martes, 31 de marzo de 2020

QUERIDO DIARIO: PANDEMíMICO DÍA 12


 Querido diario:  
Te escribo  el  día   doce  de mi  resguardo de setentona, lo que me lleva a una primera  reflexión:   ¿Se deben escribir los diarios  todos los días? ¿ Todos los días cuentan  igual?   ¿Los diarios en  épocas de Coronavirus  tienen que ser tan estrictos? Desde luego  que no, porque los  diarios, fieles amigos, nos permiten  escribir cuando  nos  dé la gana, siempre que la inspiración  lo permita.  Es decir,  siempre que tengamos  algo  que  decirle al diario, claro está.

Y tengo mucho  que decirte.  Entre otras, responder a la pregunta : ¿Por qué salté   del  día  1, al  día  3y 4 ,  y luego al  día   12?  Una  razón puede ser la pereza, pero si nos  quedamos  en una  sola razón,  el diario y la vida se nos encogen.

  Y va mi  segunda respuesta,  cuando miro hacia  el   atrás  de mi  resguardo de setentona. El primer  día  fue  eterno  y  remilgado: me esforcé  en redescubrir el  encanto de la lentitud  o al menos, en intentarlo en un espacio  necesariamente reducido  por   el confinamiento voluntario que después se volvió obligatorio y preventivo, y  después se  volvió necesariamente obligatorio y consentido.   

“La hipótesis   de la lentitud”, como  dirían  los  académicos, se  fue  diluyendo   en  el tiempo de las pequeñas cosas: tender la cama,   preparar el  desayuno,   trabajar en equipo para que nos rinda más,  separar la  ropa  sucia, ponerla en la lavadora,  cocinar algo    a las carreras,   comprobar que la lavadora estaba dañada porque no sabía  como prenderla,  etc. etc.

  Dicho de otro modo: no había  espacio para mirar la  lentitud   minuciosa.  Ni tiempo para  detallarla como lo hiciera  un Proust. Un Proust, sea    dicho de paso,  que  nunca  tuvo necesidad de  hacer  esos trabajos menores como se debía  decir en su tiempo. Un tiempo que  se  alargaba y puede  alargarse hoy también  según la  voluntad del  ojo que observa, no solo lo que ve, sino  los olores, sabores, los sentires, los comportamientos , los movimiento de las manos,  el crujir  de la seda  y así indefinidamente,   en la soledad .

Soledad de Proust  bajo el ala protectora de  una fiel  sirvienta (como   se decía antes)   cuyo silencio y  eficiencia lo acompañaron hasta  sus  últimos  días. Recomiendo la excelente biografía  rápida, como los  exigen los tiempos en

Entretanto, y después de las labores diarias  que, como a toda colombiana, le muestran que  se debería hacer un  curso rápido de formación doméstica para los señores, en mi  confinamiento provisional empezó a aparecer  la  Colombias real. 

Una Colombia  real  con todas  sus  contradicciones, tanto en el ciberespacio como en  las presentidas ciudades  calladas. Una Colombia  que se pone las pilas, que fabrica tapabocas mientras   otros se dedican a  quejarse porque    no van a alcanzar los tapabocas. Unos  vándalos  que roban y dañan los  lavamanos  portátiles  del Transmilenio mientras otros   ciudadanos ayudan a los “habitantes de la calle”.  Unas universidades  que,   sin mayores aspavientos,  tienen la capacidad  de  realizar   los test   de coronavirus porque   estuvieron previendo que  se necesitaría esa  capacidad.   Unos  funcionarios que empiezan a  alistar a Corferias  y otros  centros empresariales como  hospitales   transitorios para  cuando venga el pico de la famosa curva. Unos  ciudadanos  pilosos que  sirven de intermediarios para vender  500 kilos de quesos que  se pueden perder,  un Carulla y un Ëxito que demoran en  adaptarse  a la   venta domiciliaria  masiva.  Unos obispos   que  callan  y no se mueven en  su impotencia. Unos empresarios que  dicen  a sus empleados que donen, y luego,  cuando hay  gente que los critica,  ofrecen  80.000 millones, lo  que suena  mucho pero  significa tan solo  el 1% de  sus ingresos.  

