BIBLE AND SWORD
BARBARA W. TUCHMAN
https://es.wikipedia.org/wiki/Barbara_Tuchman
England and Palestine from The Bronze Age to Balfour
1984 ballantine books
Hoy en día, hay gente que cree que los libros envejecen para peor, como los seres humanos. Por eso no leen sino los libros o las reseñas de lo último, lo acabado de salir, como si fuera lo mejor .
Por eso agradezco haberme tropezado con un libro (no importa el dónde de la biblioteca, el cómo ni el cuándo) que me dio luces sobre aspectos ignorados totalmente por los cubrimientos mediáticos que hoy solo se refieren a un puñado de nombres: Gaza, Palestina, Israel , Hamás, si acaso Líbano, Jordania, Irán y Medio Oriente, o las manifestaciones en favor y en contra.
Barbara W. Tuchman, fallecida en 1989, es una historiadora estadounidense cuyo mérito es la audacia en los planteamientos. Por supuesto, investigados y demostrados. A mi modo de ver, detalló la almendra de lo que es el conflicto actual en Palestina y su imposible solución.
¿Por qué me pregunto, en las raíces de lo que es hoy el mas patente ejemplo de que la humanidad no ha superado la barbarie, no figura un imperio que tuvo mucho que ver en el desarrollo insensato del ovillo histórico -el británico- ? Pero además, ¿Cuál fue el peso político y emocional de un libro que , más allá de su enorme importancia desde el punto de vista religioso, ha determinado muchos otros acontecimientos violentos y fanáticos: la biblia? Pero vamos al grano, y entremos al tema.
LOS PEREGRINOS DEL NORTE DE EUROPA
En el caso de Inglaterra -hoy Gran Bretaña- un mojón olvidado en los recuentos contemporáneos nuestros es la llamada declaración de Balfour de 1917 . Un “extraño gesto” - comenta la autora, en la guerra contra los turcos: voluntariamente, los ingleses incluyeron dentro de su obligación como país conquistador y mandatario de un protectorado , “que el país estaría abierto a la repoblación del pueblo judío”.
La autora señala dos aspectos que motivaron esa declaración: el político y el religioso. El interés del libro está precisamente en el por qué de esa declaración que se volvió un hecho jurídico, pero también, una cadena de consecuencias que amordazaron a Palestina hacia uno de los destinos mas crueles e insensatos que ha vivido la humanidad.
En el aspecto religioso, la narrativa de los orígenes de no pocos pueblos europeos encuentra esencialmente su fuente de fe en la biblia. A pesar de sus aspectos reconfortantes y positivos - siempre es importante saber de donde venimos-, ha sido también el pozo profundo de las guerras y de los odios. “de los 12 apóstoles, Roma escogió a Pedro, España a Santiago, Francia a Felipe (¿?). El orgullo nacional no podía quedar satisfecho con alguien menos cercano al escenario original” – escribe la autora con picante ironía. Y así fue como Britania escogió, sin mucho éxito, a José de Arithmatea, considerado fundador de la Iglesia anglicana (1431) “una fábula colectivamente aprobada por los británicos” cuando “No hay evidencias de que hubiera británicos en Judea ni Judíos en Britania”—sostiene la autora .
De todos modos, isleños británicos también fueron peregrinos a Jerusalén ( capitulo III). La autora les sigue en detalle los pasos a través de sus cartas y relatos de viajes lo mismo que los de los países nórdicos, como el primer rey Cristiano de Noruega
(1003), o el Duque Roberto de Normandía (1035) padre de Guillermo el Conquistador , entre otros. Y por supuesto, es también la historia de las indulgencias que se ganaban por viajar a esos lejanos territorios de la fe.
Nosotros , atados a Roma, sabemos muy poco de esas regiones europeas que la autora muestra de una manera muy agradable, así como los juegos de poderes y los algo torvos episodios de las cruzadas. Por ejemplo, el antisemitismo de la segunda y con particular detalle, la explicación de la tercera (1187) después de la captura de Jerusalén por Saladin. Cruzada, según el relato del cronista de Saladín ( Al-Nasir-Salah-ad-Din Yusuf), en la que, estima, participaron 5000 caballeros y 100000 soldados europeos.
