jueves, 12 de noviembre de 2020

UNA ENTREVISTA "HISTÓRICA" CON EL SEÑOR "SEMANAGILLINSKY"


Eso de “histórico”, en la  Galaxia Internet,  se usa  cada vez más. No por los libros que  escribieron  la historia,  sino cuando surge  un episodio  marcado por  un  peculiar estremecimiento mediático.  

Es, por  ejemplo, en el caso de la revista Semana, un  medio de comunicación que -piensan algunos- se vacía  de contenido. Es decir, de   sustancia, es decir de sus  estrellas. Es decir, de sus  figuras conocidas – Daniel Coronell,  Daniel Samper (Ospina), el gran Vladdo, Mariají. Es decir, aquellos que  algunos colombianos lectores apreciamos  en términos periodísticos, siempre y cuando no se les alborote el ego...

Sin embargo, a mi modo  de ver, lo “histórico”  de este episodio tiene otro sentido. 

En la realidad no inflada mediáticamente, la procesión en Semana revista iba  por dentro hace rato.  No se notaba, porque a los periodistas  cargaladrillos se les fue despidiendo despacito, muy despacito, como bien lo  reportó un grupo de periodistas que  tuvo  que  crearse  de manera subterránea  para que  no fueran a su turno  echados. Echados de éste u otros  medios de comunicación  colombianos que se creen dueños del país, para utilizar una vieja  frase de Julio Silva  Colmenares. 

Hay quinientos "periodistas" en Semana,  de los  cuales  no se dice que   hacen revistas  comercializadas por financiación, eso es mucho.

Porque a  los buenos reporteros cargaladrillos se le fue despidiendo después de años de  trabajo investigativo anónimo, en  economía, en  lo militar, en lo social, en el conflicto.  Investigaciones que  no  dependían tanto de las filtraciones. En ellos, en esa labor minuciosa,   estaban los verdaderos  cimientos de la revista.

 Un  buen   ejemplo  es  Ricardo  Calderón Villegas,  por  supuesto,  porque ese sí  ganó muchos premios internacionales.  Aunque era predecible que, como  periodista, no aguantaría ese mal  ambiente en  que el negocio termina importando más que  el periodismo, lo treparon al  puesto de Alejandro Santos,  y a  este último,  lo treparon a  lo alto de la bandera,  a  un cargo undívago que llamaron “Presidencia”.  Presidente  de unas publicaciones  undívagas  de suntuoso papel satinado (ver foto)  mientras  la   astuta   Doña  Vicky ascendía en forma  fulgurante al estrellato  mayor. Si quiere saber su estilo,  lea la  sentencia  del juez  en la tutela  que interpuso   una hermana  del testigo Monsalve en el caso Uribe  

 https://www.circuloperiodistasdebogota.org/wp-content/uploads/2020/10/479157950-Fallo-Tutela-2020-078-1-doc.pd

Pero lo “histórico” tampoco está  en  doña Vicky, ni en la peleadera por su origen intelectual no santista, ni en  su manera de utilizar el artículo semanal para sus indignaciones por cuenta propia, ni en las filtraciones que -como a tantas otras  estrellas-  alimentan   su estrellato.

 Tampoco, por cierto,  está  en Alberto Lleras, el  que  fundó la  revista, ese si buen escritor,  y de quién  la revista  decidió  olvidarse en  la era López.

Felipe  López: curioso personaje, cuya mayor  gracia  periodística radicaba  en  hacerse el misterioso-importante, en el sentido  de estar siempre entretelones, enterándose de los   chismes, creando la adicción por los  confidenciales.  Pero en este mundo  bogotano de castas,  la altura no resultó en  su hija  María  quien  no parecía   gustar de la herencia  que  le querían imponer.  Ni siquiera radica en López,  a quien  el joven nuevo y rico dueño, hijo del banquero Gillinsky,   llamó  en   una entrevista el  “mejor periodista del país" ,   ni en los pálidos Rodrigo Pardo o   en el  editor  general.   

 ¿En qué radica, entonces, lo “histórico”?  A mi modo  de ver  tampoco  está  en  el entierro del  periódico en papel, que ya no   conocerán  las nuevas generaciones.  Un destino inevitable, una revolución a lo Gutemberg   que no   depende  de los  dueños, de las roscas, ni  de nuestro pequeño provincialismo   colombiano que nos  quiere colocar en  el centro de todo lo que pasa en el mundo.  (Una ridiculez  más,  desde luego,  como  la importancia que le  atribuimos  al embajador, por cierto   otro Santos)  en las elecciones estadounidenses.  A ese provincialismo  le hacen  eco, a mi modo de ver, demasiados periodistas.

No. Lo  histórico radica en  lo económico.  Por `primera vez, un cacao  dueño de medios  comete el error de dar papaya, pontificando sobre el periodismo, negando  que  se está metiendo   en   los contenidos,  magnificando lo  digital  cuando lo entienden como modelo de negocios y no de periodismo, defendiendo a  FOX porque “la  mitad de  los norteamericanos piensa de una manera y la mitad de otra manera”.  No,  aterrizado señor  Gabriel Gilinsky, eso no es  una buena  definición del periodismo.