Un Presidente Duque que le mete videos a sus  charlas  televisadas  sobre canastas nutricionales    que  le   durarán a  los  beneficiados  una semana  y un presidente  que   descubre el  nada discreto encanto de  la  televisión. Un gobierno   que  no propuso a tiempo  la justicia social  y propone  ahora como una  hazaña la   devolución   del IVA, un giro “extraordinario” de  $75000 pesos  de mercadito  cada dos  meses (1250 pesos  diarios).

En esos días  tan llenos  del hacer,  de acomodarse  al encarcelamiento – una  necesidad  para  mi voluntaria  disciplina de setentona  con el fin de  escapar de un monstruo coronado, el  tiempo  me tiene  trastornada. Estos  días  se nos fueron en un santiamén   a  los “abuelitos”, perdón, a los    adultos mayores. Por eso  salté  día del 4 al  12 ¡Que alivio!    Querido  diario:  es un buen  síntoma  de que nos vamos acostumbrando a esta nueva vida.

Nota : se me olvidaba. Como el libro  de poemas que  te comenté   no alcanzó a ser  presentado, te  dejo  esta  ñapa.  Bajas cualquier  lector de QR y colocas  tu celular  en el  QR que aparece y te lleva a la voz de  Laura García  que lo lee  con su maravillosa voz, muy  distinta de la mía, que es de tarro.














miércoles, 25 de marzo de 2020

DÍAS PANDEMÍNICOS 4 Y 5


Dos fotos  de M. Alvarado que  dicen mucho



Querido  diario:

Cuando ya me estaba acostumbrando al simulacro; cuando  ya  suponíamos   con tranquilidad que  “todo  va a salir bien” ( como le dicen  a uno para mitigar el miedo  sin que uno sepa  a ciencia cierta qué  quiere decir “bien”), nos llegó  el  confinamiento,  la  cuarentena,   aislamiento preventivo obligatorio o   como se le quiera    llamar. 

Pero no llegó  solo.

A pesar de la colaboración positiva de los  medios   de comunicación,  de los periodistas que  recorrieron la   helada noche, de los presentadores, de las agencias de publicidad (#TodosSomosResponsablesDeTodos ), de los empresarios,   de unos ciudadanos que creemos en los cuentos de  hadas mediáticos mientras otros ya no saben  quienes son las  hadas   ni los cuentos, fue sorprendente ese  primer día  de  la cuarentena.  Que, por cierto,  no es de cuarenta días   sino  de  diecisiete,   iniciada a los 001 minutos  del día  25 o, en otras  palabras,  a la medianoche.  

Ese primer  día de oscuridad y desvelo no resultó, en  todo caso, como  se  esperaba.  Nada resulta como uno lo espera. Es  una ley de la vida que  no conocía a los diez  años, cuanto   también  quise contarte  mis infidencias, querido diario.

En ese día que se llenó de   noche, volvimos  a ver el espanto de las cárceles.   No tanto por  las llamas  de la protesta  sino por  la manera  como  se permite  el hacinamiento de seres humanos sin que los piadosos  digan  algo.  Nos  desveló a todos los que  sinceramente nos  dispusimos a encerrarnos  o  encuevarnos, con la ilusión de vencer al diminuto pero implacable susodicho virus, porque la unión hace la  fuerza .  

A la vez,  sucedió lo inaudito:  como lo lo mostraron las inclementes  fotos,  la plaza de Bolívar  se llenó de lo que  alguna  vez   fueron Rojos y llamaron el lumpen proletariado. Es decir, no necesariamente   los más pobres , sino  los  más energúmenos,  los pobres entre los pobres,  los que algunos  apodan   “habitantes de la calle”  - como si las calles se pudieran habitar.   En otras  palabras,  los que no  tienen  misión alguna,   futuro por el cual luchar, sino que dejan el libre curso  a  su  exasperación.  Fantasmas   rechazados,  que  ya  han cruzado la línea de  la desesperanza, pero también del horror.

