Muchos aspectos concretos demuestran que la
democracia criolla
se alimenta de un montón de fantasías discursivas y de
perversas distorsiones que refuerzan
la inercia ciudadana y la
capacidad operativa de reaccionar frente a la injusticia y la indignidad.
No se trata del tema, hasta cierto punto light,
de los
viajes de la Presidenta de la
Corte Suprema o de la Corte misma, enfrascada en una descomunal peleadera por ambiciones de
poder, que le hacen perder dignidad.
Actitudes y desidias son mucho más
trascendentales; no las remedia esa
imagen equivocada y falsa que vamos
construyendo como país. Algunos ejemplos:
la primera vergüenza ciudadana : el
hacinamiento en las cárceles que, por
fortuna, ha sido tratado y denunciado por varios medios de comunicación,
entre otros, El Tiempo de hoy
jueves. ¿Cómo es posible que el Ministerio de Justicia, enfrascado en
la discursividad leguleya y en la
presentación de proyectos de ley, no haya resuelto con mayor rapidez un problema de espacio físico que se traduce en violación de los más elementales derechos del ser humano?
¿ Por qué, al anuncio de resucitar las colonias penales que serán construidas en dos o tres años o de proyectos de ley que buscan descarcelizar ( todas estas, “soluciones” propias de la lentitud jurídica) no se le suman medidas provisionales pero inmediatas? ¿No es acaso aberrante esa situación, y no tiene todos los visos de un crimen de lesa humanidad?
¿ Por qué, al anuncio de resucitar las colonias penales que serán construidas en dos o tres años o de proyectos de ley que buscan descarcelizar ( todas estas, “soluciones” propias de la lentitud jurídica) no se le suman medidas provisionales pero inmediatas? ¿No es acaso aberrante esa situación, y no tiene todos los visos de un crimen de lesa humanidad?
La segunda vergüenza ciudadana: Con las debidas excepciones constructivas que, por cierto, deberían destacar más los medios, la lentitud es un obstáculo que impide el ejercicio de otro derecho fundamental del ser humano, la salud.
Todos los días, el periodismo muestra, o describe con
dantescos pero efímeros videos de corredores de hospitales (cuando el secretario de salud y el Defensor del Pueblo se asoman por ahí)
la “crisis” (ver concepto en Diarreas mentales).
Más
allá del fatalismo, queda demostrado
que la salud tiene problemas
de comportamiento que también van más allá de la “solución” mediante
reformas institucionales. La
medicina por pedazos corporales
ha diluido la importancia del
médico general. El necesario cambio del sistema por uno que no priorice el
negocio, se va diluyendo en diarreas
verbales por improvisación. Pero lo que es más grave : en el imaginario colectivo prospera
la idea según la cual la aprobación y ejecución de esta
reforma será inmediata, cuando es evidente
que tomará varios años. Sin
embargo, acapara la atención
mediática y, paradójicamente, desestimula la atención humanitaria por el enfoque en lo
jurídico.
Sin duda, la ley estatutaria es un comienzo, aunque nadie sabe para qué sirve, y se da como un hecho cuando le falta aprobación por las plenarias.
Se votó con rapidez, pues solo tiene,
como cualquier ley marco, unos
principios generales. Pero poco se hace caso
a indignidades de la atención en salud que podría
mejorarse con medidas operativas
y prácticas.
La tercera vergüenza en el análisis político del proceso de negociación con la FARC: Escuché por boca de
una sintomática representante del
uribismo y pre candidata, Martha
Lucía Ramírez, una perversa distorsión, que amenaza
convertirse por cierto en retahíla y que se está
instalando en otros muchos sectores del escenario político.
Está prosperando
la idea equivocada, recogida por los
medios, y que hace las delicias de la oposición, según la cual no había política agraria
antes del primer punto de la Habana.
La
perversidad de este análisis radica en la
descalificación de toda la política de desarrollo rural que fue precisamente la que permitió evacuar el primer punto. Obviamente en este
aspecto, soy parte interesada[1]
y dejo ahí. No sin antes recalcar que esta sintomática mala fe hace depender discursiva y sustancialmente el
porvenir de lo rural de lo que pase o no
pase en la Habana, lo que es una evidente falacia y distorsión de la realidad.
Los ejemplos
cunden de esa mala fe
política, que augura una campaña
electoral mediocre y mezquina y de confrontaciones estériles.
¿Qué consecuencias tienen enfoques
que implican desencuentros y destiempos,
para utilizar la acertada expresión de una académica? Al focalizar el futuro
sobre lo que sucede en lo
inmediato o al diluir
lo inmediato en las propuestas de
futura concreción, se está desfigurando el presente
o minimizando los esfuerzos públicos y privados que tiendan a mejorar
la vida colectiva en el aquí y el
ahora.
Cuando
la discursividad verbal gana terreno, los procesos ( es decir, el "cómo") para llegar a las metas se estancan….
[1] Por ser conyugue del anterior
Ministro de Agricultura y Desarrollo
Rural. Sin embargo, puedo ejercer
ahora , con los necesarios
controles de mi propia ética,
mi libertad de expresión
sobre estos temas.
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