Opiniones desde distintas percepciones |
Centenares de Periodistas despedidos en El Tiempo y la revista Semana; el atropello de accionistas mayoritarios a Noticias Uno;
El Espectador con cada vez menos investigación y cada vez más páginas de publicidad (propia del Grupo o ajena). Redes sociales en las que abundan estériles lamentos o acusaciones mutuas entre egos de periodistas, pero que, también, destapan lo que no sale en la información sobre medios: esa es la parte oscura de la tan elogiada “libertad de prensa”.
Agréguele la consabida actitud de hagámole pasito gubernamental, que viene de tiempo atrás, de la Super Intendencia de Industria y Comercio frente a posiciones dominantes de las empresas concentradoras de medios. Y soterrados acuerdos ilegales entre medios y anunciantes…
Agréguele la consabida actitud de hagámole pasito gubernamental, que viene de tiempo atrás, de la Super Intendencia de Industria y Comercio frente a posiciones dominantes de las empresas concentradoras de medios. Y soterrados acuerdos ilegales entre medios y anunciantes…
Pero, sobre todo, una creciente fragilidad del periodismo independiente. Asociaciones de periodistas que mencionan el tema laboral con timidez, como la FLIP o a veces renacen con comunicados contudentes como el CPB. Cohortes de egresados de facultades de comunicación social que miran con pesadumbre un futuro incierto…
En la que empieza a llamarse “crisis” del periodismo colombiano, hay alarma pero también miedo a detectar realidades que, al parecer, se vuelven “innombrables”. Por ejemplo, extraño que una académica como Sandra Borda, entusiasmada por el poder mediático, no las mencione en su diagnóstico. Comprensible que Periodistas como Yolanda Ruiz , Juan Roberto Vargas, o Maria Elvira Samper traten de luchar desde adentro para que se respete al periodismo. Oportunas referencias de Vladdo o Carlos del Castillo. Pero el alboroto de los despidos se desvanece. ¿Sucederá lo mismo con el atropello a Noticias Uno?
Cuando uno está afuera y es abuela cibernauta, se permite hacer algunas preguntas cuyas respuestas subrayan causas no mencionadas. Por ejemplo :
¿Qué pasó cuando los los grupos económicos se dieron cuenta de que habían invertido donde no tocaba?
Un pasado “glorioso” en que los medios de comunicación eran un Cuarto Poder, (aunque, a decir verdad, más bien el trampolín para la Presidencia de la República o para promover políticamente hazañas económicas) los llevó a invertir en lo que ahora descubren es un pésimo negocio.
Eso de comprar medios para que fueran apéndices de sus voracidades no resultó tan productivo como creían ( porque de lo contrario, no habrían gastado el dinero en eso). El negocio es cada vez más malo y el “producto” del periodismo- cada vez menos útil.
A Sarmiento Angulo no le sirvió El Tiempo para tapar lo de Corficolombiana ni siquiera con una referencia escuálida a su éxito en la Bolsa de Nueva York, o las obras de caridad de la nuera en las páginas sociales. Eso, en términos de rentabilidad, es demasiado poca cosa. ¡Pobrecito!
En otros casos, como el de las gaseosas, a Ardila Lulle terminó fastidiándolo tener que lidiar con la sico-rigidez Uribe-afectiva de Claudia Gurisati. Además, le ha ido pésimo con el canal, y ni siquiera pudo defender a sus gaseosas de las injustas acusaciones de Redpapaz, porque créanme, lo que engorda a los niños es la falta de ejercicio. Caracol se defiende mejor con sus series y su apoyo al buen cine, pero, a decir verdad, también le importa poco el periodismo. Eso sí, mientras no se pisen callos. Por eso hay tantos videos suministrados por la policía sobre hurto y tan pocas sobre corrupción; por eso las secciones económicas tienen que ser insípidas, tanto en radio como en TV, y por eso solo se admiten unas notas de Mauricio Gómez, pero de vez en cuando.
Ni siquiera la ilusión pasajera de independencia de los primeros dueños de Noticias Uno pudo sobreponerse a la mala inversión, al intentar imitar a los cacaos. Peor negocio resultó haber acudido a capitales buitre, como los de Hemisphere, que solo buscan PROFIT o conexiones y a los que les importa un higo lo que es el periodismo. Mucho mejor ese basurero de pasiones y perversiones de latinos que es Caso Cerrado, o los costosos Guerreros que inventan competencias.
Otros apostadores, como Don Yamid, creyeron que firmar contratos con el Ministerio de Agricultura de Irragorri, ( ver https://elexpediente.co/yamid-amat-el-preferido-de-santos-15-mil-millones-en-mermelada-facil-de-min-agricultura/ ) o tener de aliado económico al Fedegan de Lafaurie sería rentable. Ni hablar del discreto socio, el ex presidente Gaviria, que ni siquiera ha podido meter un publirreportaje.
Otros apostadores, como Don Yamid, creyeron que firmar contratos con el Ministerio de Agricultura de Irragorri, ( ver https://elexpediente.co/yamid-amat-el-preferido-de-santos-15-mil-millones-en-mermelada-facil-de-min-agricultura/ ) o tener de aliado económico al Fedegan de Lafaurie sería rentable. Ni hablar del discreto socio, el ex presidente Gaviria, que ni siquiera ha podido meter un publirreportaje.
En cuanto al Espectador de Santodomingo y Córdoba, también debe estar hasta la coronilla con ese pésimo negocio. Pensarán, con razón, que tienen las manos atadas porque el nombre de los Cano y los sufrimientos de El Espectador son demasiado sagrados en Colombia como para intentar siquiera un cierre soterrado. Más vale pasar agachaditos en la mediocridad, tapada por buenos columnistas.
¿Qué pasó cuando los inversionistas concentradores se dieron cuenta de que su negocio era pésimo?
El periodismo hace lo que puede en un eco-ambiente tóxico |
Pues decidieron lo que cualquier empresario razonable: recortar gastos. En cualquier negocio y de eso saben mucho los grupos económicos, además de mantener buenas relaciones con el poder de turno sin pisarle los callos, lo mejor en Colombia es romper el hilo por lo más delgado. Y lo más delgado, por supuesto, es despedir a los periodistas de trayectoria, reemplazándolos por primíparos.
Otro remedio: acabar en lo posible con unidades investigativas, y cuando aparece un inversionista como Gilinski, hacer como Semana: después de despedir a los periodistas más experimentados y reemplazarlos por primíparos de bajos sueldos, llenar la revista de bocadillos sobre temas internacionales intrascendentes. O rellenar secciones como Vida Moderna, hacer foros que suplan la investigación, y llamar “información comercial” a los publirreportajes.
¿Qué pasará cuando , como sucede con tantas crisis, ésta se diluya en otras crisis?
Las nuevas opciones pueden ser más constructivas o más destructivas para el periodismo. ¿De qué depende? Dejo el suspenso para la parte II , el próximo jueves.
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