Las dos   fotos de  El Espectador ( sábado y martes) como lo recalca el diario, muestran una paradoja: reclamar   apoyo contra la pandemia, que , nos han dicho y repetido,  solo se puede contrarrestar con  el aislamiento total de los individuos.

 ¿Eso de  llenar la plaza, qué quiere decir?  ¿fue un gesto  espontáneo de ira y de hambre?  ¿quién estimuló esa reacción?        ¿ fue algo planeado como lo fue lo de las cárceles,  que solo produjo 23 muertos en un pais acostmbrado a que todos los  días asesinen a un líder  social o a un miembro de la guardia indígena? Probablemente, pero no importa. Lo que importa fue lo que vimos. El hecho en sí, la realidad, el contraste  entre cómo podríamos  vencer   al  coronavirus y  un  desastre  quizás invencible, por  el  que se amontonan  los seres humanos como  si fueran animales.

,¿Qué impulsos suicidas caracterizan a los encapuchados?  ¿ Es expresar odio  o carencias más  vitales que la propia vida?

Nunca sabremos la respuesta. En todo caso,  que  esa foto  pudiera tomarse  y compararse muestra   hasta qué punto, ante la indiferencia,    pueden  desbordarse huracanes y ciclones.  No  los  de   ahora, sino los producidos por conflictos no resueltos, desigualdades    tan insidiosas como el  virus, y, del otro lado, mundos   escondidos por ficticias esperanzas de los convencidos de que "todo está bien".  

Si, claro: está muy bien  darles apoyo prioritario.  Pero ¿no será hora de pensar en la vacuna?



FOTO  MTH

domingo, 22 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA RESGUARDADA SETENTONA: DIAS 2Y 3


Gretta con Ganas



















Querido  diario :

Como verás, he decidido agregarle la palabra  "setentona" a lo que te escribo   en este diario, confiando ahora  en ti como  cuando tenía 10 años.

Ayer no pude escribirte porque  estaba lidiando con algunos preocupantes asuntos periodísticos. En casa, claro.O desde la casa, mejor.

La pandemia  y   consiguiente su confinamiento han  significado para todos  los colombianos  nuevas maneras de  afrontar la vida cotidiana. Para no  extenderme  sobre lo que  a todo  el mundo le ha tocado, sólo  te diré que hemos  vuelto a reencontrarnos con nosotros mismos y con  otros especímenes llamados  seres humanos.

Para mí ha  sido fácil, porque solo convivo con una sola persona, llamada  cónyuge, que además  tiene un buen carácter.  Pero  me he dado cuenta de que, como  nadie  habla  de eso,   debe ser   porque  el asunto  ha resultado  para muchos bastante  difícil.  Supongo  que tiene que ver con la medida del tiempo y del espacio, que ha variado más de lo que se cree en esta etapa.

Por primera vez, estamos  en una nueva dimensión espacio y tiempo. Algo debió prever alguien, porque recuerdo haber  leído un artículo  en  el que se   solicitaba que tomáramos  precauciones   ante el temor  de que aumentara la conflictividad  de  los seres humanos con el  encierro. Aunque no parezca, una cosa es andar en transmilenio y otra, estar encerrado en una jaula.

Te comentaba, querido diario, que el espacio se ha  reducido y el  tiempo se  ha estirado.  Y eso a pesar  de  que estemos inundados  de videos,  de consejos,  de  testimonios de expertos en no sé qué  (ellos  tal  vez tampoco porque  repìten mucho lo fundamental- que ya nos quedó claro). Aclaro que no me refiero  al  dr. Prada que sí sabe de lo que habla, por lo cual  sus frases  son claras, precisas, y no asustan.

Ha cambiado nuestro  modo de vivir, por una  sencilla razón. Estamos enclaustrados, pero no somos monjes ni sabemos qué hacer con nuestro tiempo o nuestro espacio. Muchos, al parecer, viven en apartamentos muy estrechos   y se  han dado cuenta de que no  les   alcanza el espacio, porque  se chocan con otros  seres  humanos de la familia. 

