundarias[2] 

 ¿POR QUÉ NO HAY UN DÍA PARA   VEHÍCULOS PESADOS Y   OTRO  PARA POSRETORNANTES?
 Otro ejemplo :  Si bien   la operación  retorno  ha contribuido a una mayor  fluidez  , no sucede lo  mismo  en el pos retorno, cuando se mezclan  conductores frustrados   que se vuelven frenéticos  con  los  vehículos  pesados .  

En ejes  viales,   como bien lo muestra el  volante distribuido por la Agencia Nacional de Infraestructura y el Fondo de Adaptación,  los vehículos pesados  se apoderan del carril de velocidad  sin reacción aparente  de los policías  no costados.

Es una lástima  entonces que  esa buena  estrategia comunicacional  emanada  del  Ministerio del Transporte se vea aminorada por pasividad ante  abusos de lo privado sobre lo público, a costa de nuestras sufridas espaldas, que tienen que aguantar los sobresaltos.  



[1]  Título : Cómo construir  estrategias de  comunicación y educción para la movilización social a partir de una estrategia de educomunicación denominada “mi cuerpo es territorio seguro”, como una práctica real ( Maestría en Comunicación  de la Universi8dad Javeriana , 2007), tesis  dirigida por Florence Thomas.
[2] Me refiero al caso concreto por ser del altiplano cundiboyacense, pero  todos los ciudadanos  colombianos tendrán ejemplos similares.

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