Las memorias
son quizás el género literario más difícil. Para que tengan trascendencia, deben estar bien escritas.
Requieren
honda reflexión sobre sí mismo, a veces sicoanalítica.
No basta que el autor cuente lo que fue o lo que es. Las memorias, ejemplares, que le
valieron a Churchill el Premio Nobel,
deben además reflejar contextos históricos y sociales, ser anecdóticas o satíricas y, en una difícil mezcla, emocionar pero a la vez capturar el interés de
los lectores. También, otros
ingredientes, particulares en cada caso.
El libro de
Enrique Santos Calderón contiene buena parte de esas condiciones salvo, a mi modo
de ver, algunos ingredientes. Los lectores de “El país que me tocó” desde sus propias percepciones y apreciaciones,
serán quienes deban escrudiñar lo escrito que, en este
caso, se lee de un
tirón. Empiezo, entonces, y como
lectora.
No sé si la contracarácula
fue escrita por Enrique Santos Calderón o por Debate, pero aquello de
que es “un periodista imprescindible” resulta mi
puerta de entrada para preguntar:
¿quien es imprescindible hoy en periodismo? [1]
En la medida en que se avanza en edad, uno se da
cuenta que esa palabreja no se aplica casi nunca, menos todavía en periodismo, y menos en un ambiente como el colombiano, que tan poco respeto tiene por
actividades como escribir y crear. Me
temo que buena parte de los imprescindibles se consolidan por auto referencias y roscas mutuas.
LA “LEGENDARIA” ALTERNATIVA
Este
ambiente intelectualmente cerrado
de valoración, que ignora a los demás
con displicencia, produce distorsiones y
lo que he llamado “egos alborotados”
.
“ Con SU [2]
legendaria Alternativa marcó toda una
generación”- se lee
en la contracarátula. Desde hace
mucho tiempo, puesto que
somos de la misma generación, me ha irritado el mito de Alternativa, que refleja mucho
nuestra manera de contar la
historia y se ha vuelto, sin
discusión, parte de ella.
Porque Alternativa no solo fue “de” Enrique Santos Calderón, como se cree comúnmente,
sino una creación colectiva a la que Gabriel
García Márquez, y de varios otros , entre los cuales
el principal , y ahí si me duele
que lo ignoren olímpicamente, Orlando Fals Borda.
Como sin querer queriendo el -a mi modo de ver- más importante sociólogo
colombiano se va desdibujando en la aventura, en la que participó con lo que llamó “La Rosca”, de eminentes intelectuales. A pesar de las peleas internas que
dividieron a la revista, tuvo
además el copy right del
nombre Alternativa.

su lema era más profundo que el
primero (“ Atreverse a pensar es
empezar a luchar)”. Haber
trabajado con Fals Borda un año y
pico es, en mi caso, y el de todos
los que participaron en esa
utopía, una historia
inolvidable.[3]
Alternativa, en su primera versión colombiana (pues
existió una Alternative creada por el círculo de Camilo Torres
cuando estudio en la Universidad de Lovaina, García: 79), fue impulsada
principalmente por dos celebres intelectuales de la escena nacional: Gabriel
García Márquez y Orlando Fals Borda. A ellos se sumó el periodista Enrique
Santos Calderón. García Márquez era ya un escritor consagrado, amigo del cambio
social, y ante todo un intelectual que no estaba afiliado a ninguna corriente o
partido de izquierda en particular. Fals Borda se había separado de la vida
universitaria desde 1969, al calor de la ruptura producida en el Departamento
de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, fundando en 1970 la
Fundación Rosca, junto con otros académicos en similar condición. El resultado
de esa actividad fue la metodología de la Investigación Acción Participación
(Entrevista del autor a Orlando Fals Borda, Bogotá, 6 de abril de 2007).
Enrique Santos Calderón era un joven periodista que escribía la columna Contraescape en
el diario El Tiempo, propiedad de su familia. La columna se
caracterizaba por una argumentación fuerte y crítica, y de evidente tono
izquierdista.
