jueves, 27 de julio de 2017

PURISMO, POSVERDAD, DESCONFIANZA… Y OTROS BICHOS EPIDÉMICOS


caricatura de Alfredo Garzón, 1986

Advertencias previas

1.  Entregué muy  cumplidamente las  firmas (30)  que pude conseguir  para  el proyecto de ley  anti corrupción liderado  por la Senadora  Claudia López y el Partido Verde . En la recolección de  4 millones y pico de firmas,  muchos jóvenes contribuyeron, lo que es un buen síntoma. 
2. Aunque  no correspondía  exactamente a lo que  hubiera preferido, valoré , en este  caso,  la reacción  ciudadana  a una iniciativa que buscaba reformar al Congreso desde el congreso mismo , a través de uno  de sus miembros, y que  pudo  despertar a esa ciudadanía que tanto se queja. ¿Por qué se quejan? Algunos,  por la manera como se elige, por la manera como trabajan los padres de la Patria, por la manera  como algunos se instalan en la politiquería o se congregan como mansos rebaños frente al caudillo,  etc. etc.Pero eso  si, nadie se queja  por haber  votado  por  Noños y compañía…
3.  Al menos en mi caso y en mi estrato,  pude comprobar también que la resistencia a firmar la iniciativa anti-corrupción  se debió  a una característica  general que explica , entre otras razones, nuestra capacidad colectiva  estancarnos . La reservo para el final. Y vamos al grano.

Si alguien se pusiera en la tarea deporcentualizar (de no  existir el verbo, habría que inventarlo) el tiempo que algunos colombianos se  dedican  a  hablar de derecho, normas, proyectos de ley,  sentencias, previsibles  o no, redactadas o no, llegaría  a la conclusión, no solo que es exagerado  sino exorbitante.¿Cuales colombianos? En  particular los medios,  el periodismo, los funcionarios  públicos  y, en general,  los leguleyos.

Pero  el “porcentualizador”,  Es decir ,  quien pertenece  a esa especie  que todo lo reduce a cifras, también descubriría, por fortuna, los medios escritos y algunas  redes sociales  escapan a la generalización.Y no es casualidad, porque  los contenidos  son el meollo de la escritura como lo es también Linkedin, entre otras.  Y,  porfortuna , Facebook o  Twitter no han  cedido  completamente  a la presión de la imagen, ni a la tentación de censurar,  aunque algunos usuarios de redes digan groserías, regañen ,  insulten  en nombre del “purismo” generalmente de algún caudillo que los embruja, es un terreno por conquistar, mas allá  del territorio salvaje de las emociones desbocadas.
Volviendo  al leguleyismo, nos invade  en cualquier tema, trátese de  política, medio ambiente, abusos, ineficacia, paz,reconciliación  etc. etc.  Y , por supuesto, también ha invadido la cruzada anti  corrupción que ha  suscitado todo  tipo de reacciones leguleyas, en vez de la  decidida acción de combatirla desde un aspecto en el que los cantantes y los  ciclistas se destacan.

Gentes como Rigo  y Nairo si  saben qué es el esfuerzo. Por eso solo nos  hablan de lo que hay que hacer- tema en el  cual son absolutamente discretos- , de los resultados y de lo que se proponen para lograr el próximo giro.  Cada frase,  incluso con el aditivo de  Guevón que critica Uribe (cuando  él mismo  era aficionado a ponerle la coletilla de “marica” a algunas conversaciones) es para los ciclistas un  balance o la medición de ese esfuerzo. Pero no en términos  de bondad  o maldad, de exclusión y de desprecio,  como  suelen hacerlo los  políticos, sino de  lo que implicó y la manera de mejorar.

En cambio, un ejemplo característico del leguleyismo a  empieza a ser la  fiscalía y el propio Gobierno (con esa tracalada de  decretos  no digeribles ni explicados) , y  de algunos de sus ministros.

 A la vez, la fiscalía, tanto  de hoy como la de antes  y desde su comienzos, y  la Procuraduría  de Ordoñez -¿y la de  Carrillo, que está en sus comienzos?- también han  caido en la  tentación de lo  discursivo o mediático, y eso  tiene varias consecuencias.

