UNA BASE PARA LA PROPUESTA DE CONVIVENCIA EN LA PRESIDENCIA DE GUSTAVO PETRO NO DEBERÍA EMPEZAR POR LO JURÍDICO SINO POR LO ÉTICO.
NO DEBERÍA APLICARSE SOLAMENTE AL GOBIERNO DE TURNO SINO TAMBIÉN A LOS COMPORTAMIENTOS COLECTIVOS DE LOS CIUDADANOS COLOMBIANOS Y COLOMBIANAS:
Mi ética para los humanos parte de una frase de Baruch Spinoza que encontré en el azar de un libro: “No burlarse, no lamentarse, no detestar, pero comprender”. Es una afirmación de comienzo, no un recetario. Se aplica a las realidades de cada país y a los comportamientos de sus gentes, que no son uniformes ni universales a pesar de la llamada globalización, sino realidades culturales propias que tienden a diluir y deshumanizar esas realidades.
Es ”mi” ética solo en cuanto el pronombre sirve para decirle a Usted que también puede ser la suya pero solo si usted o ustedes lo desean, sin odios ni rencores.
La ética que propongo no es sobre lo bueno y lo malo interpretado por cada quién como si fueran verdades absolutas. Es un comportamiento impulsado por el propósito colectivo de avanzar en vez de retroceder a ese pasado nefasto que queremos superar.
La ética que propongo no es para los malos que se creen buenos y pontifican desde sus obsesiones . Tampoco es sobre la caridad. Transita por la capacidad de reflexionar, por sensibilidad y la razón.
La ética que propongo no es sobre lo correcto y lo incorrecto determinado según nuestros saberes individuales, sino por los consensos colectivos, que no se obtienen con palabrería sino en el silencio creativo de la reflexión y del análisis.
La ética que propongo no se basa en la religión ni en el más allá, sino en el aquí y el ahora.
La ética que propongo no se nutre del mercado, sino de los comportamientos. No niega a los estudiantes el conocimiento de las realidades del informe de la Comisión de la verdad, sino que proporcionan los instrumentos pedagógicos para que no se repitan.
La ética que propongo no se basa en utopías del fervor a Dios. Se nutre del sentimiento razonado de prolongar nuestra colombianidad con criterios que se sobrepongan a nuestras diferencias.
La ética que propongo no es de extremos sino de análisis.
La ética que propongo tiene más plenitud que santidad, más realismo que utopías.
La ética que propongo no es repitiendo "Dios mediante " ni " gracias a Dios", poniendo a Dios a responder y actuar como benefactor o impulsador porque cada quien es responsable de sus odios, de sus mentiras, de sus incomprensiones y de sus peleaderas.
La ética que propongo no es de paraísos futuros o emocionales sino de construcciones terrenales basadas en la razón colectiva.
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