Sospecho  también que  muchas  jóvenes parejas están desorientadas. Se caracterizaban  por  salir   a las carreras por la mañana,  con un pedazo de arepa en la mano y  el maletín en la otra,  dándose   apenas en la mejilla el  apresurado beso que te comenté, querido  diario, antes de ayer.  Ni hablar de los “insoportables”, que  andan correteando por aquí y por allá. Me refiero, claro está , a los perritos tan miminos  pero cada vez más desesperados en el  espacio que comparten  y cada  vez  con un mayor  sindrome de abstencia de parques, por los veinte minutos que  les  tocan  diarios.

 Ahora, el teletrabajo  ha unido ( o mejor,   "va a unir"  el próximo martes)   en un mismo   espacio  las labores    y  la vivienda.  No sé  -te confieso-  cuánto durará  esa  mescolanza , pero si  sé  que los hombres  y las mujeres  ejecutivas ya no pueden decirle  a la empleada “ ahí le   dejo  ese desorden “ sino que deben arregarlo ellas o  ellos mismos. Aunque las encuestas no han asomado todavía (   me temo  que pronto lo harán)   sus narices sobre   ese tema, es de suponer que los  hombres  se hacen los de la vista  gorda. En otras palabras,  se hacen los   pendejos- como se dice en un estilo más coloquial y dejan  todo  tirado,  de tal manera que   el género  femenino   pega una   mayor proporción  de “carajo!”  o de “Recoja”!.

Ni hablar de la relación  con los niños,  con  más  decibeles de lloriqueos, porque nadie los lleva  al parque, porque el parque ha dejado  de existir, el menos  por la pandemia.

Ese impulso   de huida, como lo calificaría el  sucesor de Freud,  es el resultado  natural del encierro. El especialista  de la televisión, que ya no  es sicoanalista sino  virólogo o  coronavirólogo,  ha explicado lo obvio: que aumentará  el desastre en la medida en que transcurran  las dos o tres semanas que nos faltan  si estamos de buenas, y meses si no  cumplimos  aquello de quedarnos en casa. Conste  también  que  no es porque los   colombianos somos indisciplinados : mire no más  lo que sucedió en las playas californianas y  como está  Nueva York...

Pero  viene la parte del tiempo, que se  nos hace  cada vez más inconmensurable   si   se le compara   con  el  espacio.   Te confieso, querido diario, que he tenido  muchas ganas de releer esa magnífica  novela  de un señor llamado Tomas Mann, que  se llama La Montaña  Mágica. Y no  porque sea mágica la montaña, sino porque  el enfermo de tuberculosis , un señor Hans  Castrorp, que  se fue a un sanatorio,  está un poco en la misma  situación   de nosotros por el  encierro,  con  el espacio y el tiempo. El necesario simulacro, que  ahora  ya  empalmó  con el   Toque de queda y se llama   ahora   confinamiento social, lleva ahora  a preparar  qué comemos,  a decidir   cómo vamos a mover nuestro cuerpo en espacio reducido,   dónde hay  que poner los  zapatos  que usamos  para ir a la puerta.  (Como notarás, repito tres  veces la palabra   AHORA pero es intencional)

Al parecer   hemos   vuelto a la época de las cavernas.    "la  gente compra como si el mundo se  fuera a acabar"  dice con razón una  bogotana,  aunque  no  sabemos  si , cuando  se acabe el mundo, lo comprado servirá para algo. Y mientras nos asedian los domicilios, ojalá que  encontremos la linterna de  Diógenes. Sin olvidar, desde luego, que lo que pensemos hoy no es para  hoy sino   para lo que suceda, en el caso del coronavirus, pero también del país,   dentro de  dos,  tres semanas, o muchas más..






sábado, 21 de marzo de 2020

SUNAMI EN SEMANA Y VIRUS PERIODÍSTICO








El periodismo colombiano  está    atravesando, como dicen  las  frases de cajón, por una  de sus peores  crisis.  


