Una ventaja de ser abuela cibernauta en
plan de navegación por las
redes sociales es no
obsesionarse por conquistar el nuevo
mundo, que en lo virtual se llamaría “likes”, audiencia, “amigos”, seguidores. Otras
ventajas: no dejarse conquistar, es decir, no dejarse avasallar por la onda de la hipersupervelocidad y la inmediatez. Simplemente, tratar de entender y debatir sin pelear.
Llegué tarde la primera vez que me invitaron a esa extraña
nave llamada hangout - [1]que hasta hace
segundos no sabía qué era como tampoco
por qué streaming se llama así,
aunque en tiempo real acabo de
averiguarlo[2]. Me
sorprendió un mensaje de invitación que brotó de pronto en la pantalla de mi computador y me preparé sicológicamente para el
arriesgado viaje.
Cuando pude conectarme, comprobé que al
menos había otros, no tan abuelos, pero no tan
jóvenes como los que se supone
son mayoría en las redes, es decir, los hipersuperjóvenes veloces. Vi en un recuadrito a Mario Morales (Defensor del televidente del canal 1 y
profesor de la Universidad Javeriana). Otras dos niñas, que nunca vi, me llamaron por teléfono, seguramente al
percibir mis intentos fallidos: me guiaron como a cualquier ciego mental para
poder “entrar”. Un muchacho
joven conducía la conversación , y reconocí , cuando dijeron su nombre, a una
columnista de El Espectador, Catalina Ruiz-Navarro, también
joven, que había admirado sin
conocerla por la lectura
de sus artículos.
Para no dejarme abrumar por la
tecnología, y una vez
entrados en materia (pues era algo sobre ética y periodismo), me
lancé al que ha sido mi
deporte favorito, es decir perturbar,
chuzar (se entiende que intelectualmente), desafiar (no con
insultos sino con preguntas), todo con el propósito de avanzar y no estancarse. Mi
complejo de inferioridad supuso que los
del hangout suponían que,
según el estereotipo de moda, los viejos
somos, además de bobos e inexpertos, huecos
y con un contenido desueto, porque quien no corre y no es veloz no es
capaz de un pensamiento original.
Salí airosa de esta primera prueba. Estos
jóvenes, que me parecieron pilosos
y aventureros, y cuyo nombre no conozco mas allá de llamarse hangout del periodismo, me enviaron
luego el citado mensaje que brotó súbitamente otra vez en
la pantalla de mi computador,
para anunciarme un tema para mi tan ignoto como los huecos
negros del ciberespacio: el streaming, invitándome como simple espectadora.
Como volví a llegar tarde a la
cita cibernáutica no pude hacer las preguntas que me picaban la lengua, porque solo vi y escuché la conversación en diferido .
Los participantes eran
Alba Mora Roca,
de El PAÍS [3]
virtual de México, que de entrada lanzó
a mis coterráneos periodistas mayores de 25 (y mucho mas a los septuagenarios) lo que llaman en boxeo un “derechazo”: ya no podemos hacer videos como en el
2008. Hay que estar aquí ahora insertándose en el lugar de los hechos y subirlos en tiempo
real, para contar la historia.” ¡Y yo
que recordaba mis tiempos de directora
del Noticiero Promec (años ochentas),
cuando había que llevar la “torta” de notas televisivas a Inravisión, en un jeep
a cien kilómetros x hora, raudos por la 26, sin posibilidad de cambiar nada
y después de exasperantes horas
de edición!
El
otro participante, que en términos de mi analfabetismo
funcional equivaldría a bachiller,
se llamaba Mikele Keyisev o algo
así, y confesó que ya era viejo, es decir que tenía 39 años. Me pareció menos obsesionado
con la velocidad y más por los contenidos, mientras Alba decía :
“ el circuito noticioso ya es en tiempo real ; es de minuto a minuto”. Aunque
lo afirmaba con mucha seguridad y calma,
me pregunté si ella no padecía de angustia cuando trabajaba y si El País
de Madrid le pagaría las sesiones del sicólogo para resistir
semejante presión.
En todo caso, ella explicó con enorme propiedad
que los desuetos videos del 2008 no servían ahora porque los
videos se hacían en directo desde los móviles .
Cuando se le preguntó cual era la
posibilidad de innovar, contestó“ En El
País de España el medio está muy
establecido; en cambio en el de Colombia, México y en general Latinoamérica no nos conocen y eso nos da una libertad enorme” . Me gustó muchísimo eso de la libertad y la chica – como dicen los españoles- llegó a
impresionarme cuando al final dijo
dos frases muy sensatas: que los videos que calificaban
como “obras maestras “- así no los llamó ella sino el
conductor- , no eran tan efímeros
porque los subía en Bimeo y allí los guardaba. También insistió
en que la permanencia en las redes dependía de la calidad.
Me sonó eso de “insertarse” en el lugar de los hechos. Como analista de medios me sentí a mis anchas pues
aunque ella no lo crea, me he
dedicado al ejercicio –esporádico- de
insertarme desde mi hueco cibernáutico en tiempo real, con la arriesgada misión de formar audiencias o usuarios.
