De primeras, sin mucho escarbar, las impresiones varían: para algunos, el diario se ha modernizado; hay nuevos y excelentes artículos
en secciones como “A fondo” y “Estilo”, con personas de talla mundial, o
periodistas y académicos, lo que
le da aire más allá de los atosigantes,
es decir, nuestros pequeños, eternos y
mezquinos temas de peleadera política.
En general -concluyen-,
se ha respetado la independencia del periodismo. La sección cultural es de verdad verdad para los jóvenes -lo cual
significa más imagen y menos texto de lectura en un país que no lee- en vez
de los antes aburridores ladrillos de
viejitos cansones por lo estudiosos. Dirán
los de más allá: siguen cansonas las páginas editoriales, en las que abundan funcionarios
que se sienten periodistas y escasean los intelectuales que quisieran escribir
con enfoques diferentes. También dirán otros que buenos periodistas como los de
la sección de Justicia y de la unidad investigativa, tienen – supongo – que
luchar para que no conviertan sus textos en bocadillos.
Para otros más, el diario de Sarmiento Angulo ha sido
cuidadoso en cubrir temas espinosos para el Grupo como la Ruta del Sol y sus añadidos;
se informa sobre el amado fiscal NHM de una
manera muy desapegada,
aunque fiel; Sarmiento padre no aparece sino en fotos de la página social con su encantadora esposa
y Sarmiento hijo solo ha aparecido en una entrevista de María Isabel Rueda con preguntas que fueron
las que uno quería hacer. Por cierto -analizarán algunos- con respuestas
no siempre tan específicas como para aceptar a priori lo que después otros medios, como Noticias Uno
y Semana, ampliaron.
Dicho de otro modo, las percepciones sobre el
distinto Tiempo de Sarmiento Angulo abundan como en botica. Eso sería un buen punto
de partida para los periodistas, jóvenes o no, pero
todo caso minuciosos, como
sucedió con Prisa y su angelical El País. También, una oportunidad para los académicos y
las Universidades si quisieran explorar el tema sistemáticamente, y siempre y cuando sus Rectores (como el ahora
Ministro de Comercio Exterior) o las
maestrías de alianzas con los
medios de comunicación ( léase Semana
y RCN)[1]no
se utilizaran como buen trampolín o
vitrina de credibilidad, sino para la
formación de grupos de investigación de alta calidad.
¿Qué va a cambiar
cuando se perfeccione la compra del 50% de Semana, anunciada de manera muy diplomática por su director
Alejandro Santos, entrevistado muy sagazmente por Yolanda Ruiz y Maria Elvira Samper?.
Sobre la mesa, varios factores se han puesto en favor y, a decir
verdad, muy pocos en contra. Que Semana
necesita financiación para la época digital, en la que, nos anuncian, pretende ser espectacular. Que para eso se estudiaron varias propuestas.
Que se escogió al Grupo Gilinski porque
sus inversiones son en el extranjero ( ¿se
habrá olvidado tan pronto, en un país
sin memoria, su pasado colombiano?).
Sin embargo, las perspectivas no son tan prometedoras; ni sobra preguntar cómo se
prepara para el futuro.
En realidad, pongo
el tema sobre la mesa, como he expuesto
inquietudes sobre el tema en este blog o en varias conferencias. La conversión
de Semana en grupo económico es una hazaña de Felipe Lopez , que por
cierto aclaro, es mucho mas respetuoso
del periodismo que Sarmiento y tan respetuoso como el Grupo Santo Domingo con el Espectador ( por eso Semana tiene a Alejandro Santos de Director), pero visceralmente empresarios.
Un ejemplo: en
los últimos años, para mitigar la evidente crisis, una respuesta “empresarial” de
Semana ha sido la proliferación de separatas insulsas y de un propagandismo
disfrazado de “ como tiene de cosas bellas Colombia”, que nada de periodístico es , con muy bonitas fotos,
pocos lectores. Revistas de satín, que nos han ido pintando el país de turismo o de “innovación” que nos gustaría ser. Tampoco me refiero, por supuesto,
a Soho, Jet Set y Dinero, que tienen
sus públicos especificos, o a
separatas efímeras y escasas sobre educación, o medio
ambiente, y ni siquiera a los mal
resumidos y analizados Foros. Me refiero a los contratados con departamentos, o temáticas como energía y carbón,
que son vitrina “periodística” de empresas, etc.etc., que confunden
la ficción o el “wishful thinking”
con lo real.
Publicaciones que reencauchan económicamente pero minimizan,
con el criterio de “paquete” , la
importancia de la Revista Semana, quizás la única, si no la primera,
que mantiene un ritmo constante, aunque decreciente, de investigación.
Ahora, se promete
- percibo que a regañadientes en los
periodistas por convicción y misión- un
futuro prometedor. No lo veo
tanto, por dos razones : que el Salvador vaya a ser el Grupo Gilinski que, como todo Grupo - incluido el encartado Santo Domingo- tiene
prioridades distintas de los
contenidos, sean digitales o no.
Porque en el
mundo mediático en el que la ficción se confunde con lo real, una cosa es la impajaritable conversión
total de medio escrito mal
llamado prensa a digital, es decir, al mundo cibernautico sin papel, pero otra cosa
es la financiación de ese esfuerzo.
Razón de más para
no alegrarse tanto con la noticia envuelta en
papel de regalo. Para analizar cúal será la composición de las Juntas
directivas y, sobre todo, lo que pida su Presidente o
mensajero del respectivo grupo. Razón de más, sobre todo, para esperar especial vigilancia de la Superintendencia en materia de competencia.
¿Sobra preguntar por qué?
No creo. Porque a pesar de las precauciones que, de buena fe, tomen los periodistas, medios en manos de cuatro o cincogrupos económicos tienen mayor poder. Porque la uniformidad en las noticias (es decir, el producto) tiene que ver con la libre competencia. Porque los contenidos no son tan solo contenidos de fábrica, sino producto de la creatividad humana. Por el embuchado de la ley TIC y, en fin, porque son muchos los temas que no pueden quedar entre el tintero. Perdón, que deben circular por las redes.
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No creo. Porque a pesar de las precauciones que, de buena fe, tomen los periodistas, medios en manos de cuatro o cincogrupos económicos tienen mayor poder. Porque la uniformidad en las noticias (es decir, el producto) tiene que ver con la libre competencia. Porque los contenidos no son tan solo contenidos de fábrica, sino producto de la creatividad humana. Por el embuchado de la ley TIC y, en fin, porque son muchos los temas que no pueden quedar entre el tintero. Perdón, que deben circular por las redes.
(Próxima semana: El
periodismo colombiano en su día y en su momento)
[1] Aclaro
que fui docente en la maestría de la Universidad
del Rosario y Semana, ahora + RCN , desde sus
comienzos. Y luego, bajo la coordinación de un muy notable académico, PHD de la Universidad de Torino, Alvaro Duque. Tomé la decisión de retirarme después de una larga conversación
con dos alumnos de la misma, en el paradero de un bus, en la que me plantearon a corazón abierto sus frustraciones como estudiantes. Al retirarme, pedí cita al decano dr. Patarroyo y expliqué los motivos de mi preocupación; Llamé varias veces a Alejandro Santos, a quien también admiro, pero nunca respondió mis llamadas.