martes, 9 de febrero de 2016

PERIODISMO: ENSEÑANZAS DE LA NOBEL, DE CORONELL Y DE LOZANO




Hace algunos  años,  ciertos “ intelectuales” pensaban que el periodismo era un  estadio inferior de la  literatura, el trabajo de una  especie de Pitecantropus.

  Algunos académicos  de  ciencias  sociales  distintas   de  comunicación  o periodismo también  pensaban -  y subsiste  a veces  la creencia-  que  los periodistas  eran, por añadidura, Pitecantropus útiles  como  fuente para sus  propias investigaciones,  lo que los exime de acudir  al, a veces,  riesgoso  trabajo de campo.   Algunos daban o dan  el crédito  correspondiente y otros ni siquiera las gracias. 

En todo caso, sigue latente  la  percepción, por parte de algunos receptores  y fuentes, que todos los  periodistas son manipulables o ignorantes.

Quizás  los obstaculos  más graves que existen  para la convivencia en Colombia  son de tipo mental. Tienen mucho   que ver con  las  representaciones  sociales, los imaginarios, los estereotipos, las actitudes despreciativas o excluyentes en  la  manera como se comunican  y valoran  los colombianos.  Hay exceso de apreciaciones generales  y abstractas del estilo “el Congreso es corrupto” o “ los periodistas  son  irresponsables”

En periodismo, pongo como ejemplo  tres hechos  que han demostrado  lo equivocados que son  este tipo de criterios generalizadores.

 El primero  salta a  la vista,  aunque no para todos:  la premio  Nobel  de literatura, Svetlana Alexiévich,  es  una periodista. No solo por su trayectoria, sino por  su manera de escribir y de ir a las fuentes primarias.  

Su  libro “la guerra   no tiene rostro de mujer”[1] parte de una   excelente idea,  que  yo sepa, ha sido  muy  poco utilizada:  describir la realidad de  la guerra  desde lo femenino.   Pero no desde la mirada  habitual de las  víctimas, como  se suele estereotipar, sino de  las guerreras.   Y acude a un método esencial del periodismo: la entrevista. [2]

 En este libro, el hilo  conductor es la explicación  de cómo la autora busca y encuentra  esa manera diferente  de ver. Es también una  excelente  lección de  periodismo.  Por ejemplo, no  hizo  UNA (como sucede mucho entre nosotros)  sino  QUINIENTAS entrevistas a mujeres combatientes en la   Segunda Guerra Mundial. 

 Svetlana Alexiévich, como buena periodista,  se  hace  preguntas,  muchas preguntas  para  llegar al meollo del asunto:  es decir, sensibilizar a los indiferentes  sobre  del horror de la guerra. Por  supuesto,  sin caer  en la pornografía insultante  respecto del dolor o de la inseguridad  ciudadana como la que se observa en los noticieros del mediodía de RCN y Caracol.

 Vuelvo a la Nobel, con  una  de sus primeras preguntas:  ¿cuales son los criterios   para   seleccionar?   ¿El oficio puede   distinguir a una  combatiente  antes panadera de otra que no lo  fue?

También hace  las preguntas  más difíciles, que  tienen que  ver consigo misma:     “¿ En qué   consiste mi conflicto con el poder?”. Y se responde:

 “ ya lo he descubierto:  las grandes ideas  necesitan  seres humanos pequeños (corrijo  a  la    traductora que usa la palabra  hombres ) no les interesan los grandes seres humanos.  Yo, en cambio, busco al `pequeño gran ser humano. Ultrajado, pisoteado, humillado, aquel que dejó atrás los campos de Stalin y las traiciones, y salió ganador. Hizo el milagro .”[3]

Escuchar a las no escuchadas  la lleva  a  preguntarse: “¿Cual es la frontera entre  lo humano y lo inhumano?“  En el fragor de la guerra  ( y de la violencia, agrego)  ¿cual es la diferencia entre muerte y asesinato?  “Ya no puedo percibir  la guerra como un hecho histórico,  cada vez la  verdad  es mas insoportable”-  concluye.


Y allí,  en la  la búsqueda   del pequeño  gran ser humano se encuentran la Nobel,  el  columnista  Coronel, con sus denuncias y  Pilar  Lozano, por mucho  tiempo  corresponsal del  Pais de España en Colombia,  siempre interesada  por la manera como los niños ven el mundo, http://bit.ly/1nYQQV1 perspectiva que la acompaña cuando escucha los ojos,  la  voz, y lo que tienen que decir los   niños  que vienen  del combate.

Todos tres se encuentran en un mismo territorio : la sencillez   con la  que explican  en qué consiste  su trabajo de base, la reportería.

Esta semana en Colombia  se hablará mucho de periodismo y su  fiesta del 9 de febrero, se enviarán muchas felicitaciones, algunas sinceras, otras menos .  Pero poco se menciona a los  “ hombres de la calle” como decía  José  Salgar,  y  se indaga  demasiado  sobre qué piensan , hacen, dicen, prometen las cúpulas.

Para  Coronell bit.ly/1m6APKX   no es  un tumbador de  funcionarios,  no es juez, no es un jefe de prensa. Debe, en cambio,  desconfiar de las versiones oficiales y jamás asumirlas como ciertas.  Debe averiguar  cómo se toman  las decisiones  que afectan a  estos pequeños grandes seres humanos,    y como se gasta el  dinero público.En poner como   destinatario al  ser  humano y no los hechos   que  algunos de nuestros periodistas  califican con tanta ligereza como ”historicos” se lograría  una mejor convivencia y los seres humanos  se verían  más   como ciudadanos que como enemigos.


En el caso de la guerra y  de los acuerdos de La Habana, el ejemplo de la Nobel, pero también el de Pilar Lozano con los niños que crecieron  en la guerra deberían motivarnos  para  entender  mejor  el resultado del  odio o la ignorancia   del otro. Los testimonios  de la  guerra  en la que participan las mujeres  como guerreras  muestra  la cara  oculta del dolor de los soldados, que frente a la muerte  no son  rusos , ni alemanes:  unos jovenes,  unos  niños   una muerte segura,   en la  que ya  el  combatiente, desnudado de  sus ideiologias   , se convierte en   un simple ser  indefenso .

Ojalá    en  este 2016 se retorne,  valorándolos,  a quienes son los verdaderos destinatarios  del periodismo:    el ser humano,  los seres sociales, los ciudadanos. No las cúpulas y sus ridículas  peleaderas a las que  periodistas de ego alborotado  y de poca responsabilidad  amplifican como  cajas de resonancia.




[1] Svetlana Alexiévich, “ La guerra  no tiene rostro de mujer “ , colección Debate, Penguin Ramdom-House, grupo Editorial,  SAU , Barcelona 2015
[2] Sea dicho  de paso, en Colombia se  confunde entrevista con reportaje  y no pocos  lectores  dicen “ me gustó el reportaje que se  hizo a tal o cual personaje”  cuando se trata de una simple entrevista, en  la cual lo más  importante son las  preguntas  y no el contexto. El reportaje es mucho más trabajado que la entrevista.
[3] Página 26 : “ ya lo he descubierto:  las grandes ideas  necesitan hombres pequeños, no les interesan los grandes hombres. Un gran hombre es excesivo e incómodo. Es dificil de moldear. Yo en cambio busco al pequeño  gran hombre.  Ultrajado, pisoteado, humillado, aquel que dejó atrás los campos de Stalin y las traiciones, y salió ganador. Hizo el milagro.
La historia de la guerra ha sido  reemplazada por la Historia de la Victoria.
Pero él, mi hombre, nos contará…” ( sic)

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