Yá pasó. Con la rapidez habitual como transcurre lo audiovisual, ya pasó el espectáculo televisivo de la primera sesión “histórica” de la transmisión en vivo y en directo del Consejo de Ministros. Bastante largo para semejante "pendejada" : cinco horas, 59 minutos y 21 segundos ,y visto, como lo contabilizó el (recomendado) artículo de Daniel Valero en El Espectador del domingo, por más de 2 millones de personas en You Tube.
Más allá de los reproches mutuos, del catastrofismo de algunos relatos de analistas (ejemplo Juan Carlos Florez), o de quienes afirman que el Presidente (y /o Benedetti) están locos. A esto hay que sumarle quienes hacen "fieros", jurando haberle advertido al Presidente Petro que ese desastre ocurriría si se transmitía en vivo y en directo, lo que realmente sucedió, etc. etc.
A mi modo de ver, las principales conclusiones sobre este "Consejo de ministros "que se pueden sacar son las siguientes:
1- El único dato real fué el incumplimiento entre el decir y el hacer : tanto se prometió, tan poco se ejecutó.
2- La unica realidad que por fortuna los colombianos pudieron detectar en ese espectáculo, es que los Ministros parecían niños regañados. En mayoría abrumadora, no hablaban , sino que además , por su silencio, dejaron hablar innecesariamente y demasiado a Petro.
Tal vez el caso más impresionante de mudez fue el del Ministro de Defensa.
3- Desde el punto de vista comunicacional, y como con mucha frecuencia pasa en Colombia, lo que sucede en largas reuniones como esta ( Corrijo lo que inicialmente escribí , es decir 3 horas, por laa contabilizadas por Daniel Valero en El Espectador -5 horas , 59 minutos y 20 segundos) inhibe cualquier intento de argumentación.
4- Pasar agachado se vuelve una estrategia. Otra – estrategia- frecuente en Colombia es, por supuesto, la de llegar tarde, pero en este caso el único, fue -creo- el Ministro de educación, que intentó murmurar alguna excusa, como siempre se hace en Colombia cuando se llega tarde, lo que – tengo entendido- exaspera a los daneses y a los lapones.
5- Por cierto, la mudez ya explicada entra en contradicción con nuestra costumbre nacional de la carreta para explicar lo que es inexplicable. Quizás la verdad se encuentre entre los dos extremos.
Por cierto también, la reunión ni siquiera parecía un entierro sino mucho más ( y eso que no hay nada más animado o cuchicheado que un entierro en Colombia) a pesar de que los asistentes ponían cara de compungidos.
6- En todo caso , a juzgar por el regaño a los niños ministros, lo que más impactó, además del silencio, fue la ausencia total de defensa propia de los involucrados, es decir, los ministros, salvo dos, la vice presidenta y Muhamad, la única que echó alguna pica al aire (apodada Benedetti, el cual, por cierto, permaneció tan inmutable como una momia egipcia).
7- A posteriori como dicen los latinos, es en cambio una gran incógnita por qué renunciaron el ministro de Cultura, Juan David Correa, pues esa falta de educación no se le puede reprochar aunque si al ministro del ramo que llegó tarde. O por qué se metió en la grande la Ministra Muhamad que es de las pocas que al parecer tiene sentido de método cuando además, dijo que solo saldría si se queda Benedetti, ( lo cual es una imprudencia, porque al parecer se va a eternizar) o Jorge Rojas, que apenas probó una semana las mieles del poder.
8- La única recomendación que me siento en capacidad de hacer frente a esa curiosa reunión: por favor, en la próxima reunión se acuerden de mi amigo Descartes y su discurso del método.
En otras palabras que los asistentes sean un poco menos mudos y un poco más metódicos, no solo en hacer la tarea sino en decir que fue lo que hicieron en estos dos años y medio.
9- A pesar de que no se aplique el método cartesiano y además, en este caso, su celebre frase “pienso luego existo”, sí me parece pertinente recordarles un detalle para la próxima sesión , sea o no televisada: que los monólogos del presidente no sean la demostración de la inexistencia de los respectivos ministerios. Pero también, advertir que cualquier reunión que no tenga método terminará seguramente en la prueba de su propia inexistencia ministerial.
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Las cuatro reglas para evitar el mutismo o la carreta ( tomado de Wikipedia) :
Estos fundamentos del método cartesiano son tan solo cuatro reglas:1
1. «El primero, no admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con evidencia que así era».
2. «El segundo, en dividir cada una de las dificultades que examinar, en tantas partes como fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución».
3. «El tercero, en conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente».
4. «Y el último, en hacer en todo recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada».
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