La película, de 2016 y
en cartelera ahora, (aunque
también se puede ver completa en You Tube), desde luego, está bien
hecha. Ni más faltaba.
Pero el trasfondo no es sobre “el poder
de la confesión” como lo dice en alguna entrevista su ególatra protagonista,
Lucas Maldonado. Es una mirada a su
propio ombligo de hombre que siempre está al límite – como
también lo dice- de sus borracheras, baretos,
pericos , bazucos y acostadas. El
relato de todo aquello es válido
como arte; qué mejor ejemplo que “Under the
volcano “ de Malcolm Lowry.
“Yo, Lucas” es una
película dedicada “a mi mamá”, como también se dice al comienzo, y ¡vaya mamá la
que tiene! Pero, sobre todo, es el reflejo de una versión edulcorada del machismo ególatra.
Al protagonista, desde su trono, es decir, una cama, todo le parece chistoso, y se
extraña de lo que cuentan sus admiradoras ex novias. Sus
recuerdos los cataloga en “no
te lo puedo creer” “ ¿qué va, eso pasó?”.
Y
ellas, recordando que él
era loco, loquísimo, perdido, que las dejó tiradas, en todos los sentidos
de la palabra. Y ellas, extasiadas
con los recuerdos. Solo una, por cierto con acento sajón, también
de la colección personal del autor, tiene la verraquera
decir que antes y despues, éste le hizo
daño a mucha gente.
Y tiene la compasión de
aceptar que el día en que murió otro loco
perdido, Jaramillo, amigo del “alma” de Lucas, ella
se fuera con discreción de la
bendita cama, para dejarlo
con su dolor, gesto que el no debió
apreciar, quizás ahogado por su autoretrato.
Ahora
que se está hablando
tanto de feminismo, vale la pena mirar
el otro lado de la moneda: por qué el machismo está vivito y coleando, (o si se quiere, reemplazando la o con una “u “en el caso de la película de marras).
Aclaro
que lo que cuestiono no es el hecho
de que las entrevistas con
sus ex novias – no todas por fortuna para los exasperados padres- se hagan
en una cama, un recurso estético
válido. Lo que cuestiono es
que el Yo del Lucas
deja a sus “novias” -
eufemismo para utilizar las
mujeres con las que se ha acostado, como simples objetos
de su catálogo -. Sin duda, los
“Malumas” abundan y las
ingenuas también.
Yo , Lucas
es un himno al machismo ególatra porque, en la
película, Lucas se solaza como un tierno cerdito con los que
ellas piensan de él, lo loco que era ,
las bestialidades que hizo . Ni una palabra sobre ellas. Desde luego, no era tema para auto sicoanálisis.
Por eso la verdadera estrella
de la película es Camila
Loboguerrero, que quiere
a sus hijos, una cineasta reconocida que ha tenido una vida dura para alcanzar el lugar
que tiene como cineasta, a pesar
de un marido alcohólico , y que con un
gesto de infinito cansancio, pide que “paren de filmar ” cuando el manipulador “yo Lucas” le dice, sin compasión, que está presto a recaer.
DOS
RECOMENDADÍSIMAS DEL FESTIVAL DE CINE
FRANCÉS:
Bárbara:
el recuerdo de la famosa cantautora
francesa obsesiona magistralmente tanto al director de una película que recrea
su historia, como a la actriz que
la interpreta y canta mejor que la propia Barbara. Una
obra maestra de poesía en
imágenes.
Nos vemos allá arriba : pocas películas son
capaces como esta de dar la versión
poética de la magistral novela de Pierre Lemaitre, que recuerda episodios macabros de la voracidad
de lucro posterior a la segunda guerra mundial. sin respeto alguno a los que dieron la vida
por Francia.
El festival estará en Medellín (4 a 17 de octubre) ; Cali (11 a 17); Barranquilla y Pereira (11-15); Bucaramanga (11a 17) y Armenia, Cartagena, Cúcuta, Fusagasugá; Manizales, Neiva, Popayán, Pasto, Santa Marta, San Gil, Sincelejo, Tunja, Villa de Leyva (5-17 de octubre ).
Y GRACIAS, AZNAVOUR..
Y a propósito de Francia, que supo estimular a ese armenio genial, un agradecimiento a Charles Aznavour por haber sido tan creativo y por habernos seducido tanto
https://bit.ly/28NOCQ1
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