Por ejemplo, critico por twitter
y en tiempo real, la manera como
algunos medios Colombianos dan
las noticias. En particular, los
oligopolios RCN y Caracol, en los noticieros de TV del mediodía, cuando utilizan videos de no-tiempo
real suministrados por la policía para mostrar sin contexto nuestra desastrosa delincuencia.
O cuando ponen a pelear a los invitados de programas llamados de opinión,
lo que los coloca, no en el ancho mundo de lo real sino en el pequeño de los insultos.
En
cuanto al catalán Mikele,
cuyo apellido no pude leer completo (en las redes
parece tener más importancia el nombre que el apellido) me llenó
de buenas frases como “ el éxito
de un Facelive no depende
de volverse viral”; o
cuando dijo que en facebook no hay
solo pendejadas (no fue su expresión)
sino excelentes reportajes – “en tiempo real”- subrayó
de nuevo Alba, mientras que él dio como ejemplo los que creo mas decantados de Aljazeera.
Lo
que mas me gustó, a decir verdad, fue
cuando Alba mostró todos los aparatos que se
adicionan a los móviles, y que hoy en
día permiten a todo el mundo, incluidos periodistas, hacer
videos de excelente calidad, en particular los estabilizadores de imagen, los
micro-micrófonos y mejoradores
de audio, así como unos minúsculos trípodes,
ni soñados. Todo lo cual remplaza
las pesadas caseteras de mi infancia mediática y aún lo que hoy llaman mochilas, las cuales
se siguen cargando al hombro (
con mucho menos peso, por supuesto) para
garantizar la Alta Definición.
Frente a
tanta tecnología, me dio cierto
pesar cuando a los chicos del hangout
se les congelaba la imagen de los invitados y no se sincronizaba con el audio.
En todo caso, en ellos vi la verdadera innovación, más bien por los temas que han tratado
en sus 80 emisiones,
que buscan mejorar no solo
la tecnología sino los
contenidos del periodismo.
Aprendí que en Colombia hay tres plataformas
de streaming con distintas
idiosincrasias y lenguajes que
según explicaron son Snap Chat, Periscope ( para flashes o micro noticias) de dos o tres
segundos y Facebook que da “más licencias creativas” y que en todo
caso permiten una ·”hibridación
interesante”. Y supe lo que
ya sabía, que en lo virtual como en lo real, hay una
lucha cruenta para apropiarse del negocio.
Eso sí, quedé con
un montón de preguntas entre el tintero (excusen la desueta expresión). Por ejemplo: ¿qué tanta
importancia tiene el tiempo real frente a la necesidad de contextos y
proyecciones. Y de qué sirve tanta
carrera si los ciudadanos pueden estar
donde todo sucede, es decir, el
mundo real. En todo caso, volví a mi hueco
de abuela cibernauta, a mi libro
digital y al tiempo real de mi tranquilo paisaje sabanero.
Pero también practicaré el tal https://hangouts.google.com
Desde luego, si quieren saber más de periodismo digital, vayan a Hangout Periodismo porque, como dijo Mikele, " la brecha digital no se está ampliando, sino al contrario".
De todas maneras guarden su calma y tranquilidad. No se queden, como los abuelos o los redactores de antes, diciendo “todo tiempo pasado fue mejor”. Pero tampoco como los jóvenes hipersuperveloces, pensando que nunca van a envejecer.
Selección de 22 entradas que dan una visión analítica y crítica de por qué somos así los colombianos y cómo se pueden superar la discursividad y las diarreas mentales.
[1] Hangout, según el
diccionario Collins tien dos acepciones:
pasar
el rato o colgar ¿Cual prefiere? Según hangout de periodismo es
videoconferencia . ¿Qué tal algo más
corto, en español?
El Streaming en inglés viene de stream,
una corriente de agua que fluye ¿Ha averiguado alguien como se podría
llamar en español si es virtual? ¿Sugerencias?
El streaming
(también denominado transmisión, transmisión por secuencias, lectura en
continuo, difusión en continuo o descarga continua) es la distribución digital de multimedia a través de una red de
computadoras, de manera que el usuario consume el producto (generalmente
archivo de vídeo o audio) en paralelo mientras ...
http://bit.ly/218oyEC
[3] El director de El
Pais, Antonio Caño, anunció en marzo de este año el salto digital, y también , que tendrá como meta las audiencias latinoamericanas. En
cuanto a lo primero, todavía le falta mucho para convencer
a su equipo de redacción en Madrid, que reaccionó con indignación al
susodicho salto (ver foto ). Pero no me
cabe duda de que así sucederá con los medios escritos, que tarde o temprano deberán aceptarlo, y sus
redactores más viejos, vencer sus miedos. El problema: ¿tendrán los “nuevos” periodistas la
suficiente capacidad para crear contenidos que implican ir más allá del obsesivo
tiempo real?
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