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¡Esta no es de cajón! ... |
En todos los países occidentales insatisfechos con la política tradicional, las causas ciudadanas se han vuelto otra manera de entender la política, por cierto con mayores o menores resultados .
Ya lo habían
previsto politólogos (como Ulric Beck,
enemigo de categorías y conceptos zombies
o desuetos), sociólogos como Manuel
Castells (que Antony Giddens califica como el Max
Weber de la era de la información) o Zigmunt Bauman (que analizó la liquidez
efímera en la política, el amor y la educación en un mundo líquido.
En la Colombia de aquí y ahora , las reacciones
de estudiantes, docentes, y
rectores, en relación con los problemas económicos de la Universidad
pública es un buen ejemplo de cómo esas
expresiones ciudadanas no tienen más dueños -aunque algunos lo quisieran- que aquellos que participan en ellas.
Las
causas no tienen dueño porque son
tan evidentes y reflejan un sentimiento
social de injusticia, que le pertenecen al sentido común. Por
ejemplo, la igualdad de salarios de las
mujeres en puestos antes privilegio de los hombres (causa que todavía
tiene un camino largo
por recorrer). Ejemplo también,
la injusticia evidente de que, mientras la financiación tradicional de las
Universidades públicas por el Estado crece atada al IPC,
los gastos no. En un caso como en el otro,
quienes pertenecen a la política tradicional tienden a querer acaparar
esas causas y sobre todo, a los
futuros votantes.
Por eso, en
relación con las universidades públicas,
reacciones como la de Gustavo Petro pueden politizar las causas en
el sentido destructivo de la palabra. Por un lado, es una radicalización
innecesaria atar la causa a un resultado político ( estilo : “si no es conmigo, la universidad pública desaparecerá; por el otro , “Es mejor ser pilo paga que fortalecer universidades corruptas”.
Por fortuna,
la teoría del mercado, en la que nos embarcaron no
solo los derechistas sino algunos
“progresistas” como el Presidente
Gaviria, ya está comenzando a mostrar sus deficiencias,
injusticias y sinrazones.
Por fortuna también, ser de izquierda (como se llamaba lo revolucionario) no implica
necesariamente ser progresista ;
y ser de derecha (como se llamaba el
conservadurismo) tampoco implica
necesariamente ser un Maduro ( por cierto auto-calificado de izquierda).
Pero así
como los
meta discursos ya no tienen
cabida (lo que trae un sinfín de
consecuencias, pero ese no es el tema) así también hay que desmenuzar las frases de cajón que intentan encajonar las causas sociales. Veamos algunos
ejemplos.
1. La más alta inversión en educación en la historia del país. No es
ninguna gracia sino una evidencia:
avanzar en el tiempo implica , tanto por aumento de población, de crecimiento de los estados, como de progreso y de prioridades
globales, va obligando a la humanidad a invertir más, pero no necesariamente mejor.
2. La Universidad
pública gratis. Proponer
la gratuidad parte del supuesto que la educación superior universitaria es la única
posibilidad de futuro para los egresados de secundaria.
En su
estudio comparativo de la
educación en países como Singapur ,
Andrés Oppenheimer muestra como los institutos politécnicos (parecidos
al Sena pero de
mayor calidad ) o los tecnólogos
no se consideran - a mucho honor-
académicos , sino que son
“graduados para la industria”, y como “ uno de los principales motivos de orgullo de los politécnicos es que están generando cada vez más patentes comerciales"
La universidad
gratis, al garantizar el ingreso, desestimula la evaluación por méritos y
esfuerzo. Lamento decirlo -porque conozco una y otra- , carreras
como derecho y comunicación
social son el escampadero de no pocos
universitarios , con, a mi modo
de ver y en términos generales, un nivel de calidad que deja mucho que desear.
