jueves, 18 de julio de 2013

¿ Por qué quienes declaran que las protestas sociales son un elemento fundamental de la democracia sobresalen por su mal manejo?

PROTESTA  SOCIAL  EN TEORÍA Y EN LA PRÁCTICA 

  Todo  el mundo  declara  que la protesta  social es un  elemento  fundamental de las democracias pero sobresalen por el mal manejo los sectores que así lo proclaman.  Algunos síntomas  e inquietudes:
 
1. ¿Es lo mismo “paro”, que “protesta social”, que “movimiento de masas” o que  “combinación de  todas las formas  de lucha?”  El país y  sus medios de comunicación no han sabido encontrar el lenguaje apropiado y las confusiones  generan más anomia social, consistente  en que el resto de los colombianos  no involucrados  hunde la cabeza en  las arenas movedizas o se dedica a  ver futbol.  

2. La confusión se incrementa  con las versiones  generalizadoras de los hechos. Un ejemplo comparativo  por lo positivo  fue el artículo de Salud Hernández [1]  en El Tiempo sobre  Catatumbo que,  a diferencia de muchos de sus colegas, desmenuzó  la situación  real  desmontando las teorías de la polarización ( “ todos  son  malos, todos  son buenos ; todos  tienen  razón, nadie  tiene  razón).

  Pero la mayoría de quienes cubren  el conflicto  ( sobre todo  si son medios audiovisuales) se limitan a situarse  en  donde haya  más pedreas y  enfrentamientos, tal vez para sentirse héroes  sin  tocarse ni mancharse.

Con esa actitud, le hacen juego a las manipulaciones de las partes (es decir, el  Gobierno, los  intereses  diversos que  pescan en río revuelto,  los protestantes en sus diversos matices). ¿Por qué  el cubrimiento  mediático de las  negociaciones no supo  analizar  a tiempo  las relaciones  con lo que se fraguaba  en El Catatumbo? ¿Por qué el  Gobierno separa  Habana y Catatumbo, más allá  de  lo obvio es decir que  las FARC  están  interesadas en todas las formas de lucha? 

3. Como  sucede  con la paz,  los problemas  empiezan cuando  hay  que definir la protesta social porque las reglas de juego  no son claras. Como  los imaginarios colectivos no saben que es la  protesta social (como tampoco se sabe qué  diablos es la paz) los linderos éticos de esa protesta  social no están  definidos. Los sectores que tienen que ver  con ella,  incluido el gobierno de turno, las definen cada  cual a su manera. De allí que la  FARC  de la  Habana  calle pero  incentive por debajo de  cuerda  y de allí también que el gobierno fragmentado pierda capacidad de análisis y de manejo de la situación. Un ejemplo  significativo fueron los ires del vicepresidente y los  decires del Presidente o la permanencia de una gestión ineficiente en la  Federación de Cafeteros que no ha sido  reconocida por Palacio.

4.  La obsesión  por la imagen no  resuelve  la protesta social.  En la sociedad del espectáculo, para utilizar la trillada frase de Mario Vargas Llosa,  lo que importa es la imagen. Pero se olvida que la historia  no la  escribe la imagen sino las contundencias y la claridad de posiciones  en momentos  coyunturales más allá  del impacto inmediato  de las apariencias , que diluyen los resultados .

5. El inmediatismo,  que ya se ha  analizado en relación con la  administración de justicia y  que se exige  o se  brinda para   la solución de problemas  estructurales, lleva necesariamente  a  bandazos, discontinuidades  e improvisaciones.

   ¿Habremos fracasado en darle  un  sentido  a la protesta social?  ¿ Qué responsabilidad  le cabe a cada sector?  ¿Se define la protesta social  sólo en los  términos primarios de  violencia , bloqueo  y  su reacción autoritaria? ¿Es nuestro país tan individualista que,  más allá de la carreta,  se muestra incapaz de conciliar  posiciones adversas?



[1] Que por cierto no es  siempre   santa de mi devoción

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