Esa  crisis no depende del Coronavirus, sino que se viene fraguando  desde hace varios  meses en el   sunami que sacude a los empresarios mediáticos.  Y  quizás  desde hace años, como cuando  el  periódico  el   Tiempo   fue  comprado como quien  compra  una fábrica  por el Grupo  Sarmiento Angulo. O  cuando El Espectador se convirtió  en un   apéndice de la familia   Santo Domingo  ( aunque  hay que reconocer que  se ha  dejado  tranquilo a lo que sin duda los actuales  dueños  consideran una herencia molesta ,   un encarte que , por  respeto a la  familia Cano,  debe dejarse perecer  tranquilamente sin mayores aspavientos).

Cuando  el Grupo Gilinski  compró  el 50% de Semana,  le puso una cereza al pastel del despelote. Como si fuera también un producto, la revista  despidió   a los  mejores periodistas de planta, en forma disimuladita, como quien no quiere la cosa.  De todas maneras, irrespetuosa, como lo relata   algún valiente de  la revista Arcadia.  

La revista Semana, antes  reconocida  por sus    investigaciones , se convirtió  poco a poco en un coctel de filtraciones   que  merecen  carátula, y  bocadillos   sobre   jet set   gringo que a   muy  pocos  colombianos les interesa. Por ejemplo,   en este número ( edición 1977):  el  refrito de El rey en su Laberinto( paginas 80 y81), Hollywood paralizado, víctima de difamación, el viacrucis de Dinho, estafas reales , De película , (páginas 82 y 83)  

El antes César  de Semana – me  refiero a  Felipe  López,-hizo crecer su imperio, pero  se aburrió, puso a  su   inexperta hija    como  presidenta del Grupo (  ya  tampoco aparece en la bandera)  y le vendió    el 50%   al Grupo  Gilinski (cuyo hijo hizo parte de la negociación, pero no  volvió a figurar ni en las páginas sociales).   

Dicho de otro  modo, a los principales medios colombianos  les está pasando lo  que les  pasa a los otros medios en otros países,  pero con  un ingrediente  adicional: la peleadera entre periodistas, que   permite diluir  el  problema de  fondo: la concentración oligopólica  sobre la  cual ninguno  dice esta boca es mía.  ¿Se han dado  cuenta de que   aparecen  ahora peleando o  defendiéndose los mismos  con las mismas en esa rosca en que  los  columnistas  de prensa  escriben  en revistas,  son corresponsales  de radio como Irragorri, etc etc. A  decir verdad,  ese  cuadrilátero concentrado  lleva a  la pérdida de prestigio   de personas  como   el director   Alejandro Santos y  - lástima decirlo- Daniel Coronell.

El sunami de  Semana ,  lanzado ahora a la  estratosfera   virtual  de un canal bastante improvisado   esconde una lamentable  decadencia. A  la carrera,   se  remplazan velozmente los columnistas y se  introducen otros   que  suben como espuma  y pueden caer como pepa de guama: Salud Hernandez,   Vicky Dávila  ( a la que  le recortan abruptamente  el 50% de  su   contrato, según versión de Daniel  Coronell, lo que desmiente    vergonzosamente  Dávila  diciendo que  fue   ella  la que pidió  que le bajaran  ese  50%). Y  Julito  que desde luego es   omnipotente, desde Miami o cualquier lugar del mundo.

Ese  despelote periodístico   tiene un telón de  fondo:   la  revolución digital,  que fractura a los medios   rígidos   escritos o audiovisuales, y  toma desprevenidos a los periodistas  antes confortablemente anquilosados  en  la concentración.