CATACLISMOS
De todas maneras, el fin del Medioevo en el siglo XV inicia una nueva era en que que se producen cataclismos culturales como la imprenta (1454), el descubrimiento de América (1492) y la caída de Constantinopla – Hoy Istambúl- en poder del imperio Otomano (1453) y el islam, que cambian el mapa del mundo.
Pero volvamos al grano es decir, a Inglaterra en esa época.
“La biblia reemplazó al Papa como autoridad espiritual”- escribe Barbara W. Tuchman sin asomo de duda y, para ella, ningún otro libro penetró tan hondamente en la vida inglesa . Así fue. Se aprende hebreo como hoy el Papa aprende italiano porque al decir de Bacon, fue el idioma de la palabra de Dios· ( capitulo V)
El énfasis en nuestro SER católico ha minimizado la importancia de la biblia en la Europa protestante y judía, así como las historias que se tejen alrededor de ella para explicar el origen de la humanidad y cómo, al ser traducida al inglés , en sus diversas ediciones relatadas con detalle en el libro, se volvió un relato familiar, leído en casa, mientras nosotros seguíamos enredados con la misa en latín.
LOS INTERESES COMERCIALES …Y OTROS
Volvamos a los ingleses, a la expansión de la reina Elizabeth I. Volvamos a cómo luego se dispara la actividad comercial inglesa, a los peregrinos ingleses y sobre todo , a la historia de los mercaderes, y la Levant Company, ( antecesora de la East India Company), cuyos intereses comerciales terminan suplantando a España.
Lo que determina la política británica en el Medio Oriente ( Cap VI), es su interés por el Levante por ser la ruta hacia India, sumado al interés por el Canal de Suez y por supuesto, Palestina. Todo esto mientras crece en el resto de Europa el estereotipo de los “terribles turcos” .
En la trama de esa fascinante historia de Inglaterra y Palestina, relatada por Barbara Tuchman, se va poco a poco tejiendo el papel del puritanismo como una persistente corriente subterránea.
Luego, con la decadencia del interés por las sagradas escrituras, “la seguridad de la fe cede el paso a la inseguridad del conocimiento” ( capítulo VIII). Se mantiene flotando la idea del retorno judaico, entre los celos de los comerciantes de Inglaterra respecto de los judíos holandeses radicados en Londres. Va creciendo tambien la falsa suposición de que , si se les facilita el retorno, los judíos se convertirán al catolicismo o al protestantismo, reforzada en el siglo 19.
Una suma de pequeñeces comprobadas son relatadas por la autora y muestran como, ”desde tiempos de Cromwell, y 10 generaciones despues, con Lloyd Georges…condicionaron a Inglaterra a la restauración de Israel. ( 143) Motivaciones que van sobre todo por la “silenciosa utilidad” que podían sacar, fuera comercial, militar, imperial, además del interés religioso heredado de la biblia (146) .
Del capitulo VIII al XIV, el libro va mostrando poco a poco por qué surgió la declaración de Balfour que en el fondo fue, como otros episodios a mi modo de ver fracasados , una “ English solution, ilogical but workeable “ (145)
LA OBSESIÓN DE LORD SHAFTSBURY
Como excelente ejemplo de la frase anterior, En el capítulo X, Barbara W. Tuchman se ocupa de la extraña obsesión de Lord Shaftesbury ( luego llamado Lord Ashley): una Israel anglicana, emblema en cierta forma de la era victoriana. Shaftesbury , “cuya vida se basó en la literal aceptación de la biblia” (hasta ahí, todo bien), prestó un apoyo al restablecimiento de los Judíos en Palestina (hasta ahí todo bien) . Pero lo increíble fue su certeza obsesiva de que los judíos se convertirían -lo que por supuesto no estaban dispuestos hacer- y que esa conversión produciría el segundo advenimiento de un mesías.
