lunes, 19 de agosto de 2024

LAS CERTIDUMBRES DE PIEDAD BONNETT



FOTO Y OBRA EN MADERA  MTH

LA MUJER INCIERTA

PIEDAD  PONNETT

NARRATIVA HISPÁNICA

ALFAGUARA 2024

( los números entre paréntesis  indican la página de la cita)

Piedad Bonnett  es, a mi modo de ver, la más importante mujer  colombiana  en  la actualidad de  las editoriales.  Lo demuestran sus poemas – que no poesías  como  se llamaba   antes la  obra de  las mujeres  a las que  se llamaba poetisas y no poetas.- Lo demuestran sus premios,   merecidos todos y sus lectores,  entre los cuales me  cuento.

En   su caso,   autocalificarse de mujer incierta revela precisamente, no  su timidez o  duda,  sino su personalidad  literaria y la manera de sentirse  “como si no estuviera inventada” (249).

  Esa personalidad , que  fluye de su propia obra ( a diferencia de  no pocos  sabiondos y sabiondas), está   siempre en   busca de  temas  intocables mas allá  de lo obvio ( como padre o madre). En este caso, tanto el  título como su mirada al   interior de la privacidad se   expresan  en  trozos intercalados en bastardilla, que  llama   Espera 1, Espera 2,  etc. Temas intocables por   pudor  y  amor  pero que  existen,  como la lenta decadencia  de  los padres por la llegada  del Alzeimer,    la ceguera, o  cuando  la madre se vuelve  una  “bebé balbuceante.”

Eso sí, intriga la manera de no mencionar al  compañero,   al  que  llama  simplemente  “marido”, con la intención  -supongo-  de no entrar   en otras privacidades de las que son tan aficionados  los  buscadores de  chismes y   erotismos baratos . O quizás,  como lectoras entre las cuales me cuento, porque  padezco,   como muchas mujeres,    la misma incierta  sensación  de no existir o  ser ignoradas. Por ejemplo, en  mi caso,  cuando acompañan al amado  cónyuge   que suscita    en  las mujeres  admiración, fervorosas  exclamaciones  y   la  inconsciente  anulación de la mujer  que lo acompaña. En este caso la suscrita, su esposa. 

  Tan precisa  como con las  palabras, lo es en  detalles   de su autobiografía, como cuando Piedad Bonett  se quitó el que  llama  omninoso “ de “ (126)  que le puso problema  en las notarías, porque una cosa es  ser Piedad Bonnett y otra   en la  cédula,   ser     Piedad  Bonnett  de…. .  Y porque,  como bien lo explica,  “ el nombre  nos configura” . Por eso  le molesta que le   digan Pilar y no Piedad,  un nombre  que, sabe, no cuadra  ni    con  ella ni con sus contundencias, pero  que es el suyo. De  paso,  en su crítica de “la gente bien” – que pulula en   nuestra  antripocántrica  (palabra que me acabo de inventar) Bogotá,  con sus inclemencias    en la manera de discriminar a la gente por  sus  apellidos  “sin  que hubiera una ley  clara  que exprese  por qué éste sí o  este no“   ( 107)

***

La  autora  ha llegado a un punto, no solo como  poeta,    sino por  la  fuerza  de sus  obras y  la  densidad de su conocimiento,  que  la ponen a la  altura de uno de sus autores  preferidos, el recién fallecido Paul Auster,  cuando en su  ultima novela  describe minuciosamente   la muerte de  su esposa  ( en realidad la  todavía viva  escritora  Siri Hustvedt ).     

Son también poco usuales  sus trazos  y comentarios  sobre la  academia,  los  corredores  del profesorado,  ese humor “fibroso y cruel” y  a veces ponzoñoso “  en  los pocos momentos, como  los recesos de clase,  en  los  que  se conversa alrededor de un  tinto. (170)

Sin ser  el mejor de   sus libros,    “la mujer incierta”  de Piedad Bonnett  es  sin duda necesario para comprobar    que, más    que incierta,  tiene una cotidianidad de la crianza de los hijos,   el dolor   inolvidable de la pérdida ,     además de la  fuerza arrolladora de   una voluntad creativa que la lleva a superar los  obstáculos y los retos   que  los demás   -pero sobre todo ella -le imponen.



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