Durante las siete horas, estuve frente a la pantalla. Fue un ejercicio de calistenia mental, visual y auditiva, como quien acepta un reto de resistencia o sacrificio. Por eso mismo, como abuela cibernauta, no preocupada como antaño por buscar chivas u otros animales, pude detectar cinco categorías de parlamentarios .
Los
detalles que los configuran no aparecen
en el relato que hacen los medios y su
periodismo reporteril, por cierto
culpabilizados en esta
ocasión por el “carrasquillismo” como
responsables de todo lo que se dice
del Ministro de Hacienda, aunque sea verdad.
No
cabe duda que en ese ambiente peculiar, el periodismo solo es
“bueno” cuando dice algo positivo del respectivo parlamentario, es manipulable o se
considera una especie de insecto molesto que tiene un micrófono por lo cual
los ilustres padres de la Paria
solo se pueden comunicar con él
diciendo frases obvias para que
las repita como caja de resonancia.
A diferencia de los ciudadanos como yo
ahora, los periodistas están
ocupados en quien dice qué (y no en quien no dice nada) , en quien ataca y quien responde,
quien insulta y a quien se debe – consciente o inconscientemente -
considerar como el guerrero que
ganó el reality, perdón, la contienda.
Esas siete horas me sirvieron para detectar
cinco categorías de parlamentarios , a los que usted puede agregar las
categorías que quiera, bien sea a través de Linkedin, de Twitter
o de Facebook.
EL PARLAMENTARIO
SOBRADO
Advierto
que el titulo no es peyorativo, sino
que señala a quien está muy por encima del promedio de
mediocridad que caracteriza los
debates de moción de censura.
Uno, el
senador Álvaro Uribe Vélez. Nuevamente, le
aportó a su bancada el brillo del que ésta carece. Cuando habla, lo hace en un tono
de voz pausada y como si fuera humilde. Los hombros se le encogen y su
mirada se pierde en la lontananza , como
aquellas figuras de santos. Medievales,
claro está, porque no me refiero ni al
ex presidente Juan Manuel ni al
inquieto embajador Francisco, sombras que, para
bien o para mal, acompañan
siempre a AUV.
En
su intervención, que todo el
mundo esperaba, a Uribe la boca se le
encoge de cuando en cuando en forma
de corazón, y va soltando
palabras y frases, inteligentes y redondeadas. O aclarando lo que no se preguntaba: “ el Ministro
no asesoró a alcaldes”.
El
congresista de marras no busca
mostrar que es sobresaliente, pero siempre
mide
el impacto cuando habla. Es como
si una voz interior lo propulsara por encima de la nube de incienso, desde luego producida por la manera silenciosa y estática como su bancada se convierte, cuando él habla, en estatuas
de sal.
Aunque usted no lo crea, como
tampoco los poco imaginativos
camarógrafos del Congreso, la transmisión del debate es un aspecto fundamental, quizás más que el mismo debate. Nadie
se rasca o se hurga los mocos y tampoco ahora nadie
duerme por temor reverencial a las cámaras. La puesta en escena
es importante y cada quien la elabora
como puede. Los camarógrafos del Congreso, dándole el
tinte más ladrilludo.
Esta
vez, a Uribe ya no lo rodearon de pancartas, como sí las utilizaron los verdes y el
Polo. En esta ocasión, el encuadre se componía de dos figuras angelicales , una detrás de Uribe
y otra al lado. Al fondo, Paloma Valencia y
su bella cara de Gioconda; a su lado, la
angelical parlamentaria Paola Holguín,
toda vestida de blanco. Uno no sabe muy bien todavía
por qué está allí. ¿ Será por el
papá?
En
todo caso, Paloma solo intervino una
vez con una desconocida voz pausada
de monja de clausura. Muy
diferente de la inefable Maria del
Rosario Guerra que
se improvisó como cualquier Dolores Ibárruri, en su exaltada defensa
del Ministro. Eso si,
todavía no parece haber encontrado bien su papel, tal vez por el peso de su clan Guerra, que le aplasta la personalidad.
