jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Una serie para la desmemoria colombiana?



Escobar, el Patrón del mal, de lo  virtual a lo real.

·        ¿Las  Lógicas comerciales?  Incidieron de manera  sustancial. No sólo por los cambios de horario, sino por el apresuramiento en  sacar a la Seri del ring del rating. 

·        La  serie, que  pretendía  demostrarnos que el que desconoce  su historia  está  condenado a repetirla, terminó  siendo de suspenso y  nos deja tan propensos a repetir como antes. 
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   Escobar el  Patrón del Mal  no cataloga como  una serie histórica  que nutra a los  desmemoriados Colombianos.  Es  una buena  serie, de las que  ahora abundan, trátese de policías, de  sicarios, de tetas, de capos  o de  bobas. Lo  pronosticaban con sentido comercial   dos palabras: “patrón” y “mal”. 

·        Esas dos palabras terminaron  por  unirse, pues  el “mal” quedó encerrado todo en el magnífico personaje  de  Escobar, protagonizado de manera impecable por Andrés Parra. Su madre Vicky  Hernández, que nunca defrauda,  y  su esposa, un tanto  repetitiva en  su “paisamento”, fueron  más las víctimas que los centenares de miles de  asesinados, entre ellos policías.  Pésimos, en cambio,   los  que  se esforzaron en ser Guillermo Cano y Luis Carlos  Galán, sin lograrlo.

·        Por lo pronto, la historia de ese periodo  tan dramático queda por  describirse   en lo audiovisual de  tal manera  que explique por qué  nos ha sucedido lo que nos sucedió.  El estereotipo del otro malo (Santofimio) y el medio malo Maza Márquez,  (medio porque no pudieron “negrearlo” del todo  debido al  atentado real  contra el DAS) diluyó en la  serie a  todos los que han  contribuido  a  nuestro peculiar desarrollo,  los  que se esforzaron sin reconocimiento y los  que aplicaron la ética de bolsillo.

·        ¿Que no es posible  hacer  hoy  buenas series históricas  en televisión? Si lo es. Para muestra un botón : la serie  francesa “ Algérie des chimères” ( Algeria  de las quimeras)  en TV5,  analizó  en profundidad y sin esterotipos  las entrañas de la relación  colonial entre  la Métropole y  Algeria,  entrañas de las que se desprendió luego el  infierno.  Una serie que explica sin maniqueísmos  por qué son tan buenos (o malos) y  humanos  los  colonos  como los  árabes y por qué los  conflictos sociales  degeneran en pesadillas.  

     Por no tener ese contexto, Escobar, el capo,  termina medio malo y medio  bueno; y las miradas demoniacas de Santofimio no  logran  establecer las responsabilidades  de la clase política y de los sectores empresariales, hoy tan boyantes.
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u    Que el Grupo Santodomingo, dueño de El Espectador y de  Caracol TV  no se  sienta  con el deber histórico cumplido.

·        ¿Qué no es posible   explicar lo que nos pasó y desentrañar responsabilidades?  ¿Que no es posible dejar  el esquema   de centrar, con inequidad  audiovisual, nuestra realidad histórica  en un puñado de seres  humanos más mediocres de lo que  se le hace creer a los colombianos?   No nos sigamos engañando.

·         ¿Por qué  se omitió a los  olvidados, aquellos que los  historiadores   no pueden  olvidar?  ¿Un José Salgar, que fue la real locomotora del periódico  El Espectador,  o un  Fabio Castillo con sus  errores, si, pero también  sus  Jinetes  del Apocalipsis?

·         Y por supuesto, tampoco es justo  olvidar  a un Enrique Parejo, que tiene otra versión de lo que sucedió en  la política colombiana. (proxima entrada).

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