En diciembre de 1973 ya era un hecho el surgimiento de la
Revista Alternativa, cuyos socios serían la Fundación Pro Artes
Gráficas (Enrique Santos), la Fundación Rosca (Fals Borda) y García Márquez. (
prensa rural, articulo encontrado en Internet https://prensarural.org/spip/spip.php?rubrique10
)
Por eso, no es
saludable para la memoria atenuar
la importancia de un personaje de las
dimensiones de Orlando Fals: “de
este grupo de fundadores recuerdo a Jorge Villegas, Orlando Fals Borda, Bernardo García, Cristina Latorre, José Vicente
Kataraín Diego Arango, Norma Zárate y Carlos Duplat. Y por supuesto, a García Márquez, a quien yo embarqué en esa aventura
y en la que el no creía y sin la cual
la revista no habría alcanzado la
dimensión que tuvo” ( pág. 94).
![]() |
Una carta ilustrativa... |
Interesante, por
cierto la carta crítica
dirigida en 1974 a
Enrique Santos por Gabriel García
Márquez, con un amable jalón de orejas, puesto que consideraba la
revista visualmente fea, además de que “ideológicamente crea
una sensación azarosa” (pág.
108-111).
También, llama mi
atención la parte más “suculenta” – excusen el término-
del libro: la franqueza con que ESC cuenta las luchas de
poder al interior de El Tiempo;
la venta del periódico (aunque hace
falta mencionar quien se quedó
finalmente con el diario, es decir Sarmiento Angulo, que también
se quedó con la ñapa del
agachado Roberto Pombo, muy sagaz esposo de Juanita Santos y muy poco
escritor a pesar de ir tanto al
Festival Hay) .
Sin duda, el santismo ignora olímpicamente: años después, la Revista Semana, bajo la dirección
de Alejandro Santos, sistemáticamente "olvidó" reconocer y dar el crédito al primer artículo de
investigación sobre las Convivir y el papel
del entonces gobernador de Antioquia
Álvaro Uribe Vélez, que fue
publicado en la segunda etapa de Alternativa. Nos valió una denuncia por injuria y calumnia de Pedro Juan Moreno, ya que no aceptamos rectificar y por fortuna no prosperó, pues la Fiscalía precluyó la investigación. Ese "olvido", a mi modo de ver, es escribir la
historia desde el santismo.
PERO ... ¿ QUÉ
ES EL
“SANTISMO”?
El libro
de Enrique Santos Calderón, sin
citarlo con nombre propio , describe al santismo
descarnadamente y con valentía – hay que abonárselo- a través
de un repaso de su dinastía y de un entretenido anecdotario.
El Presidente Santos (pág. 31) era “mesurado, cerebral y esencialmente político”
(¿ Como los primos Juan Manuel y Francisco?). Su abuelo, Calibán, en cambio, “le sacaba el quite a la política y detestaba
hablar en público” (¿ como Enrique y Fernando?) . Todos , sin duda, muy inteligentes y,
como se dice hoy, emprendedores. Casi
todos rutinarios de almuerzos, uno
no sabe muy bien si importantes o
no. Algunos Santos con vocación pedagógica (¿Como Rafael y
Alejandro?). Otros, como el
propio Enrique, con aficiones por los BackChannels, es decir, misteriosas
conexiones que se muestran como decisivas y que se saltan los canales institucionales en los
procesos de paz, como Enrique en
relación con las FARC y Samper,
con el ELN. Pero, eso sí, todos con un potosí: el Tiempo, que
les permitió tambien entrar a la Semana de Felipe López, una alianza en
la que los negocios terminaron valiendo tanto como
el periodismo. Una revista que
sufre su propio proceso de deterioro ahogada por “revistas” colaterales que
muy poca gente lee y financiadas
prácticamente por publicidad.
