foto MTH |
La leguleyalización no es un fenómenos
exclusivamente colombiano, ni más faltaba. Cunde por
toda Latinoamérica, pero también por
Europa.
Por
ejemplo, lo que llevó a Emmanuel
Macron
al poder fue precisamente
la resistencia - que llama
Revolución- tanto a la
burocratización y al bloqueo del Estado como a la saturación producida por el exceso de reglamentarismo y de leyes no aplicadas, que se reemplazan por otras.
“
Es urgente – escribe- conciliar los tiempos democráticos y de
decisiones, con los de la vida real y económica” . Y
analiza:
“demasiadas reglas y demasiado
rígidas”. Mediante las leyes, lo
que se hace es “homogenizar todos los tipos de empresas y de sectores económicos”.
Lo que hace falta, recalca, no es
proponer nuevas leyes, sino
aplicarlas y evaluar la eficiencia de
esa aplicación, focalizarse en los individuos, recuperar
barrios degradados y otras
manifestaciones del “hacer”.
En
todos los países donde los ciudadanos están “mamados” ( palabra del
Senador Robledo, con la que los mayoría de los colombianos estamos de acuerdo) de
tanta discursividad leguleya, lo único que
puede revigorizar la democracia es ser
más prácticos y eficientes. Saber
evaluar a los funcionarios en vez de engolosinarnos con sus palabras.
El tronco común de los países en donde
predomina la leguleyización occidental es el
derecho Romano, que nos acostumbró a creerle mas a lo escrito que a lo consuetudinario. Pero no se le puede echar
la mayor parte de esa responsabilidad a los romanos, porque ellos tenían un sentido de los
comportamientos éticos que son los que
mueven a las sociedades y construyen la moralidad pública.
Cuando Margarita
Rosa De Francisco, por cierto
profunda y sorprendente columnista, se
pregunta por qué somos tan diferentes de los suecos y los noruegos, una parte de la respuesta está en que la ética
común ellos la tienen incrustada en la piel y en los comportamientos de las colectividades y de la función pública. Y no
miden resultados por la cantidad de leyes.
A nosotros nos abruma la necesidad de regularlo todo y por eso florece la corrupción.
Esos intrincados manglares regulatorios terminan por ahogar o suplantar la necesidad de comportarnos éticamente. A todo escándalo de corrupción, lo que nuestros políticos encuentran
como solución es un nuevo proyecto de ley que supuestamente la prevenga. Pero lo único que hace es estimularla y
sofocar cualquier reclamo que no provenga de la ética de bolsillo.
El caso de la Reforma política es sintomático: los congresistas y los políticos tratan de
convencernos: la falta de ética
se puede suplir reglamentando. Como será, que esa fiebre llega a contagiar a personas tan serias como Alejandra Barrios y
Elizabeth Ungar, la una con misión de observación electoral y la otra
con trayectoria de análisis de
transparencia, que terminaron redactando normas.
Y EL PERIODISMO
TAMBIEN SE CONTAGIÓ…
En Colombia estamos los
ciudadanos mamados de que nos llenen
el día con jeringonzas jurídeyas
, sobre proyectos de ley que presentan funcionarios
como el fiscal que en vez de dar ruedas de prensa anunciando la lucha contra la corrupción, debería
mostrar resultados, menos frecuentes pero más contundentes.
El
periodismo ha caído en ese embrujo jurídico-leguleyador.
Ya buena parte de los noticieros
radiales de la mañana y personas tan
serias como Yolanda Ruiz a lo que se
dedican es analizar leyes pasadas presentes y futuras. La propia paz se ha vuelto
un ejercicio calistémico de decretos expedidos a la carrera.
Pero que se sepa, nadie ha exigido responsabilidades al “gerente” de las zonas
veredales, que seguramenye no tenía
ni idea de aquello para lo cual
lo nombraron. Y nadie se mosquea cuando el Ministro de Hacienda que acabó “mermoladeando” las platas
destinadas al posconflicto, se sienta con el Procurador para proponer una unidad de vigilancia
a la anticorrupción financiera.
¿QUÉ INDICA
“PROFUNDIZAR LA DEMOCRACIA”?
Cubrir lo que se hace, no lo que se dice |
Buena parte del periodismo no se dedica a desmenuzar por qué aquello que nos han prometido no se cumple. La formalización de predios y baldíos , ha debido promoverla a toda máquina el entonces Superintendente de Notariado y Registro, ahora flamante director desvergonzado de Cambio Radical. Y digo desvergonzado porque, en mi opinión, fue el más lambón de los lambones del presidente Santos, que lo nombró - quien sabe por qué- Gobernador encargado de la Goajira.
La leguleyización lleva a discursividades tan gaseosas como aquello de que es necesario
“Profundizar la democracia” o se vuelve a la necesidad de un “Enfoque territorial” para no tener que exigirle a minhacienda y Planeación nacional , que muestre el “plan plurianual de inversiones para la paz”, que ya debería estar ejecutándose , pero que no figura ni en el papel.
¿QUÉ INDICA QUE SOLO 25% DE LAS VIAS TERCIARIAS ESTAN
EN BUEN ESTADO?
Cuando Vargas Lleras le llenó la boca a los medios de comunicación con propagandas de videos
mentirosos que mostraban lo
paradisiaco de vías estilo Miami,
casi ningún periodista se
puso a averiguar qué pasaba con las vías terciarias.
Y todos felices ... |
Y ahora nos "informan" que el 75 % de esas
vías terciaras están en mal estado. Quienes las utilizan y padecen no tienen
ni tiempo ni ganas de leer periódicos, ocupados
como están en sortear avalanchas y reparar los chasises de sus
camiones o automóviles. Pero eso si, ahora descubrimos, también, que los cementeros van bien, aunque nuestro pobre país esté desvencijado,
mientras todo lo demás se convierte,
irremediablemente, en pura y simple teoría.
En
otras palabras , la leguleyización le
ha permitido a los funcionarios eludir
la presentación de cuentas y resultados más allá de la
ilusoria retransmisión de sus
paradisiacos informes por TV . Le
ha permitido al periodismo no hacer el seguimiento a lo que se prometió, más allá de
seguir como sombras al Presidente
y entrevistar como autómatas a Ministros, Fiscal y Procurador, mientras la Fiscalía y la Procuraduría
y, en
general el Estado, se instalan en el dulce
embrujo de la regulación y la discursividad mediatizadas .
No hay comentarios:
Publicar un comentario