jueves, 18 de octubre de 2018

SEIS FRASES DE CAJÓN QUE YA NO CABEN EN EDUCACIÓN"

¡Esta no es de cajón! ...




En todos los países occidentales insatisfechos  con  la política tradicional, las causas  ciudadanas  se han vuelto otra manera de entender la política, por cierto con mayores o menores resultados .



Ya lo habían previsto politólogos (como Ulric  Beck, enemigo de categorías  y conceptos  zombies o desuetos),  sociólogos como   Manuel  Castells  (que  Antony Giddens  califica como el  Max  Weber de la era de la información) o Zigmunt Bauman (que analizó  la liquidez  efímera  en la política, el  amor y  la educación en un mundo líquido.

En  la Colombia de aquí y ahora , las reacciones de   estudiantes, docentes, y rectores,  en relación con  los problemas económicos de la Universidad pública es un buen ejemplo de cómo esas expresiones ciudadanas no tienen más dueños -aunque   algunos lo quisieran- que  aquellos que participan en ellas.

 Las causas no tienen  dueño porque son tan  evidentes y reflejan un sentimiento social de  injusticia,  que le pertenecen al sentido común. Por ejemplo, la  igualdad de salarios de las mujeres en puestos  antes   privilegio de los hombres (causa que todavía tiene un  camino  largo  por recorrer).  Ejemplo también, la injusticia evidente de que, mientras la financiación tradicional de las Universidades públicas por el Estado crece  atada al IPC,  los gastos no.  En un caso como  en el  otro,  quienes pertenecen a la política tradicional  tienden a querer  acaparar  esas causas y  sobre todo, a los futuros votantes. 

 Por eso, en relación con  las universidades públicas,  reacciones como la de  Gustavo Petro pueden politizar las causas en el sentido  destructivo de la palabra.   Por un lado, es una radicalización innecesaria atar la causa a un resultado político ( estilo :  “si no es conmigo, la  universidad pública desaparecerá;  por el otro , “Es mejor ser pilo paga  que fortalecer universidades corruptas”.

Por  fortuna, la  teoría del mercado, en la  que nos embarcaron  no   solo los derechistas  sino algunos “progresistas” como  el Presidente Gaviria,  ya está   comenzando a mostrar sus deficiencias, injusticias y sinrazones. 

Por fortuna también, ser de izquierda  (como se llamaba  lo revolucionario)  no implica  necesariamente  ser progresista ; y ser de derecha  (como se llamaba  el  conservadurismo)  tampoco implica necesariamente ser    un  Maduro ( por cierto  auto-calificado de  izquierda).

Pero así como  los  meta discursos ya  no tienen cabida (lo que trae un sinfín de   consecuencias, pero ese no es el tema) así  también hay   que desmenuzar las frases  de cajón que intentan  encajonar las causas  sociales. Veamos  algunos   ejemplos.

1. La más alta inversión en educación en la  historia del país. No es  ninguna gracia  sino una  evidencia:  avanzar en el tiempo implica , tanto por aumento de población,  de crecimiento de los estados,  como de progreso y de prioridades globales,  va  obligando a la humanidad a  invertir más, pero no necesariamente mejor.

2. La  Universidad pública gratis. Proponer la gratuidad  parte del supuesto que  la educación superior universitaria  es la  única posibilidad   de futuro para   los egresados de secundaria.

En   su  estudio comparativo  de la educación en  países como  Singapur ,   Andrés  Oppenheimer   muestra como los institutos politécnicos  (parecidos   al  Sena  pero de  mayor calidad ) o los tecnólogos  no se consideran  - a mucho  honor-  académicos , sino que son “graduados  para  la industria”, y como “ uno de los  principales motivos de orgullo de los politécnicos es que  están generando cada vez  más patentes comerciales"

La universidad gratis,  al  garantizar el ingreso,  desestimula  la evaluación por  méritos y esfuerzo.  Lamento decirlo -porque  conozco una y otra- ,  carreras  como   derecho y  comunicación  social  son el escampadero  de no pocos  universitarios ,  con, a mi modo de ver y en términos generales,  un nivel de calidad que deja  mucho que desear.