Dos, el
senador Robledo. Jorge
Enrique Robledo Sigue siendo un maestro
de la exposición argumentada, que
empuña la ironía como
una espada. Pocas personas
inspiran tanto respeto intelectual como
él, con su enigmática y austera figura, así como la manera impecable como maneja los datos.
Sin embargo, el martes 18 de septiembre 2018, que no resultó fecha
histórica, parecía menos preparado que
en otras ocasiones. Quizás porque buena
parte de lo que dijo ya lo habían
dicho los medios, sobre todo, los Panamá Papers
y el columnista Coronell. Quizás porque previamente se desgastó peleando
para que el Centro Democrático no se montara en el mismo bus de citante. Pero también , porque
compartió la citación con el senador
Alexander López, que prefirió un tono algo panfletario. Demasiados temas, que desenfocaron el
motivo de la propuesta de moción
de censura. De todas maneras, no nos dignamos mentiras: ésta
no podía concretarse por aquello de las sumas de parlamentarios y se esfumó
como por encanto.
¿ Por encanto, o sin encanto?
Tres
. El Senador Gustavo Petro . También sobresalió,
aunque no era citante, porque dio
una clave concreta en un mar
de citas de leyes, que parece ser la característica mas relevante de las sesiones del Congreso o de
cualquier declaración de político que se respete. Enumerar leyes, decretos , resoluciones, que nadie conoce pero
que si dan la impresión de seriedad y de saber del tema. El Senador Petro
puso a temblar a uno que otro cuando
dijo que el Ministro Carrasquilla si había participado en la
elaboración del Plan Nacional de
Desarrollo. Una banderilla
que sin querer queriendo el
Senador Uribe recogió para
citar a su turno el articulo del plan para demostrar que no era cierto lo que
Petro insinuaba. Desde
luego la audiencia interna y externa se quedará sin
saber quien tiene la razón, entre otras razones, porque no todo lo que no consta en el Plan es la garantía
de que no se pensó.
En cambio, Petro al
parecer la embarró cuando
se ufanó de que
él , como alcalde, había logrado, en
plena crisis internacional, la tasa mas
barata del 2% para la ETB. No
faltó quien comentara que las dos fechas no eran comparables, pero nadie les puso atención.
EL PARLAMENTARIO ACURRUCADO
En la
montonera que pidió el uso de la
palabra y que ocupó mas de las tres
cuartas partes del debate, se observó un denominador común: la mentalidad acurrucada.
De lo que se trataba no era
de aportar al debate sino de demostrar lealtad – para llamarla
positivamente- o lambonería, para
decirlo con algún énfasis.
A
decir verdad, el Presidente del
Congreso Macías fue ecuánime y justo en la
manera de otorgar y medir el derecho de
sus colegas a intervenir. Tal vez para hacerse perdonar la embarrada de la toma de posesión. De cualquier modo, fue
evidente una relación proporcional entre el por fortuna escaso
tiempo otorgado a la cola de parlamentarios
que pidieron la palabra y la extensión
de su discursividad. Entre más carreta, más babosadas.
Eso sí, flotaba en el aire el
deseo común de que quedara
registrada su posición. Que
supiera el gobierno que ellos si
- no como los castrochavistas citantes- eran el
respaldo que necesitaba.
Desde las tres o cuatro primeras
palabras de cada quien se notaba (por supuesto en mayoría porque el gobierno tiene la mayoría en el Congreso) el deseo de agradar o al ministro, o al
jefe de bancada que algunos
llaman el innombrable, o al
presidente Duque. El resultado:
casi nada se salió de lo
mediocre, de muchas alabanzas y mas
o menos cantidad de flores, según el afán de cada quien. Solo uno o dos Senadores gobiernistas tuvieron la osadía de decir que,
si bien respaldaban al Ministro, los
citados bonos habían sido
un fracaso.
