Día 1. Que no panda el cúnico, como decía el chavo del ocho.
Por ahora, gozo del placer de redescubrir el encanto de la lentitud.
Como cuando tenía 10 años. Con la misma candidez, voy a empezar mi diario. Ya te contaré , querido diario, lo que me pasó hoy…
VIERNES 20 2020: la primera reacción al levantarme fue sentirme como si estuviéramos en vacaciones. Pero recordé la voz de nuestra alcaldesa que nos dijo anoche, con una firmeza convincente, que esto NO es un paseo.
Pero si es puente festivo… iba a replicarle pues, como se sabe, tengo un carácter bastante confrontador, pero me contuve. Menos mal, porque habríamos terminado en una discusión. De esas que le gustan tanto a las mesas de trabajo audiovisuales, que siguen empeñadas en polarizar, creyendo que eso es equilibrio. Con excepciones, hay que ser justos, como la RCN de Yolanda Ruiz, muy cuidadosa evitar la peleadera.
¿Quieres un ejemplo, querido diario? Al menos en mi terruño, los grandes medios siguen ahora empeñados en que el Presidente y nuestra alcaldesa peleen. Por fortuna, ella no se dejó, y a las frases undívagas e interminables de nuestro Presidente, contestó con un fulminante rosario ( laico) de instrucciones, las cuales no admitían alegato por parte de los ciudadanos.
Aquello de que “se obedece pero no se cumple” de la colonia española quedó como “se obedece y se cumple. Punto”, llámese simulacro o lo que sea. Me gustó, porque estamos hartos de que nos hablen como si fuéramos unos niños o, a decir verdad, en mi caso, como unos viejos gagás.
La ternura la dejo para mis nietos y mis otros afectos¿Quieres otro ejemplo, querido diario? “ cuidemos a nuestros abuelitos” - dijo el Presidente cuando nos obligó, a los de mas de 70 años , a quedarnos dos meses en la casa, lo que de todas maneras íbamos a hacer para protegernos, porque ya somos mayorcitos y si nos lo dicen una vez, pues bueno. Pero me pareció una manera poco elegante y muy melosa ( ese nuestros tan incluyente) de tratarnos.
Pero no quiero maltratar al señor Presidente. Bastante tiene con arrepentirse de haber citado, hace nueve días, a todos los gobernadores del paìs a una incómoda reunión presencial que duró 7 horas, hablando babosadas como me dijo una fuente cuyo nombre me guardo en reserva, para que no corra el riesgo de que lo despidan. En todo caso, el presidente los hizo viajar, a algunos desde muy lejos, para poca cosa. Como dirían Tola y Maruja, ni siquiera nos dieron pandeyuca. Pues bien, ahora se confirma que el gobernador del Cauca, perdón, el alcalde de Popayán, tiene el coronavirus.
“Lo positivo? Al menos, ciertos medios espectacularoides tienen tema. Ahora, en vez de pelear, están investigando: ¿ A quien abrazó el señor Alcalde de Popayán? Eso ayuda – pensé positivamente para mis adentros, a que se deje la mala costumbre colombiana de que todo el mundo se dé desganados besos en las mejillas para saludar. Me refiero especialmente a las mujeres, y no porque seamos bonitas o feas, jóvenes o viejas, sino que es en el fondo, una manera de demostrarnos que nos quieren aunque se piense lo contrario. Pero , tan pronto como había pensado lo anterior, apareció otra noticia: el alcalde negó haber viajado catorce días antes a un país extranjero, según consta en los registros de palacio. ¡Qué vaina! ¡Tan grande y diciendo mentiras!
Por ahora, el suspenso queda : ¿tendrá el coronavirus el señor Presidente? ¿ Lo tendrá la señora vice presidente que estaba al lado de el? Aclaro: no creo que estuvo cerca para salir en medios – sino por el sentido del deber. A ella, que era tan buena conversadora, a decir verdad, la tienen bastante marginada. Mas bien debería hacer lo contrario- pensé cuando escuché la noticia y cuando un periodista señaló que ella había estado junto al Presidente en varias ocasiones. ¿Por qué ha debido hacer lo contrario? Es decir, alejarse lo más posible del Palacio de Nariño. Me atrevo a mencionar una frase que no es educado pronunciar ahora: “En caso dee… ¿quién queda al mando?”
Pasemos a otro tema. Ayer me sentí como si estuviéramos en vísperas de fin de año. Tuve mis primeras experiencias, a los setenta y tres años, con el mundo virtual de reunión por internet. No vayan a pensar mal, pero tampoco que soy una viejita en las últimas, como a veces me dicen con una voz compasiva: “Cuídate mucho”, lo que implica que no van a ir mas allá de esta afirmación y tampoco a resolver nuestros problemas. En fin, como dicen, hay que verle el lado positivo a todo.
Volviendo a las experiencias, el asunto empieza con recibir el preocupante correo electrónico : Se avisa que la reunión, la asamblea general, el meeting , la clase, se realizarán de manera virtual. Tuve dos en un día y una en el día anterior. En la primera, que era de la Asamblea general del edificio, nos fue bien porque el que sabía, un ingeniero, nos la puso muy fácil. Menos mal que no era un abogado ( pensé para mis adentros, porque mis colegas suelen explayarse en lo que no saben).
En la segunda, que era una asamblea gremial de periodistas, el asunto no funcionó muy bien. Aunque muchos periodistas están acostumbrados a los micrófonos, se bloquearon cuando se trataba de utilizarlos para otra cosa, como es participar democráticamente en una asamblea general. El problema radicó en que volvimos a la época de las caverna: mire y calle. Solo se veía en la pantalla del computador, la tableta o similares, un recuadro en el que aparecían presidente y director ejecutivo , de tal manera que los demás no sabíamos si nos escuchaban porque no apareciamos por ninguna parte. El problema era agravado por el uso del micrófono. Prefiero la distancia y, sobre todo, el agora griega o el foro romano .
Ah! ¿La clase? resultó buena aunque poco interactiva , porque solo veíamos la cara del profesor y no a los demás, lo que demuestra que internet, en materia de comunicación humana, está todavía en babia.
Bueno, querido diario, te dejo porque tengo sueño. Hasta mañana.
¡ Y me olvidaba! Lo que más reconforta el corazón: ya alguna gente se está moviendo para ayudar a los demás, en particular a los habitantes de la calle y a los adultos mayores sin recursos. Ojalá que la emergencia económica se acuerde de los no pensionados. Que descanses, diario querido. Como ves, escribí poco sobre el consabido virus y mucho sobre el comportamiento humano.
Obra Juan Camilo Restrepo Hollman |
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