Al mismo  tiempo,  la explicación del alto  nivel de deserción  no se  debe   limitar a la falta de recursos  sino también a la desmotivación por  exceso de teoría  y superfluas materias:

En cuanto a las tasas de deserción, los indicadores revelan una situación preocupante. En efecto, del seguimiento a las tasas de deserción por período y por cohortes se concluye que en promedio uno de cada dos estudiantes no culmina sus estudios superiores (MEN, 2009)18. Por nivel de formación, para el año 2015, la tasa de deserción por período fue del 32,6% para el nivel técnico,18,0% para el nivel tecnológico, y 9,3% para el nivel universitario; por su parte, la tasa de deserción por cohorte representó un 56,9% para el nivel técnico, un 52,1% para el nivel tecnológico y 46,1% para el nivel universitario. Ligia Alba Melo-Becerra,Jorge Enrique Ramos-Forero,  Pedro Oswaldo Hernández-Santamaría
 https://bit.ly/2rkyCBn

3. La Universidad  pública  debería  ser financiada por los egresados.   Por fortuna la congresista  Paloma Valencia reconoció que  solo  había  sido  una “idea” – absurdamente significativa por lo demás- proponer  y comparar   los estratos  1, 2, y  3  de  los estudiantes las universidades públicas  con  los multimillonarios  donantes egresados de Harvard y similares.  

 La fuente de financiación  debe ser sólida y no,  como sucede con los pañitos  actuales de agua tibia.   Bien definidos  por  un estudiante,  son como ofrecerle una  cucharada  de  milanta a un paciente que  sufre de   gastritis . En cuanto a las regalías, presentan  todo tipo de dificultades y  no tienen  en cuenta la  dudosa  definición  que en Colombia  tiene  aquello de descentralización territorial.


4. Ser pilo paga favorece a la universidad pública. Ya por lo menos este gobierno   ha tomado una decisión tajante, reconociendo la prioridad de   ocuparse de  las finanzas de la Universidad pública. 
¿ Qué tal si “cacaos” se  encargan más bien  de financiar a los pilos?

5. Las mesas de trabajo   como  conclusión de protesta son eficientes.  La discursividad  colombiana lleva a pensar que las “mesas de trabajo”  son    una manera  eficiente de   construir políticas públicas.  Tanto en el sector   educativo como   en el agrario,     son reuniones  interminables,  el resultado de compromisos apresurados  del  gobierno de turno  que   raras veces    cumplen.   Le falta  todavía   al país   el aprendizaje de construcción de políticas publicas   sólidas,  que no se  anuncian   antes de construirse y  que  se construyen  con representantes  de instituciones, no   de personas que se auto-representan

6- La mujer  es mejor ministra de educación.    No nos digamos  mentiras: tanto la  educación como la salud fueron consideradas durante mucho tiempo “costuras”   como lo fue también durante mucho tiempo  ( lo es todavía?) la ética en   muchas carreras universitarias.   Gina Parodi o ministras que venían  de  cámaras de Comercio,  improvisaron más de lo que  aportaron.   
                                                                                 Jorge Enrique Ramos-Forero, ría4                                                                               como costunrasece
La actual Ministra,  María  Victoria   Angulo , conoce el sector  y eso es una garantía, por lo menos de que no llegará a improvisar.

"Es economista social de la Universidad de los Andes, con maestría en Desarrollo Social de la misma universidad, y maestría en Análisis Económico Aplicado en Política Social de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (España).
Ya ha trabajado en el Ministerio de Educación como directora de fomento de la educación superior. Además, ha trabajado en el Departamento Nacional de Planeación y la Secretaría de Hacienda del Distrito.
Entre sus últimas actuaciones como secretaria de Educación de la capital, el pasado 12 de julio Maria Victoria Angulo lanzó el programa Emociones para la Vida, una estrategia de educación en Bogotá “para el fortalecimiento de competencias socioemocionales de los estudiantes de primaria, que ayudará al mejoramiento de la convivencia escolar y a la construcción de una Bogotá en paz”.

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“Entre los millones que están siendo castigados, hay cientos de miles de jóvenes convencidos- seguramente no se les dio otra  posibilidad que la de actuar  como si estuvieran convencidos- de que en lo alto del escalafón social había un espacio infinito para todos y que  un título universitario era todo lo que se necesitaba para entrar en el  sistema”.  (página 53)


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