El problema, mi admirado Coronell, es que desde lejos ( es  Presidente de Noticias  Univision )    es difícil mantener el ritmo.  Que  la revista  Semana, en   una  vengancita cuente  la decadencia accionaria  de   Don Jesus Polanco  mas que deber o derecho, grandilocuente ,  es un detalle   que  diluye la gravedad de  lo  que está  pasando. Y lleva a una conclusión:  periodistas  que se  dejan enredar en lo pequeño y  un  periodismo   de show   cada  vez menos  creíble.
Foto MTH





NOTA    A PROPÓSITO  DEL  DÍA 2 DEL  “ DIARIO DE  UNA RESGUARDADA”.    Querido  diario: mañana   seguiré con el día  2y 3 de mi diario,  por  la necesidad de opinar  sobre  este  virus mediático y periodístico… ¡Que  vivan internet y los blogs!


viernes, 20 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA RESGUARDADA (I)




Día 1. Que no panda el cúnico, como decía el chavo del ocho. 

Por ahora, gozo del  placer de redescubrir el encanto de la lentitud. 

Como cuando tenía 10 años. Con la misma candidez, voy a  empezar mi  diario. Ya te contaré , querido  diario, lo que me pasó hoy…

VIERNES 20 2020:  la primera reacción  al  levantarme  fue sentirme  como  si estuviéramos en vacaciones. Pero  recordé la voz de nuestra alcaldesa  que  nos dijo  anoche, con una  firmeza convincente, que esto NO es un paseo.

Pero si es puente festivo… iba a replicarle pues, como se sabe, tengo un carácter bastante confrontador, pero  me contuve. Menos mal, porque habríamos terminado en una discusión. De esas que le gustan tanto a las  mesas de trabajo  audiovisuales,  que siguen  empeñadas en polarizar,  creyendo que eso es equilibrio. Con excepciones, hay que ser justos, como la RCN de  Yolanda Ruiz, muy cuidadosa  evitar  la peleadera. 

¿Quieres un ejemplo,  querido  diario? Al menos   en mi terruño,  los grandes medios  siguen ahora empeñados en que  el Presidente y nuestra  alcaldesa  peleen. Por fortuna, ella no se dejó, y a  las   frases undívagas  e interminables  de nuestro Presidente, contestó con un  fulminante  rosario ( laico) de  instrucciones, las  cuales no admitían  alegato por parte de los  ciudadanos. 

Aquello de que  “se obedece  pero  no se  cumple” de la colonia española quedó como  “se obedece y se cumple. Punto”, llámese simulacro o lo que sea. Me gustó, porque  estamos  hartos de  que  nos hablen  como si fuéramos unos niños o, a decir  verdad,  en mi caso, como unos viejos gagás. 

 La ternura la  dejo para  mis nietos y mis otros afectos¿Quieres otro ejemplo, querido  diario?  “ cuidemos  a nuestros  abuelitos” -  dijo   el Presidente cuando  nos obligó,   a los de  mas de 70 años  , a quedarnos  dos meses en la casa,  lo que  de todas maneras íbamos a hacer para protegernos, porque ya  somos mayorcitos y si nos lo dicen una  vez, pues  bueno.  Pero  me pareció una  manera  poco elegante y muy melosa ( ese nuestros tan  incluyente) de tratarnos. 

Pero no quiero maltratar  al señor  Presidente. Bastante tiene con arrepentirse  de haber citado, hace nueve  días,  a todos los gobernadores del paìs a una incómoda reunión presencial que duró  7 horas, hablando babosadas como   me dijo una fuente  cuyo  nombre me guardo en reserva, para que no corra el riesgo de que lo despidan. En todo caso, el presidente los hizo  viajar, a algunos desde muy lejos, para poca cosa. Como  dirían Tola y Maruja,  ni siquiera nos   dieron pandeyuca. Pues bien,  ahora  se confirma  que  el  gobernador del Cauca, perdón,  el  alcalde de Popayán,  tiene  el coronavirus.

