FOTO Y OBRA EN MADERA MTH
LA MUJER INCIERTA
PIEDAD PONNETT
NARRATIVA HISPÁNICA
ALFAGUARA 2024
( los números entre paréntesis indican la página de la cita)
Piedad Bonnett es, a mi modo de ver, la más importante mujer colombiana en la actualidad de las editoriales. Lo demuestran sus poemas – que no poesías como se llamaba antes la obra de las mujeres a las que se llamaba poetisas y no poetas.- Lo demuestran sus premios, merecidos todos y sus lectores, entre los cuales me cuento.
En su caso, autocalificarse de mujer incierta revela precisamente, no su timidez o duda, sino su personalidad literaria y la manera de sentirse “como si no estuviera inventada” (249).
Esa personalidad , que fluye de su propia obra ( a diferencia de no pocos sabiondos y sabiondas), está siempre en busca de temas intocables mas allá de lo obvio ( como padre o madre). En este caso, tanto el título como su mirada al interior de la privacidad se expresan en trozos intercalados en bastardilla, que llama Espera 1, Espera 2, etc. Temas intocables por pudor y amor pero que existen, como la lenta decadencia de los padres por la llegada del Alzeimer, la ceguera, o cuando la madre se vuelve una “bebé balbuceante.”
Eso sí, intriga la manera de no mencionar al compañero, al que llama simplemente “marido”, con la intención -supongo- de no entrar en otras privacidades de las que son tan aficionados los buscadores de chismes y erotismos baratos . O quizás, como lectoras entre las cuales me cuento, porque padezco, como muchas mujeres, la misma incierta sensación de no existir o ser ignoradas. Por ejemplo, en mi caso, cuando acompañan al amado cónyuge que suscita en las mujeres admiración, fervorosas exclamaciones y la inconsciente anulación de la mujer que lo acompaña. En este caso la suscrita, su esposa.
Tan precisa como con las palabras, lo es en detalles de su autobiografía, como cuando Piedad Bonett se quitó el que llama omninoso “ de “ (126) que le puso problema en las notarías, porque una cosa es ser Piedad Bonnett y otra en la cédula, ser Piedad Bonnett de…. . Y porque, como bien lo explica, “ el nombre nos configura” . Por eso le molesta que le digan Pilar y no Piedad, un nombre que, sabe, no cuadra ni con ella ni con sus contundencias, pero que es el suyo. De paso, en su crítica de “la gente bien” – que pulula en nuestra antripocántrica (palabra que me acabo de inventar) Bogotá, con sus inclemencias en la manera de discriminar a la gente por sus apellidos “sin que hubiera una ley clara que exprese por qué éste sí o este no“ ( 107)
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La autora ha llegado a un punto, no solo como poeta, sino por la fuerza de sus obras y la densidad de su conocimiento, que la ponen a la altura de uno de sus autores preferidos, el recién fallecido Paul Auster, cuando en su ultima novela describe minuciosamente la muerte de su esposa ( en realidad la todavía viva escritora Siri Hustvedt ).
Son también poco usuales sus trazos y comentarios sobre la academia, los corredores del profesorado, ese humor “fibroso y cruel” y a veces ponzoñoso “ en los pocos momentos, como los recesos de clase, en los que se conversa alrededor de un tinto. (170)
Sin ser el mejor de sus libros, “la mujer incierta” de Piedad Bonnett es sin duda necesario para comprobar que, más que incierta, tiene una cotidianidad de la crianza de los hijos, el dolor inolvidable de la pérdida , además de la fuerza arrolladora de una voluntad creativa que la lleva a superar los obstáculos y los retos que los demás -pero sobre todo ella -le imponen.