Una nueva era de PI
Una nueva era en los grandes trabajos del periodismo investigativo colombiano (ejemplo: Gerardo Reyes, Don Julio Mario -2003) se abre por dos razones concretas.
La primera: ante las realidades traídas por la velocidad de lo virtual, y las necesidades comerciales de los conglomerados mediáticos, emprender una larga investigación se considera una hazaña casi imposible. Por eso crecieron las filtraciones, que ahorran la mitad del trabajo periodístico y siguen siendo la fuente más utilizada por la mediocridad periodística colombiana.
La segunda razón para esa nueva era: faltaba el “NO” de Planeta. Es decir, nada menos que un estúpido veto de la editorial, a mitad del camino, que así pierde credibilidad : “la cancelación de mi libro”-escribe la autora. Pero no hay mal que por bien no venga: asumieron el reto nuevos editores criollos (en este caso Rey Naranjo editores) https://www.reynaranjo.net/ ), una empresa que - leo en el prólogo, - , lleva trece años haciendo paso a paso la transición a la indudable nueva era de las escrituras mediáticas.
Además del criterio democrático que siempre ha tenido en su sangre EL Espectador, esa nueva y aguerrida generación empieza con Juanita León y su Silla Vacía, Ana Bejarano entre otras páginas y nombres de profesionales que también se van instalando en la virtualidad.
Esperanzador ver cómo, poco a poco, han surgido esas discretas iniciativas colectivas. Desde la entraña misma del ejercicio periodístico, periodistas, abogados y defensores de derechos humanos van emergiendo entre la pasividad de los instalados.
la Fundación Para La Libertad de Prensa y su apoyo legal a periodistas ( que reemplaza hoy al moribundo Círculo de Periodistas de Bogotá
Estas iniciativas son de los propios periodistas, y están empeñadas en defender la libertad de expresión, así como el derecho fundamental a informar y ser informado.
Empeñadas en no aceptar el eufemístico silencio de algunos medios que se atreven a decir o mejor, a insinuar con los ojos el “ eso no va”, cuando se afecta sus intereses comerciales o los de los anunciantes. Iniciativas empeñadas en que el periodismo no viva de filtraciones que intentan convencer de lo que a “juicio” de los protagonista sucedió o de egos personales alborotados por el impacto de lo mediático.
Ese reverdecer del propósito de hacer buen periodismo es la mejor noticia que, esta vez, acompaña el libro de Laura Ardila. Son nombres nuevos y refrescantes, sin duda una nueva era, que permite a los luchadores de mi generación mirar el futuro tranquilos y en paz.
Ahora si, al grano.
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OTRA MANERA DE EJERCER EL PODER
Desenredar el ovillo de la Costa Nostra de los Char explica cómo actúa un grupo de poder regional, en este caso Barranquillero. Escudriñar una manera de hacer política (como era el eslogan cachaco) después del enfoque demasiado centralista, es aplicarse poco a poco a escudriñar el poder en Colombia, pero con las características propias de cada región, hasta formar el mapa completo que explica buena parte del despelote de
nuestro país…
A cada paso, Laura Ardila detalla y demuestra lo que afirma, metiéndose en archivos de contratación, preguntando, saltando barreras de silencios cómplices. Esa es, sin duda la clave del buen periodismo investigativo. Eso implica no tener afán de publicar, mientras otros se limitan a buscar chivas, como si la “chiva” siguiera siendo el prioritario objetivo en una era conectada, que muestra los hechos de inmediato.
Y la nueva era es, de paso, un nuevo reto para las facultades de comunicación social.
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La repetición de la repetidera que empuña la lanza verbal de una “lucha contra corrupción” no puede seguir siendo una frase sin contenido. Para que sea concreta, hace falta, entre otros aspectos, que el periodismo pierda sus miedos. Que no caiga en las redes de la politización, ni tampoco divida lo regional como se ha dividido lo nacional, entre buenos y malos, cuando paralelamente se han roto los linderos de lo ético y lo no ético.
A juzgar por lo que sucede con los Char o los Daes , los Gerlein y los Name , el Vargas LLeras o el Nestor Humberto Martínez et al,* en Colombia hay dobles personalidades que se expresan de distinta manera en un ambiente o en otro. Por ejemplo, a estos dos últimos, sus lectores podrían preguntarles: “¿reconocerán su otra realidad en sus sesudas “columnas” de El Tiempo?
Además de desmenuzar qué es la corrupción, otro problema de palabras huecas como corrupción, que terminan siendo cántaros vacíos, es diluir reprobables prácticas en el caldo de “prácticas normales” ya sea por miedo o por tolerancia. En todo caso, una “normalización” incrustada en el quehacer político colombiano. Por ejemplo, cuando familias como el clan Char se convierten en “jefes de protocolo en materia de avales” ( pag. 154) y poco a poco, por interpuestas personas o directamente, adueñándose de la capacidad de contratación del Estado.
Cuidadosa y meritoria, Laura Ardila deshace el entramado del “todo vale” de ese “músculo financiero y su capacidad de poner votos”.
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A todos los que hemos ejercido el periodismo nos ha tocado la reacción a nuestra curiosidad considerada indebida: ,es decir, colgarnos el teléfono como lo hizo Alejandro Char “cuando una fuente me lo pasó al teléfono – la única vez que ha aceptado hablarme y terminó reclamándome por estar obsesionada con su familia”( pág,25)
Hoy como ayer, muchos son los que, en Colombia, hacen ese tipo de reproches, o pasan agachados. Se mueven en círculos de poder en los cuales es mala educación hablar de ciertos temas. El caso de los Char es de los pocos en los cuales hay obras que se terminan haciendo y los despilfarros no son abandonados como esqueletos incompletos de elefantes blancos. Otros grupos económicos pero también políticos que patrocinan la desigualdad se vuelven ciudadanos de mundos inaccesibles de la alta sociedad internacional como ha sucedido con la estirpe de los Julio Mario descrita por Gerardo Reyes, y de otros que también que vienen de cuando en cuando a alguna fiesta en la que salen muy bien retratados en sus periódicos.
Pero poco a poco y gracias a personas como Claudia Ardila Arrieta, la realidad del poder y de la lucha desigual se va mostrando, implacable y repulsiva.
* ojo: el "et al" se volvió clave en una sentencia de un juicio por calumnia que interpusieron cuatro ciudadanos Araujo contra el sociólogo y periodista Alfredo Molano , y que se falló en favor del periodista. Ver en este blog MTH ¿Acallar la Opinión ? Cuatro Araujos versus Alfredo Molano , ( Coedición Un tris de libro y Taller de Edición Rocca, 2010).
VIDEO DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO CON ALFREDO MOLANO ( Q.E.P.D.) Y CARLOS GAVIRIA (Q.E.P.D) realizado por Camilio Restrepo Herrán.
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Gracias porque todavía existen seres como usted y cómo Laura Ardila que escriben con la verdad y sin temores. Un aplauso por el periodismo que no se rinde
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