Al mismo tiempo, la explicación del alto nivel de deserción no se
debe limitar a la falta de
recursos sino también a la desmotivación
por exceso de teoría y superfluas materias:
En cuanto a las tasas de
deserción, los indicadores revelan una situación preocupante. En efecto, del
seguimiento a las tasas de deserción por período y por cohortes se concluye que
en promedio uno de cada dos estudiantes no culmina sus estudios superiores
(MEN, 2009)18. Por nivel de formación, para el año 2015, la tasa de deserción
por período fue del 32,6% para el nivel técnico,18,0% para el nivel
tecnológico, y 9,3% para el nivel universitario; por su parte, la tasa de
deserción por cohorte representó un 56,9% para el nivel técnico, un 52,1% para
el nivel tecnológico y 46,1% para el nivel universitario. Ligia Alba Melo-Becerra,Jorge Enrique
Ramos-Forero, Pedro Oswaldo
Hernández-Santamaría
https://bit.ly/2rkyCBn
3. La Universidad
pública debería ser financiada por los egresados. Por fortuna la
congresista Paloma Valencia reconoció
que solo
había sido una “idea” – absurdamente significativa por
lo demás- proponer y comparar los estratos
1, 2, y 3 de
los estudiantes las universidades públicas con
los multimillonarios donantes egresados de Harvard y similares.
La fuente de financiación debe ser sólida y no, como sucede con los pañitos actuales de agua tibia. Bien definidos por un
estudiante, son como ofrecerle una cucharada
de milanta a un paciente que sufre de
gastritis . En cuanto a las regalías, presentan todo tipo de dificultades y no tienen
en cuenta la dudosa definición
que en Colombia tiene aquello de descentralización territorial.
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4. Ser pilo paga favorece a la universidad pública. Ya por lo menos este gobierno ha tomado una decisión tajante, reconociendo
la prioridad de ocuparse de las
finanzas de la Universidad pública.
¿ Qué tal si “cacaos” se encargan más bien de financiar a
los pilos?
5. Las mesas de trabajo como conclusión
de protesta son eficientes. La discursividad colombiana lleva a pensar que las “mesas de
trabajo” son una manera
eficiente de construir políticas
públicas. Tanto en el sector educativo como en el agrario, son reuniones interminables, el resultado de compromisos apresurados del
gobierno de turno que raras veces cumplen.
Le falta todavía al país
el aprendizaje de construcción de políticas publicas sólidas,
que no se anuncian antes de construirse y que se
construyen con representantes de instituciones, no de personas que se auto-representan
6- La mujer es
mejor ministra de educación. No nos digamos
mentiras: tanto la educación como
la salud fueron consideradas durante mucho tiempo “costuras” como lo fue también durante mucho
tiempo ( lo es todavía?) la ética en muchas carreras universitarias. Gina Parodi o ministras que venían de cámaras de Comercio, improvisaron más de lo que aportaron.
La actual
Ministra, María Victoria
Angulo , conoce el sector y eso
es una garantía, por lo menos de que no llegará a improvisar.
"Es economista social de la Universidad de los
Andes, con maestría en Desarrollo Social de la misma universidad, y maestría en
Análisis Económico Aplicado en Política Social de la Universidad Pompeu Fabra
de Barcelona (España).
Ya ha trabajado en el Ministerio de Educación como directora de fomento de la
educación superior. Además, ha trabajado en el Departamento Nacional de
Planeación y la Secretaría de Hacienda del Distrito.
Entre sus últimas
actuaciones como secretaria de Educación de la capital, el pasado 12 de julio
Maria Victoria Angulo lanzó el programa Emociones para la Vida, una estrategia
de educación en Bogotá “para el fortalecimiento de competencias socioemocionales
de los estudiantes de primaria, que ayudará al mejoramiento de la convivencia
escolar y a la construcción de una Bogotá en paz”.
“Entre los millones que están siendo
castigados, hay cientos de miles de jóvenes convencidos- seguramente no se les
dio otra posibilidad que la de
actuar como si estuvieran convencidos-
de que en lo alto del escalafón social había un espacio infinito para todos y
que un título universitario era todo lo
que se necesitaba para entrar en el sistema”.
(página 53)
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