“Lo positivo?  Al menos, ciertos medios espectacularoides  tienen tema. Ahora, en vez de pelear,  están investigando: ¿ A quien  abrazó el  señor  Alcalde de Popayán?  Eso  ayuda – pensé positivamente  para mis adentros,  a que  se   deje la mala   costumbre colombiana  de que  todo el mundo se  dé   desganados  besos en las mejillas para saludar. Me refiero especialmente  a las mujeres, y no porque seamos  bonitas o feas, jóvenes o viejas,  sino que es en el fondo, una manera de demostrarnos   que nos quieren aunque se  piense lo contrario.  Pero , tan pronto como había pensado lo anterior,  apareció otra  noticia: el alcalde negó haber viajado   catorce   días  antes a un país extranjero, según  consta  en los registros de palacio. ¡Qué  vaina! ¡Tan grande y diciendo mentiras!

Por ahora, el suspenso queda : ¿tendrá  el coronavirus el señor Presidente?  ¿ Lo  tendrá la señora vice presidente  que estaba  al lado de el?  Aclaro: no creo que estuvo cerca para  salir  en medios –  sino  por  el sentido del deber. A ella,  que  era tan buena  conversadora, a decir verdad, la tienen bastante  marginada. Mas bien debería   hacer lo contrario- pensé cuando escuché la noticia y cuando un periodista señaló que  ella había estado junto al Presidente en varias ocasiones.  ¿Por qué  ha debido hacer lo contrario?  Es decir, alejarse lo más posible   del Palacio de Nariño.  Me atrevo a   mencionar una frase que   no es    educado pronunciar ahora:   “En caso dee… ¿quién  queda al mando?”  

 Pasemos a otro tema. Ayer me sentí como si estuviéramos  en vísperas de  fin de año.  Tuve mis primeras experiencias, a los setenta y tres años, con el mundo  virtual de reunión por internet. No  vayan a pensar mal, pero tampoco que soy  una viejita en las últimas, como  a veces me dicen  con una  voz    compasiva: “Cuídate  mucho”, lo que  implica que   no van a ir mas  allá de esta  afirmación y  tampoco a resolver nuestros problemas. En  fin, como dicen, hay que verle el lado positivo a todo.

Volviendo a las  experiencias, el asunto  empieza con  recibir  el preocupante correo electrónico : Se    avisa que la reunión, la asamblea general,  el meeting , la clase,   se realizarán de manera virtual.   Tuve   dos en un día y  una en el día  anterior. En la  primera,  que era de la Asamblea general del edificio, nos fue bien porque   el  que sabía, un ingeniero, nos  la puso muy fácil.  Menos mal que  no era  un abogado ( pensé para mis  adentros, porque mis  colegas suelen explayarse en lo que no saben).

 En la   segunda, que era una asamblea gremial de periodistas,  el asunto no  funcionó muy bien. Aunque  muchos  periodistas están acostumbrados a los micrófonos,   se bloquearon cuando se trataba  de utilizarlos para otra cosa,  como es  participar  democráticamente en una asamblea general.  El problema   radicó en que volvimos  a la época de las caverna: mire  y calle.  Solo  se veía  en  la pantalla del  computador, la tableta o similares,  un recuadro en el que  aparecían   presidente y  director ejecutivo , de tal manera   que los demás no sabíamos si nos  escuchaban porque no apareciamos por ninguna  parte. El problema era agravado por el uso del micrófono.  Prefiero  la distancia y,  sobre todo, el agora griega o  el foro romano .

  Ah!  ¿La clase? resultó  buena  aunque poco interactiva , porque   solo  veíamos la cara del profesor y  no a los  demás, lo que  demuestra  que   internet, en materia de comunicación humana, está todavía en babia.
Bueno, querido diario, te  dejo  porque  tengo sueño. Hasta mañana.

¡ Y me olvidaba! Lo que más reconforta  el corazón:  ya  alguna gente se está  moviendo  para ayudar a los demás, en particular  a los   habitantes de  la calle y a los adultos  mayores sin recursos.  Ojalá  que la  emergencia económica  se acuerde de los  no pensionados. Que descanses,  diario querido. Como ves, escribí  poco  sobre el consabido  virus y mucho sobre el comportamiento humano.

 Asi es la vida.