Hombre de mucha riqueza , Shaftesbury fundó La Sociedad Londinense para la Promoción de la Cristiandad entre los judíos, y apoyó un colegio. Resultado : Despues de 30 años de operación, la Sociedad solo obtuvo la conversión de 207 personas. Su hija siguió el mismo rastro y la misma obsesión, muriendo a los 96 años, y fue ·el vínculo entre su padre y Balfour ( en noviembre 1917, como se verá, favorable al establecimiento de un “hogar nacional para el pueblo Judío”) . Luego, alcanzó a tocarle la culminación: que Gran Bretaña asumiera el Mandato Palestino . Pero no nos adelantemos.
LIVE AND LET LIVE
En el capítulo VIII, Barbara Tuchman analiza como, de la seguridad de la fé y en la biblia, se pasa en la Inglaterra del siglo XVIII a la inseguridad del conocimiento, al usufructo de la esclavitud ( como Francia y otros países), al metodismo que compite con el anglicanismo, al racionalismo como nuevo interés por Palestina y al espíritu no fanático de “ vivir y dejar vivir” ( Live and let live), al turismo y los testimonios de los muchos viajeros que pasean sin afán por Palestina, leídos ávidamente por el público inglés.
En el siglo 19 fue el turno de Napoleón ( según la autora, el primer jefe de Estado en proponer un Estado para los judíos y no por razones religiosas, pues no era creyente), (162) y llamó a los judíos “herederos legítimos de Palestina” .
Es el siglo de las querellas entre imperios, de las rivalidades entre Inglaterra y Rusia ,así como de los revoloteos de Francia e Inglaterra por la región. Poco a poco siguen estrechándose los vínculos de Inglaterra y Palestina esta vez con la Palestine Association de Exploraciones Arqueológicas.
LA ESPADA Y LA BIBLIA
Por el mismo sendero que llevará al mandato inglés, el Primer Ministro y vizconde Lord Palmerston ( que representa la espada) estimula la idea del retorno a Palestina, obviamente por razones geopolíticas, y sugiere a su embajador que le sople la idea al Sultán. El séptimo conde de Shaftesbury ( que representa la biblia y sueña con un Israel anglicano) “realmente creía que la caridad y el amor predicado por los evangelios era la suma total de lo que los seres humanos necesitaban saber o practicar”… “ y es dudoso que pensara alguna vez en ellos ( se refiere al pueblo judío) como un pueblo con su propia lengua y tradiciones, su propia Torah, su - propia ley y sus propios guías espirituales honrados durante un centenar de generaciones”. (178)
A ese “neopuritanismo” que vuelve a sacudir a Inglaterra, - comenta la autora - lo representan Shaftsbury , Gladstone, el cardinal Manning , Florencia Nightingale, https://es.wikipedia.org/wiki/Florence_Nightingale frente al para ellos “terrible racionalismo”. Por esa época empiezan también a circular las ideas de compras de tierras apoyadas no sólo por el millonario barón de Rothschild sino por otro filántropo judío, Moses Montefiori, quien se lo plantea al sultán Mehemet Alí.
Bajo el impulso de Lord Ashley, Se concreta así la idea, aprobada por el parlamento, de un episcopado protestante de Jerusalem, sin mayores repercusiones, ni tampoco avances de los judíos hacia la tierra prometida, pero si con la idea, expresada por los visitantes ingleses, del retorno del pueblo de Israel. Un retorno “ en el que los sacerdotes, hombres de la biblia, y los militares , hombres de la espada, dominan las discusiones ” (217). El Cónsul británico continúa con su esfuerzo de persuadir “unos 4000 Sepharadies , descendientes de los españoles… y unos tres mil Azkernazis de Europa Central (216) y a la vez, de crear la Society for the Promotion of Jewish Agricultural labor in The Holy Land “ que continuó a existir bajo varios nombres hasta el Mandato”. (219)
LA CONSTRUCCION DEL RETORNO
Otro nombre excepcional aparece en ese recorrido: el de Disraeli, primer Ministro, que si bien se salió del judaísmo y poco se conmovió con el catolicismo que adoptó por conveniencia, sintió sin embargo una especial atracción por Palestina (220 )“¿ en qué queda su Cristiandad si no creen en su judaísmo?” preguntó en un discurso en el parlamento.
