¿Nos interesan las temáticas de los partidos ? |
Quienes mandan
en los
partidos o movimientos (
porque, desde luego, en nada
inciden los afiliados de base), en vez de plantear
soluciones, se preocupan por quien “vende” más en las listas para
encabezarlas o integrarlas , y quien asegura
sus propios intereses .
Se escoge a dedo un “líder” de trasnochada trayectoria, un nombre que “suene” para encabezar , o , para integrarlas , la esposa de un líder gremial, o la miembro ( ¿O
miembra ?) [1], de un clan de reconocida trayectoria en el
descalabro y la pobreza de regiones costeñas asoladas por la miseria y el
desamparo, sin mencionar el paramilitarismo.
En otros sectores,
las peleíllas y celos tienen más
carácter personal que programático y forman un revuelto en el
que la única garantía es el prestigio de personas como Claudia López, a quien por supuesto, le deseo el mejor desempeño.
Curiosas reuniones entre
ex presidentes se llevan con gran
sigilo pero con la intención de que sean conocidas; convenciones partidistas se
cocinan antes de que las bases
regionales puedan traerle frescas energías a los movimientos o a lo que, llamándose “partido” (mejor
sería llamarlos “quebrados[2]”)
se limita a ser una reagrupación
aberrante de intereses particulares.
Y como si lo anterior
fuera poco, partidos de filiación
religiosa tratan de deshacer los
entuertos que causaron sus papisas o sus ahora silenciosos representantes y senadores.
El resultado de esas peleaderas que no nos atañen, es tratar de convertirnos en idiotas útiles de la corrupción y el clientelismo, y , como bien lo analiza el artículo de Luis Carvajal en El Espectador, http://bit.ly/1dW3V8A , relacionado con el alcalde Petro, alejar el debate público de los problemas fundamentales locales y nacionales.
En esas circunstancias, los ciudadanos debemos sacudirnos de esos
"yugos " y reconocer que ya no existen los partidos y que las
elecciones se deben entender de otra
manera, desde la ciudadanía.
El criterio desde la ciudadanía para escoger
y darle calidad a su voto no es
tampoco el de la “izquierda” y la
“derecha”, términos ya desuetos, que no
reflejan las dos mayores prioridades :
honradez y viabilidad delas
promesas.
Otra necesidad ciudadana:
Superar el fatalismo de pensar que no podemos afrontar esa transición causada por
la desaparición de los partidos
tal como originalmente los conocimos. Reemplazarla por lo que
Maffessoli llamaría “Comunidades
de Sentido”, con un listado de prioridades
colectivas.
En otras palabras, en una sociedad de
flujos y redes, se trata de
reemplazar el sistema partidista
tradicional por un sistema en el que lo
que concretar y hacer
lo que hay que hacer sea más importante que lo prometido.
Como desde el punto
de vista de los oferentes, no se dará ese cambio, los ciudadanos deben abandonar las
viejas creencias según las cuales son unos borregos
para los cuales es prioritaria la obediencia partidista.
Los grupos que se han formado, las ONG que se especializan en
buscar que votemos bien, tiene la
oportunidad y la responsabilidad social
de advertirnos quien ofrece garantías y quien no.
Desde luego, se dirá
con razón que el sistema actual y la legislación no se pueden reemplazar dela noche a la mañana. Pero hay salidas que permiten que
no se salga nuevamente con la suya el clientelismo tradicional:
NO
|
A las listas cerradas
|
SI
|
A las propuestas
cuantificadas en relación con
educación y salud
|
NO
|
A quienes nos hablan de
“cambio” en términos genéricos
sin especificarlos
|
SI
|
A los que reflexionan sobre el post
conficto
|
NO
|
A los que avalan el fracaso
administrativo de los caudillos discursivos sin sacar lecciones de los
errores
|
Los ciudadanos
colombianos somos los que debemos
escoger y no los “autoelegidos”
|
[1] Como María del Rosario Guerra , del clan del
mismo nombre que, me consta, y a diferencia
del ministro TIC actual, apenas
sabía prender un televisor cuando
la nombraron Mincomunicaciones
[2] Quebrado por falta de ideologías o programas sensatos, no propiamente
en el sentido económico. Por ejemplo, cuando se muestra como gran
obra bajar el costo de la gasolina ¿es acaso un planteamiento “liberal”, o una improvisación populista?
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