jueves, 21 de febrero de 2019

¿SOMOS INCAPACES DE RESPETAR NUESTRA MEMORIA HISTÓRICA?



El ahora  apagado  Centro de la Memoria
Tres casos   ameritan reflexionar sobre el tema de la memoria histórica a cargo de los liderazgos colombianos.  Escribo en plural. ¿Por qué? En un país deshilvanado como Colombia, la memoria histórica dista mucho de ser un consenso nacional y, al parecer, tiene dueños. 

Contrasta, por ejemplo, con el caso de Alemania, que asumió su pasado hitleriano, no ignorándolo sino construyendo defensas culturales  para el "nunca mas" que le permitirán resistir mejor los embates, que no faltan, de la extrema derecha, ahora en auge en Europa.  Francia, en su inmensa mayoría, considera inaceptable el antisemitismo, lo que es otra barrera infranqueable que no pueden saltarse los Chalecos Amarillos.

De lo que se trata, en el fondo:  la conciencia colectiva para que las nuevas generaciones no olviden lo que pasó cuando ya   no existan quienes, para bien y sobre todo para mal, construyeron la historia. Hoy se cuestiona mucho más a Churchill que inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, pero eso ni quiere decir que  la monstruosa Guerra no fuera una tragedia ni negar el papel  del Británico en la paz.

el Museo de la Memoria en Santiago
Y en Santiago de Chile, el   imponente Museo de la   Memoria no es el intento de polarizar la interpretación de la historia, sino de reparar a las víctimas e impedir que los hechos inaceptables vuelvan a suceder.

Habrá chilenos- y de hecho lo pude comprobar en un viaje en enero de este año a Chile- que consideren que los 20 años de la dictadura de Pinochet fueron positivos para “organizar” al país. Señalan entre otros aspectos que, a diferencia de otras capitales latinoamericanas, ya no se ve un papel en la calle, hay disciplina social y la gente respeta las filas. Otros, contradictores de esa interpretación,  investigan y escriben libros sobre cómo algunas de las   grandes fortunas  de grupos económicos actuales  tuvieron   su origen en enriquecimiento de militares durante la dictadura.   Otros más criticarán que el Museo solo se refiera a las víctimas del Golpe, y a la historia de 1973 a 1990.   Pero todos  consideran que negarles   ese derecho  a las víctimas resultaría inconcebible. Y, eso sí, nadie  pretende refutar que  torturas y desapariciones existieron; y la dirección del museo tiene controles académicos de  tal manera que no pueden desviarse con interpretaciones inaceptables como desconocer  la realidad y la verdad judicial.
Ahora, pasemos a los casos colombianos que reflejan bien  nuestra peculiar manera de entender la Memoria Histórica.
   
1.EL EDIFICIO MÓNACO.  Com lo recalca Pascual  Gaviria, https://bit.ly/2TT0kBr el alcalde de Medellín Federico Gutiérrez se tomó la atribución de demoler el edificio de Pablo Escobar y lo justifica para “derribar una estructura mental” y construir otra, lo que costará  $30000 millones, cifra desvirtuada por el alcalde. Es como si al Palacio de la Moneda   se lo tumbara por los malos recuerdos. ¿ Aconsejaría  semejante medida un  equipo de científicos sociales  de  la Universidad  de Antioquia o fue  su ego  mesiánico y su  sentido individual  de la memoria? De todas maneras, como sucede con  el Concierto fronterizo,  una vez terminado el espectáculo, lo mas importante es  construir historia  desde lo perdurable : el Nunca Más, que en materia de  delincuencia, ahora del microtráfico, parece lejano en todo el país. 
¡Por favor!

2.LA JEP Y EL SÍNDROME DE PENÉLOPE.  Por supuesto, los mesiánicos en estas   materias  de  la MEMORIA tenían que ser políticos, a los que poco les interesa la academia (salvo para salir   en TV como bien describía Bourdieu a esos “intelectuales”). Un ejemplar espécimen es el Senador Uribe, secundado por el vitrinero Señor fiscal. El primero lanza la profunda propuesta según la cual   a la JEP hay que eliminarla.  Ambos han perdido la memoria para   manipularla mejor, ambos desde posiciones del Estado, pidiendo que el   Presidente Duque no sancione la ley reglamentaria.  Ambos olvidan que ya tanto el Congreso como la Corte Constitucional se pronunciaron y que los dos  tuvieron oportunidad de   alegar lo que ahora alegan. Ambos desbaratando las instituciones   democráticas por mezquindad.  ¡Por Favor!

3.EL DIRECTOR DEL CENTRO DE MEMORIA HISTÓRICA.  En este caso resultaría de mi parte mezquino demeritar al director  ahora nombrado por decreto Ducal, alegando yo evidente obsesión política o su posición  sobre la ausencia de conflicto. No conozco al doctor Darío  Acevedo ni sus obras como sí había leído las de Gonzalo Sanchez antes de que lo designaran. Pero ahí está el detalle- como diría Cantinflas- y por ambos lados. Al anterior candidato, más que por su obra, lo descalificaban por sus insultantes trinos y lo postularon, más que por su prestigio internacional  o por  trabajos sobresalientes   en la academia, por su pertenencia al uribismo. En ambos casos, dos moralejas:  no se debe insultar por las redes sociales porque eso enturbia cualquier valoración académica. Pero en cualquier cargo y más  si tiene  como pre-requisito  la  solidez académica  y  la leal representatividad de una    conciencia nacional que busca la verdad como reparación de nuestro quebrantado espíritu colectivo,  no basta con ser doctor y profesor emérito: se debe contar  con la  valoración positiva de  sus pares y  con su probada defensa de la libertad de cátedra.  Y por supuesto no cuenta para el caso  el  elogio del  ahora parlamentario Rangel. ¡Por favor!




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