Que las cúpulas  de las  entidades de control  aparezcan  a cada  rato en los medios,  minimiza la importancia de la respectiva institución. Como además  los resultados  no  florecen silvestres,  hay que inventarse la manera de decir  algo  “novedoso” para  el público.

Entonces, ¿qué mejor que ofrecer un proyecto de ley, para aumentar las penas, lo cual  no sirve  para  nada si no se captura a los corruptos, a los ladrones y a los delincuentes  en general, pero principalmente a los de cuello  blanco? No se puede olvidar que el  escándalo de   Odebrecht  no existiría  si no lo hubieran destapado desde el exterior.

  Y en política se ha vuelto  costumbre  que a los ciudadanos nos ofrezcan  el cambio “innovando” – palabra de moda- con algún nuevo proyecto  que reemplazará una ley sin  estrenar. Se  elude así la manera como se deben realizar esos cambios . El leguleyismo – del que se ha hablado mucho en este blog-  refuerza aspectos  que entronizan la incapacidad de cambiar, como  el caudillismo.

En desarrollo  de nuestra  mentalidad caudillista y leguleya,  a toda  máquina  y por los medios y el periodismo de “secreticos” (no de alcoba  sino  de cúpulas),  ya  empieza a pedir pista  el  tema de las candidaturas presidenciales. Como si en un país  descuartizado ese fuera el tema principal.

 De  cualquier modo, en un contexto como este,  la  competencia  no es  sobre  el  que  sepa hacer sino  el que más rápido presente un proyecto de ley.  Los medios  radiales que tienen “mesa de trabajo” y los  televisivos que tienen  periodistas asignados a  cada cúpula  o a las relaciones con la policía que es la que entrega los videos , se  vuelven “cajas de resonancia”de la  discursividad  “proyectéeutica” ( otra palabra para inventar).

¿Qué  esconde , además  de  la pereza mental, la  afición mediatizada por normas y  leyes?  Con el riesgo de  equivocarme, esconde  el miedo a hurgar  las entrañas de  una de las consecuencias  mas aberrantes de nuestra  idiosincracia, la  desconfianza que nos produce lo colectivo.

Está bien lo colectivo, siempre y cuando sea con alguien que conocemos  o con quien  coincidimos en pasatiemto, palabra, y obra.  El resto  produce desconfianza que  solo amerita  afrontarse  mediante … ¿un proyecto de ley?

Ahora mediatizados,  no pocos académicos caen en la  trampa de argumentaciones circulares en torno a temas que anulan toda  capacidad de  encontrar  nuevos  elementos de análisis  de la realidad.  

Una  palabra  que conocen bien los comunicadores, es la de deconstruir.  Mas allá de  la  aridez de lo que  significa para Derrida, la semiótica y en filosofía  http://bit.ly/2uWr5LJ su aplicación  criolla en lo que nos  dicen,  nos informan y nos opinan a diario se  puede traducir  de manera sencilla: se trata de  desarmar el lego (si, me refiero  al juego) de lo leguleyo , de  lo discursivo, de la  repetidera, quitándole las piezas... Un buen antídoto contra las mentiras

RECOMENDADOS: LA PULLA Y  LA MESA DEL CENTRO

¿Dónde está la innovación del  periodismo ? Mas que en  la imagen o la verborrea, el insulto o la pleitesía, depende  de quien  sea diestro  en escribir y  en  analizar,en  equilibrar y  llegarle a los que no se conforman con aplicar a nuestra  era  el pomposo  titulo de la posverdad. Que es una falacia, pues  supone que  la sociedad ha puesto en el mismo  nivel la  mentira y la verdad  con  cierto fatalismo  abrumador, lo cual no es ( todavía) así.


La innovación, repito,  está  en los que no aceptan que la  mentira  esté instalada en el  mismo plano que la verdad. Porque la verdad reside en los hechos, pero también  en su interpretación analítica, sea o no satírica, que resista la prueba de la solidez  ética e investigativa. Y eso se puede  hacer  con sentido del humor , también  en lo audiovisual.

La pulla y  la mesa del centro ( titulo que por cierto no me gusta por aquello de la “mesa” . Dos ejemplos refrescantes  de gente  joven, que  distraen  pero  llegan mejor  a la almendra  de lo que necesita el país para  oxigenarse... y para darse cuenta de que la está embarrando.









 






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