Luego de
iniciar un 2016 que nos deseamos con muchos adjetivos, queda una inquietud: ¿importa
acaso si
somos optimistas, pesimistas, los
más felices y los mejores del mundo ? ¿ Importa
si este va a ser el año más duro?
Hasta
cierto punto, sobre todo como personas, y ante evidencias como el impacto del Niño. Pero si pensamos en lo
colectivo, ese “cierto punto” se coloca
muy abajo frente a
valores que vamos a tener
que cultivar en el terreno de nuestra identidad colombiana.
Así,
por ejemplo, a propósito de terreno, repetimos que
somos el país con mayor biodiversidad del mundo pero no se agrega que somos uno de los mayores depredadores de esa biodiversidad gracias a la minería
.
Lo ambiental como valor por ahora solo está en la
discursividad teórica y poco
aparece como transversal en las
políticas públicas.
Nos
dicen que debemos ser austeros, pero nos abruman con una propaganda
en la cual autopistas inexistentes
corren raudas ante nuestros ojos. Pero sabemos
que se ferió ISAGEN
en una subasta de un solo proponente,
y no tenemos ni idea con quien contrataron proyectos de tal magnitud ( menos mal que La Silla Vacía empieza a averiguarlo http://bit.ly/1RQ0TGv), ni si en cada proyecto se tomaron
medidas para que no se repita el caso
Nule.
Es tal
nuestra manera de eludir nuestras realidades inflando la manera como creemos impactar al
mundo, que no caemos en cuenta
que países como los de la Unión Europea o Estados
Unidos, y personas como
el Papa Francisco, han hecho varias
pero muy discretas alusiones. Sin
la diplomacia que obviamente
utilizan, se podrían resumir así :
“ Gracias por hacernos partícipes de
su proceso de paz, que será
importante para el mundo, pero no
tanto como ustedes creen cada vez que su Presidente sale en gira internacional o se hace presente
en foros como Davos.
Los aplaudimos, y estamos pendientes, pero
el mayor esfuerzo debe venir de ustedes. Nosotros tenemos muchos problemas,
como el de las migraciones y los ISIS, asi
que no cuenten con nuestra ayuda
más allá de declaraciones amigables ”.
Por
utilizar referencias generalizadoras de nuestra “verraquera” en relación
sobre el resto de países o
calificativos que nada dicen -
optimistas- pesimistas, mejores- peores, felices-infelices, más educados, más
musicales, etc etc. nuestra percepción de lo
que sucede en el mundo es
primaria. No sabemos qué
pasa en América Latina más allá de Venezuela a la que por cierto percibimos con pasiones radicales.
Un ejemplo entre muchos de nuestra
manera de entender lo internacional desde nuestro ombligo patrio: no resaltamos
del discurso de despedida del Presidente
Obama sino la minúscula referencia
a Colombia ( apoyo de EEUU al proceso de paz).
Y
sin embargo, una personalidad tan
avasalladora del primer Presidente negro en
una sociedad donde todavía son muy
grandes las exclusiones,
describió el futuro como una
serie de acciones colectivas
basadas en valoraciones de lo que es la democracia.
En todos sus siete años de ejercicio presidencial, Obama mantuvo una
coherencia y una personalidad que me atrevo a resumir así: un
tipo sencillo y chévere, más
interesado en la gente del común,
en la igualdad de oportunidades y en
proyectar la identidad nacional, que en su propia imagen o destino.
¿Qué
dijo Obama en su ultimo discurso sobre el Estado de la Unión como
Presidente? Tras la obvia referencia
a sus
ejecutorias del pasado ( como lo haría
cualquier Presidente) , planteó
el futuro en términos de valores
fundacionales de lo que es Estados Unidos. No
como potencia militar o policía del
mundo, sino como ejemplo , como un
liderazgo moral, que deriva
su fortaleza de la fuerza del ejemplo, y uno de cuyos principales valores es la esperanza. En
otras palabras , la audacia de la esperanza como antídoto del
miedo, como ya lo señalaba el
título de su libro, escrito en 2006. Y como
ahora lo reitera después de tantos ataques mezquinos de republicanos que toman el té.
¿ Y aquí? Convivencia en vez de
peleadera mezquina, esperanza en
vez de miedo. Cambiar el chip
de lo que nos desune como país implica priorizar la
convivencia, la importancia de acuerdos entre partidos que trasciendan conflictos, rencores, suspicacias.
Por parte de las FARC, acciones
propositivas en vez de reacciones.
En vez de hablar tanto de paz, en vez de colocar
metas publicitarias como el 23 de
marzo que se vuelven un tema
central de discordia, ¿recorreremos este año el sendero
concreto de compromisos
sobre valores que nos aglutinen como país?
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