jueves, 11 de octubre de 2018

¿EL VESTIDO NUEVO DE LA ERA DUCAL?

Al cumplirse los primeros  dos meses  y pico de la posesión de Iván Duque como Presidente de La República, empiezan a aparecer las primeras costuras  de su traje.


De antemano  se sabía que el joven  y dinámico  presidente  se enfrentaría a dos  retos descomunales.


¿ Valía la pena desprestigiar la Cruz de Boyacá?
El primer reto:  distanciarse del ala más  extremista  del ultraconservador establecimiento (liderado  con nombre propio  por  el  inamovible  Uribe, los Cabales,  Palomas, José obdulios, Ordoñez   et al).  

 Como  el  discurso  del nuevo Presidente  promueve  en todos  los escenarios la reconciliación de los colombianos, sorpresivo resulta que,  en la práctica,  haya hecho unos nombramientos que contradicen  lo discursivo, pero también  haya  expresado   opiniones o que ignorando otras.  Tomar partido  por el fiscal y  enviando  sutiles  pero    dicientes  “picas” a la  JEP y a las Cortes, reafirmar su admiración por el ministro Carrasquilla, no solo son  desconcertantes ambigüedades, sino que sorprenden a los países  aliados.  De nada  sirve entonces apresurar  giras por  muchos países, como   su antecesor.

El segundo reto: demostrar que  su  nula  experiencia en el sector público  de la rama ejecutiva quedaría compensada. ¿Cómo?  P de or una  juventud  que  estimularía a una nueva generación,  por su  larga  experiencia en el  Banco Interamericano de Desarrollo y  por  la manera destacada como  se desempeñó  como Senador del Centro Democrático.

A Colombia, desde luego, le conviene, en aras de la “despolarización”,  que nuestro Presidente supere los dos retos  con muchos A y B, como se diría en  Gringolandia. Por lo mismo, no sobra darle algunos  consejitos que le permitan evitar lo que  le pasó al personaje del  cuento que mencionaré al  final.

Porque el camino es más culebrero de lo que parecía .

DUQUE  NO ES  URIBE  PERO TAMPOCO ES MACÍAS

Un primer misterio insondable  a la luz de la lógica es  la súbita   preponderancia  del Presidente del Congreso, que no es  el símbolo de una nueva  generación con  aspiraciones  de reemplazar a los  dinosaurios para construir país,  sino  de alguien que sabe  donde y cuando estar  trepado en el clientelismo político. Pero si  desde   el punto de vista del que trepa no  es extraña  esa   aspiración en un país en el cual los concursos de méritos  prácticamente no existen, lo que  extraña  sobremanera es   que el joven Presidente  lo alaba  como  si fuera un descubrimiento de  todas las capacidades  de la joven  Colombia.  Le hace   viaje especial,  pasando  por alto una  prioridad  que indigna al resto del mundo: los  asesinatos de líderes sociales.

DUQUE  NO ES SANTOS PERO CAE  EN EL ESPEJISMO DE LA IMAGEN

Es  encomiable la  personalidad  conciliadora de Iván Duque y  el respeto  versus  su antecesor, Juan Manuel Santos,  con el cual, por cierto    tiene, al menos  hasta ahora,   similitudes que   debería corregir. Me refiero, además de la señalada  viajadera internacional,  al culto a su propia imagen.  Se manifiesta en este   comienzo de cuatrienio  no  solo por  los  Consejos Comunitarios –perdón por  los Talleres  Construyendo País-  sino por la necesidad de calarse cuanto sombrero le pongan y  de asistir  como ringlete  a  cuanto evento que- cree-  impulsará su imagen pública.

Lo  curioso es que  esta estrategia un poco ingenua  de quienes  están construyendo la imagen de Duque lleva a lo que llevó a Santos: a descuidar el  cómo por obsesionarse con el qué  a  título personal.  Un presidente  joven y creíble  no  necesitaría tanta  vitrina, porque lo  que logra es , por efecto de saturación,  construir un presidente- imagen, gracias a la cual su discursividad es repetitiva  y basada en  consideraciones  generales. 

Por  ejemplo, en momentos en que la crisis  de la  salud  ha  llegado  a un clímax insostenible y  catastrófico,  el Presidente no le ha dedicado con seriedad   reuniones   a  puertas   cerradas.Y tampoco el tema de la educación superior se resuelve  dando a la carrera 500.000 millones de pesos, despues de una  significativa marcha.

¿Interesados en  escuchar al otro?
Sin duda,  los talleres  Construyendo País, si es que insiste en ellos, habrían tenido mucho  mas  éxito si,  en vez  de hacerlos en el primer o segundo mes, se hubieran esperado unos  seis  meses. Y corren el riesgo esfumarse   como sucedió con los del Presidente Uribe, cuyos resultados, es decir, la comparación entre lo que hizo y  se prometió y escuchó en estos  Consejos,  lo que se  ventiló en esas interminables reuniones.

 Sin  referirnos  al asesinato del alcalde  Eduardo  Díaz  que lo  advirtió en un Consejo  Comunitario  y a su gestor  Salvador  Arana  catapultado  como  Embajador en Chile  antes de ser  capturado,  lo que sí se puede predecir  es que   en el estado actual del país, no basta con darle  la palabra  a una montonera pre escogida,  para  solucionar la tambien dramática  situación de violencia, de asesinatos de lideres  sociales y  de  debocada de la delincuencia.

 Y no nos digamos mentiras:  la liberación  del niño , por la cual todos nos   alegramos,   se debió  mas al clamor general, al despliegue de  siete mil uniformados y  a la comisión  de u sacerdote y del defensor del pueblo,   que a la visita intempestiva  de  Duque. 





El Presidente  Duque  tiene  carisma, pero , a mi modo de ver  ese carisma está  siendo utilizado de mala manera.  Mal aconsejado,  le  hacen creer que se volverá  tan carismático como  Uribe,  cuando   su carisma  se debe a otros  factores.

 Su mayor carta no es  el caudillismo, sino   la demostración  de que  trabaja en equipo,  lo cual  es muy  distinto de hacer talleres. Tampoco basta  con que  nombre a la mitad de su gabinete femenino sino que, por ejemplo,  debería  darle mucho más  juego   a una vicepresidenta de trayectoria como es   la de la vice- presidenta Martha Lucía Ramírez. Y , nuevamente, dar más  juego no es llevarla a cuanto  recorrido  se  haga.

  




Que Duque acepte que  le insistan  demasiado como  Presidente  a ser   único factor de cambio lo lleva a desgastarse inútilmente, a hacer   rondas prematuras por países    como Francia  y aun la Unión   Europea  en  la que no tiene nada  que ofrecer  más convincente que la necesitad de que no se siga a asesinando a líderes sociales.



Ojalá entonces que,    abrumado como estará de lagartos y consejeros, le  queden momentos de reflexión para cambiar de rumbo y  de profundidad,  para actuar de manera  mas  sustancial en  la  compleja  realidad colombiana.

 Y ahora  un párrafo del cuento que prometí.

¿CAMBIARÁ DE TRAJE  LA  ERA  DUCAL?


-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué magnífica cola! ¡Qué hermoso es todo!
Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.
-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.
-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.
-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!
-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.
( tomado de  Cuentos de Hans  Christian  Andersen)

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