Volviendo
al tema, en ese agradable libro, que hará
además las delicias de los cachacos
santafereños, hacen falta algunos
“detalles” como el que menciono sobre Alternativa y la ausencia total de mujeres en esos cincuenta años, o solo nombradas muy de paso, como es
el caso de su amiga María Jimena Duzán, que merece algo mejor.
¿ No hicimos nada?- se pregunta
la ex Ministra y combativa Cecilia López al anotar, basada en los trozos que publicó la revista
Semana, que “ los principales protagonistas de la historia de Colombia
en uno de los periodos más convulsionados” fueron doce hombres y ninguna mujer.
Pero más
allá de episodios de Alternativa, de la
válida inquietud de Cecilia López, que
también quien esto escribe había anotado
a lo largo y ancho de la lectura del libro, se
llega a una pregunta de fondo: ¿ Cómo
se fragua el santismo, muy bien descrito, sin llamarlo así por Enrique Santos Calderón? Es una actitud,
una valoración más
allá de lo familiar, de ser, por
cierto como otras familias, un
elemento clave de nuestro destino como
país. ¿Lo es o es un clima que construyen los
propios Santos pero también, que se construye desde afuera, a pesar
de ellos o de su visto bueno, si se mira el otro
lado de la moneda.
Recuerdo: hace
“marras” -diría el autor con su
lenguaje agradable y coloquial- alguna vez un
profesor de la Nacional muy de “izquierda” me comentó que, en las reuniones “duras”, había gente a la que
le gustaba sentarse al lado de Enrique, pero más por
ser Santos que por ser Enrique.
El hecho de
que existan Enriques, Franciscos, Hernandos, Alejandros, Rafaeles, y que tengan
una preponderancia que no tienen
, por ejemplo, los Cano, es producto de ese espíritu santista que
tiene que ver con el poder, con sentirse elegantes y per sé
destinatarios del poder. Mi
madre, francesa, oriunda
de La Bastilla, tenía una
frase característica para describir, no a los Santos, a sino a ciertas
actitudes de cierta élite
colombiana: “tout leur est
dû” (todo lo dan por debido). Para
ella, implicaba que tenían todo dado
de antemano y que eso se aceptaba en Colombia como inamovible. O imprescindible,
para utilizar el término
de la contracarátula.
Lo que sucede
es que ahora el Tiempo ya
no es de los Santos y el Presidente
es ex Presidente. Eso marca,
creo, el fin de la historia, por lo menos
de lo que les es dado por el
apellido.
¿ QUÉ ES LA CRÍTICA, LITERARIA
EN PARTICULAR?
No pocos colombianos que escriben sobre libros deberían
hacerse las preguntas, que
ahora esta abuela cibernauta,
mas bien dedicada al análisis de medios,
se hizo a propósito del libro “El
país que me tocó”.
Quizás lo primero es aclararse a uno mismo que un libro no es bueno o malo, sino que
lo interesante de la crítica - en
la que son expertos los franceses, los gringos
o los alemanes, está en los matices.
A veces uno añoraría que excelentes revistas como
Arcadia ( por cierto de Semana)
que contienen muchos artículos
profundos y sesudos,
promoviera el análisis de los libros mas allá de sus descripciones y de sus alabanzas como si, a veces, fuera un requisito indispensable de la crítica excusarse o no mencionar las
partes criticables.
Según me dicen en el caso de la
música, por supuesto como tema, sucede algo
similar. ¿Querrá decir eso que
nos falta mucho análisis y nos sobra
publicidad?
![]() |
¿Sólo Santos en las paradojas de la paz? |
[2] Las mayúsculas son de MTH. Aclaro
que fui directora de Alternativa , y que
junto con unos fundadores variopintos en términos ideológicos, el jefe de redacción Oscar Iván
García , investigadores de la talla de Mariela
Guerrero ( a la que
se le deben los artículos sobre
el entonces Gobernador de Antioquia, su secretario de Gobierno Pedro
Juan Moreno y su papel en las Convivir ), un equipo de jóvenes entuisasmados periodistas, sudamos también para sacarla adelante , por poco tiempo, pues también fracasó financieramente.