“En fin de cuentas, no fue de ninguna manera como judío sino como constructor del imperio (británico) como contribuyó al progreso de lo británicos hacia Palestina” – aclara la historiadora sobre Disraeli. … “Su compra de Suez en 1878 hizo el avance inevitable “ (221)
Mientras tanto, y despues de un segundo auxilio de 1800 años, con Torah y Talmud para sobrevivir como pueblo, “el pueblo judío llega a la conclusión de que debe ser su propio Mesías” escribe el historiador Heinrich Greatz en 1864, citado por Tuchman (225) y Hess recalca : “ha llegado la hora del restablecimiento en la ribera del (río) Jordán”. A la vez, como “criatura del siglo 19”, resurge el antisemitismo en Alemania y Rusia.
En 1860 se funda la Alianza Universal Israelita en Paris y poco a poco la colonización de Palestina se vuelve la base para la regeneración del judaísmo. En ese mismo siglo entonces se produce lo que la autora llama “la convergencia de los exilados ( judíos) y el poder intermediario” ( Inglaterra). (239) En este ultimo, el evangelicalismo es sustituido por “saucy rationalism”* , bastante crítico de la Biblia (243).
Los racionalistas muestran una nueva comprensión del judaísmo como la fuente humana de la cristiandad por boca de Dean Stanley , profesor de la historia de la Iglesia en Oxford, otro viajero por Palestina que publica libro. En medio de esa maraña de viajeros y escritores de libros, los jueces ingleses sentencian tambien que no es delito afirmar que los autores de los libros bíblicos son humanos, no divinos.
El ya mencionado Primer Ministro conservador Disraeli sobresale en el siglo 19 por ser el constructor metódico del Imperio británico, y además de comprar el canal de Suez, logra adquirir un millón y cuarto de millas para su país en la década 1869 -1879.
“ The English-Speaking race is one of God’s chief chosen instrument for executing coming improvements in the lot of mankind”* (La raza de anglo parlantes es uno de los instrumentos escogidos por Dios para el mejoramiento de la humanidad) es decir, el alimento espiritual del Imperio se lee en el manifiesto de W.T. Stad (253) Del otro lado, los “Little Englanders” del ala de Glasdstone lo creen “Fatal lujuria por el imperio” , “manía acaparadora” y por cierto, preludio de los mandatos posteriores, de los que tan poco se habla hoy, como poco se habla de la voracidad de las grandes potencias, que contribuyó al caos.
En ese contexto revolotean las otras grandes potencias occidentales para “resolver the Eastern Question”*: Rusia , a la que hay que trancar ( como lo hace la convención de Chipre firmada al escondido por Inglaterra con el sultán para ponerle “tatequieto” a Rusia ), Francia ( en el Líbano) que también tendrá mas adelante “mandato” en Siria ; Alemania y el sultán. Todos en un patético juego de cartas en donde aparecen las rivalidades de siempre - entre Francia e Inglaterra , por ejemplo-. Y eso frente a los turcos, que el despreciativo Gladstone califica así : “el turco, uno de los mayores especímenes anti humanos de la humanidad” (261)
Toda esta “pequeña historia” relatada por Barbara Tuchman contrasta con los silencios de las otroras grandes potencias (hoy, con el síndrome del “yo no fui”) . En el caso concreto del Reino Unido, las manifestaciones pro palestinas en Londres son -en parte -el resultado.
En cuanto al sultán, vaya dilema que no supo resolver ( capitulo XV) al aliarse nada menos que con Hitler. Pero volviendo al tema del libro , el apoyo de Alemania a Turquía tuvo consecuencias en el destino de Palestina, como lo explica la autora en el capítulo XV.
La Alemania post hitleriana por su parte, debe cargar con la cruz (excusen el símil ) del nazismo y lo hace hoy de manera por cierto muy profesional en la Deutsche Welle como Francia también con la cruda historia de Palestina en las emisoras de Radio France , cuando hurga hasta el más mínimo detalle histórico a fondo , como debe hacerlo el buen periodismo, va mas allá de todo lo que se puede encontrar en Wikipedia, que no es poco pero que brilla por su ausencia en las noticias colombianas sobre la guerra .