EL PARLAMENTARIO
SORPRESA
En semejante nivel intelectual, hubo,
sin embargo, una sorpresa. La exposición del
Senador Rodrigo Lara Restrepo. Debo aclarar que, como
delfín, no ha sido santo de mi
devoción, pero en este caso mostró que se
había preparado . Y se atrevió
a correr el riesgo de perder puntos frente
a su jefe Vargas Lleras con calificativos como “mermelada tóxica”, o “esquema de
endeudamiento leonino” . Y preguntó: ¿Cuanto ganó el intermediario? Y agregó,
dejando la inquietud en el ambiente: “el negocio no es construir unos títulos,
el negocio es revenderlos” .
Como
a la mayoría de los colombianos
nos educaron con el miedo a las
matemáticas, a la montonera
parlamentaria – salvo reconocidas excepciones- también le
da mamera ocuparse del intríngulis de los bonos
Carrasquilla , como el mercado secundario, la pignoración, los redescuentos y otros temas financieros muy aburridores, como
la clave del negocio vía Panamá,
y lo que
le costó a Findeter el
rescate después de los no-acueductos.
EL PARLAMENTARIO ATERRIZADO
Pero
si
de acueductos se trataba, solo dos parlamentarios se destacaron entre todos los que hablaron y repetían
como loritos el enigmático dato de un 85% de resultado “positivo”. ¿ Por qué? Porque pudieron
dar ejemplos concretos del tema, de los perjuicios y del
meollo.
El parlamentario José Polo citó
con detalle, paso por paso, endeudamiento por endeudamiento , el caso de Ipiales,
con una conclusión resonante: un préstamo de $7000 millones, produjo intereses de
deuda de
7281 millones, tuvieron que
ser refinanciados luego por
BanColombia. Usura para los bonos Carrasquilla fue la palabra muy descriptiva que empleó.
La
Senadora Haydé Lizarazo, del partido Mira. Manifestó
su apoyo al ministro pero por una
razón sencilla: al municipio de donde es oriunda, le fue bien. Observó con razón que suscribir esos bonos no era
obligatorio sino decisión de los Concejos, que a
Armenia y a Calarcá les había ido bien por ser cuidadoso con la
ejecución de las obras.
Preguntó
lo razonable dentro de su óptica gobiernista : ¿Será que un mes
después de nombrado podemos hacerle frente a
una renuncia? Y rubro por rubro ( salud, educación,
ICBF, Plan de Alimentación Escolar) discriminó
el hueco fiscal de 25
billones que dejó, por cierto, el Ministro Cárdenas.
Nadie en el auditorio pareció reaccionar,
salvo por cierto, la senadora
Cabal que en este caso y en esta
ocasión con fríos cabales, a diferencia de sus habituales
destellos de odio, también mencionó al
susodicho hueco.
EL
PARLAMENTARIO MUDO
De eso se trataba. Que no
hablaran. Verdes, amarillos, rojos, azules, Uga huga. Algunos
por disciplina, otros asintiendo con la cabeza cuando sus
voceros decían algo con lo cual
estaban de acuerdo. Otros rebosantes de satisfacción frente a los elogios al Ministro.
Otros, primíparos, algo asombrados
por el transcurso interminable
del debate . Otros, en fin, calculando
si seguían en el
bloque de la independencia o si
le enviaban una carta al Presidente Duque. De eso también se trataba.
¿CONCLUSIÓN?
La obsesión
discursiva por los acueductos fallidos y los bonos Carrasquilla , cuyas
consecuencias muchos de los hoy parlamentarios no fueron capaces de
detectar ayer en sus
respectivos departamentos, le sirvió al ministro para pasar
sin dejar muchos pelos en el
alambrado, como reza el dicho popular. Resta por ver
si el apoyo irrestricto de Duque
y los elogios parlamentarios lo salvarán de futuros
errores de percepción sobre lo criollo, por más PHD que sea.
Y
mientras tanto, allá afuera, un país rebosante de problemas...
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