Eso no  se hace,   “doctor”  Gilinsky.   Sarmiento  Angulo solo  muy de vez en cuando recuerda públicamente que  es el dueño, cuando   el grupo  Aval la embarra pero,  de resto, disimula. El Grupo Santodomingo tiene  el  tatequieto implícito  en las palabras "Espectador"y "Cano". El    señor  Ardila Lulle solo  se indigna   en  privado con lo de las gaseosas,  esas que quiere tumbar Redpapaz para que los niños no se llenen de azúcar.  Al grupo Prisa  le basta  con la  autocensura de “sus” periodistas , porque El País era otra cosa.

No señor nuevo e inexperto hijo del  dueño. Tampoco se dice  que la digital “es la mejor plataforma para democratizar contenidos”, ni atribuirle a lo digital colombiano,  que  de  enero a  octubre,  el incremento de  los  negocios haya sido  mayor en lo digital que en  el papel.  recuerde que no es por su calidad, sino por la pandemia.

Conclusión :  ¡Pilas! Los nuevos periodistas  colombianos tendrán que mirar  otros  horizontes, que no vendrán  con  solo lanzarse  a lo  digital,  como  tampoco vendrán  de “negocios”    que  poco a poco van equiparando lo mediático-periodístico a un espectacular “producto”.

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Nota: buena entrevista, y   buena defensa de lo que es el periodismo, la  de Camila Zuluaga, de BluRadio al  señor Gilinsky.  Un consejo:  no se quede de presentadora y siga como periodista, aunque ello  signifique estar siempre en la cuerda floja de los oligopolios.









1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo en que lo histórico del contenido de la revista Semana con sus propietarios GILLINSKY es de tipo económico. Aportes empíricos y académicos como los siguientes dan realce a su nota. Si "la construcción de la noticia es un proceso de tres fases: producción, circulación y consumo" (Alsina, 1993) entonces hay que hablar de quiénes fabrican esas etapas para la transmisión de la realidad social a través de un discurso autodefinido por los mass media como "actualidad".

    La revista Semana, en 21/02/1994 tituló una nota informativa periodística como "QUIENES SON LOS GILINSKI" con la leyenda adicional "Jaime Gilinski y su padre, Isaac, son los autores de una audaz operación financiera internacional que los tiene a las puertas de controlar el Banco de Colombia e iniciar así una nueva dinastìa de banqueros" (leer https://www.semana.com/nacion/articulo/quienes-son-los-gilinski/21790-3/). Seis años después, ese mismo grupo financiero, especulativo, quizá en otra "audaz operación financiera", adquiere la mitad de las acciones de la revista Semana valorada en cerca de US$18 millones (leer https://www.larepublica.co/empresas/el-grupo-gilinski-compro-50-de-la-revista-semana-2822114). La operación de compra-venta entre las familias Gilinski Bacal y Lopez Castaño fue una "alianza focalizada en fortalecer e impulsar la transición de Publicaciones Semana hacia formatos digitales", según resumió en su nota la reportera cargaladrillos en 30/01/2019. ¿Un 'audaz' banquero experto en medios digitales? Razón de más para compender que dicha editorial y su pool de ediciones se quedaron con la periodista mensajera.

    La primera fase en la construcción de la noticia, que en teoría de Alsina, ya citado, es "la producción de la información, una actividad compleja que se realiza, de forma industrial, en el seno de una institución reconocida socialmente". ¡Qué mayor reconocimiento institucional que banqueros allegados a periodistas! Echemos la ojeada al vecindario, por simple curiosidad.

    La producción de noticias tiene la sub-fase de la construcción de la noticia. Una acción oculta de los propios medios de comunicación, anuncia el autor referido y lo argumenta con base en la "autoimagen que pretenden transmitir de su trabajo [como] recolectores y transmisores de la información", para construir una realidad pública o sea social. Así, "los periodistas son, como todas las personas, constructores de la realidad de su entorno", quienes dan forma a esa realidad con base en la narración.

    En cuanto a la fase del consumo, depende del tipo de lector. Para Eco (1981) toda actividad discursiva presupone hacer una interpretación por parte del enunciatario (aquella persona que se encuentra a disposición y alerta a la hora de recibir el mensaje del enunciador), quien, como lector, puede prever una lectura modélica del destinatario. Es decir, para los mass media el lector es integrante de una masa cuyas habilidades son del tipo "rebaño perplejo domesticado" por los medios, necesarios para una democracia tanto o igual que "la clase especializada, los hombres responsables, los que ejercen la función ejecutiva, lo que significa que piensan, entienden y planifican los intereses comunes" (https://www.infoamerica.org/teoria_articulos/chomsky6.htm). Sin embargo, existe el llamado "lector empírico", que puede llevar a cabo lo que Eco denomina «descodificación aberrante» del discurso. Es decir, un lector quien tiene la posibilidad de interpretar el texto de forma personal. A ese conglomerado pertenecen los 20 reporteros cargaladrillos que dejaron sus cartas de renuncia encima de la caja fuerte de la entidad bancaria.

    Fuentes
    Alsina, M. R. (1993). La construcción de la noticia. Barcelona-Buenos Aires-México: Ediciones Paidós.
    Eco, U. (1981). ¿El público perjudica a la televisión?, en Sociología de la comunicación de masas, M. de Moragas (ed.). Barcelona: Gustavo Gili.

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