caricatura de Alfredo Garzón, 1986 |
Advertencias previas
1. Entregué muy
cumplidamente las firmas
(30) que pude conseguir para
el proyecto de ley anti
corrupción liderado por la Senadora Claudia López y el Partido Verde . En la recolección de 4 millones y pico de firmas, muchos jóvenes contribuyeron, lo que es un buen síntoma.
2. Aunque no correspondía exactamente a lo que hubiera preferido, valoré , en este caso, la reacción ciudadana a una iniciativa que buscaba reformar al
Congreso desde el congreso mismo , a través de uno de sus miembros, y que pudo
despertar a esa ciudadanía que tanto se queja. ¿Por qué se quejan?
Algunos, por la manera como se elige,
por la manera como trabajan los padres de la Patria, por la manera como algunos se instalan en la politiquería o se
congregan como mansos rebaños frente al caudillo, etc. etc.Pero eso si, nadie se queja por haber
votado por Noños y compañía…
3. Al menos en mi caso y en mi estrato, pude comprobar también que la
resistencia a firmar la iniciativa anti-corrupción se debió
a una característica general que
explica , entre otras razones, nuestra capacidad colectiva estancarnos . La reservo para el final. Y
vamos al grano.
Si
alguien se pusiera en la tarea deporcentualizar
(de no existir el verbo, habría que
inventarlo) el tiempo que algunos colombianos se dedican
a hablar de derecho, normas,
proyectos de ley, sentencias, previsibles o no, redactadas o no,
llegaría a la conclusión, no solo que es
exagerado sino exorbitante.¿Cuales
colombianos? En particular los medios, el periodismo, los funcionarios públicos
y, en general, los leguleyos.
Pero el “porcentualizador”, Es decir , quien pertenece a esa especie
que todo lo reduce a cifras, también descubriría, por fortuna, los
medios escritos y algunas redes
sociales escapan a la generalización.Y
no es casualidad, porque los
contenidos son el meollo de la escritura
como lo es también Linkedin, entre otras.
Y, porfortuna , Facebook o Twitter no han
cedido completamente a la presión de la imagen, ni a la tentación
de censurar, aunque algunos usuarios de
redes digan groserías, regañen ,
insulten en nombre del “purismo”
generalmente de algún caudillo que los embruja, es un terreno por conquistar,
mas allá del territorio salvaje de las
emociones desbocadas.
Volviendo al leguleyismo, nos invade en cualquier tema, trátese de política, medio ambiente, abusos, ineficacia, paz,reconciliación etc. etc.
Y , por supuesto, también ha invadido la cruzada anti
corrupción que ha suscitado todo tipo de reacciones leguleyas, en vez de
la decidida acción de combatirla desde un
aspecto en el que los cantantes y los ciclistas se destacan.
Gentes como Rigo y Nairo si
saben qué es el esfuerzo. Por eso solo nos hablan de lo que hay que hacer- tema en
el cual son absolutamente
discretos- , de los resultados y de
lo que se proponen para lograr el próximo giro.
Cada frase, incluso con el aditivo
de Guevón que critica Uribe (cuando él mismo era aficionado a ponerle la
coletilla de “marica” a algunas conversaciones) es para los ciclistas un balance o la medición de ese
esfuerzo. Pero no en términos de
bondad o maldad, de exclusión y de desprecio, como
suelen hacerlo los políticos,
sino de lo que implicó y la manera de
mejorar.
En
cambio, un ejemplo característico del leguleyismo a empieza a ser la fiscalía y el propio Gobierno (con esa tracalada de decretos
no digeribles ni explicados) , y de algunos de sus ministros.
A la vez, la fiscalía, tanto de hoy como la de antes y desde su comienzos, y la Procuraduría de Ordoñez -¿y la de Carrillo, que está en sus comienzos?- también han caido en la tentación de lo discursivo o mediático, y eso tiene varias consecuencias.
Que
las cúpulas de las entidades de control aparezcan
a cada rato en los medios, minimiza la importancia de la respectiva
institución. Como además los resultados no
florecen silvestres, hay que
inventarse la manera de decir algo “novedoso” para el público.
