jueves, 31 de enero de 2019

¿Qué significa la compra del 50% de Semana?





 ¿Qué ha cambiado desde que el Grupo Sarmiento Angulo compró el Diario El Tiempo, o desde que ESC contó la escueta historia de cómo fue la venta? 

 De primeras, sin  mucho escarbar, las impresiones varían: para algunos, el diario se ha modernizado;  hay nuevos y excelentes  artículos  en secciones como “A fondo” y “Estilo”,  con personas de talla mundial, o periodistas  y académicos,  lo  que le da aire más allá de los atosigantes, es decir, nuestros pequeños, eternos y  mezquinos temas de peleadera política.

En general -concluyen-, se ha respetado la independencia del periodismo.  La sección cultural es de verdad verdad para los jóvenes -lo cual significa más imagen y menos texto de lectura en un país que no lee- en vez de  los antes aburridores ladrillos de viejitos cansones por lo estudiosos.   Dirán los de más allá: siguen cansonas las páginas editoriales, en las que abundan funcionarios que se sienten periodistas y escasean los intelectuales que quisieran escribir con enfoques diferentes. También dirán otros que buenos periodistas como los de la sección de Justicia y de la unidad investigativa, tienen – supongo – que luchar para que no conviertan sus textos en bocadillos.

Para otros más,  el diario de Sarmiento Angulo ha sido cuidadoso en cubrir temas espinosos para el Grupo como la Ruta del Sol y sus añadidos; se informa sobre el amado fiscal NHM de una  manera muy  desapegada, aunque  fiel;  Sarmiento padre no aparece sino en fotos  de la página social con su encantadora esposa y Sarmiento  hijo solo ha aparecido  en una entrevista  de María Isabel  Rueda con preguntas que  fueron  las que uno quería hacer. Por cierto -analizarán algunos- con respuestas no siempre tan específicas como para aceptar a priori   lo que después otros medios, como Noticias Uno y Semana, ampliaron.

 Dicho de otro modo, las percepciones sobre el distinto Tiempo de Sarmiento Angulo abundan como en botica. Eso sería un buen punto de partida para los periodistas, jóvenes  o no, pero  todo caso minuciosos,  como sucedió con  Prisa y  su angelical  El País. También, una oportunidad para los académicos y las Universidades  si quisieran explorar  el tema sistemáticamente, y siempre y  cuando sus Rectores (como  el ahora  Ministro de Comercio Exterior) o las  maestrías  de alianzas  con  los medios de comunicación ( léase  Semana y  RCN)[1]no se utilizaran como  buen trampolín o vitrina de credibilidad, sino   para la formación de grupos de investigación de alta calidad.

¿Qué va a cambiar cuando se perfeccione la compra del 50% de Semana,  anunciada de manera muy diplomática por su director Alejandro Santos, entrevistado muy sagazmente por  Yolanda Ruiz y Maria Elvira Samper?.

 Sobre la mesa, varios  factores se han puesto en favor y, a decir verdad, muy pocos en contra.   Que Semana necesita financiación para la época digital, en la que, nos anuncian,  pretende ser espectacular.  Que para eso se estudiaron varias propuestas. Que  se escogió al Grupo Gilinski porque sus inversiones son  en el extranjero ( ¿se habrá olvidado  tan pronto, en un país sin memoria,  su pasado colombiano?).

Sin embargo,  las perspectivas no son  tan prometedoras; ni sobra preguntar cómo se prepara para el futuro.

En realidad, pongo el tema   sobre la mesa, como he expuesto inquietudes sobre el tema  en este blog  o en varias conferencias. La conversión de  Semana  en grupo económico  es una hazaña de Felipe Lopez , que por cierto aclaro,   es mucho mas respetuoso del periodismo que  Sarmiento y  tan respetuoso como el  Grupo  Santo Domingo con el Espectador ( por eso  Semana tiene   a  Alejandro Santos de  Director), pero visceralmente empresarios.

Un ejemplo: en los últimos años, para mitigar la evidente crisis, una respuesta “empresarial” de Semana ha sido la  proliferación de  separatas insulsas y de un propagandismo disfrazado de “ como tiene de cosas bellas Colombia”,  que nada  de periodístico es , con muy bonitas fotos, pocos lectores. Revistas de satín, que nos han ido pintando el país de turismo  o de “innovación” que nos  gustaría ser. Tampoco me refiero, por supuesto, a  Soho, Jet Set y Dinero,   que tienen  sus públicos especificos,  o a separatas  efímeras y escasas sobre educación,  o medio  ambiente, y ni siquiera a los  mal resumidos y analizados Foros. Me refiero a los contratados con   departamentos, o temáticas como energía y carbón, que son vitrina “periodística” de  empresas, etc.etc.,  que confunden  la ficción o  el “wishful thinking” con lo real.

Publicaciones   que reencauchan económicamente pero minimizan,   con el criterio de “paquete” , la importancia  de  la Revista Semana, quizás la única, si no la primera, que  mantiene un ritmo  constante, aunque decreciente, de investigación.

Ahora, se  promete  - percibo que a regañadientes en los  periodistas por convicción y misión- un  futuro prometedor.   No lo veo tanto,  por dos razones :  que el Salvador vaya a ser el  Grupo Gilinski  que, como todo Grupo - incluido el  encartado Santo Domingo-  tiene  prioridades distintas  de los contenidos, sean   digitales o no.

Porque en el mundo mediático en el que la ficción se confunde con lo real, una cosa es la impajaritable  conversión  total de  medio escrito mal llamado prensa  a digital,  es decir,    al mundo cibernautico sin papel,  pero otra cosa  es  la  financiación de ese esfuerzo.

Razón de más para no alegrarse tanto con la noticia envuelta en papel de regalo. Para analizar cúal será la composición de las Juntas  directivas y, sobre todo, lo que  pida su  Presidente o  mensajero del  respectivo  grupo. Razón de más, sobre todo,  para esperar especial vigilancia de la  Superintendencia en materia de competencia.


Foto de  artículo en Portafolio
¿Sobra preguntar por qué? 

No creo. Porque a pesar de las  precauciones que, de buena fe,  tomen los periodistas, medios en  manos de cuatro o cincogrupos económicos tienen mayor poder. Porque  la  uniformidad  en las  noticias (es decir, el producto) tiene  que  ver  con la libre competencia. Porque los  contenidos no son tan solo contenidos de fábrica, sino producto de la  creatividad humana. Por el  embuchado de la ley TIC  y, en fin, porque son muchos los temas que no pueden quedar entre el tintero. Perdón, que deben circular por las redes.

(Próxima semana: El periodismo colombiano en su día y en su momento)






[1] Aclaro que  fui docente en la maestría de la Universidad del Rosario y Semana, ahora + RCN ,  desde sus comienzos. Y luego,    bajo la   coordinación de un muy notable  académico,  PHD de la Universidad de Torino,  Alvaro Duque. Tomé la decisión de retirarme  después  de una larga conversación con  dos alumnos de la misma,   en el paradero de  un bus,   en la que me plantearon   a corazón abierto sus frustraciones como estudiantes.  Al retirarme, pedí cita  al  decano  dr. Patarroyo y expliqué los motivos de mi preocupación; Llamé varias veces a Alejandro Santos,   a quien también admiro, pero  nunca respondió mis llamadas.   


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