Obra  Juan Camilo Restrepo Hollman









miércoles, 11 de marzo de 2020

POESIA EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS



nota : por disposición del  Gimnasio Moderno,   y en razón de la  pandemia, quedan suspendidos todos los  eventos públicos y  por  ende,  la presentación del libro, que ya se encuentra en librerías.

domingo, 1 de marzo de 2020

RECOMENDADO: PANDEMIA





UNA OPORTUNA MINISERIE DE NETFLIX DEL 2019 QUE ANUNCIABA LO QUE IBA A SUCEDER.

CONCLUSION : Más allá del miedo, o de la gripa anunciada, hay que estar preparados a lo inevitable, en esta ocasión o en otra.

 ¿Están Colombia y sus hospitales preparados para una pandemia?

Eso es lo que debe analizar el periodismo en vez de focalizarse en ¿cuándo llega el virus.?

 El mayor problema, en caso de Pandemia, es de logística y escasez de medicamentos. 

Pero  la responsabilidad de los medios de comunicación es extirpar los estereotipos según los cuales la gripa no es grave y nadie se muere de Gripa.  Pasados el suspenso  (y el costo) de  la  necesaria traída de los  colombianos  de China, pareciera  como si ya  no hubiera nada  más que  hacer sino esperar  la venida  del susodicho virus, y estar pendientes de la caída de las bolsas  y otros  menesteres económicos.  Tal vez a Usted le sucedió  lo mismo que a mí: que no había   visto a Pandemia  porque creía que era  una versión  más, repetitiva. Pero... 

Cincuenta millones de personas murieron de la llamada Gripe Española y  en ese entonces no había  aviones interoceánicos.

 En el nivel mundial, el remedio está en una vacuna que proteja de todas las clases de gripa. En India y Pakistan, o la Fundación Bill y Melinda Gates lo han entendido: de lo que se trata es de encontrarla lo mas rápidamente posible. 

 SUGERENCIA : Mientras tanto, vea la docuserie PANDEMIA y comparta esta reflexión. 
(Nota : no trabajo para Netflix pero lamento que nuestros medios no se ocupen del tema)


Y A PROPÓSITO, UN CONSEJITO PARA  NETFLIX...

... El  formato  le  está empezando  a quitar creatividad. Tanto en la serie mejicana sobre  narcos  
( " El  prisionero No 1) como en la  gallega  ( de la que me salí   en  el capítulo  23 por tener mas de cincuenta) estan  el rico, el poderoso, el pobre, el bueno,  el malo,  las armas,  las viejas que se acuestan con el esperado,  las que no  acuestan  con nadie,  los salones elegantes, los barrios pobres, etc etc.

 Pero también    aparecen los estereotipos, en particular el del colombiano-paisa-sicario-churro.

Dicho de otro modo, se está  coartando la libertad de crear tanto  en las  series   con cada  vez  mas capítulos insulsos   cuando   la serie es exitosa, como  en los  documentales ( salvo  el de Pandemia y  algunos otros).

 Por  el formato cada vez más evidente, los modelos  se replican.  Asi sucede  en el caso de las españolas, después de Gran Hotel y del tiempo entre  costuras  "La vida de Sira, una modista que llevada por el amor de un hombre, se marcha desde el Madrid convulso previo a la Guerra Civil a Tánger, donde sin querer se verá envuelta en una trama de espionaje."  etc etc
Ahora, Las chicas del cable termina pareciéndose a las   demás, por ser tan esquemáticas. Y la receta empieza a cansar.

Netflix  surgió como una  respuesta creativa  a los   medios  rígidos.  ¿Seguirá  siéndolo? Su reto es   sorprender, no por la cantidad de  dinero invertido,  sino por la escogencia y la calidad del producto, que dependen    de  la inteligencia de directores, guionistas. Ahora, al parecer,   tienden  o   se les obliga  al mismo formato, a meterle tiros y violencia etc  etc  bajo   el  supuesto de  un feminismo también  estereotipado.

Ojajá  entonces,  que Netflix   siga siendo lo que pretendía  ser, y no caiga en lo previsible.