La
identificación simbólica con la revista
Charlie Hebdo (yo soy Charlie)[1]
tuvo un significado profundo cuando se produjo
el atentado yijadista en Paris.
Fue una solidaridad con la libertad de expresión
que se esparció por las redes sociales, los
posters, las ventanas y una cantidad insospechada de medios de
comunicarse, incluido, por supuesto el
“voz a voz”.
Desde entonces, se ha usado en el mundo entero
en relación con todo tipo de
causas, para expresar esa necesidad,
no
de adherir con algo
o alguien, sino de sentirse “ser”
como ese
algo o ese alguien en materia en
derechos fundamentales.
No
se trata de caudillismo, seducción o
adhesión. En mi caso, al menos,
se produce como una identificación de la vía ética que propone Fajardo.
Porque el dilema no es electoral sino ético. Es continuación del camino que trazó Mockus.
Una misma
necesidad de claridad ética puede habernos surgido a muchos colombianos
como reacción a ante el fenómeno político de más de 4 ,5 millones de votos para la Coalición Colombia en el que pusimos nuestro grano de
arena. ¿Para quien y para qué van a ser esos
votos? Como simples votantes, ¿cual
es nuestra responsabilidad?
La
reacción inmediata, sobretodo la mediada por los medios de comunicación y el
periodismo, se nos ha planteado así: tenemos
que elegir entre Petro y Duque ( o Uribe). Es un enfoque político (politiquero
a veces, altruista en otras). Se nos
pregunta, para hacer el
clic habitual: ¿Qué le gusta
más , prefiere el Petrismo o el
Duque-uribismo?
Por
eso, no podemos caer en la trampa
post electoral. Resulta más constructivo
arrancar desde una dimensión
ética, cualquiera que sea el enfoque
que se tenga, pasando por el utilitarismo del amor propio de
Savater, al imperativo categórico kantiano, o la ética de la
convivencia, o la imaginación ética, o a la
consensuada de Habermas o la aristotélica
del ni tan tan ni muy muy, y muchas
más que llevan a un “acuerdo sobre lo fundamental” sin necesidad
de que nos lo propongan desde la política.
1-
LA INMEDIATEZ :
El camino es culebrero... |
“Ismos” centrados casi siempre
en personas más que
en ideologías. Ahora, una vez sepultadas las ideologías, como sucede en
gran parte del mundo, los ismos se centran en estrategias
de poder basadas en espectáculo, alianzas con babas, inmediatez y velocidad.
A propósito de Colombia,
hay una frase del Papa en su viaje a Colombia que me
impactó porque nos describe como una nación o como país – no recuerdo cual de las dos palabras
usó- que
: “ no ha sido nunca una meta completamente realizada, ni un destino totalmente acabado, ni un tesoro
totalmente poseído”
El afán de la inmediatez política es
el que ha determinado, en el 2018,
volteretas del vargasllerismo al uribismo
que tanto despreciaba antes, la
urgencia de volcarse hacia un
petrismo que propone co-gobernar sin explicar
como sería, la absoluta contradicción que implicaría
que el liberalismo, mal
dirigido por el César
Gaviria, se
aliara con el uribismo.
Es
la inmediatez oportunista la que lleva a quienes, desconociendo la tradición liberal que proclamó la independencia entre el Estado y las
religiones, se plegarían a un mandatario
que como candidato, juró sobre la biblia lo que juró, con retrocesos
que condenan al infierno a los LGBT y prohíben la adopción.
Conclusión : además de compromisos ambiguos, del afán no quedará sino el cansancio. La libertad se convierte
entonces en el bien mas preciado del
elector ciudadano, que no tiene
que “obedecer”, sino construir alianzas
sólidas con base
en sus principios.
Y no quepa duda: esos principios se mantienen mucho mejor cuando
se controla desde afuera que cuando
se intenta aplicarlos desde
un adentro que
tiene muchas facetas, como el
autoritarismo del líder.
2- LA FUERZA DE LA ESPERANZA: El
ciudadano libre no tiene por qué obedecer
a instrucciones caudillistas ni a intereses personales de los líderes. Una dimensión ética no obliga
a resultados inmediatos. “ voy a trabajar por la ética y van a aparecer
otros líderes - declara
Fajardo a El Tiempo
Y de
eso se trata: de combatir las tendencias
caudillistas muy arraigadas en la manera de comportarnos como
ciudadanos. Existe una relación inversamente proporcional entre comunidades sólidas y adhesiones
producidas por las cúpulas personalistas.
Es la misma actitud que nos lleva a esperarlo todo del Estado, y no de
nosotros mismos.
Hay esperanzas concretas que empiezan a cuajar. #UnaVacaPorDeLaCalleHum , iniciativa de un grupo de chicos que se
comprometieron a recolectar y colaborarle
a pagar la deuda a Humberto de la Calle, es una muestra de lo que significa
tener iniciativa propia y ciudadana. La chica líder, entrevistada
sobre el tema en un programa
radial de la mañana, dijo que no le
interesaba ayudar al partido liberal, sino al Dr. De la Calle como persona que merecía un
agradecimiento.
3- EL CONTROL ÉTICO DESDE AFUERA : “votar en blanco es cobardía ante el
fascismo”- escribe una amiga querida . Más bien diría que es inútil,
no cobarde, pero que ser inútil
no le quita su calidad de “gesto” como es inútil
el gesto # yo soy Fajardo .
Porque algo va de la pasividad abstencionista
a la reflexión mediante la cual ninguna de las dos opciones nos convence. En mi caso, no convence ni desde el punto de
vista político ni ético.
Pero desde luego, cada ciudadano
es libre de convencerse.
Que
yo vote en blanco o por Petro y aún
por Duque, no va a
resolver el problema ético
del país . Como no lo ha logrado, sea dicho de paso, la religión, por las contradicciones entre lo que
dicen, piensan y lo que hacen algunos de sus fieles Ejemplo: el
ex procurador Ordoñez, o Doña
Vivian Morales .
4-
LA CONSOLIDACIÓN MAS ALLÁ DE
LOS EGOS.
# YO SOY FAJARDO aprueba,
a mi modo de ver, el camino que debe
seguir un líder político cuando no quiere ser un caudillo. Y eso
se puede porque a Fajardo no le interesa perpetuarse sino, como lo
expresa, “ trabajar por la ética“ y que aparezcan nuevos líderes. Lo acusan de tibio,
que es un halago en esta época de egos
alborotados ( Petro) o en
formación de caudillo (Duque)
No se trata, como algunos piensan de
suprimir la emoción, el entusiasmo, la
pasión de LO político. Se trata, además
de todo lo que se refleja en la plaza pública, o en
la calle, o en cualquier parte, de
llegar a un nivel de participación política
que deje las viejas mañas y comportamientos anclados
en el caudillismo.
En términos prácticos de política
electoral, la llamada Coalición Colombia, debe, a mi
ciudadano modo de ver, consolidarse
hacia el futuro, lo que
implica analizar con proyección y garantizar ese
fortalecimiento en lo electoral.
Por ejemplo, la alcaldía de Bogotá en
las elecciones del año entrante, es más importante que cualquier compromiso con ilusiones como el co-gobierno, o los acuerdo fundamentales liderados
por la política.
Sin duda, hacia el futuro y para utilizar la expresión de Orlando Fals Borda, los
ciudadanos tenemos mucho que “sentir,
pensar, actuar” tanto individual como
colectivamente.
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