miércoles, 13 de febrero de 2013

¿CUÁL ES LA ÉTICA “POR DENTRO” DE FELIPE LÓPEZ?



El texto de una caricatura  de Vladdo en  el Libro- entrevista  de Juan Carlos Irragorri y Felipe  López, sobre la vida y pensamientos de este último  contiene la receta de “El hombre detrás de la revista Semana”  (Planeta 2012 y premio Planeta  en periodismo 2013[1]):  “ mi secreto ha sido  hacerles creer a los poderosos que los poderosos son ellos”.


 Eso  amerita,  en  lenguaje  ético-periodístico, una traducción:  afirmar que la propia  ética es la que  vale, no pasar agachado,  desvalorizar a los poderosos, situarse más allá del bien  y del mal. 

 Ética como amor propio,  diría  Fernando  Savater,  trátese del dueño, del director o de los  carga  ladrillos rasos. Lo clave: que esos valores sean los  reconocidos como prioritarios por los consensos universales de la ética periodística.

Que  resultara independiente  la entrevista  de Juan Carlos Irragorri,  un hombre de la casa, corresponsal de Semana en Washington,  que   trabaja  en la  Mesa (término horrendo y estático, ver  glosario) de RCN ,  director de la Maestría  Semana- Universidad del  Rosario [2] era  para  alguien como  yo (crítica de los medios, de los clanes y de las roscas) un reto casi imposible.

  Sin embargo,  a mi modo de ver,  Irragorri  hizo  todas las preguntas que había  que  hacer  tanto  en el tema de las castas políticas, de las dinastías mediáticas, de las presiones internas y externas, de las relaciones con el poder, de cómo se hacen los negocios,  de cómo se pone a los parientes  y  qué opina López de sus colegas.  

Faltaron solo  dos  que, en vista de lo anterior, resultan secundarias:
 ¿Cómo  se aguantan   en  la práctica el director Alejandro Santos  y el dueño Felipe López?
 ¿En qué  “mete la cucharada”  López,  además de  sus amados confidenciales, si es el hombre que no aparece en la bandera  pero que hay  detrás de  todo?

 Volviendo a  Irragorri,  cuando hacia el final  ya pensaba que iba a  caer  en la cascarita de la omisión, (¿cómo es posible - pensé con cierta impaciencia-  que  todo el mérito de Semana  empiece  cuando la retomó  Felipe López, hace treinta años,  si la fundó nadie menos que Alberto Lleras?) se plantea el tema.
 
Aparecen entonces  la pregunta y las respuestas. Respuestas  no siempre  convincentes, por la manera como  minimiza la  importancia de la Semana  que dirigió Zalamea, o con esos adjetivos favorables que aplica a todos los expresidentes, o con una admiración irrestricta por Julio Sánchez, o  su opinión sobre Samuel e Iván Moreno.

En todo caso, Felipe López es una curiosa  mezcla  de empresario-periodista  (ver en  glosario, la palabra Periodista), que cree  en la necesidad de hacer buenos negocios  para mantener buen periodismo. 

 Eso lo diferencia de los empresarios  que utilizan  al periodismo  adquiriendo medios  como una fuente de poder,  como  una manera de  callaro como  un producto (Sarmiento Angulo, Ardila Lulle,  Santo Domingo  y no pocos  anunciadores).

 Y, por supuesto, sus aventuras son distintas de las de   intelectuales  ingenuos  que, como Orlando  Fals Borda,  retomó  la revista   Alternativa  sin tener ni idea  de los negocios[3]
  
La ética  que hay dentro de López  es  una ética  que  se basa en valores  cuyo principio fundamental es  el  respeto  al periodismo, lo que lleva a no dejarlo manipular.

No formo  parte de la rosca de Anapoima, ni de las o los  que  han  rotado por obra y gracia del espíritu santo  en las cúpulas de  un medio a otro.  Sin embargo, reconozco  el papel  que ha jugado  Felipe López  en mantener  lo que a otros no les parece necesario: la investigación mediática, el no creer que  LA verdad  existe y,  en cambio, que son más  importantes la buena fe y el  rigor.

 ¿Qué tanto se “mete”   el dueño en Semana?  Parece como si le encantara mantener la ambigüedad. Irragorri tampoco logra  develar el misterio.  

En cuanto a la suscrita, ha tenido muy pocas veces contacto con  Felipe López  en la vida, pero siempre me ha parecido que su  cinismo es más ficticio  que real, una manera de superar la  timidez. 

Eso lo diferencia de otros  poderosos de los medios, que se acomodan con un cinismo silencioso,  estancador y  seductor,  que  se pliegan a  las exigencias  silenciosas de  cada dueño.
  
Vale la pena entonces  leer el libro  en una tarde lluviosa  para enterarse  de  cómo funciona el poder,  a través de las opiniones  directas y  sensatas del hombre  que ha estado en sus entrañas  y que “hay detrás” de la  única revista  respetable que queda…

  En  sus circunstancias, pocos  de los  que  nacen en las cumbres  son capaces de decir, como  él,  que  la definición de  Alfonso López  Michelsen  como  “el que pone a pensar  al  país” y que tantos analfabetos cultos han repetido como verdad revelada,  es  tan solo una frase.


[1] ¿Por qué será que  hay tanta cercanía entre premios,  medios y editoriales?
[2]    Maestría  en la cual  he dictado  clases introductorias, llevada allí  por  Álvaro Duque, el coordinador académico de la U. del Rosario y sin objeciones de Semana. También   escribí para Soho   y gratis el artículo “Por qué  odio a Soho”.
[3]  Nunca Semana ni los medios   masivos  se refieren a la segunda Revista  Alternativa,   en su segunda etapa, la de “sentir, pensar, actuar”. Me duele, no solo porque  fui su directora , sino porque ni  Semana  ni los medios   dinásticos  reconocieron  nunca que  gracias a un equipo  fuimos los primeros  en  mencionar la tenaza paramilitar en  Antioquia, y  la perversión de las Convivir,  entre   muchos otros temas, lo que espero  hagan las futuras generaciones de  historiadores de medios  no obnubilados por los actuales. A propósito, lástima que no merezca ni una mención   Sáenz,  Martha Ruiz,  María Teresa Ronderos etc etc…

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