Volviendo al libro y al siglo 19, todas las potencias europeas se lanzan en el Medio Oriente a lo que saben: comercio y ferrocarriles. Y producen también curiosos personajes como el viajero Laurence Oliphant, dedicado a la “regeneración de la humanidad” que merecería una telenovela pero que, para nuestro tema, fue impulsador de los asentamientos .
https://en.wikipedia.org/wiki/Laurence_Oliphant_(author)
Y -escribe la autora ( 273) Oliphant “víctima de los errores de apreciación compartidos por todos los no judíos, a saber que los judíos estaban unidos en el deseo de ir a Palestina y que la riqueza judía financiaría su retorno”. (253)
Otro error fue, desde luego , la relación con el “enfermizo, sensual, aterrado y voluble sultán “ como lo calificaba Lord Salisbury, cuyo imperio empezó a desmoronarse ( el del sultán, no el de Salisbury ). En cuanto al pueblo judío, “las condiciones estaban hechas para el éxodo pero el éxodo no estaba listo para Palestina “-concluye (280), y las primeras colonias judías de Chovevé (277) empezaron a padecer la precaria realidad de su sueño.
Mientras los asentamiento crecían y el sultán prohibía cualquier compra de tierras, crecía la división entre los propios judíos – favorables o no a la política de colonización.
“Despues de Napoleón que, por pura estrategia, lanza una proclama que aclama a los judíos como los verdaderos herederos de Palestina”… “se volvió axiomático que siempre que los poderes se quedaron cortos en el medio Oriente alguien propondría la restauración de Israel e igualmente axiomático que alguien se quedara en el feliz sueño, no solo de adquirir por ello una esfera de influencia sobre un área estratégica, sino tambien poner de su lado las supuestas riquezas e influencias del mundo judío “( 164)
Y POR EL OTRO LADO, EL ESTADO DE HERZL
El vienés Theodore Herzl era favorable a la colonización judía y fue nombrado Presidente del primer Congreso de Basilea (1887). Barbara W Tuchman hace un excelente perfil de Herzl como ser humano, detalla la manera como entendía el Estado de Israel (“esencial para el mundo”) en el documento Der Judenstaat , pero también de sus frustraciones , su fracasado encuentro con el Kaiser y los turcos, la incomprensión de su propio pueblo, su madera como líder, y su deficiente salud ( murió de un infarto a los 44 años).( 280 -295)
Por la misma época, la autora detalla la subida del anti-semitismo, el estallido y los debates del llamado asunto Dreyfus en Paris (1894) donde era corresponsal de su periódico ). Para la autora, Herzl “pensó ingenuamente” que el antisemitismo impulsaría la emigración. Le tocó afrontar las continuas discusiones internas, la no cooperación del sultán y el poco entusiasmo de financiadores como el Barón de Rotschild y el propio Kaiser que, como decimos en Colombia, “se hizo el pendejo” omitiendo su proyecto en sus comunicados (291)
Otros, británicos como Kilpling y Chamberlain , asumieron el liderazgo del sueño sobre la base de que “los nativos, al recibir los beneficios de la Cristiandad y de la civilización comprarían los productos de algodón hechos en Manchester” y otros artículos de exportación lo que, escribe la autora con su genial ironía, le encantó a los manufactureros, comerciantes y trabajadores ingleses.
¿ QUIEN ERA BALFOUR?
A Lord Salisbury lo sucedió como Primer Ministro su sobrino Arthur Balfour. Dos años después, Chamberlain , que seguía en el Colonial Office, y mas como instrumento útil de expansión de la influencia británica en Palestina, fue quien impulsó la idea y la debatió con Erzl.
No hace falta detallar los episodios que relata la autora, de las reuniones entre Chamberlain y Herzl, pero en fin de cuentas las negociaciones hablaban de todo menos del pueblo palestino viviendo allí y tratado como si fueran piedras.