Entonces,
¿qué mejor que ofrecer un proyecto de ley, para aumentar las penas, lo cual no sirve
para nada si no se captura a los corruptos,
a los ladrones y a los delincuentes en
general, pero principalmente a los de cuello
blanco? No se puede olvidar que el escándalo de Odebrecht no existiría si no lo hubieran destapado desde el exterior.
Y en política se ha
vuelto costumbre que a los ciudadanos nos ofrezcan el cambio “innovando” – palabra de moda- con algún
nuevo proyecto que reemplazará una ley
sin estrenar. Se elude así la manera como se deben realizar
esos cambios . El leguleyismo – del que se ha hablado mucho en este blog- refuerza aspectos que entronizan la incapacidad de cambiar, como el caudillismo.
En
desarrollo de nuestra mentalidad caudillista y leguleya, a toda
máquina y por los medios y el
periodismo de “secreticos” (no de alcoba
sino de cúpulas), ya empieza
a pedir pista el tema de las candidaturas presidenciales. Como si en un país
descuartizado ese fuera el tema principal.
De
cualquier modo, en un contexto como este, la
competencia no es sobre
el que sepa hacer sino el que más rápido presente un proyecto de
ley. Los medios radiales que tienen “mesa de trabajo” y
los televisivos que tienen periodistas asignados a cada cúpula
o a las relaciones con la policía que es la que entrega los videos ,
se vuelven “cajas de resonancia”de
la discursividad “proyectéeutica” ( otra palabra para
inventar).
¿Qué esconde , además de la
pereza mental, la afición mediatizada
por normas y leyes? Con el riesgo de equivocarme, esconde el miedo a hurgar las entrañas de una de las consecuencias mas aberrantes de nuestra idiosincracia, la desconfianza que nos produce lo colectivo.
Está
bien lo colectivo, siempre y cuando sea con alguien que conocemos o con quien
coincidimos en pasatiemto, palabra, y obra. El resto
produce desconfianza que solo
amerita afrontarse mediante … ¿un proyecto de ley?
Ahora mediatizados, no pocos académicos caen en la trampa de argumentaciones circulares en torno a temas que anulan toda capacidad de encontrar nuevos elementos de análisis de la realidad.
Una
palabra
que conocen bien los comunicadores, es la de deconstruir. Mas allá
de la
aridez de lo que significa para
Derrida, la semiótica y en filosofía http://bit.ly/2uWr5LJ su aplicación criolla en lo que nos dicen, nos informan y nos opinan a diario se
puede traducir de manera sencilla: se
trata de desarmar el lego (si, me refiero al juego) de lo leguleyo
, de lo discursivo, de la repetidera, quitándole las piezas... Un buen antídoto contra las mentiras
RECOMENDADOS: LA PULLA Y LA MESA DEL CENTRO
¿Dónde está la innovación del periodismo ? Mas que en la imagen o la verborrea, el insulto o la pleitesía, depende de quien sea diestro en escribir y en analizar,en equilibrar y llegarle a los que no se conforman con aplicar a nuestra era el pomposo titulo de la posverdad. Que es una falacia, pues supone que la sociedad ha puesto en el mismo nivel la mentira y la verdad con cierto fatalismo abrumador, lo cual no es ( todavía) así.
La innovación, repito, está en los que no aceptan que la mentira
esté instalada en el mismo plano
que la verdad. Porque la verdad reside en los hechos, pero también en su interpretación analítica, sea o no satírica,
que resista la prueba de la solidez ética
e investigativa. Y eso se puede
hacer con sentido del humor , también en lo audiovisual.
La pulla y la mesa del centro ( titulo que por cierto no
me gusta por aquello de la “mesa” . Dos ejemplos refrescantes de gente
joven, que distraen pero
llegan mejor a la almendra de lo que necesita el país para oxigenarse... y para darse cuenta de que la
está embarrando.
http://bit.ly/2h19hty¿
Como empezó ¿ Y en qué va? Cada vez mejor
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