jueves, 26 de agosto de 2021

RESEÑA:¿CUANDO UN JUNCO ABRE UN MUNDO INFINITO?

FOTO MTH

EL INFINITO EN UN JUNCO

IRENE VALLEJO

La invención de los libros en el mundo antiguo

SIRUELA  Biblioteca de Ensayo Marzo  2021


1- ¿QUÉ ME GUSTÓ DE IRENE VALLEJO Y POR QUÉ?

Nada más  agradable  que “descubrir” un escritor o una escritora. Por lo general, uno descubre un libro y se compenetra con un  tema, por lo general  afín, en una  de esas  afinidades electivas  que nos van capturando.  Rara vez, en  cambio, más allá de un estilo, uno encuentra en un autor - en este caso  desconocida-  algo más.

A mí me  pasó,  por ejemplo,  con Albert Camus, con el cual  fragüé  una  amistad  inalterable en  el transcurso de  mi  vida. ¿Por qué? Porque, ante todo, me  impregnó de su personalidad  al no aceptar que la rebeldía  era  algo a lo que podía renunciarse, aún en la más absurda de las  situaciones. Ei impacto de sus frases cortas, en las que no cabe sino lo que tiene que caber.  El peso de  cada una de sus palabras. Los peculiares  rasgos de sus  comunes y  corrientes personajes . 

En el caso de Irene  Vallejo, de la que –¡ oh ignorancia!- nunca había  oído   hablar, a lo agradable   se unió  lo  sorprendente. ¿Quién es  exactamente una filóloga? Google, como siempre, me  ayudó:             “ persona que se dedica al estudio de la  filología”. Valiente Ayuda. Pero  Wikipedia me llevó a  algo mas preciso: “estudio de los textos escritos, a través de los cuales se intenta reconstruir, lo más fielmente posible, el sentido original de éstos con el respaldo de la cultura que en ellos   subyace”. Por ahí es la  cosa- pensé  al final de la lectura.  Y al encontrar con ella el infinito  de los juncos. 

Una persona que se interesa de manera tan agradable al infinito de un junco, tiene que ser  muy especial.

2- ¿QUÉ ME  GUSTÓ DEL TEMA  O DE ALGÚN TEMA DEL LIBRO Y POR QUÉ?

Nunca  pensé que un libro  en sí pudiera  ser un tema. Y , sin embargo  ES, con   Irene  Vallejo, el tema  más  importante de  una cultura.  En este caso, que  nace en  oriente pero, en este caso, se queda  en oriente y  occidente. Es decir, en  nuestra esfera completa, y,  en parte,  gracias  a los seres anónimos que, ayer,  hoy   y  tal vez mañana, amamos leer.

Pero lo que me   gusta  del tema  y de la autora es su  definición  latente   como escritora, en  la cual lo académico nunca  pretende imponerse más allá de darle sustento al aspecto profundo de lo que es cultura: todos esos pedacitos de  humanidad determinan comportamientos que, sumados, le dan el  sello   a lo que caracteriza una época, una  ciudad, un estilo, una manera de ser, una  manera de  definir lo que  le gustaba  o no le gustaba a la gente. Rastrear cómo   se pasa del junco al rollo, del rollo al libro, del libro a la imprenta, de la imprenta  al  ciberespacio y, en cada  paso,  escudriñar cómo se abre el infinito.  Es  el  trabajo  de una  mujer  cuya  personalidad  trasluce como esencial  para haber  hecho ese  minucioso  recorrido más por pasión que por sapiencia, pero  también,  más por  sapiencia que por pasión.. 

Y digo  mujer, porque   ponerle atención  al lo femenino  y a  la  mujer   es una presencia  constante en Irene Vallejo,  en su  recorrido  que  a veces en este campo  se vuelve proselitista   pero, en el que , en todo caso,    encuentra “el aroma de la vida  cotidiana” , ese  que nos  enternece con  la impronta de su personalidad ( pág 378). 

3- ¿QUÉ IMPRESIÓN GUARDO DE ESA LECTURA Y POR QUÉ?

 Me impresiona  cómo, además  de hacerme descubrir   el minucioso correr de los  días  y de las paciencias humanas para que una cuchara siga  siendo cuchara, o una rueda  una rueda, nos recuerda  también  que  un  libro  es  un recipiente de conocimiento y de infinitos. Cualquiera  que sea su formato, expresa  el deseo humano  de  perdurar.

Asombra descubrir además, llevada  de su mano por el camino, discretos  encantos  a las listas    (158) ;  o el placer de enumerar  (160),  o   recordar títulos de películas como Fahrenheit  451  que es la temperatura en que arden los  libros,  o  el vínculo del  teatro como  insospechada cuna de lo audiovisual, que une ojos y oralidad. (177).  

Porque Irene Vallejo  logra  la proeza  de algo que solemos olvidar:   que  lo antiguo y lo moderno se parecen mucho más de lo que creemos. Lo hace  de manera   circular,  yendo y viniendo   a través de la historia. Es decir,  llevándonos a  compartir su pensamiento  y su búsqueda,  que no  intenta   demostrarnos sino impregnarnos.  

Sin duda, pocos autores logran avivar en nosotros  lo que terminaremos  por presentir en la medida en que  vamos excavando  en  el  texto.  Ella lo hace con una  frescura  inalterable,  a   diferencia de muchos académicos  que buscan meternos a la  fuerza en  la  selva  de lo  que  intentan exponer. Pero ella  sabe de lo que  habla y   acierta en no  plantearlo con ostentosa erudición sino   en contarlo, con sentido del humor, del amor y  -perdonen la redundancia-, de la sensibilidad…

La globalización , sus alcances y limitaciones  es otro tema  inesperado   en su  afición por comparar las civilizaciones antiguas y modernas  como  la nuestra con la   romana y la griega,  tan  diferentes pero  todas  tan  similares  cuando se trata de riqueza, poder, desigualdad, lenguajes  perdurables, in y out

Después de leerlo durante varias  semanas  y sin dudarlo, coloqué  el libro de  Irene Vallejo en el  estante   especial, al lado de mi inseparable Camus. Porque un  junco  tanbién abre  un  mundo infinito cuando alguien  busca ese mundo,  lo encuentra y lo comparte.





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