Además Chamberlain propuso como solución que los judíos se fueran más bien para Uganda. Si, como Ud lee. Por cierto, el biógrafo de Chamberlain dice que éste se equivocó de nombre y quiso decir Kenya “ que era más propicio para asentamientos de gente blanca”.(Sic)
Pero mientras Herzl se esforzaba en vano para explicar la importancia de la Tierra Santa se produjo la negativa egipcia a la opción de recibir a los judíos del retorno, que había sugerido Inglaterra como solución transitoria ( 305) .
De memorando en memorando , uno de los negociadores observa en lápiz sobre el texto propuesto: “ me temo que esto será un imperio dentro del imperio”, es decir, un encarte. Y otro escribe “ no habría objeción para una colonia judía, pero si los promotores buscan algo más y quieren su Estadito ( petty state of their own*), me temo que habrá mucha objeción. (305)
Mientras Herzl, cada vez más angustiado, sigue negociando con un Chamberlain elusivo, el 24 de abril de 1904 se empiezan a conocer en los periódicos las masacres de judíos en los progroms de Kisinev. En el Foreign OIffice, sin embargo, en los memorandos, Lord Lansdowne , el secretarios de asuntos exteriores ha escrito a lápiz sobre el posible pequeño Estado Israelí “ me temo que esto sería un “imperium in imperio” (Imperio dentro del Imperio).
La autora demuestra entonces la deliberada imprecisión que luego impregnaría la Declaración Balfour . Y concretamente, precisa la estrategia de que “entre menos preciso sea el texto, mayor será el margen de maniobra” de tal manera que se “prefiere dejar lo mas posible no dicho” ( 306).
En el lado opuesto, los sionistas están cada vez apasionadamente argumentativos en cuando al Estado como fuente de fortaleza espiritual para recrear un sentido de nación judía. Chamberlain renuncia en 1903 sin haber prestado mucho interés al tema y el angustiado Herzl muere a los 44 años, en julio de 1904.
LA (OLVIDADA) DECLARACION BALFOUR
La autora retrata a Balfour, personaje aristocrático, sobrino de Chamberlain, cuyo nombre figura en la Declaración, como mente profunda y filosófica, perezoso, imperturbable, tenista, soltero, que deja los detalles a sus subalternos, artista en política exterior . Churchill lo describe como bastante intrépido “ cuando lo llevaron al frente para ver la guerra , admiró blandandamente los estallidos a través de su monóculo” . En otras palabras, otros más lo describirían como el típico inglés “push” (creído,) pero “ posiblemente el único interesado en el retorno desde el punto de vista judío.” (312) .
Este fué uno de los periodos mas confusos de las guerras europeas, en el que “ todo el mundo estaba negociando con alguien y nadie tenía todos los hilos en una mano y al mismo tiempo”, relata Barbara Tuchman. Conclusión : todos fallaron en precisar exactamente qué futuro intentaban los británicos para Palestina. “Y tampoco los británicos lo sabían “(321)
Lo que si sabían las potencias era repartirse el derrotado imperio Otomano. El tratado Sykes - Picot de 1915, secreto entre Inglaterra y Francia, y la propia Declaración Balfour fueron el resultado: definir sus áreas de influencia. Pero sus detalles merecen otro libro, pues terminan explicando, entre otros aspectos catastróficos, el resentimiento del mundo árabe con el europeo.
Y concluye la autora , otro hecho “claro ” : a “Palestina se le reservaba un “tratamiento especial” y no se le prometía nada a nadie (328)
Mas adelante, se empezaron a ver las consecuencias cuando Gran Bretaña sobre todo , tuvo que esforzarse en emendar y justificar lo que yo llamaría su metida de pata o su encartada, pero también a la luz de su avance militar: “Cuando se expidió la declaración - recuerda la autora, el ejercito ( británico) ya había empezado su avance hacia Palestina.” (335) y la declaración fue expedida para “dignificar” ese momento no ante el el mundo sino ante ellos mismos-sostiene.
