Hace 29 años, esta
abuela cibernauta escribió
un libro llamado “la Sociedad de
la Mentira”, ilustrada por el admirado Alfredo Garzón que, espero, no tendrá inconveniente si reproduzco algunas de sus hermosas caricaturas de la época.
A diferencia de lo que
sucedía ayer, lo escrito ya no escrito está, los libros y las sentencias no son por lo mismo cerrados sino
abiertos y modificables en la medida en
que la realidad permite darle
a la verdad un contenido
dinámico, lo que tiene sus más y
sus menos.
Entre los menos, por ejemplo, no pocas sentencias de las Cortes se conocen
por filtraciones de contenidos no
definitivos a los medios, para “tomarle
el pulso a la opinión”, lo que les quita
dignidad.
O, como sucede
con el fallo de la Corte
Constitucional sobre adopción, se
conocen primero por twitter. Y una argumentación supuestamente jurídica se vuelve ambiguamente confortable.
Lo que no se
explica uno es que se tomaran tantas
horas para llegan a un “equilibrio” y queda la inquietud si lo del “voto” ( procedimental-político) tuvo más
importancia que los derechos
sustanciales.
En todo caso, resulta peculiar que en esta sociedad colombiana subsistan hoy las mismas inquietudes, los
mismos temas de la mentira como
ingrediente social , y las mismas
actitudes de “ni chicha ni limoná” que
producen más ambigüedades de las que
resuelven.[1] Y eso sí, comprobar que frente
a los cambios sociales o culturales,
lo “constitucional” se aleje cada vez más de la realidad.
¿Y cuál es esa realidad? Que la esencia de la adopción no está en el concepto de matrimonio, sino en la relación entre el niño y el interés superior o prevalente del niño (ese si consagrado por el consenso internacional) y quienes están directamente involucrados en el desarrollo de su personalidad. Y todo eso porque la familia nuclear ya no es el único tipo de familia ( como Doña Virginia Gutiérrez de Pineda lo analizara desde 1962 ) .
¿O creemos que la unión de la madre que mató a sus hijos era un clima propicio al desarrollo de esa personalidad? ¿ O creemos que la hipocresía social en relación con lo que sucede en los matrimonios es un clima más favorable que el de esa pareja paisa lesbiana que, con la comprensión y el afecto de sus familiares, defendió el derecho a adoptar la hija biológica de una de ellas?
¿Y cuál es esa realidad? Que la esencia de la adopción no está en el concepto de matrimonio, sino en la relación entre el niño y el interés superior o prevalente del niño (ese si consagrado por el consenso internacional) y quienes están directamente involucrados en el desarrollo de su personalidad. Y todo eso porque la familia nuclear ya no es el único tipo de familia ( como Doña Virginia Gutiérrez de Pineda lo analizara desde 1962 ) .
¿O creemos que la unión de la madre que mató a sus hijos era un clima propicio al desarrollo de esa personalidad? ¿ O creemos que la hipocresía social en relación con lo que sucede en los matrimonios es un clima más favorable que el de esa pareja paisa lesbiana que, con la comprensión y el afecto de sus familiares, defendió el derecho a adoptar la hija biológica de una de ellas?
¿O creemos
que el hecho de
que un niño de una pareja gay
tendrá más garantizado su derecho si es el hijo biológico que si no lo es? ¿Qué
relación sicológica tendrá con
su hijo el otro papa o la mamá biológicos
que no configura la pareja gay?
¿SE RESOLVERÁ EL ASUNTO CON LA HIPOCRESÍA SOCIAL?
Lo que no ha cambiado, es la manía de resolver los asuntos colgándoles una ley, una constituyente o un referendo ( que espero no sea lo que suceda en este caso , como lo sugiere la no tan admirada Vivian Morales, cuando dice que quien tiene que resolver el tema, en un referendo, es “El Pueblo" ( ver en el glosario de este blog ) que por lo menos sería una verdad a medias y una desprotección de las minorías LGBT dados el conservadurismo social y el abstencionismo electoral.
Lo que tampoco ha
cambiado y tal vez se ha
vigorizado, es la manía de creer que las sentencias son un “pulso” mediático
y jurídico sin importar demasiado quien “gana” y por qué...
[1] Los capítulos eran : La mentira como
ingrediente social ; cuando el matrimonio se agrieta ( ahora es la familia);
Liberación y sexualidad : no se aplica
lo que se predica ( caso de marras) ;los jóvenes, contradicción en sexo y
educación ( hoy suicidio del joven por matoneo de los directivas del Colegio) ; la droga, a la
vuelta de la esquina (ahora son éxtasis);
Ver el lodo para creer ( antes era Armero, hoy es el edificio Space); Las mentiras en el proceso de paz ( hoy es otro más, con las mismas ambigüedades sobre la PAZ ) ; la mentira a través de la
información ( sigue ídem );
La evasión fiscal o el engaño al Estado ( sigue ídem ) ; las triquiñuelas del sector privado ( siguen ídem
) , La política como mentira (sigue ídem
) ; injusticias de la justicia ( siguen , con el plus de la corrupción ). Y capítulo final: terminar con la sociedad de la mentira, conclusión que ahora retomo. Y si la
inmediatez y la desmemoria que es
su corolario lo
permiten, detallaré la comparación entre el
ayer y el hoy
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