Para la historiadora norteamericana, eso muestra el peculiar sentido británico de justificar la rectitud, más allá de sus buenas o malas actuaciones. El irlandés Georges Bernard Shaw lo explica aun mejor : “ his watchword is always duty … He is never at a loss for an effective moral attitude … There is nothing so bad o so good that you will not find an Englishman doing it , but you will never find an Englishman in the wrong” (pero Ud nunca encontrará un inglés en lo indebido” )*
En resumen, eso le permitió a Gran Bretaña adquirir la Tierra Santa con buena conciencia, concluye doña Barbara, más que hacerlo por los judíos. (336-339) Y sin embargo, la declaración fue aprobada por el presidente Wilson, ( formalmente por quien lo sucedió, en la presidencia, Hardin, en 1922) , por Francia e Italia ( en 1918). En el fondo, el mandato no fue más que el reconocimiento de un hecho cumplido ( por las armas) . “pero al asumirlo, Gran Bretaña se comprometió a una obligación internacional. De hecho, cayeron en su propia trampa” (341)
En todo caso, en Abril de 1920 , se le confirió efectivamente el mandato a Gran Bretaña, que solo entró en vigor en el 1923. Y a pesar de la ficción legal de que fue otorgado el mandato por la Sociedad de las Naciones, para la autora, la lógica de la espada había finalmente llevado a Gran Bretaña a Palestina, pero a la vez fueron ellos los que, por los términos del mandato, no podía implicar que ese “home” también aceptada la creación de un Estado judío.
Hasta esa época cubrió la historiadora Barbara Tuchman https://es.wikipedia.org/wiki/Barbara_Tuchman . Y se pregunta uno ¿ se imaginaría en que tragedia humana caería Palestina? Pienso que si por su rigor en el análisis del desarrollo de la Historia.
La autora le agregó una posdata antes de fallecer, en la que reitera que no solo no fue exitoso el mandato, sino que para los británicos resultó “un perpetuo dolor de cabeza”; para los árabes “significó un insulto”, aunque solo representara un 1% del área “sobre la cual le fue dada independencia por el Reino Unido”; aunque para los judíos representó, “la única esperanza de recuperar un hogar y un estado”.
Como sucedió con los Estados Unidos, salir del británico llevó primero a sentar las bases de los futuros estados “ y luego el lógico desarrollo de lo que había empezado” terminó en amargura y espada para utilizar el título del libro.
La autora encontró difícil saber si Israel existe hoy gracias a los británicos o a pesar de ellos. La respuesta puede ser ni lo uno no lo otro sino los dos aspectos, debido , - concluye- “a esas insatisfactorias verdades en las que la historia tantas veces derrota a sus intérpretes”.
Mas allá del problema de conciencia que, según la autora, implicó para la mentalidad estricta de los británicos, a mi modo de ver, actuar como potencia fue un ejemplo más del desinterés de las potencias por los pueblos raizales.
En todo caso, además de recomendar el libro, y al presenciar la tragedia de Palestina en el 2023, solo podemos agradecer a nuestros queridos españoles y a nuestros admirados libertadores Bolívar y San Martin, el haber soltado las amarras hace ya dos siglos y pico.
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* les dejo a ustedes la inquietud de una mejor traducción
Nota: para quienes quieran profundizar sobre el tratado Sykes- Picot que no es el tema de esta reseña del libro de Barbara W.Tuchman, una primera aproximación en
https://www.google.com/search?q=wikipedia+acuerdo+sykes+picot+tratado&oq=wikipedia++acuerdo++Sykes+Picot&gs_lcrp=EgZjaHJvbWUqBwgBECEYoAEyBggAEEUYOTIHCAEQIRigATIHCAIQIRigATIHCAMQIRigAdIBCTE1ODgxajBqN6gCALACAA&sourceid=chrome&ie=UTF-8
https://es.wikipedia.org/wiki/Mandato_brit%C3%A1nico_de_Palestina_(instrumento_legal)#:~:text=El%20acuerdo%20Sykes%2DPicot%20de%201916,-Mapa%20presentado%20por&text=Lawrence%20al%20Comit%C3%A9%20Oriental%20del,%C2%ABPalestina%C2%BB%20como%20enclave%20inte
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